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  • miércoles, 31 de mayo de 2017

    Fan Fic: Víctor's Untold Story 5


    Quinta entrega de la historia no contada de Víctor Frankenstein que nos trae nuestro seguidor Scandal Fake, y que esta vez tiene lugar en la tenebrosa Walpurgis Night.

    Chapter 5: Walpurgis Eve


    La Tierra Sin Color 
    15 años antes de la maldición


    La navidad se acercaba. El paisaje nevado estaba en calor por las decoraciones navideñas del pueblo y de la abadía. 

    El plan de Agnes y Víctor de fugarse se vio interrumpido por la lujuria. 

    Beatriz rondaba los pasillos, decepcionada, que Agnes se dejó llevar por la lujuria y no escapó, a pesar de que la entendía. 

    Ambrosio pretendía que todo estaba normal ante el resto de habitantes después de saber el nombre de su padre y del asalto a casa de su madre, pero Adrián notaba que no era así. 

    Y así llego nochebuena. Ambrosio y la abadesa habían acordado realizar lo que proponía el alcalde.

    Los dos hall de la abadía estaban decorados, entre candelabros el jardinero Igor colocaba Flores de navidad, en el jardín una escena de un pesebre.

    El pueblo parecía una villa navideña, guirnaldas de Pino y las luces de los faroles alumbraban la noche. 

    La abadesa llego con el séquito de monjas y monjes. Ambrosio había puesto una excusa para quedarse e investigar los archivos de la abadía, había leído el Nombre Frankenstein hace tiempo, pensando que estaba solo, Adrián le hablo o mejor dicho Zelena y Ambrosio se sobresaltó. 

    — ¿Qué haces? 

    — Nada nada, no deberías estar en el acto que tanto querías. — Ambrosio leía el archivo con el nombre Víctor Frankenstein cuando este le salió, descubrió que tenía un hermano. 

    — Si, pero ya que estamos solos — adrián le dio un beso en los labios y le agarro metiéndole mano provocando que Ambrosio soltara el libro. 

    — No deberíamos hacer esto. 

    — Oh vamos quien lo sabrá — Adrián se agachó y levantó el hábito del monje.

    Agnes y Víctor eran los últimos en la fila india que lidera la abadesa, este tomo el brazo de Agnes y se salieron de la fila para entrar a los bosques. 

    — ¡¡Víctor!! — la monja río ante el repentino acto.

    — Shh — Víctor la beso y sobre la falda puso un mano en la entrepierna de la monja haciendo presión. 

    Agnes soltó un gemido y dio un beso a Víctor. Entre los árboles nevados y soltando un poco de sus ropas intimaron. 

    Al llegar al pueblo la abadesa procedió a dar el discurso navideño seguido de un acto de los niños de la escuela. Entre las sillas dispuestas para cada uno de los asistentes solo de dos tenían conocimiento que no podrían faltar. Ambrosio por su enfermedad y Adrián que lo cuidaría. 

    En silencio imagino lo peor al ver eses dos espacios vacíos. 

    La madre St Rita y Cunengunda las dos monjas que conocían mejor a la abadesa intervinieron cuando está se puso de pie. 

    — si te vas ahora sería una grosería para el pueblo. 

    — Cálmate, no quieres que pase de nuevo lo de Beatriz ¿O sí? — Cunengunda tomó la mano de la madre superiora y está se volvió a sentar dejando ver el odio que irradiaba en su mirada. 

    Para las monjas Beatriz tuvo un accidente (un romance que según la abadesa el la mato a ella a ser visto comprometidos) o eso les dijo la abadesa para no levantar sospechas que ella la mató.

    Carretera hacia Klagenfurt

    El viaje de Elizabeth apenas empezaba, saco un mapa y trazó el camino más corto hacia la capital, tardaría un total de 5 meses caminando. 

    Aún le faltaban unas 4 horas para llegar al siguiente pueblo, había recordado las palabras de Mim y se registró en una pequeña posada. 

    El dueño era anciano, saporreto medio ciego y con un aire de misterio. 

    Un violín sonaba en aquella posada. La puerta se abrió y una campanilla sonó. 

    — Buenas tardes, señor me gustaría una habitación. 

    — Dígame Eric Zann por favor, claro ¿Por cuántos días? 

    La puerta se abrió otra vez y la campanilla sonó. 

    Entraron una institutriz seguida de dos niños y el cochero.

