Fan Fic: "Cuando me veas" (Capítulo 1)

A continuación os dejamos con el primer capítulo titulado "Días...Horas...Minutos...Segundos" de los 11 que contiene este fic de temática Rumbelle escrito por Alí Ba-ba, una de las comentaristas más activas del Blog. ¡No te lo pierdas!

CUANDO ME VEAS

CAPITULO 1

DIAS…HORAS…MINUTOS…SEGUNDOS…

El sonido de la campana de un viejo reloj marcando las ocho de la noche lo sacó de su ensimismamiento y lo devolvió a la realidad, una realidad que le pesaba. Un día más…  una hora más… un minuto más… un segundo más … Daba igual, no podía apartar de su cabeza aquella imagen, el momento justo en el que su corazón quedó roto en mil pedazos, junto con aquella pequeña pieza de porcelana que tanto había significado para él.

Si lo hubiera hecho cualquier otra persona, no hubiera dudado en arrancarle el corazón en ese mismo instante y estrujarlo lentamente, viendo en sus ojos cómo la vida desaparecía de ellos con una mezcla de terror y dolor,  sintiendo la satisfacción de vengar la pérdida de su preciado tesoro… Pero no, fue Ella la que le arrebató la última esperanza de recuperarla, el último vestigio de su amor, lo único que podría hacer que le recordara y le devolviera a su Belle; ella que lo miraba con picardía, la que le sonreía desde el corazón, la que le perdonaba, la que luchaba por su amor y creía que podía ser una mejor persona… la que confiaba en él.

 Se cubrió la cara con desesperación intentando borrar de su mente aquel grito aterrado y la expresión de terror que vio en su mirada cuando él besó sus labios en el hospital ¡Qué ingenuo había sido! Por un momento pensó que le resultaría igual que les resultó a Charming y Snow en otras ocasiones, pero no, él no podía tener esa suerte…No se la merecía… Demasiados años y demasiados daños cargaba sobre sus hombros como para merecer la felicidad junto a alguien que realmente lo amara por lo que era, por lo que tenía en su interior.

Sólo Ella había conseguido llegar a su corazón, al que había escondido detrás de una coraza que se había fabricado durante años y a base de muchos desprecios, insultos y miradas de repulsión de todo el que se acercaba a él, que si bien venían a hacer algún trato con él sacando siempre algún beneficio, se permitían el lujo de despreciarlo y marginarlo. Bueno, no es que él gozara de la compañía de aquellas personas que rezumaban hipocresía, pero hubiera sido un detalle por su parte el haber tenido alguna deferencia para con él, después de todo, todos habían venido en un momento o en otro a pedirle algo con magia; Por supuesto que él les había cobrado algo a cambio, ¡no era una hermanita de caridad! Y lo curioso era que por mucho que les advirtiera de que “Toda Magia Tiene Un Precio”, ellos continuaban viniendo a él en busca de una “solución Mágica”… Todos menos Ella, Su Belle…Su valiente Belle, su intrépida Belle, su alegre Belle…Su Amada Belle

Se movió pesadamente de detrás del mostrador hacia el interior de la tienda, arrastrando la dolorida pierna que en las últimas semanas había empeorado, quizás fuera el “cambio de tiempo” como decían los vecinos del pueblo, o su estado anímico más bien decaído,  o una mala postura…  o las horas que se pasaba espiando a Belle cuando iba al parque a pasear o a leer un libro debajo de aquel árbol que tanto le gustaba.

Era una tortura verla hablar con los demás que, aunque no conocía, sí se mostraba receptiva con ellos, no como con él… Volvió a escuchar en su cerebro aquel grito de terror, y su corazón se volvió a encoger en el pecho, dejándolo una vez más sin respiración y con ganas de gritar de tanto dolor, pero se volvió a aguantar clavando sus dientes en el labio inferior hasta notar el sabor dulce de su propia sangre en la boca.

