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  • domingo, 29 de septiembre de 2013

    "El retorno de la bruja". Partes 6 y 7

    Os dejamos a continuación con las partes 6 y 7 del fic "El retorno de la bruja" de Kevin Barrera. ¡Disfrutadlas!

    El retorno de la bruja.
    Parte 6

                                                        Bosque infinito, castillo del Rey Mario

    La noche era cálida, el príncipe Stefano estaba reunido con su padre en sus aposentos, estaban planeando unir su reino con uno vecino, el Rey Mario le entregó a su hijo una espada que llevaba en su familia varias generaciones, era tan afilada que podría cortar hasta la piel de un dragón sin dificultad, esa misma noche su hijo partiría a buscar a su prometida, varias horas después en el reino se festejaba el acontecimiento, la luz de la luna acompañaba a los bailes y sonidos de los aldeanos, la noche era larga y la comida y bebida no faltaba.

    El cielo comenzó a cubrirse de densas nubes oscuras, una bandada de cuervos
    se acercaban a la fiesta, los aldeanos ignoraban esos acontecimientos, puesto que la fiesta estaba en la superficie y no en las nubes. Los cuervos una vez llegaron al poblado comenzaron a atacar a los aldeanos, picoteaban, arañaban y devoraban todo lo que podían, esos seres demoníacos saciaban su hambre, en pocas horas el reino estaba repleto de cadáveres, cuerpos sin ojos, tripas desgarradas por el suelo rodeadas de charcos de sangre, varios tornados arrasaban con todo a su paso, engullían los cuerpos sin vida, los cuervos, las casas, dejando solo destrucción. La nieve empezó a ocultar bajo sí lo que quedó tras ellos. En el castillo los guardias estaban luchando contra misteriosos entes creados de cristal, una vez destruidos se recomponían, era inútil luchar contra ellos, los superaban en número. El rey aguardaba en sus aposentos pensando quien podría ser el causante de esta masacre junto a varios de los mejores hombres de su ejército esperando ordenes, era como si algún poderoso ser hubiese maldecido su reino, el ser oscuro, él debía ser el causante, no sabía qué conseguía él arruinando su reino, la luz se apagó, lo que provocó que el rey se alterase bastante, varios ojos rojos se encendían en la sala.


    -Rumpelstiskin! por qué haces esto!

    -Entre los ojos rojos se escuchó una dulce voz de mujer acompañada por una risilla- Rumpelstiskin? Que divertido.

    Varios candelabros prendieron con llamas verdes en la sala dejando un tono bastante tétrico, las paredes estaban cubiertas de sangre y los ojos rojos pertenecían a varios cuervos, se encontraban sobre los cadáveres de los hombres que estaban con él en la sala, el rey quedo horrorizado al ver tal escena. Ante él se encontraba una joven mujer sonriente, portaba un cetro de madera, en su parte superior tenía tallada una misteriosa figura de dragón cuya cola descendía enroscándose en él, custodiando un hermoso orbe de cristal, Sobre su hombro llevaba un cuervo al que acariciaba con cariño, llevaba una armadura negra la cual dejaba al descubierto gran parte de su escote, su mirada era penetrante, sus ojos resplandecían un azul mágico que te hechizaba, llevaba un tocado de cuernos que ocultaba todo su cabello dándole cierto aire demoníaco, ella no dejaba de sonreír, recordó la profecía que años atrás dijo la vidente ciega, un leve escalofrió recorrió todo el cuerpo del rey, no temía por su vida, si no por la de su hijo.


    -Q..Quién eres tú?

    -Lo que siempre habéis temido, lleváis buscándome 15 años, buscando el modo de deshaceros de mí.

    - Solo quiero el bien para mis aldeanos, debes entender que tanto tú como vuestra madre erais un peligro del que debía deshacerme. Por favor, no le hagáis nada a mi hijo, haced con mi alma lo que gustéis pero no hagáis daño a mi hijo.