    — Su llave señora — el anciano le entregó la llave a Elizabeth.

    — Vamos niños tenemos que llegar a Innsbruck lo más pronto posible. Por favor dos habitaciones. 

    El anciano entregó la llave a la institutriz y al cochero. 

    — La cena se sirve a las 7 de la tarde. — el anciano se retiró a la cocina donde seguir tocando el violín.

    El cochero entregó un pequeño bolso a la institutriz y este subió a su habitación. 

    — Escuchen niños, la melodía que toca el dueño — la joven mujer cerró los ojos y ambos niños se miraron sin saber mucho de música. — Disculpe, ¿Acaso sabrá cómo se llama el señor? 

    Elizabeth volteó a ver a la joven. 

    — Eric Zann, escuche que se dirigen a Innsbruck ¿No es así? 

    — Si así es. Los niños vivirían consigo tío abuelo, sus padres fallecieron hace tiempo y me temo que las deudas les quitaron su herencia. 

    — Que pena, como lo siento. Disculpe la pregunta pero me podrían acercar hasta Innsbruck? 

    — Señorita Jessel, ¿Eustace y yo podemos ir a darle unas zanahorias a los caballos? — La Niña pregunto sacando unas zanahorias de su bolso.

    — No Flora, ya está oscureciendo mejor suban a la habitación. 

    Los niños hicieron caso a la institutriz y está volteó a ver a Elizabeth, arqueo una ceja e miro de pies a cabeza 

    — Está bien, no es propio dejar a una mujer en la carretera que se ve fue víctima de un asalto.

    Elizabeth quedo en silencio, la música seguía sonando y los 4 subieron a sus respectivas habitaciones. 

    El reloj del abuelo marcaba las 7 de la noche y las 5 personas bajaron había el comedor. La comida estaba servida pero sin rastro de su anfitrión. Solo la fina que se escuchaba y provenía de alguna parte de la casa.

    Innsbruck


    Carmille hacia su vuelo nocturno, si no pudo conseguir lo que necesitaba en casa de Mim, lo obtendría en la mansión de Georg Kalkhis. 

    El señor Kalkhis era un anciano griego, había dedicado su vida al comercio internacional lo cual le permito acaudalar una fortuna que gasto en obras de artes, artefactos antiguos, libros y cualquier objeto que fuera catalogado como mágico. 

    Carmille entro por una de las ventanas de la oficina. El anciano leía uno de sus libros cuando está le hablo. 

    — cuanto tiempo, estás más viejo desde la última vez que no vimos. 

    — Y tú no has cambiado en 20 años, ¿Dónde está el que se hace llamar tu esposo? 

    — En su ataúd, mutilado... un tal Val Hesing lo hizo. 

    — Debió haberme escuchado, nunca debió intentar despertar a Cthulhu. 

    — Si está vivo, solo que ahora es un Vampiro como yo — la mujer ensayo sus colmillos pero el anciano no se asustó.

    — No me asustas, yo estuve cuando el se convirtió en eso. 

    — Cierto, al menos no me has echado a patadas como Mim. 

    — ¿Mim? ¿Está viva? 

    — Si, y no es la misma que conocimos. Me atacó... bueno basta de charla. Necesito que me des hospedaje y cualquier cosa que me deje ver el futuro. 

    — Está bien, solo con esta condición no te quiero aquí cuando lleguen mis sobrinos. 

    — Apenas lleguen me iré y no me volverás a ver.

    El reloj de la posaba marcaba las 11:30 pm Elizabeth y la señorita Jessel se habían quedado hablando y escuchando la música de Zann. 

    — ¿Donde estará tocando? No ha parado en todo este tiempo. 

    — Vamos a investigar, quiero preguntarle si acepta ser profesor de música de los niños. 

    Ambas mujeres subieron las escaleras, hacia la habitación del anciano, la señorita Jessel toco la puerta pero al no recibir respuesta la abrió dejando ver la habitación vacía, siguieron buscando en las pocas habitaciones que quedaban dando el mismo resultado.

    La música seguía sonando. 

    Ambas subieron al ático, y abrieron la puerta sin hacer ruido. 

    Elizabeth y Jessel gritaron al ver una criatura horrenda en el ventanal del ático y como el anciano le tocaba. 

    Ambas salieron corriendo, Jessel fue por Eustace y Elizabeth por Flora. A su máxima velocidad con los niños en brazos los subieron al carruaje. Dejando al cochero atrás.

