Ya queda poco para el desenlace final del fan fic de Alí Ba-ba así que no te pierdas los dos próximos capítulos "Presencia" y "Belle".
CAPÍTULO
10
PRESENCIA
Belle abrió los ojos
sobresaltada al notar una presencia en su habitación. No tenía muy
claro la hora que era, pero todavía era de noche, lo sabía por la
oscuridad que invadía el cuarto. No sabía muy bien lo que la había
despertado, pero tenía la sensación de que no estaba sola. Tenía
los pelos de la nuca erizados y el corazón acelerado. Prestó más
atención a los sonidos de la habitación, pero no oyó nada fuera de
lo normal.
Sin cambiar de
posición se cubrió hasta el cuello con el edredón y volvió a
cerrar los ojos. Según le había dicho Whale, esto también era
normal en el embarazo, despertarse en medio de la noche y desvelarse,
ante lo que le había recomendado tomar un vaso de agua o de leche y
tratar de volver a dormir. Bueno, lo intentaría sin el agua.
En su mente volvió a
escuchar los latidos del corazón del bebé que llevaba dentro, cosa
que la tranquilizaba bastante y la ayudaba a dormir. El rápido latir
de aquel corazón se fue ralentizando poco a poco en su mente hasta
convertirse en uno más calmado y potente cuyo sonido iba en aumento,
invadiendo su cerebro y llenándola de una sensación familiar que no
podía identificar, cada vez más fuerte hasta que parecía que
estuviera dentro de aquel corazón.
Aquel latido se
convirtió en un estruendo rítmico e hipnótico que en lugar de
alterarla, la hacía sentir feliz, como en casa. Su cuerpo se relajó
y comenzó notar un calor agradable que se apoderaba de ella.
Entre medio de aquel
sonido se filtró otro extrañamente familiar, el de una respiración.
Casi imperceptiblemente, el latido fue perdiendo fuerza mientras
aquella respiración pausada iba ganándola, quedando finalmente la
habitación totalmente en silencio a excepción de éste último
sonido.
Era una respiración
calmada, lenta, suave y sobre todo relajante. En ningún momento
sintió miedo o extrañeza de aquel sonido, al contrario, la
sensación que notaba era más bien de alivio y tranquilidad, como si
le fuera familiar aquel sonido. Notó cómo se iba aproximando
vacilante a su cama, muy despacio.
Poco a poco, un peso
hundió la parte de la cama que daba a su espalda, mientras aquella
respiración se iba acercando cada vez más a ella, lenta y
suavemente, como con miedo. No sintió ningún rechazo contra aquella
presencia, y eso la sorprendió de sí misma. En ningún momento se
le pasó por la cabeza pensar de quién se podría tratar, sólo
sabía que lo conocía y deseaba su compañía.
Notó como se
separaban las sábanas para dejar paso al dueño de aquella
respiración, y contuvo el aliento. Con los ojos todavía cerrados,
rezó para que no se diera cuenta de que estaba despierta, mientras
notaba la proximidad de su cálido cuerpo acercándose a ella. Su
corazón estaba acelerado y trataba de controlar su propia
respiración, mientras una suave mano se deslizaba por su cintura
hasta su vientre.
Notaba la piel como
electrificada anhelando ese tacto que le reconfortaba y le hacía
sentir bien. La respiración se acercó a su oído, cada vez más
intensa. Unos labios delicados rozaron su rostro, depositando una
hilera de pequeños y suaves besos, sin separarlos de su piel desde
su mandíbula hasta el cuello, dejando un rastro de fuego a su paso,
mientras la atraía hacia sí con su mano, presionándose contra su
espalda.
Belle había perdido
toda su voluntad desde el momento en que aquellos labios tocaron su
piel, y lo único que deseaba era que continuara recorriendo su
cuerpo con ellos. Era una sensación tan familiar y placentera que en
ningún momento se planteó rechazarlo.
Aquellas manos
recorrían todo su cuerpo explorando cada centímetro y encendiéndolo
con cada caricia, mientras los labios ascendían de nuevo por su
cuello hasta al fin encontrar la boca de la joven, que le esperaba
entreabierta. Belle dejó que atrapara su boca sedienta, mientras
mordisqueaba su labio inferior, oyendo como un pequeño quejido
escapaba de la boca de él y entonces se perdió.
Enterró los dedos
entre el cabello del hombre mientras bebía de sus labios como si
fuera el agua más fresca de un oasis en medio de un desierto,
apretando todo su cuerpo contra el de él que pese a estar vestido
transmitía un calor abrasador a través de la tela que encendían
sus sentidos y no la dejaban pensar en otra cosa que no fuera
arrancarle la camisa y notar directamente el contacto de su piel
desnuda contra la de ella.
-Creí que te había
perdido – susurró con voz ronca mientras la apretaba contra sí
con desesperación -. Creí que te había perdido para siempre…
La emoción hizo que
su voz se quebrara mientras suavemente deslizaba los tirantes del
camisón por los hombros de la joven. Ella le desabrochó los botones
de la camisa de seda apresuradamente, sin abandonar su boca, que con
cada caricia de su lengua enviaba intensas ráfagas de deseo por todo
su cuerpo.
Ambos quedaron
desnudos de cintura para arriba y él descansó su cuerpo sobre el de
la joven suavemente, como con miedo de ofenderla con su tacto, que
dejaba claro su deseo por ella.
Por un momento sus
labios se separaron y ella protestó suavemente al notar la falta del
contacto de su boca. Abrió los ojos para ver el rostro de aquel
hombre que la estaba haciendo perder el control, pero apenas pudo
distinguir su silueta entre la oscuridad. Daba igual, lo único que
sabía era que lo necesitaba más que a nada en este mundo.
-Di mi nombre…-
susurró contra su boca de nuevo.
-Sí…- Apenas
conseguía que la consciencia no le abandonara.
-Di mi nombre…-
Volvió a repetir mientras le acariciaba suavemente el rostro.
-Sí…- Su…su
nombre…
-¡Di mi nombre…!-
Suplicó él, apartándose un poco de ella.
-Tu…nombre –Estaba
confundida. “Su nombre…su nombre era… ¿Cómo se llamaba…?”
Pensó desorientada.
-¡Por favor…!-
susurró apartándose más de ella, con una angustia en la voz que le
traspasó el alma - ¡Di mi nombre…!
-Yo…yo…- se le
hizo un nudo en la garganta, lo estaba perdiendo – Yo no lo
recuerdo…-musitó aterrada mientras veía como él se iba alejando
de ella y su respiración se perdía entre el acelerado latir de su
propio corazón.
-¡Espera…No te
vayas, por favor!- entre la oscuridad de la habitación no podía
distinguir ya su cuerpo - ¡¡Esperaaaa…!!
Sobresaltada por su
propio grito, dio un salto en la cama y se incorporó de golpe con el
corazón en la boca y unas terribles ganas de llorar. Miró a su
alrededor, pero no vio nada que revelara la presencia de alguien
momentos antes. Se abrazó a la almohada con fuerza y dio rienda
suelta a las lágrimas que se agolpaban en sus ojos como torrentes.
Los sollozos sacudían su cuerpo y no podía dejar de sentir un vacío
en el corazón que no le dejaba respirar.
Minutos más tarde,
cuando se hubo calmado un poco, respiró hondo y trató de
serenarse. No tenía ni idea de la hora que podía ser, pero seguía
muy oscuro en el exterior. Miró el despertador de la mesilla, las
04:36. “¡Estupendo, y yo desvelada!”, pensó secándose los
ojos. No tenía ganas de permanecer más en la cama dándole vueltas
al sueño que acababa de tener.
Aquel hombre era tan
familiar para ella, su tacto, la voz que le hablaba en susurros,
hasta su olor le era familiar. Si cerraba los ojos todavía podía
notar el tacto de sus manos sobre su piel desnuda, y eso lo hacía
todavía más doloroso.
Apartó las sábanas y
con decisión bajó de la cama. Ya no aguantaba más, o el vaso de
agua o el de leche, pero tenía que hacer algo para volver a dormir.
Se envolvió en su
bata de satén y salió al pasillo descalza. La casa estaba
silenciosa y oscura, pero no quiso encender ninguna luz que delatara
que estaba por los pasillos, no tardaría mucho.
Apretó la bata contra
su cuerpo y caminó con paso vacilante, con miedo a tropezar en la
oscuridad. Cuando llegó a lo alto de la escalera algo llamó su
atención.