    -N os preocupéis por vuestros campesinos, la nieve a cubierto todos sus cuerpos tras ver sido degustados por mis pequeñines –comencé a caminar hacia el rey, levanté mi mano derecha dejando su cuerpo paralizado, mientras él me miraba aterrorizado introduje mi mano en su pecho sacando de él un pequeño corazón. Me giré para volver hacia atrás mientras el orbe de mi cetro empezaba a brillar, el rey se mostró pálido y cayó de rodillas, una de sus manos estaba apoyada en el suelo mientras la otra se la llevo al pecho, algo estaba pasando en su interior- y vos, vos seréis la bestia que aguardará en el frio bosque protegiéndolo de intrusos, en cuanto a vuestro vástago, no podrá seguir el linaje de vuestra familia, ya que no podrá daros nietos -miré victoriosa al rey el cual se estaba transformando en un monstruo, lo envolví entre humo morado dejándolo suelo por el nevado bosque- es hora de redecorar este viejo castillo.

    Bosque Prohibido, castillo de Maléfica

    Escuché a mi cuervo graznar fuera, golpeaba mi ventana con su pico, diablo.. Hacia solo cuatro meses desde que lo rescaté de la muerte ante aquel felino callejero, es mi único y fiel amigo, me levante un poco dormida aún y abrí la ventana para dejarle entrar.

    -Qué sucede? -él seguía graznando alterado, no dejaba de aletear sobre mi cama intentando avisarme de algo, recordé que apenas hacía unos días fui a ver a la hermosa nieta de Cora, quizás eso fuera lo que intentaba decirme, cogí mi cetro y el orbe comenzó a mostrar el interior del cuarto de Regina, en el se encontraba ella junto a su madre, Cora consolaba a su pálida hija la cual lloraba histérica y con tristeza-

    - Madre, decidme que no está… que ella no… Madre, por favor.

    - Regina, corazón, no puedo. -Cora comenzó a llorar- Lo siento mucho cariño.


    Al oír eso mire a diablo bastante seria, esa maldita bruja había sido capaz de?... salí de mi habitación y me dirigí lo más rápido posible a la sala del trono, pulsé un botón incrustado bajo uno de los posa brazos y comenzó a moverse hacia la derecha dejando al descubierto un pasadizo secreto, bajé por él. Al final de las escalera estaba todo oscuro, varias luces rojas palpitaban, podía haber miles de esas luces, use mi magia para iluminar la sala, en ella guardaba corazones de poderosas bestias y criaturas, hasta los de varios aldeanos del reino de Stefano. Me acerqué al final de la sala donde estaba el último que adquirí, mire a diablo antes de abrirla, el estaba casi tan nervioso como yo, tras abrirla, el corazón aun palpitaba, suspire tranquila y hasta reí por ser tan incrédula.

    -Cora… tan astuta como siempre. –salí de la sala dejando el corazón en su lugar, dejándolo todo tal y como estaba- pero esta vez te he ganado.


     El retorno de la bruja.

    Parte 7

    Storybrook, Bar “The Rabbit Hole”

    El bar estaba lleno de borrachos, era divertido ver que nadie me reconocía, después de todo, en el bosque encantado tenía una buena reputación, la mayoría apostaban lanzando dardos a una diana, otros intentaban ligar con las camareras, me recuerdan bastante a mis siervos, igual de gordos e inútiles.

    -Morraine?

    -Un leve escalofrío recorrió mi cuerpo al oír esa voz, era imposible, al girarme para ver quién me había llamado me quede petrificada, esa sonrisa, esos ojos- Baelfire?

    -Los años no parecen pasar por ti, sigues tan hermosa como la última vez que nos vimos, puedo acompañarte?

    -lo cierto es que estaba a punto de marcharme, pero siéntate, hace años que no nos vemos, cómo me has reconocido?

    -tu mirada es inconfundible cielo.