    Ambos niños entre sueños se quejaron, Elizabeth tomo las riendas de los caballos y dejaron ese horrible lo más rápido posible. 

    Jessel acomodo sus lentes y se asomó y vio como la posaba, el pequeño huerto que tenía y la entrada al bosque desaparecía en una sombra negra.

    Innsbruck

    Carmille estaba en una de las habitaciones recostada sobre una de las estatuas de la colección de Kalkhis entre sus manos tenía una pequeña bola de cristal. 

    — Vaya, esto no puede ser mejor. — se relamió los labios y siguió viendo la bola de cristal. 

    Georg entro en la habitación apoyándose sobre su bastón. 

    — Tenemos un acuerdo, mis sobrinos acaban de llegar y tú debes irte. — se apoyó en su bastón y miro a los ojos a la vampira. 

    — Sí, sobre eso... me temo que tus sobrinos llegaron con algo mejor dicho alguien que está en mis planes. 

    El anciano volteó los ojos y se dio media vuelta.

    — No me importa. Cumple tu acuerdo yo cumplí con mi parte del trato.

    El viaje de Elizabeth y sus compañeros se redujo de 5 a 4 días. No tardaron en dar con la casa del tío abuelo de los niños. 

    — Señorita Jessel, ¿Va a seguir con nosotros? 

    — Si así lo desea su tío abuelo. 

    La puerta de la casa se abrió y los sirvientes ayudaron a bajar las maletas de los niños e institutriz. 

    — Supongo usted la señorita Eliza Jessel — el anciano apareció en el pórtico y bajo las escaleras. 

    — Así es. Un placer señor Kalkhis — está levanto la mano y el anciano la estrujó.

    — Es Kalkhis. Por favor, llámame Georg y asumo ustedes son Flora y Eustace — el viejo saco un par de dulces y se los dio a los niños. 

    — Tío, la señorita Jessel ¿puede seguir como nuestra institutriz? — los dos niños preguntaron al unísono.

    — Por supuesto. Yo nunca he dicho que no lo será — el viejo guiño un ojo — Ahora está es su casa, eso abría querido mi sobrina.

    Un silencio se apoderó de la escena, el cual el anciano rompió al ver a la mujer rubia desconocida. 

    — un placer, Me llamo Georg Kalkhis — se agachó y besó la mano de la mujer.

    — Elizabeth Frankenstein — está río por la extravagancia del anciano.

    — ¿Frankenstein? ¿Como el coronel? No sabía que Alphonse tenía una hija.

    — Soy su esposa. 

    — Oh, bueno y a qué debo la dicha de esta visita? 

    Eliza y los niños entraron a la casa. Dejando a Georg y Elizabeth afuera.

    — Si le contara lo que me a pasado. Pero de ¿donde conoce a mi esposo? 

    — Adelante cuénteme señora F, a mi edad no hay nada que me sorprenda. Y respondiendo su pregunta, conocí a su padre éramos buenos amigos hasta que falleció. Con Alphonse bueno esa es otra historia. 

    — Es una larga historia señor. Y no quiero incomodar.

    — Tonterías, su apariencia dice mucho de lo que a pasado, puede quedarse el tiempo que quiera.

    Elizabeth sonrío y entro junto al anciano a la mansión. Por dentro vaya casa tan extravagante como el dueño, pinturas y estatuas decoraban la sala de visitas. 

    — Cualquier cosa que necesite no dude en llamar a las mucamas, lo mismo para ustedes niños.

    Los niños y la señorita Jessel estaban en la sala viendo el arte de su tío abuelo.

    — Vale — dijeron al unísono 

    — Ahora sí me disculpan debo asegurar algo.

    El anciano se retiró y se dirigió hacia la habitación en donde había tenido la conversación previa con Carmille. 

    El mayordomo guio a Elizabeth, Jessel y los niños hacia sus habitaciones. 

    La noche cayó, todos bajaron a cenar a la hora que les había indicado el mayordomo. En el comedor los esperaba Georg.

    — ¡Ah! Por fin están aquí — el anciano aplaudió y seguido entraron las doncellas y camareros con el festín que prepararon para sus nuevos huéspedes — ¡¡Que disfruten!! 

    Una de las doncellas le sirvió a Georg, una que no era doncella. Con los ojos la miro, no necesitaba preguntar.

    — Calma, me iré cuando me lleve a Elizabeth — fue lo único que dijo y se retiró hacia la oficina.