La puerta del
dormitorio junto al de Gold que se mantenía cerrada bajo llave,
estaba entreabierta, y una tenue luz salía de su interior.
Belle se detuvo con
curiosidad y afinó el oído por si podía escuchar algún sonido de
su interior. Nada. Se aproximó con paso dubitativo, tratando de no
hacer ruido y espió por el hueco de la puerta. No había nadie
dentro. Suavemente empujó la puerta para que le permitiera una mejor
visión de la estancia.
Se trataba de una
habitación de medidas similares a la de Gold, con unos amplios
ventanales que dejaban entrar la luz de la luna llena a través de
ellos. Le tenue luz le daba un aire misterioso y revelaba lo poco que
había en ella, una amplia cama con unas mesillas a los lados, un
sillón oculto por las penumbras frente a la cama, una pequeña mesa
redonda con un par de sillas al lado y un jarrón con flores secas
sobre ella. El suelo estaba cubierto por una alfombra cálida que
agradecía debajo de sus pies descalzos y en un lateral se encontraba
un gran armario ropero y una cómoda con unos accesorios sobre ella.
Se adentró más, con
curiosidad, acercándose a la cama y pasando la mano por la suave
colcha que la cubría. Una sonrisa involuntaria apareció en su
rostro. Tomó uno de los cojines que había sobre la cama y se lo
acercó a la cara, respirando el aroma. Ese olor… ese olor le era
familiar.
-Suelte eso enseguida
–dijo lentamente una voz seca y grave desde el sillón que se
encontraba oculto por las sombras.
Belle saltó hacia
atrás, soltando el cojín de inmediato. El miedo se apoderó de ella
y la dejó paralizada.
Un sudor frío
recorrió su espalda mientras miraba horrorizada hacia aquel sillón.
Ahora podía distinguirlo perfectamente. Aún llevaba su atuendo
habitual, a falta de la chaqueta, el chaleco y la corbata, con la
camisa con unos cuantos botones desabrochados. Su mirada era la más
peligrosa que había visto jamás en un ser humano, casi escupía
fuego por los ojos, y la tensión de su mandíbula revelaba que su
paciencia estaba al límite.
-Yo…yo…lo…lo
siento, no quería moles…
-¿Qué demonios hace
en esta habitación? – Siseó conteniendo difícilmente su ira
–Creí que le había dejado claro que jamás debía entrar en ella
– La luz de la luna incidía directamente en su rostro ahora,
dándole un aire aún más siniestro, si podía ser.
-Iba…Iba a por un
vaso de agua – dijo Belle torpemente, retorciéndose las manos
nerviosa y pegándose más a la pared, como si quisiera desaparecer
dentro de ella.
-Esto no es la cocina
– cada vez se oía más ahogado su tono de voz, por la ira.
Un temblor
incontrolable se apoderó del cuerpo de la joven, que se abrazó a sí
misma en un acto reflejo de autoprotección.
Gold se percató de
aquel temblor y apretó los puños tratando de controlarse. Cerró
los ojos y tomó aire profundamente, mientras se decía a sí mismo
que aunque la mujer que tenía delante envuelta en su bata de satén,
no tenía nada que ver con la que solía habitar aquella habitación,
tampoco podía echarle a ella las culpas de haberla perdido.
Se mordió el labio
inferior con rabia hasta que notó el sabor de la sangre en la boca,
y contuvo las lágrimas que se agolpaban en sus ojos cerrándoles con
fuerza, mientras recuperaba el ritmo de su respiración.
Apenas unos minutos
antes había podido ver a su Belle tendida en aquella misma cama, la
noche que estuvo por primera vez en aquella habitación. ¡¡Dios,
creía que la había perdido…para siempre!! Pero ahí estaba,
delante de él, plácidamente dormida, con sus preciosas facciones
relajadas por el sueño. Aquel día, no pudo contenerse, necesitaba
saber si continuaba siendo real.
Tenía tanto miedo de
que se desvaneciera cuando la tocara, que contenía el aliento al
acercarse por su espalda. Cuando le puso la mano en la cintura no lo
rechazó…ni se esfumó como en otras ocasiones, cuando su cuerpo se
transformaba en humo bajo sus manos. Al contrario, permaneció en
carne y hueso, y se entregó a él con el mismo deseo que él sentía
por ella, aunque sin experiencia, dejándose guiar en cada momento
por sus hábiles manos, respondiendo apasionadamente a cada beso que
él exigía de su boca, hambriento de ella y a cada movimiento de su
cuerpo, como si siempre hubiera formado parte del suyo propio.
Abrió los ojos
deseando volver a encontrarse entre sus brazos, pero no fue así. En
lugar de eso, se encontró frente a una Belle casi desconocida, con
una mirada de terror en los ojos que se le quedó clavada en la
mente, mezclándose con su propio dolor.
La joven continuaba
conteniendo la respiración sin saber muy bien qué hacer, si salir
corriendo de allí o esperar a que aquel furioso hombre la echara a
gritos y patadas. De repente se fijó en sus ojos. Nada tenía que
ver aquella mirada con la que tenía cuando reveló su presencia en
esa habitación.
Sus ojos, a la luz de
la luna, eran los de un hombre torturado y herido, con profundas
marcas de dolor surcándole el rostro cansado, que no se parecía en
nada a la cara del hombre al que tanto temía. Era como si tuviera
delante de ella a una persona totalmente diferente al Gold que
conocía, siempre detrás de su impenetrable expresión tan seria e
impersonal. No, este hombre era totalmente distinto.
Por un momento vio un
brillo en su mirada que lo hacía parecer más humano de lohabitual,
lleno de un dolor y tristeza que hasta ella misma podía sentir.
Los ojos del hombre no
abandonaban los de la joven, y aquel contacto era como si le
trasmitirá ráfagas de calor por todo el cuerpo. Poco a poco dejó
de temblar, sin apartar la mirada de él. Estaba como hipnotizada,
allí de pie, sin poder decir nada, sólo mirándolo, con el tiempo
detenido en un segundo… y viendo a través de él a otra persona
que distaba mucho de la que conocía hasta ahora.
Casi no se atrevía ni
a respirar por miedo a que se esfumara de delante de ella y volviera
a ser el Gold de siempre.
No sabía cuánto
tiempo habían permanecido así, mirándose sin decir nada, pero
hubiera querido estar mucho más. Tan sólo cuando notó que el calor
abrasaba sus mejillas, se dio cuenta de que tenía que decir algo
para disculpar su intromisión en aquella habitación.
-Yo…le pido
disculpas –dijo apenas sin voz -, no debí entrar…pero vi la
puerta abierta y… pensé que… no sé, pensé que podía haber
alguien dentro… - su voz se desvaneció ante la debilidad de su
excusa.
Él continuaba
mirándola con aquella extraña expresión en los ojos que hacía que
se le secara la boca y se le acelerara el pulso.
-¿No se le ocurrió
que podría estar yo? –Preguntó Gold con algo más de suavidad en
su voz grave, entrecerrando los ojos.
-Pues, no…La verdad
es que no lo pensé…-susurró avergonzada.
La furia inicial fue
sustituida por compasión al ver aquel pequeño cuerpo indefenso y
avergonzado bajo su mirada.
-¿De quién era éste
cuarto? – Preguntó suavemente la joven, intentando distender el
ambiente – Por lo poco que veo, debía pertenecer a una mujer –
dijo señalando los accesorios de tocados que habían sobre la
cómoda.
Gold la miró al
principio un poco sorprendido, pero comprendió su curiosidad y se
compadeció de su apurada situación.
-
Sí…sí, pertenecía a una mujer- dijo bajando la mirada y
fijándola en el cojín que momentos antes sostenía Belle entre sus
manos -. La mujer más hermosa que pudiera existir sobre la faz de la
tierra. - Una dulce y melancólica sonrisa transformó su cara al
recordar a su Belle, su preciosa Belle.
-La mujer más
valiente y más noble que existirá jamás – su voz se había
convertido en un susurro cargado de emoción y tristeza que rasgaba
el alma escuchar -. El ser más puro y bondadoso, que fue capaz de
amar al más horrible de los monstruos y sacar de él a un hombre…un
hombre que se enamoró de ella hasta perder la cabeza…- su voz se
quebró al recordar el momento en que cruzó la línea y la perdió
entre sus brazos.
