Os dejamos a continuación con las partes 6 y 7 del fic "El retorno de la bruja" de Kevin Barrera. ¡Disfrutadlas!
El retorno de la bruja.
Parte 6
Bosque infinito, castillo del Rey
Mario
La noche era cálida, el
príncipe Stefano estaba reunido con su padre en sus aposentos, estaban
planeando unir su reino con uno vecino, el Rey Mario le entregó a su hijo una
espada que llevaba en su familia varias generaciones, era tan afilada que
podría cortar hasta la piel de un dragón sin dificultad, esa misma noche su
hijo partiría a buscar a su prometida, varias horas después en el reino se
festejaba el acontecimiento, la luz de la luna acompañaba a los bailes y
sonidos de los aldeanos, la noche era larga y la comida y bebida no faltaba.
El cielo comenzó a
cubrirse de densas nubes oscuras, una bandada de cuervos
se acercaban a la
fiesta, los aldeanos ignoraban esos acontecimientos, puesto que la fiesta
estaba en la superficie y no en las nubes. Los cuervos una vez llegaron al
poblado comenzaron a atacar a los aldeanos, picoteaban, arañaban y devoraban
todo lo que podían, esos seres demoníacos saciaban su hambre, en pocas horas el
reino estaba repleto de cadáveres, cuerpos sin ojos, tripas desgarradas por el
suelo rodeadas de charcos de sangre, varios tornados arrasaban con todo a su
paso, engullían los cuerpos sin vida, los cuervos, las casas, dejando solo
destrucción. La nieve empezó a ocultar bajo sí lo que quedó tras ellos. En el
castillo los guardias estaban luchando contra misteriosos entes creados de
cristal, una vez destruidos se recomponían, era inútil luchar contra ellos, los
superaban en número. El rey aguardaba en sus aposentos pensando quien podría
ser el causante de esta masacre junto a varios de los mejores hombres de su
ejército esperando ordenes, era como si algún poderoso ser hubiese maldecido su
reino, el ser oscuro, él debía ser el causante, no sabía qué conseguía él arruinando
su reino, la luz se apagó, lo que provocó que el rey se alterase bastante,
varios ojos rojos se encendían en la sala.
-Rumpelstiskin! por qué
haces esto!
-Entre los ojos rojos se escuchó una dulce voz de
mujer acompañada por una risilla-
Rumpelstiskin? Que divertido.
Varios candelabros
prendieron con llamas verdes en la sala dejando un tono bastante tétrico, las
paredes estaban cubiertas de sangre y los ojos rojos pertenecían a varios
cuervos, se encontraban sobre los cadáveres de los hombres que estaban con él
en la sala, el rey quedo horrorizado al ver tal escena. Ante él se encontraba
una joven mujer sonriente, portaba un cetro de madera, en su parte superior tenía
tallada una misteriosa figura de dragón cuya cola descendía enroscándose en él,
custodiando un hermoso orbe de cristal, Sobre su hombro llevaba un cuervo al
que acariciaba con cariño, llevaba una armadura negra la cual dejaba al
descubierto gran parte de su escote, su mirada era penetrante, sus ojos
resplandecían un azul mágico que te hechizaba, llevaba un tocado de cuernos que
ocultaba todo su cabello dándole cierto aire demoníaco, ella no dejaba de sonreír,
recordó la profecía que años atrás dijo la vidente ciega, un leve escalofrió
recorrió todo el cuerpo del rey, no temía por su vida, si no por la de su hijo.
-Q..Quién eres tú?
-Lo que siempre habéis
temido, lleváis buscándome 15 años, buscando el modo de deshaceros de mí.
- Solo quiero el bien para
mis aldeanos, debes entender que tanto tú como vuestra madre erais un peligro
del que debía deshacerme. Por favor, no le hagáis nada a mi hijo, haced con mi
alma lo que gustéis pero no hagáis daño a mi hijo.
-N os
preocupéis por vuestros campesinos, la nieve a cubierto todos sus cuerpos tras
ver sido degustados por mis pequeñines –comencé
a caminar hacia el rey, levanté mi mano derecha dejando su cuerpo paralizado, mientras
él me miraba aterrorizado introduje mi mano en su pecho sacando de él un
pequeño corazón. Me giré para volver hacia atrás mientras el orbe de mi cetro
empezaba a brillar, el rey se mostró pálido y cayó de rodillas, una de sus
manos estaba apoyada en el suelo mientras la otra se la llevo al pecho, algo
estaba pasando en su interior- y vos, vos seréis la bestia que aguardará en
el frio bosque protegiéndolo de intrusos, en cuanto a vuestro vástago, no podrá
seguir el linaje de vuestra familia, ya que no podrá daros nietos -miré victoriosa al rey el cual se estaba
transformando en un monstruo, lo envolví entre humo morado dejándolo suelo por
el nevado bosque- es hora de redecorar este viejo castillo.