    — ¿Me disculpan un momento? — el anciano se retiró y siguió a la vampira.

    Carmille tomo un par de libros de la oficina, se sentó en el asiento de Georg.

    — puedo saber ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Qué es eso que quieres a Elizabeth? 

    — Verás, Elizabeth es madre de un joven que según estos libros será capaz de reconstruir a los muertos. Traerlos a la vida.

    — Acaso ¿no aprendiste lo qué pasó con tu marido? Desafiar el orden natural o tentar a lo paranormal siempre sale mal.

    — No sabes toda la historia. — la vampiresa río — mi plan es usarla para que su hijo Reconstruya a Drácula y volver a invocar a Cthulhu.

    — Estás loca si piensas que te ayudaré con eso, eso terminó mal para todos Mim desterrada en el limbo apareciendo quién sabe cada tanto en este mundo, Don Lucas convertido en lobo y cayó en ese agujero quién sabe a dónde, y Zann lo último que supe es que una bestia que salió de ese hueco y lo atormenta. O Margaret que acabó siendo un espanto.

    — ¿Y? ¿Tú no sufres por eso o si? Te veo muy bien. 

    El anciano permaneció en silencio.

    — No, no te dejaré que ese plan tuyo se materialice. 

    — ¿Y quien me detendrá tú? 

    El anciano levanto su bastón y lo lanzó contra la mujer, está lo esquivo y le agarro.

    — No crees que no sé qué tú parte de pagar esa magia es perder a tu familia? Vaya pena sería lo que pasara con los niños si no me dejas llevarme a esa mujer. 

    — No lo entiendes, verdad? Ella es mi oportunidad de que su esposo me perdone. 

    — Pues te quedaras con la oportunidad, no puedo dejar que le avises — Carmille mordió el cuello del anciano y succiono la sangre de este. — agradéceme que salve a tus sobrinos de lo que sea que pasaría. 

    El anciano con la poca vida que quedaba miró a la mujer.

    — ¿oh no sabías? Cada precio que tenga uno se acaba según su maldición, y según el libro que se uso la tuya es con la muerte — la mujer río y dejó al viejo morir solo — 

    La cena había acabado, todos se retiraron a su habitación. La señorita Jessel se dirigió a la oficina de Georg solo para encontrarlo muerto. Esta no se alteró, solo llamo al mayordomo y ama de llaves los cuales informarían al abogado del anciano y a las autoridades. 

    La puerta de la habitación de Elizabeth se abrió. Una doncella entro.

    — Señora. La señorita Jessel le pide que baje, el señor Georg acaba de morir.

    La cara de Elizabeth fue sorprendida, hizo caso al requerimiento de la mujer y bajo.

    — Por favor cuida a los niños, debo ir al forense y con la policías. La ama de llaves se quedara.

    Elizabeth asintió con la cabeza y vio como salía Jessel, el mayordomo y el resto de servicios sacando el cadáver de Kalkhis.

    Elizabeth se sentó en la escalera, el ama de llaves había bajado a la cocina y una doncella había sido enviada con un poco de té para ella.

    — Aquí tiene. 

    — Gracias — dijo tomando la taza y dándole un sorbo — esa voz — subió la mirada solo para ver un par de colmillos cayendo está dormida al instante.

    Carmille sonrío y llevándose a su víctima una vez más huyó de la casa, sin duda el ama de llaves le había enviado un té pero Carmille le agrego polvo de amapolas, lo que provocó que Elizabeth cayera dormida al instante.


    5 meses después.

    5 días antes de la noche de Walpurgis.


    Víctor se encontraba en la capilla de la abadía, de repente escucho un corazón latir y un frío recorrió su espalda. Ante el estaba el fantasma de Beatriz.

    Si con el abate Julio se asustó, con la apariencia de la monja este se desmayó.

    Mundo de los sueños

    Víctor se despertó en medio de un bosque al fondo veía la abadía y junto a él estaba Beatriz. 

    Ella le ayudó a levantarse y le guio a través de ese sueño. 

    — ¿Dónde estamos? 

    — Viendo el por qué de mi muerte y quién la llevó a cabo. 

    Apareció una joven abadesa, arrastrando el cuerpo torturado de Beatriz. 

    — Lo siento, pero no habría pasado si no te hubieras embarazado de un campesino. Me hiciste hacer algo que no quería. Por tu propio bien. 

    Víctor miró la escena. 