Belle lo escuchaba con
un nudo en la garganta, observando su melancólica expresión,
sintiendo su dolor. Jamás se le había pasado por la cabeza que
aquel hombre pudiera amar a alguien así.
Escuchándolo hablar
de aquella mujer con tanto sentimiento, tuvo el deseo de que alguien
la hubiera amado así, de esa manera, pero ella no podía haber
tenido esa suerte.
-Y… ¿Qué fue de
ella? –preguntó con precaución.
Gold tomó aire
lentamente y tragó con dificultad. ¡Qué irónico era tener aquella
conversación con ella!
-La perdí… -dijo
quedamente. “Para siempre”, pensó para sí.
-Oh, lo…lo siento –
dijo la joven realmente apenada. Que destino tan terrible amar de
aquella manera y perder al ser amado, sólo de pensarlo se le
llenaban los ojos de lágrimas. Ahora entendía la coraza que se
había construido a su alrededor y que impedía que saliera ninguna
emoción de él… pero también impedía que entrara.
La mirada del hombre
continuaba perdida en el vacío, mientras escuchaba las palabras de
la muchacha. Asintió con la cabeza, aceptando sus condolencias. Se
encontraba terriblemente cansado.
-Vamos, es tarde,
todavía queda noche por delante –dijo levantándose lentamente del
sillón, sin mirarla directamente -. Vaya a por su vaso de agua y
acuéstese. Mañana será otro día… - le indicó con la mano
suavemente que pasara delante de él.
Belle dudó un momento
y sonrió confundida. ¡No la había matado ni nada por entrar allí!
Pasó por delante de él apresuradamente en dirección a la puerta,
seguida del lento caminar de Gold.
Fuera de la habitación
la oscuridad se adueñaba del pasillo que conducía a la escalera.
Belle se dirigió a ellas a tientas.
-Un momento –dijo el
hombre a la espalda de la joven. Su cercanía la turbaba
poderosamente -, no querrá partirse el cuello cayendo por las
escaleras, ¿verdad? –alargó la mano por detrás de la espalda de
ella hasta alcanzar el interruptor de la luz. Notó su aliento en el
cuello y se estremeció mientras la luz iluminaba el pasillo.
El hombre dio un paso
hacia atrás apartándose de ella bruscamente. Belle notó el rápido
movimiento y se apresuró a girarse con unas disculpas en los labios,
pero él ya se alejaba hacia su habitación.
-Gold… -Lo llamó
desde el borde de la escalera.
-¿Si…? –detuvo
sus pasos sin girarse, frente a su puerta.
No sabía muy bien
porque lo había detenido, pero no quería que se quedara con la
impresión de que lo repudiaba.
-Gracias.
Él se giró
lentamente, como no entendiendo muy bien. La observó por un momento
tratando de interpretar la suave sonrisa que tenía en los labios y
la mirada de sus ojos, que contrastaba con el significado que le
había dado a aquel estremecimiento. Le devolvió la sonrisa y
asintió suavemente, entrando a su cuarto seguidamente.
Belle se quedó un
momento en lo alto de la escalera pensado en aquella sonrisa que
tanto le cambiaba la cara al hombre que acababa de estar junto a
ella, sin darse cuenta de la suya propia.
Finalmente se dirigió
a la cocina a por su vaso de agua. La verdad era que creía que ya no
lo necesitaba, pero mejor prevenir. Tomó un vaso de la alacena y lo
llenó.
No podía quitarse de
la cabeza las palabras de Gold mientras estaba en aquella habitación,
la manera en que las pronunciaba, su mirada, su voz… su presencia.
Continuó bebiendo hasta que se terminó el vaso entero, y al
levantar la mano con el vaso, algo llamó su atención.
Era curioso, pero era
la primera vez que se daba cuenta del pequeño y hermoso destello
azulado que despedía su anillo.
CAPÍTULO
11
BELLE
Los días pasaban
lentamente, hasta que por fin llegó la primavera, llenando el aire
con el aroma de las flores que crecían en el jardín, alrededor de
la casa.
Belle estaba
emocionada de dejar atrás aquel frío invierno y poder disfrutar de
los cálidos rayos de sol que se filtraban por las enormes ventanas
de aquella casa que se había convertido en su hogar eventual.
Se había acostumbrado
a los quehaceres bastante rápidamente y lo que no podía hacer ella
sola, le pedía ayuda a Gold y lo hacían entre los dos. Era curioso
cómo estaba cambiando la percepción que tenía sobre aquel extraño
y reservado hombre desde la noche en que la sorprendió en la
“habitación prohibida”, como la había bautizado ella. No se le
volvió a ocurrir asomar las narices por allí, pero sentía una
curiosidad tremenda que le corroía las entrañas. Si no fuera por el
temor que tenía de que Gold la volviera a sorprender allí dentro…
Mientras paseaba por
el jardín, volvió a recordar aquella noche que marcó un antes y un
después en su visión de aquel hombre. Ya no lo veía como el ogro
al que tanto temía, sino más bien como a un hombre herido
profundamente, oculto debajo de muchas capas protectoras
extremadamente difíciles de traspasar, y que la tenía muy
intrigada. No podía quitarse de la cabeza la expresión de sus ojos
cuando hablaba de aquella mujer que había vivido en la casa antes
que ella.
Las nauseas matutinas
habían desaparecido, y se propuso levantarse temprano para
prepararle el desayuno, al fin y al cabo era su trabajo, y unas
tortitas como las de Granny´s no le iba a preparar para desayunar,
pero unas tostadas con mantequilla y un café no eran tan
complicados.
Le hizo gracia la cara
de sorpresa que puso el primer día cuando la vio en la cocina de
buena mañana.
-Buenos días –
saludó gentilmente mirándola asombrado -, eeehhh… ¿Se encuentra
usted bien, señorita Hide?
- Aah, buenos días
Gold. Sí, sí me encuentro perfectamente muchas gracias por
preguntar. ¿Cómo le gustan las tostadas? – dijo la joven
desenfadadamente desde el tostador, con una sonrisa en los labios.
-Poco hechas, ¿cree
que podrá? –preguntó con una sonrisa burlona, ladeando la cabeza.
-Uuummm, déjeme
probar y lo averiguaremos – respondió con picardía en los ojos.
Si se pensaba que la iba a amedrentar, las llevaba claras, no era tan
fiero el lobo como lo pintaban.
-¡Así que soy su
conejillo de indias, vaya, vaya…! –se burló él.
-¡Hombre, tanto como
“conejillo”, pues no diría yo eso…! – frunció los labios
con un gesto, agitando la cabeza de lado a lado.
Una sonora carcajada
salió de la boca del hombre mientras echaba la cabeza hacia atrás,
sorprendiendo a la joven que no se esperaba aquella reacción tan
espontanea en él. Sin darse cuenta, ella también sonreía mientras
lo miraba divertida. Su rostro estaba relajado y las líneas que
normalmente le aparecían entre las cejas cuando estaba en tensión,
habían desaparecido.
Su aspecto recién
levantado y con aquella sonrisa en la cara era la de un hombre
totalmente distinto al que estaba acostumbra a ver, mucho más
relajado, con el pelo todavía algo mojado por la ducha y el olor a
jabón en su piel. Llevaba el chaleco desabotonado y aún no se había
puesto la corbata, y eso le daba un aspecto elegantemente descuidado.
Belle se sobresaltó, ruborizándose, al darse cuenta del repaso que
le estaba haciendo de arriba abajo al hombre que tenía delante,
mientras él removía el café que ella le había puesto delante, aún
con aquella sonrisa en la boca.
-¿Qué tal van las
nauseas, ya está mejor? –preguntó Gold con verdadero interés,
dándole un trago a su café, y mirándola por encima del borde de la
taza.
-¡Sí, por fin
desaparecieron! –Dijo ella enfatizando su alivio –Whale dijo que
sobre el tercero o cuarto mes de embarazo desaparecerían, pero a mí
se me han hecho eternas – le habló con la confianza de quien
charla con un amigo.
-¿Qué… qué tal va
todo? – Una extraña expresión se apoderó de su mirada -¿Le han
vuelto a hacer otra ecografía? – dudó de si estaba siendo
demasiado atrevido.
-No, todavía no.
Tengo que ir dentro de unos días – no sabía cómo tomarse su
interés, si era por cortesía o realmente estaba interesado por
ella…No, seguramente era porque como bien le había dicho él,
tenía que vigilar “su inversión”. Éste pensamiento la
entristeció enormemente y bajó la cabeza apenada, mirándose las
manos.