Tomó su abrigo del perchero, echando un último vistazo al interior del almacén que estaba más desordenado que nunca, no tenía humor de ponerse a arreglar ni a ordenar nada. Él que siempre había sido un maniático del orden y la limpieza, no tenía fuerzas para nada, ahora tan solo se limitaba a dejar pasar  los días… las horas… los minuto…los segundos…

Lentamente se dirigió hacia la puerta de salida, girando el cartel de cerrado para que se viera desde fuera. Hacía una noche fría, pero prefería caminar hasta su casa, pese al dolor de su pierna, por lo menos ese dolor le quitaba de la cabeza el que sentía en el pecho. Se subió el cuello del abrigo y tomó aliento hinchando los pulmones con el helado aire de la noche, comenzando a caminar con determinación hacia su casa; Le esperaba otra noche de insomnio, como las del último mes desde que ocurrió todo el episodio de la pérdida de memoria de Belle.

No Había ni un alma por la calle, pero era normal, con el frío que hacía estarían todos en sus casas, con sus familias y sus seres queridos. Les envidiaba, y sabía que ese no era uno de los sentimientos que Belle hubiera aprobado en él, pero no podía evitarlo.

De camino a su casa pasó por delante de Granny´s, donde siempre había gente pasándoselo bien, los Enanos después de un largo día en las minas, Archie sentado en una mesa conversando con Emma y también estaba Whale que había terminado la guardia y parecía que le estaba intentando tirar  los tejos a Ruby, ella no le hacía mucho caso porque se la veía más pendiente de la persona que tenía enfrente de ella sentada al otro lado de la barra. 

Su cara denotaba preocupación y congoja a la vez,  mientras observaba a la pequeña persona que intentaba ocultar el  rostro tras sus cabellos castaños, aunque para él no cabía duda de quién se trataba, podría reconocerla en una noche sin luna y en la distancia. Volvió a sentir un vuelco en el corazón.

No deseaba estar sólo aquella noche, pero temía que si lo veía entrar se asustaría nuevamente de él, y no podría soportar otra vez sus ojos aterrados sobre él…Esta noche, no. Sólo necesitaba un trago, bueno unos cuantos, que adormecieran sus sentidos durante unos momentos y poder descansar su mente torturada, pero el mero hecho de tenerla tan cerca y tan lejos a la vez era la tortura más grande y cruel que podía existir.

Se resistió a la idea de dirigirse a casa, buscando alguna excusa en su cerebro para entrar y al menos respirar el mismo aire que respiraba ella… sí,  con eso se conformaba, pero debía ser discreto para que no se percatara de su presencia, como hacía cuando la espiaba por el parque, en la distancia. Sí, él sabía ser discreto y pasar desapercibido, llevaba toda la vida haciéndolo…

Se dirigió a la puerta rezando para que Belle no se diera la vuelta  en ese momento y cuando giró el pomo, hizo un ligero movimiento con la mano, dejando salir un humillo rosado que descansó sobre la campanilla de la puerta, ahogando su sonido e impidiendo que la concurrencia notara que alguien acababa de entrar. Nadie se dio cuenta de la oscura figura que cruzó el umbral de la puerta cojeando sin apoyar su bastón para que no le delatara el sonido del mismo, y se instaló en la última mesa del rincón, semiescondido de todos, en la mesa menos iluminada y oculto entre las sombras, pero desde la cual se podía ver a la perfección casi todo el bar.

Nadie excepto Ruby, quien abrió los ojos espantada ante lo que podía ocurrir, clavándolos en aquella esbelta figura que se instalaba en la oscuridad, haciéndole un gesto de “por favor” con la mirada, a la que ella no pudo resistirse. Realmente quedaba escondido a la vista de los que estaban allí reunidos, bien fuera porque no tenían mucho interés en él o porque estaba más pendientes de sus propios temas. La cuestión es que nadie se enteró de que Gold acababa de entrar.