    — ¿A qué viene todo esto? 

    — Eso ocurrió la noche que me escaparía del convento, pero ella se enteró y me torturo hasta la muerte.

    — ¿Por qué lo hizo? No entiendo por qué me enseñas esto. 

    — Por qué esto se repetirá contigo y Agnes si no huyen. El por qué lo hizo es el motivo por qué lo puede volver a hacer.

    La Tierra Sin Color

    Víctor se despertó, a su lado estaba Agnes vigilando su sueño. 

    Este la vio asustado por su pequeña premonición.

    — Tengo que darte una noticia— está llevo la mano de Víctor a si vientre— estoy embarazada amor. 

    La cara de Víctor fue de horror, pues el sueño de Beatriz si hizo realidad más pronto de lo esperado.

    Adrián entro a la oficina de Ambrosio, planeaba darle una sorpresa. Mientras organizaba los papeles este vio una investigación sobre Alphonse Frankenstein, su boda con Elizabeth, sus dos hijos, donde vivía, la relación de el con Juliette. 

    — Rumpel, creo que debes esto — la pelirroja le pasó el corazón del monje al oscuro.

    Rumpel tomo el corazón y vio la escena. Hasta que apareció una nube de magia roja en la habitación.

    Ambrosio entro y vio a su novio junto al oscuro que poseía un corazón en la mano. 

    — qué haces aquí? — levantó una ceja y se cruzó de brazos.

    — Mmmm verás querido, me acabo de enterar de tu pequeña investigación y me temo que no te puedo dejar por ahí libre. 

    — No entiendo. Que viene todo esto? Si tú me hiciste ir detrás de mi madre.

    — Mmmm verdad, pero solo era para evitar que ella se contactará con tu padre... jiji ji no podía dejar que este te dejará algo.

    — ¿Entonces me has manipulado? Demonio — Ambrosio tomo un adorno de cruz y amenazó a Rumpel.

    Rumpel hizo que se alejaba, que la cruz le repelaba, solo para un momento después.

    — en verdad crees que le tengo miedo a una cruz de plata? Yo no soy Ningún vampiro o demonio — estrujo un poco el corazón de Adrián y este cayó al suelo tocándose el pecho — ahora bien, si quieres salvar a tu novio harás lo que te digo.

    — ¿Por qué lo haría? 

    Rumpel soltó una sonrisa y apretó un poco más el corazón.

    — Está bien, lo haré 

    — Perfecto — el oscuro saco un libro de una de las gavetas del escritorio, este lo abrió y saco una llave.

    — ¿De dónde sacaste eso? 

    — Eso no importa — el oscuro se hacerlo hacia la puerta y la abrió con la llave dejando ver un vórtice de color amarillo — 

    — ¿Que es eso? — el monje se asustó y retrocedió — 

    — Tu nuevo hogar, una tierra donde no darás problemas en un tiempo, ten y vete — es oscuro le entregó el corazón de Adrián y vio como Ambrosio tomo la mano de su novio, le puso el corazón en su sitio.

    Adrián soltó un respiro. Y cayó al suelo.

    — ¿Ambrosio? — Adrián subió la mirada y sonrío al verle — ¿Qué ha pasado? 

    — No importa, después te digo ahora ven conmigo — ayudando a parar al otro monje tomo la mano de este y entraron hacia el vórtice de la tierra de historias no contabas. 

    Rumplestilkins dio un pequeño salto y desapareció en una nube de magia roja. 

    Víctor agarró a Agnes de los brazos, sonrío y le dio un beso.

    — tenemos que irnos de aquí, lo más pronto posible. 

    — Estoy de acuerdo, en una semana nos iremos.

    — No, no debemos irnos ya, hablaré con Ambrosio y con Igor para que nos ayuden a escapar esta noche. Veámonos en la biblioteca. 

    — Está bien, ¿a las 12 de la noche? 

    — Si, si lo importante es irnos de aquí hoy mismo.

    La abadesa se encontraba camino a la capilla, escucho la conversación, se mantuvo escondida entre dos columnas, su cólera estalló, camino hacia la segunda capilla que tenían y recitó viendo la imagen de la virgen María. 

    — Beata María, tú sabes que mujer recta soy, Beata María, tú sabes que muy pura soy, no como el Vulgo débil y banal. 