    -¿Era eso  un piropo?- supongo que es cierto.. Pero cuéntame, ¿qué fue de ti? ¿Conseguiste que el hada azul te ayudase?

    -Todo se torció, el hada me entregó una judía para viajar a un reino sin magia con mi padre, pero en el último momento rompió nuestro trato y dejó que atravesara el portal solo.

    -oh dios, lo siento, no lo sabía. Después de aquel día no volví a saber más de vosotros, por eso pensé que al final conseguisteis ser felices.

    -Lo peor es que sigue siendo tan oscuro como siempre, él fue quien trajo la magia a este lugar, ojalá hubiese algún modo para que volviese a ser el de antes…

    -Quizás si exista un modo- tras terminarme lo que queda de mi tercer Bloddy Mary  miro fijamente a los ojos de Bae- Tras vuestra marcha dediqué mi vida a los estudios de la magia, después de varios años encontré un hechizo capaz de destruir cualquier maldición por poderosa que sea, podría usar ese hechizo para que tu padre vuelva a ser quien era antes de convertirse en el oscuro.

    -Eso sería genial, pero no sé cómo podría agradecerte que hicieras eso por nosotros Morraine, pero este no es un buen lugar para hablar de eso, ya sabes, hasta las paredes tienen oídos, tengo una habitación alquilada en el hostal ”La abuelita”, si te apetece podríamos seguir allí nuestra conversación.

    -Es casi imposible resistir esa mirada, esa sonrisa…- será lo mejor, pero necesito la daga de tu padre.

    -Eso no es problema, conseguiré que mi padre me la entregue.

    -Bien, pues tráela al Hostal de la abuelita, te estaré esperando allí y… seguro que podemos llegar a un acuerdo -tengo la sensación de que va a ser una noche muy larga-

    -Pues allí nos vemos, no tardaré.

    Bosque encantado, Castillo Rey Stefan

    El día de la boda real amaneció cubierto por un cielo grisáceo, amenazante. Sin embargo, nadie se tomó la molestia de mirar hacia las alturas, el acontecimiento que iba a tener lugar abajo era más importante. No todos los días se corona un nuevo rey. Los invitados habían llegado en su mayoría con anterioridad, sin embargo, los caminos estaban abarrotados de gente que deseaba contemplar el enlace.
    Stefan había enviado ya a varios guerreros para intentar recuperar el castillo de su padre, no creo que haga falta decir que ni una vez tuvieron éxito, quien se atreviese a adentrarse en el bosque prohibido sería degustado por mis “mascotas”. Como era de esperar, no recibí invitación alguna para la celebración, más eso no impediría que asistiese y les ofreciera uno de mis mejores presentes, me encontraba en la cocina real, realmente me quede asombrada al ver que nadie me reconocía, el disfraz de plebeya cumplía su cometido.
    -Comenzad a servir la comida, los invitados empiezan a impacientarse y ya sabéis, ¡hoy es un día muy especial!
    Cogí la bandeja con las bebidas para los recién casados, en una de ellas iba mi regalo, una pócima con la que quedaría estéril para toda la eternidad, al entrar en la sala casi se caen de la bandeja, la sala estaba llena de invitados, plebeyos, nobles y claro está, la realeza, me acerque a la mesa y deje los vasos frente a los recién casados, su amor duraría poco, torne mi aspecto para aparentar ser una invitada más esperando que la reina saciase su sed.

    Storybrook, Hostal “La abuelita”

    Tomar la última copa en la habitación de Bae en el Hostal de la Abuelita fue idea suya, acepté porque deseaba que me entregase la daga de Rumpelstiltskin casi tanto como seguir hablando con él. No todos los días se vuelve a ver a un antiguo amor que se creía muerto.
    Él, sentado en el orden de la cama frente a mí, yo aún de pie, examinaba la habitación con curiosidad, era una habitación luminosa con los muebles más básicos, una mesita junto a la cama, un par de cómodas para guardar la ropa y un aseo en un cuarto contiguo, al que entró él, una maleta negra sobresalía por debajo de la cama.