-¿Quiere…? –Dudó
de si realizar la pregunta - ¿Quiere venir a verlo? – En realidad
tenía derecho a estar presente, por contrato.
Gold levantó la
cabeza y la miró sorprendido. Se había quedado sin palabras, con la
boca abierta, tratando de analizar la expresión de la joven que
ahora lo miraba de frente, con una postura desafiante.
-¿Quiere que vaya? –
Preguntó suave y lentamente, clavándole los ojos en los de ella,
esperanzado. Jamás hubiera soñado poder ver a su hijo dentro del
vientre de Belle y menos en estas circunstancias, y su corazón se
aceleró ante esa expectativa, pero no quería que lo hiciera forzada
por nada.
-Tiene derecho a verlo
– dijo encogiéndose de hombros.
La expresión de él
se volvió a tornar fría, como de costumbre, y sus ojos perdieron la
alegría de momentos antes, detrás de un muro de hielo.
-No le he preguntado
eso – Continuaba atravesándola con la mirada.
Un intenso dolor se
apoderó de ella, ante su cambio de actitud. Qué extraña la manera
en que le afectaba su repentino cambio hacia ella.
-Pues…No los sé.
Supongo que podemos hacer la prueba –no sabía que decir-, aunque
veremos la cara que pone el doctor Whale cuando…
-Eso déjemelo a mí –
interrumpió seco -, no se atreverá a decir nada, se lo prometo.
-Bien, entonces… el
jueves que viene tengo cita con él a las 10:00 de la mañana
-Perfecto, estaré
aquí para recogerla a las 9:30. Esté preparada, por favor – Su
tono de voz volvía a ser impersonal y levantaba de nuevo aquel
odioso muro entre los dos. Apuró su café y tomó su bastón.
-¿No se toma las
tostadas? – Preguntó Belle decepcionada al ver que se marchaba –
Perece que no se han quemado – agitó una en el aire mostrándole
que era verdad.
Gold vio la expresión
de súplica en su mirada y no se pudo resistir, quién se podría
resistir a aquellos preciosos ojos ofreciéndole una tostada sin
quemar.
-Me pongo la corbata y
vengo enseguida, vaya untándole la mantequilla –la miró cómo,
dando un saltito y sonriendo, se dirigía a la nevera en busca de la
mantequilla, y no pudo más que sonreír melancólicamente ante ese
gesto que tanto le recordaba a su Belle.
Todos los siguientes
días se levantaba a prepararle el desayuno, que más o menos
consistía en lo mismo, zumo de naranja, unas tostadas y un café con
dos de azúcar. Ella tenía la costumbre de desayunar algo más
tarde, pero en una ocasión Gold le preguntó por qué no le
acompañaba, y ella no se pudo negar. A partir de ahí desayunaban
siempre juntos.
Tanto las
conversaciones de las cenas, como las de los desayunos, giraban en
torno al día a día de Belle, que ya no le hablaba con tanto miedo y
encontraba gratificante tener alguien con quien hablar de su rutina
al final del día. Él le respondía a sus exagerados gestos de
sobreesfuerzo describiendo su ”arduo ”trabajo, con sonrisas cada
vez más sinceras y la animaba a continuar contándole cosas de su
jornada y de los planes a corto plazo, siempre a corto plazo, no
quería mirar más allá del nacimiento del bebé.
Pero aquella mañana
volvía a pensar en el bebé. Como todos los días, había preparado
los desayunos para los dos, pero algo más distraída de lo normal,
casi se le quemaron las tostadas.
-Buenos días –
saludó Gold amablemente, como cada mañana.
Belle estaba de
espaldas a la puerta cuando escuchó su suave voz y su característico
caminar, y el corazón le dio un salto. Qué extraño, ya no sentía
miedo de él, ¿a qué venía aquella reacción? Bueno, la verdad era
que estaba un poco nerviosa por la visita que tenía que pasar
aquella mañana con el doctor Whale.
-Buenos días, Gold
–dijo sin levantar la cabeza.
-¿Ha pasado mala
noche? – su voz se notaba realmente preocupada y la característica
arruga de su entrecejo cuando algo no le cuadraba volvió a aparecer
mientras la miraba, valorando su estado.
Belle notó algo en su
voz y trató de quitarle importancia, agitando la cabeza mientras se
volvía hacia él.
-¡Oh, no, no… Lo de
todas las noches! –Dijo sonriendo forzadamente – Sueños que me
intranquilizan y me desvelo por las noches.
-¿Sueños que la
Intranquilizan? – Repitió con curiosidad – Algún día tiene que
contármelos, quizás pueda ayudarle a interpretarlos –dijo Gold
sonriendo amablemente.
-¡Je, Je…No,
déjelo, ya me los interpreto yo, gracias! – a ver cómo le
explicaba a Gold lo de aquel hombre metiéndose en su cama. Habían
llegado a tener una cierta, ligera confianza, pero para tanto…Pues
como que no.
-Vale, como desee
–aceptó el hombre, encogiéndose de hombros y dándole un mordisco
a su tostada-. Le recuerdo que hoy tiene visita con el doctor Whale a
las 10:00. Pasaré a buscarla a las 9:30, ¿Estará lista?
-Sí, sí, no se
preocupe, no tendrá que esperarme – no levantaba la mirada de su
plato.
Gold la observaba
desde la parte opuesta de la pequeña mesa, intranquila y tensa. Todo
aquello del bebé estaba siendo muy difícil para ella, como le había
dicho Whale, y en ningún momento había querido tocar el tema con
ella para no agobiarla más, pero al parecer, aquel día iba a
resultarle especialmente difícil.
Era triste pensar en
lo diferente que afrontaban los dos aquella experiencia. Ella tensa y
nerviosa, sin embargo él no había podido dormir en toda la noche de
pensar que al día siguiente vería a su hijo, y eso le hacía una
tremenda ilusión.
La veía tan abatida
que sin pararse a pensarlo alargó la mano y tomó la de la joven
entre ellas.
-¡Vamos, anímese,
seguro que no es para tanto! Además, tiene la ocasión de volver a
ver a su hijo – una sonrisa radiante iluminó su cara cuando dijo
éstas palabras.
Belle miró las manos
que apretaban cálidamente las suyas, trasmitiéndoles algo del calor
que realmente necesitaba.
-¿Mi hijo…? –
Dijo con tristeza en la voz, levantando la mirada para encontrar la
de él -¿…O el suyo?
Gold quedó
petrificado y la sonrisa se le congeló en los labios, perdiendo todo
el color que pudiera tener en el rostro. La miró profundamente
tratando de interpretar lo que había querido decir, mientras el
tiempo se paraba junto con su respiración.
-¿Cómo…dice? –
susurró casi sin aliento. ¿Acaso había recordado algo?
-Ya sabe…El
contrato… -Dijo la joven sacándolo de su trance.
El hombre soltó sus
manos de repente y cerró los ojos, reclinándose en el respaldo de
la silla como si le hubieran dado un puñetazo en toda la cara. Era
cierto, casi lo había olvidado, y ésta había sido una cruel forma
de recordárselo.
Se aclaró la garganta
y volvió a mirar a la joven que lo observaba con una extraña
expresión en la cara.
-Sí, por supuesto –
dijo entrecerrando los ojos peligrosamente-, mío.
De golpe se levantó
sin terminarse el desayuno, tomó su bastón y se dirigió hacia la
puerta hablando por encima de su hombro.
-Procure estar lista a
la hora, señorita Hide. –Dijo alejándose hacia la puerta de
entrada.
El fuerte golpe que
dio al cerrar retumbó en toda la casa, dejando un eco que se
filtraba hasta el corazón de Belle.
Allí en el jardín,
mientras esperaba que Gold apareciera a buscarla, todavía le daba
vueltas a la expresión de su cara cuando le dijo aquellas palabras.
A decir verdad era como si toda la camaradería que habían tenido
durante aquellos pocos días, se hubiera hecho pedazos en un segundo.
“¿Por qué había dicho eso?” Se preguntó culpándose. “Porqué
era la verdad, y no tenía que encariñarse con ese bebé que en
cuanto naciera tendría que entregar a aquel hombre” se respondió
a sí misma con la cruel realidad.
El coche de Gold
aparcó frente a la casa puntualmente, mientras a ella le volvía a
dar un vuelco el corazón. Caminó hacia él, mientras el hombre
bajaba cortésmente para abrirle la puerta del pasajero.