    Y con esas palabras la segunda capilla se tiñó de fuego alrededor de todo, quemando los bancos y candelabros. Los vitrales reflejando el color naranja del fuego y las estatuas de lo santos y cruz viendo a la abadesa.

    — protégeme, María, de esta tentación, no dejes que se repite otra vez.

    — Destruye a Agnes y a Víctor, que prueben el fuego de Lucifer.

    Al decir ese nombre entre el fuego apareció la figura de un hombre alado, Lucifer tendiendo la mano hacia la monja para que lo liberara de su presión infernal. 

    Más cuando la monja estaba a punto de darle la mano al diablo, una luz apareció. El fuego retrocedió y varios Ángeles aparecían derrotando a los demonios. 

    Ante la abadesa apareció Beatriz, sin palabras y con solo un intercambio de miradas la abadesa cayó al suelo, para ponerse de pies y dirigirse hacia la capilla principal. 

    Beatriz podía ver la luz, escuchaba como varias veces le decían que fuera con ellos, miro la imagen de María y al cristo. Negó con la cabeza, aún tenía trabajo que hacer y desapareció mientras La Paz volvía la capilla.

    Víctor salió corriendo hacia la oficina de Ambrosio dejando a Agnes en la capilla. 

    — Hija mía, ¿puede acompañarme por favor? — la abadesa apareció en la entrada a la capilla. 

    — Claro madre — Agnes siguió a la abadesa para no levantar sospechas sin saber que entraba en la boca del lobo. 

    La abadesa llevaba a Agnes agarrada del hombro, se dirigían a una pequeña choza que construyó en su juventud. La misma choza donde estuvo Beatriz años atrás. 

    — ¿Qué es este lugar madre? 

    La abadesa permaneció en silencio y una vez dentro de la choza tiro a Agnes contra el piso. 

    — Tu nuevo hogar. — la monja anciana se arrodilló y tomo una cadena que amarro a los pies de Agnes. 

    — No entiendo, por qué hace esto — Agnes se había congelado de miedo. 

    — Por qué es hora de expirar tus pecados. Rompiste tu voto — la abadesa tomo un palo de madera y empezó a golpearla.

    Con cada golpe un grito se escuchaba. Cada golpe más fuerte que el anterior y cada grito más ahogado que el anterior.

    Hasta que los gritos cesaron, un silencio se apoderó de la choza y de sus alrededores.


    Día de Santa Walpurgis

    Un desesperado Víctor aún permanecía en la abadía. Sin señales de Agnes o de Ambrosio no sabía a quién recurrir. 

    Beatriz apareció ante Cunengunda y la madre St Rita. Ambas monjas al verla se paralizaron.

    — ¿Beatriz? 

    — No hay tiempo para eso. La historia se repite si no llegan a tiempo.

    — ¿A qué te refieres? 

    El fantasma desapareció y dejo tras de sí un pequeño mapa de donde estaba la choza.

    Víctor se encontraba en el jardín de la abadía esperando a Agnes, pero una vez más quedo embarcado, notó como dos monjas iban corriendo hacia las afueras de la abadía y decidió seguirlas a lo lejos.

    Agnes sollozaba, entre jadeos se aferraba a la vida. La abadesa pasó 3 días con ella expiando los pecados, le había provocado un aborto o así dejaba ver el charco de sangre seca. 

    — No más por favor, no más.

    — No, no hasta que se expiden tus pecados. Debes aprender que ser una zorra son cosas del diablo.

    — Todos tenemos nuestros pecados, nadie está exento de pecar. 

    — Calla, no tienes moral para hablarme — Agatha empezó una vez más a darle Golpes con el palo, la monja empezaba a tener placer haciéndole daño. Dejando se llevar y con golpes cada vez más fuerte le dio uno en la cabeza que le quitó la vida a Agnes.

    La puerta de la choza se abrió. 

    La madre St Rita y Cunengunda vieron la escena del asesinato, el cadáver de Agnes en el suelo, Agatha con el palo de madera cubierto de sangre, riendo y con su hábito marchando de sangre. 

    Horrorizadas ambas gritaron, Víctor apresuró su paso. La escena hablaba por si sola. No pudo evitar lo que había sido advertido por Beatriz. 

    Entre risas de la abadesa proclamaba que había pagado sus pecados. Cuando vio a Víctor está cargo contra él. 

    — Monstruo, tú hiciste pecar a la hermana Agnes— levantando el palo de madera se acercó a él, pero la madre St Rita se lo quitó y tiro al suelo. 