    - ¿Piensas quedarte poco tiempo? Pensé que querrías pasar tiempo con tu padre ahora que os habéis reencontrado después de tanto tiempo.


    - No he venido a Storybrook por mi padre. 


    La voz de Neal me llegaba un poco amortiguada desde el cuarto de baño “se estaba lavando las manos” pensé, el sonido del agua al caer por el lavabo se apagó con el chirrido del grifo al cerrarse.


    - ¿Entonces por qué has venido? -curiosidad latente en mi voz. ¿Realmente quiero saberlo? según se decía por ahí él era el verdadero padre del hijo adoptivo de Regina. Seguramente ni siquiera esperaba encontrarme con vida, mucho menos en Storybrook-


    -Por mi hijo, no quiero que le pase como a mí, no quiero que tenga una vida sin su padre. –dijo con voz seria- pero no estamos aquí para hablar de eso, no? –me mostró la daga de Rumpelstiskin, seguía siendo tal y como la recordaba-

    -perfecto, entrégamela –me acerque a él para quitársela de las manos, he de admitir que estaba bastante nerviosa, mi venganza estaba a unos pasos de mi-

    -no tan rápido, si la quieres debes ofrecerme algo a cambio.

    - ¿Qué es lo que quieres a cambio de entregarme la daga?


    -Pues veras, Quiero esta noche. Te quiero a ti.

    Me quedé sin palabras por un instante, momento que él aprovechó para rodear mi rostro con sus manos y besarme profundamente, reaccioné cogiéndole del cuello de su camisa y atrayéndole contra mi cuerpo. ¿Cuántas veces había soñado con hacer exactamente esto? Tenerle tan cerca, besarle, Sentir sus manos en mi cintura…


    - Morraine… es hora de recuperar el tiempo perdido.


    Dijo mi auténtico nombre y nada podría haber derribado mis defensas con mayor efectividad, un gemido angustiado escapó de mis labios al sentir los suyos en mi cuello, sus brazos me sujetaban contra su cuerpo como bandas de acero, me sujetaba tan fuerte que me costaba respirar.
    “Esto es solo un paso más para obtener mi venganza” me decía una y otra vez, “no significa nada, solo necesito que me entregue la daga para matar a su padre…” pero cada vez se me hacía más difícil pensar con claridad con sus manos desnudándome con experta rapidez, tampoco yo opuse demasiada resistencia.

    Desnudos ambos, me dije que ya puestos, yo también iba a disfrutar mi parte del trato. Con sorprendente fuerza lo empujé contra una pared, donde me dediqué a besarlo y lamerlo poco a poco empezando por su cuello bajando hasta su cintura, ya podía notar su erección. De rodillas ante él, cogí firmemente su miembro , su cara de placer era realmente deliciosa, su mirada me pedía más, estaba ardiendo, la introduje lentamente en mi boca cual dulce que saborear.


    - ¡Dios!


    El miraba al techo, sin ser consciente de nada excepto de lo que le hacía entre las piernas, no sabía qué hacer con las manos, una acabó enterrada en mis cabellos  para mantenerme ahí, la otra en los suyos.
    Continué degustando mi dulce, el me impulsaba con la mano mientas me decía lo genial que lo estaba haciendo, cada vez podía sentir como endurecía más y más. Esta deliciosa tortura continuó hasta que el me levantó, no pude llegar a decir nada y pronto olvidé las palabras que iba a decir pues su lengua en mi boca me distrajo.


    - Ni una palabra, Morraine.


    Me tumbó sobre la cama, abrió mis piernas con una de las suyas, mientras me miraba a los ojos con firmeza comenzó a frotas un poco su miembro contra mi sexo, el me deseaba al igual que yo a él. Pronto me puso de espaldas a él, sobre manos y rodillas, me poseyó, cada embestida suya era más profunda que la anterior. Al principio sus movimientos eran lentos, me sujetaba de las caderas con ambas manos para poder mantener el control.