-¿Todo listo,
señorita Hide? –Preguntó impersonalmente. Aquel tono de voz la
afectaba, especialmente después de haber escuchado su voz en un tono
mucho más afable.
-Sí –susurró ella
entrando al coche abatida, mientras cerraba la puerta tras ella.
El trayecto se produjo
en completo silencio, y continuaron así hasta que llegaron a la sala
de espera del hospital. Gold se acercó al mostrador y habló con una
enfermera que lo miró como si tuviera delante el mismísimo demonio
y entró apresurada a la consulta. El prestamista no cambió su
expresión. Unos minutos después, salió la misma enfermera y les
indicó que el doctor Whale les esperaba dentro.
-¡Buenos días
Margie! Señor Gold… -Saludó amablemente Whale tendiéndoles la
mano a ambos, como si fuera lo más normal del mundo verlos juntos
para una ecografía, mientras les indicaba las sillas frente a él –
Bueno, ¿Qué tal has estado durante estas semanas, Margie?
¿Continúas con las nauseas?
-No, no
afortunadamente remitieron hace unas semanas, como usted me dijo –
dijo la joven, algo nerviosa.
- Perfecto. Ahora
pasaremos a ver a tu bebé, como la otra vez, ¿vale? Pasa dentro, la
enfermera te ayudará –dijo el médico con una sonrisa, mientras
miraba nerviosamente a Gold, que permanecía sentado mirando al suelo
con el semblante serio.
Mientras entraba en la
sala contigua al despacho de Whale, Belle pudo distinguir las voces
de los hombres hablando en voz baja e ininteligible, pero dejó de
prestarles atención cuando la enfermera le tendió la mano para
ayudarle a subir a la camilla y arreglarle la ropa, como la vez
anterior.
Unos minutos después
aparecieron Whale seguido de Gold, que miraba a su alrededor con
indiferencia, pero con curiosidad. Whale le indicó donde tenía que
colocarse para poder ver el monitor de la ecografía, junto a Belle.
-Bien, Margie, vamos
allá – Dijo Whale estrujando el tubo de gelatina transparente
sobre el vientre de la joven.
Un grito inesperado
salió de la garganta de la muchacha al notar el frío gel
desparramándose por su vientre, “¡seré burra, otra vez…!”.
Gold la miró asustado ante semejante grito.
-¿Qué pasa? –un
tono de ansiedad tiñó su voz, mientras le tomaba la mano, mirándola
directamente a la cara con preocupación.
-¡Nada, nada…Culpa
mía! – Dijo Whale apurado, sin querer mirar directamente al
prestamista –Debí de haberla avisado que estaba frío, lo siento.
Gold lo miró primero
sin comprender mucho, luego entrecerró los ojos peligrosamente por
el susto que se había llevado, pero Whale ya ni lo miraba, estaba
más ocupado pasando el cabezal del ecógrafo por el vientre pringado
de Belle.
-¡Bueno, bueno,
bueno…! Mira a quien tenemos aquí –dijo como hablando para sí
mismo, mirando el monitor con la silueta de un bebé perfectamente
definida. El sonido de su corazón era fuerte y claro, acompasado con
una pequeña mancha que se movía en el pechito del bebé a un ritmo
frenético.
Gold quedó paralizado
con la mirada fija en el monitor intentando entender lo que tenía
delante, mientras sin darse cuenta todavía sostenía la mano de
Belle entre las suyas, apretándola contra su pecho. Whale pasó a
explicar lo que era cada parte del cuerpecito, mientras repasaba que
todo estuviera correcto.
Apenas podía creer
que lo que tuviera delante fuera su propio hijo, y sus ojos se
llenaron de lágrimas. Aquella imagen la tendría grabada en su mente
para toda la eternidad. Tragó con dificultad y se aclaró la
garganta.
-¿Es normal que le
vaya tan rápido el corazón? –Preguntó algo nervioso.
-¡SÍ, completamente
normal! Los bebés tienen un ritmo altísimo de pulsaciones, piense
que aunque parezca que no están haciendo nada, ahí dentro tienen
mucho trabajo fabricándose células nuevas, huesos, músculos,
neuronas y además luchando contra el sistema inmunitario de su mamá,
que al principio lo ataca como a “un organismo extraño”, pero
todo va perfectamente bien, es un bebé completamente sano y fuerte.
Esta vez, Belle sí
estuvo mirando la pantalla desde el primer momento, conteniendo el
aliento con cada movimiento que le veía hacer. Era su bebé, su
pequeño y frágil bebé. Una ternura inesperada se apoderó de ella
al imaginar cómo sería sostener a aquel bebé entre sus brazos,
acariciar su piel, mirar sus ojitos, sentir su olor…Las lágrimas
comenzaron a rodar por sus mejillas sin que se diera cuenta.
Tampoco ella se
percató de la mano que sujetaba la suya, hasta que notó como la
apretaba involuntariamente, entonces sintió su calor y la sensación
que le transmitía. Levantó la mirada y la fijó en aquel hombre que
le sujetaba la mano, completamente hipnotizado por el monitor… y
¿emocionado…?
-¡Bueno, esto ya
está! –dijo Whale que no había dejado de hablar, pero ninguno de
los presentes le había hecho mucho caso – Margie, la última vez
grabé la sesión, como hoy, pero se me olvidó decírtelo, ¿Quieres
que te lo pase en una memoria USB?
-¡Sí! –Contestó
Gold rápidamente, sin darle tiempo a responder a la joven. Se dio
cuenta de lo apresurada de su respuesta cuando todos lo miraron
asombrados.
Miró la mano que aún
sostenía entre las suyas, contra su pecho, y sonrió avergonzado a
Belle, soltándola la mano suavemente, mirando apurado hacia otro
lado.
-Bien Margie , en
cuanto estés lista pasa de nuevo a mi consulta, Gold ¿Viene? –le
indicó con la mano para que dejara que la joven terminara de
arreglarse de nuevo la ropa.
-Sí, sí, por
supuesto – respondió siguiendo al médico, aún un tanto
confundido por el cúmulo de emociones en tan breve espacio de
tiempo.
Gold tomó asiento en
el mismo sitio que había ocupado momentos antes, con la cabeza llena
de las imágenes que acababa de ver de su propio hijo, y que no le
dejaban pensar en otra cosa.
Minutos más tarde
Belle tomó asiento a su lado, escuchando atentamente lo que Whale
tenía que decir y que en la cabeza de Gold rebotaba como si
estuviera vacía.
-Bueno, y por ahora
eso es todo, como ya he dicho, todo va con perfecta normalidad, y a
seguir cuidándose, Margie.
-Doctor, una pregunta.
En el monitor hemos visto clarito al bebé, pero yo no he engordado
nada, ¿eso es normal? –Preguntó la joven confundida.
-¿Qué no has
engordado? ¡Ya engordarás, tranquila, que todo llega! Los primeros
meses apenas se gana peso, pero a partir del cuarto o quinto mes,
dependiendo de la constitución de cada una, la cosa ya se dispara…
Dentro de poco me dirás “doctor, no paro de engordar, ¿eso es
normal?” –Bromeo Whale. Gold lo atravesó con la mirada. Su
sonrisa murió súbitamente en los labios del médico – Ya sabes
que cuando me necesites, aquí estoy, pero si no hay ningún
problema, te quiero ver en cuatro semanas, ¿vale?
-Gracias, doctor Whale
–Dijo Belle estrechándole la mano disponiéndose a salir.
-Victor… -Gold hizo
el mismo gesto y saludó con la cabeza.
- ¡Que pasen un buen
día! – Los despidió feliz de que salieran de su consulta. ¿Por
qué tenía siempre la sensación de que iba a morir de un momento a
otro cuando estaba con aquel hombre? Aunque la verdad era que ese día
había sido diferente. Había notado en él un reflejo humano que
jamás había visto antes, pero seguro que sólo había sido eso, un
reflejo. Gold era incapaz de aquellos sentimientos.
Ya dentro del coche,
de regreso a la casa, Belle no dejaba de pensar en aquel momento tan
intenso, mientras veía a su hijo, junto a aquel hombre que ahora
parecía tan lejano como las estrellas. Ella se sentía tremendamente
emocionada, pero era normal, ese era su hijo. Sin embargo él se veía
tan emocionado como ella, casi más, y él no tenía nada que ver con
el bebé, tan sólo una transacción, pensó tristemente.