Ruby murmuró unas disculpas a Belle, quien se quedó sumida en sus propios pensamientos sin hacer mucho caso del animado ambiente que tenía alrededor; Ruby se  dispuso a atender a Gold con una mezcla de compasión y miedo, tenía sentimiento encontrados con ésta persona, por una parte le aterrorizaba saber todo el poder que tenía a su alcance y de lo que podría ser capaz en un mal día, sabiendo que si se le antojaba podría convertir a ese pueblo en el lugar más habitado por ratas por metro cuadrado y no le apetecía pasarse el resto de su vida comiendo queso y semillas o rastreando entre la basura, sí definitivamente era más loba que ratón…

Por otra parte había visto el sufrimiento reflejado en sus ojos cada vez que veía a su amiga Belle, le recordaba un poco a cómo se sintió ella cuando descubrió que se había comido a Peter, su querido Peter… Ya no había sido suficiente con descubrir que era una licántropo, además había descubierto que se había cargado a su novio, ese día casi la había llevado al borde de la locura,  ese día funesto en el que lo perdió todo… Su Amor, su ilusión, sus amigos… Bueno no todo, afortunadamente siempre tuvo a su lado a la abuelita y a Snow.

Snow, qué hubiera hecho sin ella, sin la fortaleza que le infundió, sin su amistad, sin la oportunidad que le brindó de demostrarle que no era una mala persona y que todo se debía a la maldición que llevaba encima, sin su comprensión… sin su compasión. Compasión como la que ahora sentía por ese hombre elegante y poderoso que tenía delante y que, aunque podría tener todo lo que quisiera, el destino le había negado como a ella  lo más importante de éste mundo, el amor.

En cierto modo se sentía identificada con él, al fin y al cabo los dos estaban sometidos por una maldición, cada uno la suya y con efectos distintos, pero maldición en definitiva. Pero pese a ese sentimiento de compasión, el de temor era muy superior y cuando se dirigió a la mesa, no pudo evitar sentir un escalofrío que le recorrió la espalda entera; si fuera luna llena, ahora mismo estaría hecha una loba totalmente erizada, menos mal que estaban en cuarto menguante…

—¿Gold, qué hace aquí…?— Preguntó inquisidoramente, de lo cual se arrepintió cuando el hombre levantó la cabeza y la taladró con la mirada. Su estómago saltó y decidió rebajar un poco el tono —¿Quiere que le ponga algo de beber? —.

—Sí, por favor Ruby, me tomaré un whisky doble con hielo, si eres tan amable…— dijo en un tono suave que contrastaba con la mirada que le acababa de lanzar momentos antes.

Como un autómata, Ruby giró sobre sus talones y se dirigió a servirle la copa que le había pedido sin dejar de mirar la espalda de su amiga que estaba en la barra, quien no se había percatado de la presencia del hombre que estaba en la esquina, mejor así, lo que menos necesitaba ella ahora mismo era alterarse.

Le había costado mucho que Belle volviera a confiar en ella después de cruzar la línea, estaba desorientada y muy desconfiada…Sí, la palabra era desconfiada, desconfiaba de todos los que se acercaban a ella y los mantenía a distancia como por acto reflejo, pero Ruby no estaba dispuesta a abandonarla tan fácilmente, sabía que la necesitaba a su lado, todos necesitamos a alguien a nuestro lado cuando estamos asustados y Belle estaba muy asustada por todo lo que le había pasado.

No podía imaginar lo terrible que debía ser encontrarse con un montón de extraños hablándote como si te conocieran y no tener ningún recuerdo ellos, ni que decir lo del caso Gold, que se empeñó en que recuperara la memoria aquella misma noche… Será muy poderoso, muy elegante, muy sutil…Pero cuando pierde los papeles el tacto se le va a hacer puñetas. Podría haberle dado un poquito más de tiempo y haberle tenido más paciencia, pero no, él empeñado en que fuera todo en aquella misma noche ¿Qué consiguió? Pues que la pobre muchacha cada vez que lo veía diera un salto de miedo… Bueno, como casi todo el pueblo, no sabía de qué se extrañaba.