Bosque Prohibido, castillo de
Maléfica
Escuché a
mi cuervo graznar fuera, golpeaba mi ventana con su pico, diablo.. Hacia solo
cuatro meses desde que lo rescaté de la muerte ante aquel felino callejero, es
mi único y fiel amigo, me levante un poco dormida aún y abrí la ventana para
dejarle entrar.
-Qué
sucede? -él seguía graznando alterado, no dejaba de aletear sobre mi cama
intentando avisarme de algo, recordé que apenas hacía unos días fui a ver a la
hermosa nieta de Cora, quizás eso fuera lo que intentaba decirme, cogí mi cetro
y el orbe comenzó a mostrar el interior del cuarto de Regina, en el se
encontraba ella junto a su madre, Cora consolaba a su pálida hija la cual
lloraba histérica y con tristeza-
- Madre, decidme que no está… que ella no…
Madre, por favor.
- Regina, corazón, no puedo. -Cora comenzó a llorar- Lo
siento mucho cariño.
Al oír eso mire a diablo bastante
seria, esa maldita bruja había sido capaz de?... salí de mi habitación y me
dirigí lo más rápido posible a la sala del trono, pulsé un botón incrustado
bajo uno de los posa brazos y comenzó a moverse hacia la derecha dejando al
descubierto un pasadizo secreto, bajé por él. Al final de las escalera estaba
todo oscuro, varias luces rojas palpitaban, podía haber miles de esas luces,
use mi magia para iluminar la sala, en ella guardaba corazones de poderosas
bestias y criaturas, hasta los de varios aldeanos del reino de Stefano. Me
acerqué al final de la sala donde estaba el último que adquirí, mire a diablo
antes de abrirla, el estaba casi tan nervioso como yo, tras abrirla, el corazón
aun palpitaba, suspire tranquila y hasta reí por ser tan incrédula.
-Cora…
tan astuta como siempre. –salí de la sala dejando el corazón en su lugar,
dejándolo todo tal y como estaba- pero esta vez te he ganado.
El retorno de la bruja.
Parte 7
Storybrook,
Bar “The Rabbit Hole”
El bar estaba lleno de
borrachos, era divertido ver que nadie me reconocía, después de todo, en el
bosque encantado tenía una buena reputación, la mayoría apostaban lanzando
dardos a una diana, otros intentaban ligar con las camareras, me recuerdan
bastante a mis siervos, igual de gordos e inútiles.
-Morraine?
-Un leve escalofrío
recorrió mi cuerpo al oír esa voz, era imposible, al girarme para ver quién me
había llamado me quede petrificada, esa sonrisa, esos ojos- Baelfire?
-Los años no parecen pasar por ti, sigues tan hermosa como
la última vez que nos vimos, puedo acompañarte?
-lo cierto es que estaba a punto de marcharme, pero
siéntate, hace años que no nos vemos, cómo me has reconocido?
-tu mirada es
inconfundible cielo.
-¿Era eso un piropo?- supongo que es cierto.. Pero
cuéntame, ¿qué fue de ti? ¿Conseguiste que el hada azul te ayudase?
-Todo se torció, el hada me entregó una judía para viajar a
un reino sin magia con mi padre, pero en el último momento rompió nuestro trato
y dejó que atravesara el portal solo.
-oh dios, lo siento, no lo sabía. Después de aquel día no
volví a saber más de vosotros, por eso pensé que al final conseguisteis ser
felices.
-Lo peor es que sigue siendo tan oscuro como siempre, él fue
quien trajo la magia a este lugar, ojalá hubiese algún modo para que volviese a
ser el de antes…
-Quizás si exista un modo- tras terminarme lo que queda de mi tercer Bloddy Mary miro fijamente a los ojos de Bae- Tras vuestra
marcha dediqué mi vida a los estudios de la magia, después de varios años
encontré un hechizo capaz de destruir cualquier maldición por poderosa que sea,
podría usar ese hechizo para que tu padre vuelva a ser quien era antes de
convertirse en el oscuro.
-Eso sería genial, pero no sé cómo podría agradecerte que
hicieras eso por nosotros Morraine, pero este no es un buen lugar para hablar
de eso, ya sabes, hasta las paredes tienen oídos, tengo una habitación
alquilada en el hostal ”La abuelita”, si te apetece podríamos seguir allí
nuestra conversación.
-Es casi imposible
resistir esa mirada, esa sonrisa…- será lo mejor, pero necesito la daga de
tu padre.
-Eso no es problema, conseguiré que mi padre me la entregue.
-Bien, pues tráela al Hostal de la abuelita, te estaré
esperando allí y… seguro que podemos llegar a un acuerdo -tengo la sensación de que va a ser una noche muy larga-
-Pues allí nos vemos, no tardaré.