La intensa alegría
que había sentido momentos antes se vio empañada por aquel último
pensamiento, aunque no tenía porqué, ya que tenía perfectamente
claras las condiciones de su acuerdo, darle a su hijo a cambio de
quinientos mil dólares. Estaba vendiendo a su hijo.
Se mordió el labio
para no llorar, notando un pinchazo en el pecho con aquel
pensamiento. Aunque aquello no era nada si pensaba que semanas antes
había querido matarlo. Si no hubiera sido por aquel acuerdo, quien
sabe que hubiera hecho con su hijo. Los remordimientos la torturaban
mientras Gold aparcaba el coche frente a la casa.
-¿Se encuentra bien,
señorita Hide? – preguntó suavemente, parando el motor del coche,
pero sin bajarse de él.
Belle no contestó
enseguida, se limitó a mirar por la ventanilla del coche. Realmente
hacía un día primaveral, con un sol radiante que apenas conseguía
que entrara en calor.
-Sí…Es sólo que…
- se le secó la boca- La última vez que vi al bebé…No quería
verlo, ¿sabe? No quería saber nada de él –miro al suelo
avergonzada, sin darse cuenta de lo que sus palabras provocaban en
él.
Gold miró al vacío
apretando la mandíbula hasta hacerse daño, recordando el día que
entro a su tienda y le dijo que deseaba deshacerse del bebé.
-Pero hoy cuando lo he
visto…- sus ojos se llenaron de lágrimas al recordar ese
cuerpecito diminuto que no paraba de moverse, tocándose la carita,
moviendo sus bracitos…- hoy cuando lo he visto, he sentido algo que
nunca había sentido…al menos que yo recuerde.
-Al menos que usted
recuerde –repitió Gold en un susurro. Lentamente se giró para
observarla mejor y ver sus facciones, realmente afectadas por sus
emociones.
-¿Cómo dice…?
–Preguntó ella distraídamente.
-Nada, nada…Cosas
mías – un velo de tristeza cubrió su mirada. ¿Tendría razón
Whale y se estaría encariñando con el bebé? Tendría que ponerla a
prueba, como hacía con todos -¿Bajamos? –Abrió la puerta del
coche sin esperar respuesta.
Belle permaneció en
su asiento hasta que le abrió la puerta cortésmente, como siempre.
Se encontraba un poco mareada por las emociones de aquel día, cosa
que al parecer no le pasó desapercibido a Gold.
-Tome mi brazo – le
ofreció caballerosamente. Ella lo miró sin saber qué hacer, pero
la debilidad de sus piernas se lo dejó claro.
Tomó aquel brazo como
si fuera una tabla de salvación en medio del océano, apretándose
contra él con miedo a caer. Aquel contacto tan cercano la
reconfortaba y le trasmitía el calor que necesitaba. Después de
unos segundo habituándose a él, comenzaron a caminar lentamente,
mecidos por el característico caminar del hombre, hacia la casa.
Casi sintió fastidio
cuando atravesaron la puerta de la casa, y tuvo que soltarse de él,
que impasible, le ayudó a quitarse el abrigo y colgarlo.
-Tómese hoy con calma
sus deberes, señorita Hide, necesitará descansar después de tanto
trajín, y yo no volveré hasta la noche – dijo en un tono
impersonal.
-Gracias – musitó
ella sin levantar la cabeza, aún confundida por todas las emociones
de aquel día.
Lo observó dirigirse
a la biblioteca, que desde el día en que la abrió permanecía así,
mientras ella quedaba sola en el recibidor sin saber muy bien qué
hacer. Decidió ir a cambiarse de ropa por algo más cómodo. Al
parecer, la conversación había terminado.
Gold se apoyó con las
dos manos sobre la mesa del escritorio de la biblioteca, dejando caer
la cabeza laxa, con los ojos cerrados, en una postura más bien de
cansancio. Contener tanto las emociones podía ser realmente
agotador.
Los acontecimientos de
aquel día le embotaban la cabeza y no le dejaban pensar. Había
entrado a la biblioteca en busca de algo, pero no conseguía recordar
que era lo que tenía que llevarse. Respiró hondo unas cuantas
veces para ver si conseguía aclarar su mente, pero lo único que le
aparecía delante era la figura de su hijo en aquel monitor, y los
ojos llenos de lágrimas de Belle. “¡Dios, que rabia no recordar
lo que venía a buscar allí!” pensó dándose por vencido, “bueno,
ya me acordaré…”. Tomó su bastón de nuevo y se dispuso a
volver a su tienda, seguro que allí recordaría lo que había ido a
buscar a la biblioteca.
Belle escuchó desde
su cuarto la puerta de la entrada al cerrarse y espió por la ventana
al elegante hombre que se dirigía hacia el coche aparcado frente a
la casa. Pese a su cojera, era admirable la elegancia que tenía, su
porte esbelto y la fuerza que transmitía su contacto. Lo vio entrar
al coche y se apartó de la ventana para que no la viera. No sabía
lo que le estaba pasando.
Se había cambiado de
ropa por un vestido más ligero que le permitía moverse mejor, pero
ahora no sabía qué hacer. Tenía lo que quedaba de mañana y toda
la tarde por delante hasta la hora de la cena, que por cierto, no
había pensado en lo que prepararía para cenar. Había sido un día
especial, quizás para los dos, y le apetecía probar a preparar algo
nuevo, total como mucho se podía quemar y tendrían que pedir comida
china, así que…
Algo más animada y
resuelta, bajó las escaleras hacia la biblioteca en busca de algún
libo de cocina del cual sacar alguna idea para la cena. Una vez
dentro bufó al ver tanto libro junto, a ver ahora donde podían
estar los libros de cocina. Decidió utilizar la lógica y echar
primero un vistazo para ver cómo estaban organizadas las altas
estanterías repletas de libro. Como era de esperar, estaban
ordenados por orden alfabético, así que tendría que buscar en la
letra correspondiente, que casualmente se encontraba en la parte de
arriba de la estantería. ¡Vaya, que poco gastaba este hombre los
libros de cocina!
Con decisión,
arrastró la escalera hasta la estantería que creía que podría
contener los libros que le hacían falta. Comenzó a subir ágilmente,
repasando cada estante en busca de lo que necesitaba, carruajes…,
celibato…?!, cerámicas…, ciencia…, ciencia…, otro estante
entero de ciencia…, más arriba todavía…civilizaciones… ¡Buf,
de esto habían varios estantes!, más hacia arriba, cobalto…
cobre…”no tiene que andar muy lejos” pensó concentrada en su
búsqueda, mirando en el estante más alto. ¡Ajá, cocina…!
Delante de sus ojos, en el último de todos, ¡vaya…! Cocina china,
hindú, italiana, griega…cada vez se iba estirando más leyendo los
títulos de los libros, sin terminar de decidirse por cual escoger.
Tan concentrada estaba
en su búsqueda, que no escuchó los pasos que entraban en la
biblioteca, amortiguados por la alfombra.
Gold quedó
sorprendido cuando entró y la vio en la parte alta de la escalera,
estirándose intentando alcanzar uno de los libros. Se acercó sin
decir nada, intentando averiguar por su cuenta lo que estaba buscando
la joven allí arriba, pero ni se acordaba de lo que había puesto en
aquel estante.
-¿Qué está
haciendo? – Preguntó de repente.
La joven soltó un
grito asustada y se giró bruscamente buscando al dueño de aquella
voz. Con el rápido movimiento, perdió el equilibrio y manoteó en
el aire tratando de asirse a algo, sin éxito. Su cuerpo cayó al
vacío.
Gold soltó el bastón
en un acto reflejo y saltó hacia adelante con el corazón en la
boca. El cuerpo de la joven quedó atrapado entre sus brazos, parando
su caída en seco, igual que muchos años atrás había ocurrido en
su castillo.
Belle lo miró
aturdida, sin saber muy bien lo que acababa de pasar. Lo único que
tenía claro era que estaba entre sus brazos y que le había salvado
la vida.
El hombre la miró
sorprendido y con la respiración agitada, mientras la apretaba
fuertemente contra sí, temeroso de que se le escurriera y cayera al
suelo. Miró de nuevo a lo alto de la escalera como valorando la
caída y de nuevo a ella, que seguía mirándolo algo confusa y con
una extraña mirada en los ojos.