    Las dos monjas agarraron a la abadesa y con unas esposas que estaban sobre una mesa la esposaron. 

    La madre st Rita se llevó a Agatha para encerrarla en lo más profundo de la abadía. 

    Víctor se acercó al cuerpo de Agnes. Llorando lo tomó y abrazó.

    — Perdón por no salvarte. 

    — Ya, ya nadie podía saber.

    — Beatriz. Me había advertido, y por no irnos hace dos días la perdí a ella y a mi bebé. 

    Cunengunda puso una mano en el hombro de Víctor. 

    — Ven, vamos a sacarla de aquí, ella no merece seguir en este lugar. 

    Entre lágrimas Víctor se puso de pie y con ayuda de Cunengunda levantaron el cuerpo y lo llevaron a la abadía. 

    Igor los esperaba afuera con una carretilla, la madre St Rita le había informado mientras llevaba a la abadesa hacia una celda donde sería encerrada.

    Víctor y Cunengunda colocaron el cuerpo de Agnes sobre la carreta; la monja le dio la unción, y Víctor junto a Igor la llevarían a la morgue del pueblo. 

    Pero Víctor no la llevaría hacia la morgue, la llevaría hacia el campamento de Madame Leota. 

    Elena salía del carruaje cuando vio a Víctor y a Igor con el cuerpo de Agnes en una carretilla.

    — Mama, puedes salir un momento, volvió el monje.

    Leota se levantó de su asiento y se asomó, para ver lo misma escena. Bajo las escaleras y tomo el pulso de Agnes.

    — ¿Qué ha pasado? 

    — Está muerta, pero usted tiene un libro para conservar a los muertos, lo necesito.

    — No, lo siento eso va contra naturaleza y contra Dios.

    Igor permanecía en silencio. No entendía de que hablaban. 

    — Se lo pido, le doy lo que sea. 

    — Mamá, recuerdo que querías leer el futuro de él.

    — Bien. Elena, dale el libro y la poción, usted jovencito venga conmigo. 

    Elena hizo caso a su madre. Le entregó el libro al jardinero y Rocío el cadáver con la poción.

    Víctor subió al carruaje con Leota, y así cómo está había hecho antes con Agnes tomo la mano de Víctor, y sus ojos se pusieron en blanco. 

    Igor esperaba afuera junto a Elena y el cuerpo de Agnes. Apenas pasaron unos minutos cuando Víctor salió de su sesión.

    — Ahora ¿Hacia dónde vamos hermano? 

    — No, hermano no. Llámame Víctor y ahora vamos hacia Ingolstadt.

    La abadesa estaba sentada en su celda, entre barrotes permanecía en silencio. 

    El latido de un corazón se empezaba a escuchar, el viento soplaba y ante Agatha apareció Beatriz.

    Un estruendo se escuchó, y Beatriz fue a parar contra la pared, un segundo espanto apareció.

    Una mujer vestida de blanco, cabello recogido.

    — ¿Quieres salir de aquí? ¿Quieres vengarte de Víctor? — le tendió la mano a la monja que está tomo. 

    — Gracias...

    — Dime Margaret, pero a cambio quiero algo a cambio. 

    La reja de la celda se abrió y el espanto guio a la monja hacia su venganza.



    Han participado : David Anders cómo Víctor Frankenstein/Dr Whale, Tiera Skovbye como Agnes Usher, Steve Lund como Ambrosio, Nick Slater como Adrián, Yurij Kis cómo Igor, Frances Conroy como Madre Ágatha, Vanessa Redgrave como Hermana Cunengunda, María Conchita Alonso como Madre St Rita. Sofía Carson como Beatriz, Rebecca Madder como Zelena, Robert Carlyle como Rumplestilskin, Kate burton como Madame Leota, Katherine herzer como Elena Rosalba, Vera Farmiga como Carmille , Brianna brown como Eliza Jessel, Kenneth Tigar como Erich Zann, Milo Parker como Eustace, Ava Kolker como Flora, Vernon Dobtcheff como Georg Kalkhis, Errika Bigiou como Margaret, Victoria Yeates como Joven Abadesa.


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    2 comentarios:

    1. 😱😲😭😭 Que intenso este capitulo GRACIAS por continuar 👍

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    2. TE felicito por todo tu trabajo, se nota que sos un gran fan.
      Un muy buen trabajo!!
      Excelente!!
      Saludos!!

      ResponderEliminar

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