    - esta noche serás mía.


    - Bae… -jadeé entre dientes, fue entonces cuando empezó a embestir más fuerte, pero era siempre igual de lentamente cuando salía de mi cuerpo para penetrarlo brusco y ansioso.-


    En pocos minutos me vi relegada a ser una criatura gimoteante que ahogaba sus gritos entre las almohadas “Mírame, La poderosa Emperatriz del mal siendo  profanada por un  hombre, follada hasta quedar sin aliento.-


    - Vamos, más rápido… -murmuré sin aliento, no soportaría esa lenta tortura durante mucho más tiempo, me agarró fuerte del pelo para, según me dijo al oído, poder ver mi cara cuando alcanzase el éxtasis.-


    No me importaron ni sus modales bruscos ni su necesidad dominante, esa noche conseguiría la daga para matar a Rumpel y uno de los mejores polvos de mi vida, sus movimientos se volvieron más rápidos y rudos, mis uñas dejaron marca en la madera del cabecero cuando ambos gritamos nuestro placer a la noche.
    Exhaustos, nos derrumbamos en la cama. Un nido de sábanas y almohadas revueltas, “ha estado genial” me dijo al oído, lo bese una última vez hechizándolo para dejarle dormido. Tras vestirme y obtener la daga en mis manos vi mi sonrisa reflejada en la hoja, hacia tanto tiempo que no sonreía… deje una nota en la cama y con un simple movimiento de mano desaparecí de la habitación envuelta en humo.-



    Bosque encantado, Castillo Rey Stefan

    Es tan extraño, ¿por qué justo ahora he de recordar a Bae? Hace ya bastante tiempo que no le recordaba… cuando era pequeña siempre soñé con esto, hacer una gran ceremonia en mi honor y casarme con Baelfire, formar una familia, Tener un final feliz… volví en mí al oír los griteríos de varios invitados, me mezclé entre ellos para ver que sucedía, Joder…
    -NO! -una pequeña explosión alejó a los invitados que me rodeaban, volví a mi forma original mientras miraba furiosa la escena, la copa se la había tomado su invitada especial, la mujer del Rey Jorge- la maldita copa era para ti, ¿¡¿tan difícil era bebértela maldita ingrata?!?
    -Maléfica, ¿qué hacéis aquí? ¡Qué habéis hecho! -dijo aurora mientras sostenía entre sus brazos arrodillada a su amiga-
    -Aurora atrás! Guardias, apresad a esa hechicera! –Stefan blandió su espada, era tan patético, ¿acaso creía que podría hacer algo contra mí con eso?-
    -estaba bastante furiosa como para jugar con los guardias, los cuales salieron despedidos por las ventanas con un simple giro de muñeca-  Ohh vamos príncipe Stefan, por que tanta hostilidad hacia mi persona?
    -¿No os bastó con matar a mi padre y su reino?
    -Es evidente que no, él me arrebató lo que yo más quería, y no me detendré hasta haber acabado con su linaje, esa pócima dejaría a vuestra esposa estéril, pero gracias a la imprudencia de vuestra  invitada su futuro ha cambiado.
    -Fuera de mi castillo, ¡nadie te ha invitado!
    - Me iré, pero oíd bien, no descansaré hasta que os haya destruido, y a vos, Aurora, os arrebataré el corazón y se lo daré a mis cuervos como aperitivo.
    Tras decir eso, la sala comenzó a temblar empezando a derrumbarse, no me importa si morían los invitados, pero odio perder, desaparecí de la sala no sin antes soltar una grata carcajada de maldad como aviso de que mi venganza no había concluido.

    1 comentario:

    1. noooo, como pudiste neal, niaaaaaa, como pudiste, moraine, moraine, moraine.

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