-Gra-gracias… -dijo
la joven casi sin aliento.
-Oh, - la soltó de
repente, quedando abrazándola sólo por la cintura. Esto era un
“deja vu” en toda regla – N-no tiene importancia –dijo dando
un paso atrás para no incomodarla. Todavía tenía el pulso
acelerado, podía haberlos perdido a los dos con aquella caída. Un
terror invadió su cuerpo ante aquel pensamiento y le dieron unas
enormes ganas de volver a abrazarla. Tragó en seco.
-Yo…yo sólo vine a
por un libro que había olvidado…- dijo Gold torpemente, algo
incómodo bajo la mirada de ella -¿se puede saber qué diablos
estaba haciendo ahí arriba? – Preguntó con la voz algo más aguda
de lo normal debido a la tensión del momento –Podría haberse
matado, ¿sabe?
La expresión de los
ojos de ella cambió de repente de confusión a enfado.
-¡No hubiera caído
si usted no me hubiera asustado, ¿no cree?! – se enfrentó a él
de puntillas para acentuar sus palabras.
-¡No, no hubiera
caído si no hubiera subido, ¿no cree?! – dijo también enfadado,
mirándola a los ojos.
-¡Eso, encima la
culpa la tengo yo…Pues no haber puesto los libros de cocina en el
último estante, hombre! –Cada vez se acercaba más a él,
plantándole cara.
-¿Los libros de
cocina…? –Miró confundido hacia arriba, recordando
repentinamente lo que había en el estante en el que estaba buscando
la joven. Apretó los labios sin querer reconocer que ella tenía
razón, haciendo un gesto nervioso con los dedos y buscando una
escapatoria - ¡ Pues habérmelos pedido a mí, no…?!
-Ah, sí…? ¿Cuándo,
a la hora de la cena…? ¿Y Entonces que cenamos? – No se
amedrentaba – Además usted no puede subir la escalera…
-¡¡¿Qué no puedo
subir la escalera…?!! – Con una agilidad pasmosa, comenzó a
trepar por los peldaños encaramándose a la escalera y llegando al
último estante en un segundo. Tomó unos cuantos libros de los que
momentos antes había visto la joven y bajó igual de fácilmente que
había subido - ¡Tenga, aquí tiene sus libros! ¿Ya está contenta?
–dijo dejándolos sobre una mesa cercana.
Belle lo miró
fastidiada sin querer dar su brazo a torcer y levantó la cabeza
obstinadamente.
-¡Pues no, quería el
de cocina Griega…! – dijo después de leer los títulos y mirando
hacia el estante, con aire triunfal.
-¡¡¿Qué quería el
de…?!! – Gold la miraba entre incrédulo y furioso - ¡¡Pues hoy
quiero cenar italiano, así que espabile…!! – dijo poniéndole el
libro de cocina italiana encima de todos. Tomó su bastón y salió
con el corazón acelerado de la habitación, dejándose a la muchacha
con una réplica en la boca, los brazos cruzados sobre el pecho y un
gesto de niña enfurruñada en la cara.
¡Fantástico, dearie! Me han gustado mucho estos capítulos. Y el desvelo de Belle... una escena preciosa, dearie. Llevada con mucho romanticismo, intensidad y delicadeza, te felicito, de lo mejor del capítulo. Preciosa la parte de la ecografía: ese Gold, que no lo puede evitar y le sale el papa que lleva dentro. Magnífico, estoy deseando ver si hay más capítulos, no lo puedes dejar así.
ResponderEliminar¡¡Ay, María, Muchísimas Gracias, No Sabes Lo Qué me Alegro De Que Te Hayan Gustado, Dearie...;D;D;D!!
EliminarEn Cuanto Al Desvelo de Belle...¡¡Buahhhhh...Qué Vergüenzón, Por Dios, Si Es Que Yo No Valgo Para Escribir Ese Tipo de Escenas, Que Me Muero de la Vergüenza, y Lo Hice Porque Me Estaban Pinchando Mis Amigas, y Tal, Pero Buah, Me Costó Un Mundo...*Emoticono de Cara Colorada Hasta Las Orejas* ;P;P;P!!
En Cuanto a Dejarlo Así, Bueno, Ya Os Dije Que En Un Principio "Este" Era El Último, Dejando Abierto a La Imaginación de Cada Uno La Orientación Que Quisiera Darle, Pero En mi Cabezota Se Había Instalado Una Idea y Tenía Que Conseguir Sacarla, Así Que Espero Haberlo Conseguido en Los Tres Siguientes Capítulos...;D;D;D
Muchas Gracias Por Tus Preciosas Palabras, Dearie, Muchos Besotes XXXXxxxx
Gracias a ti, dearie, por traernos esta interesante historia. Respecto a la "escena de la vergüenza"... es la mejor del capítulo, dearie (Kalhan dijo que Belle se derrite por Gold, yo digo que cuando el Dark One se te acerca con tanto cariño, no se le puede despreciar así como así ;]), te ha quedado preciosa. Comprendo la reticencia porque es cierto que no son escenas fáciles de escribir, a mí también me pasa... será por eso - en parte - que no incluyo muchas en mis relatos (apenas tienen una o dos y hasta ahora nunca más de tres). Pero lo has hecho muy bien, dearie, por esa parte puedes quedarte tranquila ;).
Eliminar¡Capitulazos! Me han encantado :) Bueno bueno...los sueños de Bella ejem ejem...jajaja Aunque no recuerde aún nada, esta derritiéndose por Gold jejeje No hay quien se resista jaja Esperando los siguientes capis con ansia ;)
ResponderEliminarMuchas Gracias, Kahlan, Realmente "Esa" Escena Fue Bastante Difícil Para Mi...¡¡No Quiero Ni Pensar Si me Llega a Tocar Escribir las "50 Sombras de Grey", Ay, Que Yo No Valgo Pa Estooooo...:(!!
EliminarLo Mejor Era Que Él le Decía "Cuénteme Sus Sueños y Le Ayudo a Interpretarlos..." y Ella Pensaba "...Sí, Eso Me Faltaba a Mí, Contarte Mis Sueños, Alucinao...;P"
Bueno, Que Espero Que Los Siguientes También Te Gusten, Dearie, Muchos Besotes XXXXxxxx
Pe-pe-pero... y que iba a buscar Gold a la biblioteca??? así no, eh dearie??? siempre me dejas con intrigas... y encima la muchacha sigue teniendo tipazo con cuatro meses de embarazo... que injusto!!! xD xD xD aunque claro, con los revolcones que le da Gold, aunque sea en sueños, normal... que momentazo dearie, que momentazo!!! me encantó!!! De verdad, me encanta esta historia, estoy deseando leer el final!!!
ResponderEliminar¡¡Un Libro, Dearie, Un Libro...Qué Andaba Loco Buscando La Manera de Hacerla Retornar, y Todo Es Repasarse Sus Libros y No Da Con La Solución, y Menos Con La Cabeza Embotada de Haber Visto a Su Bebé En La Tripita de Belle y Haberle Escuchado El Corazón, Qué Ese Hombre Andaba Ahogado En Babas, Por Dios, y NO Conseguía Centrarse en Na...;D;D;D
EliminarEn Cuanto Al Tipazo, Ya Se Lo Dijo Whale, que Dependiendo De La Constitución de Cada Una Se Notaría Antes o Después, Pero Con Vomiteras y Conforme Cocinaba la Moza, No Esperes Que Tuviera Un Barrigón Cervecero, No...;D;D;D
"El Momentazo"...¿de Verdad Que No Quedó Vulgar...:/? Me Aterra Que Quedara Vulgar Porque No Los Veo de Esa Manera, Los Veo Una Pareja Apasionada, Pero Elegante (Aparte de Las Bromas Que Gaste yo Por Ahí...;P;P;P)
¡¡AAAAaaayyyy...mi Andie, Que Siempre Tiene Palabras Bonitas Para Mí, Muchas Gracias Dearie, Muchos Besotes XXXXxxx!!
Vulgar??? estás de coña??? pero si tienes una pluma de oro!!!!! lo que pasa es que yo no sé explicar lo que siento cuando leo cada cosa... me siento un poco lerda... por eso te hago bromas para decirte lo mucho que me gusta lo que escribes. Pero en serio, es una pasada, solo que no me se expresar... lo siento... u_u
Eliminar¡¡No, Dearie, Si Soy Yo Que Tengo Un Montón de Manías con Eso De NO Caer En "La Vulgaridad" En Lo Referente a Una Escena de Cama, Que Te Aseguro Que Es Muy Fácil Tener Un Resbalón Con Eso...:´´´( ;P!!