Sirvió la copa en un vaso corto que colocó sobre la bandeja mientras miraba por el rabillo del ojo al hombre  que se la había pedido, él no apartaba la vista de la espalda de la muchacha de pelo castaño. Realmente el destino se había cebado con él, bueno con los dos, pero el verse rechazado de la manera  que lo estaba haciendo Belle y mientras él tenía los recuerdos intactos de su vida juntos, era un destino realmente doloroso.

Nunca lo había visto como una buena pareja para ella, pero antes de todo lo sucedido, se la veía realmente enamorada de él, tenía un brillo especial en los ojos cada vez que quedaban, parecía una chiquilla ilusionada y lo miraba con tanta admiración y devoción que en algún momento se descubrió sintiendo envidia de su felicidad, envidia sana, por supuesto… Pero envidia, después de todo.

No  era justo que todo ese amor se hubiera desvanecido en un abrir y cerrar de ojos, menos ahora… pero ella estaría a su lado para ayudarla en lo que necesitara. Se dirigió hacia la mesa llevando la bandeja con  habilidad y dejó el vaso sobre un posavasos.

—¿Te ha dicho algo…?— Preguntó Gold, sin mirarla

—¿Algo cómo qué?—No quería traicionar a su amiga, pero realmente le pareció escuchar un dejo de angustia en la voz del hombre.

—No sé, ¿de mí…?— No quería parecer desesperado, pero no lo estaba consiguiendo.

—Hemos hablado de muchas cosas. Tenga en cuenta que su cabeza está hecha un lío y necesita tiempo y espacio…

—¿¡Es que acaso no se lo estoy dando!? — Interrumpió en seco haciendo   saltar del susto a la joven.

—Gold, no se ponga así conmigo,  no mate al mensajero. Lo único que le digo es que está muy afectada por lo que le está pasando, por “todo” lo que le está pasando…— Desvió la mirada por temor de que le pudiera leer la mente, con éste hombre nunca se sabía… y no quería traicionar a su amiga.

—Si… si  hubiera alguna…oportunidad…— dudó antes de decir lo que su corazón gritaba y él se encargaba de acallar—, de acercamiento…¿me lo dirías, Ruby? —Dejó de hablar cuando casi se le rompió la voz.

Ruby lo miró como quien mira a un extraterrestre, intentando descifrar lo que escondían sus palabras, pero sólo pudo reconocer dolor y se maldijo por estar metida en medio de ésta situación.

—No le puedo prometer nada, señor Gold— dijo con una sombra de duda en la mirada. —Lo único que le puedo decir es que haré todo lo posible por protegerla y ayudarla en lo que necesite—.

—Gracias, Ruby— contestó—, tiene suerte de tenerte como amiga—dijo sin despegar la vista del líquido ambarino de dentro de su vaso.

Ruby lo miró sin saber muy bien si lo estaba diciendo en serio o sarcásticamente, pero decidió no malpensar, bastantes cosas tenía en la mente ahora mismo como para molestarse en trivialidades. No quería ni pensar en lo que él  le haría cuando se enterara…

Gold se recostó en su asiento mientras le daba un trago largo a su bebida que le quemó la garganta a medida que iba pasando por ella. Realmente no tenía muchas ganas de hablar con nadie en ese momento, sólo quería seguir mirando desde lejos a su amada, con eso tenía bastante…por ahora.

Ruby le había dicho que necesitaba tiempo y espacio, él dudaba que eso fuera suficiente. Realmente tenía que sobreponerse a éste golpe del destino y tratar de encontrar la manera de que Belle recuperara la memoria. Pero lo primero que tenía que hacer era serenarse y mantenerse a distancia de ella. “Necesita tiempo y espacio” había dicho Ruby y él se lo iba a dar, aunque se le rasgara el corazón con su recuerdo cada día… cada hora… cada minuto…cada segundo…

Muy pronto el próximo capítulo titulado "Esto no le podía pasar a ella".

¡Muchas gracias a Alí por enviarnos su fic!