EliminarTú Te Has Expresado Bien, Y Comprendo Tus Bromas, Es Más, Me Siento Muy Halagada De Que Te Guste El Fic Porque Sé Que Eres Muy Exigente Con Lo Que Lees, Así Que Con Poco Que Me Digas, Para Mi Es un Montón, Dearie, Sabes Que Aprecio Mucho Tus Comentarios...;D;D;D
Muchos Besotes y Muchas Gracias Por Tus Palabras, Dearie XXXxxxxx
P.D.- ¿Te Hubiera Gustado Que Lo Hubiera Dejado Así...o.O ;D?
¡¡Becky, Has Elegido Una Muy Buena Foto Para Ilustrar La Entrada, Has Dado En El Clavo, Derie...;D;D;D!!
ResponderEliminarBesotes XXXXxxxx
Jajaja pff menos mal porque siempre me como la cabeza y al final acabo poniendo una normalita, pero esta vez gracias a Dios me acordé de esa escena jajaja
EliminarBesos para ti también! Por cierto, ya puedes empezar a pasarme los demás capítulos ;)
¡¡Buah, Pues Ha Estado Genial, Porque Como Todavía No Tenemos Ninguna En La Que Salga Gold Viendo Una Ecografía Con Belle...;D;D;D!! Me ha Encantado, Dearie...;D;D;D
EliminarEn Cuando Al Resto De Los Capis...¡¡Allá Vaaaannn...;D;D;D!!
mujer, me has matado, la santa letrista de once demuestra su titulo nuevamente y recargada, no puedo ser un enanito gruñon en esta ocasión dearie, solo te daré mis impresiones.
ResponderEliminarla escena "la visita extraña": me dejo sin aliento, me senti trastabillandome en esa escena, como un extraño voyeur, como un demonio, esperando la respuesta animal de dos cuerpos que se desean n_n...
la escena del cuarto: me rompio el corazon como si fuera un jarron de gold T_T
la escena de la ecografia: me dio una explosion de sentimientos, mori, revivi, y volvi a morir, de risa, de miedo, de intriga *respira calmadamente*
la escena de la biblioteca: dearie, me mataste de risa, no se por que, si me encanta ese rumbelle tan extraño, esa mujer tan fuerte, ese hombre tan terco n_n, en la escena en que cae, en mi mente recorde la escena de la caida de FTL....
golpes en la glandula de la risa:
"sere burra otra vez"
"pero no estan quemadas"
"sere tu conejillo de indias"
"yo quiero comida italina"
y la discucion de pareja casada, culpandose el uno al otro n_n
la escena mas emotiva: la parte en que gold hablaba de belle en el cuarto T_T
¡¡Bueno, Bloggero..., Qué, ¿Ya Se Te Han Resuelto Alguna De Las Dudas Del Capítulo Anterior...;D?!!
Eliminar¡¡Esto "SÍ" Era Un Verdadero Deja Vu, y No Lo Que Tiene Belle En Sus Sueños, Que Ahí Van Mezclado Algunos Recuerdos De Ella, Con Sueños y Con Lo Que Está Pensando Rumple-Gold...;D;D;D!!
Por Otra Parte, Me Alegra Que No Hayas Sido "Enanito Gruñón" (Voy a Patentar El Término...;P) Porque Quiere Decir Que Te Ha Gustado, Por Lo Tanto, Me Alegro de Que Lo Hayas Disfrutado...;D;D;D
Muchas Gracias Por Tus Palabras, Dearie, Besotes XXXXXxxxx
Como siempre Ali , fabuloso el fic ; Rumpel realmente debería mantener las escaleras lejos del alcanze de Belle , una pregunta dearie , el apellido de Belle : Hide , es una referencia a : el doctor jykell y mister hyde o solo te gusto ese apellido ? , pregunto por curiosidad , como siempre , esperando con ansia los próximos capitulo , besos dearie :)
ResponderEliminarMuchas Gracias, Claire Belle, Me Encanta Que Te Hayan Gustado También Estos Capítulos, Dearie...;D;D;D
EliminarEn Cuanto a Lo Del Apellido de "Margie", Me Basé Más Que Nada En El Significado Que Tiene Al Traducirlo, Que Sería Más o Menos "Oculto" o "Escondido", Qué Es Más O menos Como Se Encuentra Belle Desde Que Perdió La Memoria, "Escondida" Dentro de Una Margie que se Parece a Ella Pero NO Lo És, Aunque Sigue Ahí y Es a Ratos Que Gold Consigue Verla "Oculta" Detrás de Esa "Margie"...;D ¡¡Muy Buena Pregunta, Dearie...;D;D;D!!
Muchas Gracias Por Tus Palabras Derie, Espero Que Los Siguientes También Te Sigan Gustando, Besotes XXXXxxxx
Magníficos, maravillosos, me han encantado estos capítulos!!! :) Todo, todo, de verdad. La escena de cama ha sido muy romántica a la par que elegante, no ha sido para nada vulgar ( una dudita: ¿fue un sueño u ocurrió de verdad? XD).
ResponderEliminarLa ecografía en familia era super tierna, que cuqui Gold aferrando la mano de Belle sin darse cuenta de lo que estaba haciendo... y lo que me ha matao de la risa fue el salvamento-discusión de la bibliteca, jajajajaja, (pa' terco tú terca yo) pensó Belle porque por narices esa noche cenarían comida italiana. XD
Ay, Evilqueen, Muchas Gracias, La Verdad Es Que Estoy Flotando En Una Nube Con Todas Vuestras Amables Palabras, No Pensaba Que Os Gustara Tanto, y Estoy Encantada...*w* ;D *w*
EliminarEn Cuanto a Lo Del Sueño, Si Te Fijas, Los Sueños Que Tiene Belle Suelen Ser Una Mezcla De lo Que Ya Vivió Alguna Vez ( Y Que Suele Estar Gold Recordando En Esos Momentos...O.O) y "Algo" Que Está Tratando de Hacerla Recordar, y En Este Caso, Gold Estaba Teniendo Los Mismos Recuerdos En La Antigua Habitación de Belle...;D;D;D
El Momento Escalera Es Que NO Me Pude Resistir a Ponerlo, Es Demasiado Bonito Como Para Desaprovecharlo, y me Dolió En el Alma Que Los Two...Productores NO Le Sacaran El Provecho Que Se Merecía...o.O ;P ¡¡Así Que Se Lo Saqué Yo ,ji, ji...;D;D;D!!
Ahora, Cuando Me Pilló La Depresión del Siglo Fue Cuando Vi A Lacey Rondando Por Ahí, Que NO Tenía Nada Que Ver Con Lo Que Yo Tenía Escrito...:´´´( ¡¡Casi Los Matoooooo...>:( !!
En Fin, Evilqueen, Que Muchisimas Gracias por Tus Palabras y Besotes XXXXxxxx
Yeaaaaaaaaahhhh!!!!!!!! Estoy súper encantada, era justo lo que quería leer!!!!!!!!!!! Y no digas tonterías, pordiosss, que la escena de pasiónnnnn te ha quedado perfecta. Cómo que vulgar???? Es justo lo contrario!!!!! Todavía noto el hormigueo en el estómago. En serio. Vaya que si vales! Me ha encantado. Qué bien que tengo otros dos capis para leer ahora de seguido. A por ellos voy! Me encanta que Belle esté regresando, por cierto, tenía ganas de ver a la chica pícara y guerrera.
ResponderEliminarKyra, Dearie, En El Capítulo Anterior Creo Que Pedías Algo Así, No...;D;D;D? Cuando Leí tu Coment Pensaba, "¡Ups, Me Ha Pillado, Por Dios Qué Previsible Que Soy...O.O!"
EliminarMe Alegro Un Montón De Que Te Haya Gustado y Que Se Aproximara A Lo Que Querías, Y Sobre Todo me Alegra Que no Te Haya Parecido Demasiado "Descarado", Es una Manía Mía...;D;D;D
A La Belle Guerrera La He Echado Mucho De Menos, ¡Pero Cuando Vi Al Bicho de Lacey, Más Todavía, Por Dios...:´´´(!
Muchas Gracias Por Tus Palabras, Dearie, Besotes XXXXxxxx