Bosque encantado, Castillo Rey Stefan
El día
de la boda real amaneció cubierto por un cielo grisáceo, amenazante. Sin
embargo, nadie se tomó la molestia de mirar hacia las alturas, el
acontecimiento que iba a tener lugar abajo era más importante. No todos los
días se corona un nuevo rey. Los invitados habían llegado en su mayoría con
anterioridad, sin embargo, los caminos estaban abarrotados de gente que deseaba
contemplar el enlace.
Stefan
había enviado ya a varios guerreros para intentar recuperar el castillo de su
padre, no creo que haga falta decir que ni una vez tuvieron éxito, quien se
atreviese a adentrarse en el bosque prohibido sería degustado por mis
“mascotas”. Como era de esperar, no recibí invitación alguna para la
celebración, más eso no impediría que asistiese y les ofreciera uno de mis
mejores presentes, me encontraba en la cocina real, realmente me quede
asombrada al ver que nadie me reconocía, el disfraz de plebeya cumplía su
cometido.
-Comenzad a servir la comida, los invitados
empiezan a impacientarse y ya sabéis, ¡hoy es un día muy especial!
Cogí la
bandeja con las bebidas para los recién casados, en una de ellas iba mi regalo,
una pócima con la que quedaría estéril para toda la eternidad, al entrar en la
sala casi se caen de la bandeja, la sala estaba llena de invitados, plebeyos,
nobles y claro está, la realeza, me acerque a la mesa y deje los vasos frente a
los recién casados, su amor duraría poco, torne mi aspecto para aparentar ser
una invitada más esperando que la reina saciase su sed.
Storybrook,
Hostal “La abuelita”
Tomar la última copa en la habitación de
Bae en el Hostal de la Abuelita fue idea suya, acepté porque deseaba que me
entregase la daga de Rumpelstiltskin casi tanto como seguir hablando con él. No todos los días se vuelve a ver a un antiguo amor que se creía
muerto.
Él,
sentado en el orden de la cama frente a mí, yo aún de pie, examinaba la
habitación con curiosidad, era una habitación luminosa con los muebles más
básicos, una mesita junto a la cama, un par de cómodas para guardar la ropa y
un aseo en un cuarto contiguo, al que entró él, una maleta negra sobresalía por debajo de la cama.
- ¿Piensas quedarte poco tiempo? Pensé que
querrías pasar tiempo con tu padre ahora que os habéis reencontrado después de
tanto tiempo.
- No he venido a Storybrook por mi padre.
La
voz de Neal me llegaba un poco amortiguada desde el cuarto de baño “se estaba
lavando las manos” pensé, el sonido del agua al caer por el lavabo se apagó con
el chirrido del grifo al cerrarse.
- ¿Entonces por qué has venido? -curiosidad latente en mi voz. ¿Realmente
quiero saberlo? según se decía por ahí él era el verdadero padre del hijo
adoptivo de Regina. Seguramente ni siquiera esperaba encontrarme con vida,
mucho menos en Storybrook-
-Por mi hijo,
no quiero que le pase como a mí, no quiero que tenga una vida sin su padre. –dijo con voz seria-
pero no estamos aquí para hablar de eso, no? –me mostró la daga de Rumpelstiskin, seguía siendo tal y como la
recordaba-
-perfecto, entrégamela –me acerque a él para quitársela de las
manos, he de admitir que estaba bastante nerviosa, mi venganza estaba a unos
pasos de mi-
-no tan rápido, si la quieres debes ofrecerme algo a cambio.
- ¿Qué es lo que quieres a cambio de
entregarme la daga?
-Pues veras, Quiero esta noche. Te quiero a
ti.
Me
quedé sin palabras por un instante, momento que él aprovechó para rodear mi
rostro con sus manos y besarme profundamente, reaccioné cogiéndole del cuello
de su camisa y atrayéndole contra mi cuerpo. ¿Cuántas veces había soñado con
hacer exactamente esto? Tenerle tan cerca, besarle, Sentir sus manos en mi
cintura…
- Morraine… es hora de recuperar el tiempo
perdido.
Dijo
mi auténtico nombre y nada podría haber derribado mis defensas con mayor
efectividad, un gemido angustiado escapó de mis labios al sentir los suyos en
mi cuello, sus brazos me sujetaban contra su cuerpo como bandas de acero, me
sujetaba tan fuerte que me costaba respirar.
“Esto es solo un paso más para obtener mi
venganza” me decía una y otra vez, “no significa nada, solo necesito que me
entregue la daga para matar a su padre…” pero cada vez se me hacía más difícil
pensar con claridad con sus manos desnudándome con experta rapidez, tampoco yo opuse demasiada resistencia.
Desnudos
ambos, me dije que ya puestos, yo también iba a disfrutar mi parte del trato.
Con sorprendente fuerza lo empujé contra
una pared, donde me dediqué a besarlo y lamerlo poco a poco empezando por su
cuello bajando hasta su cintura, ya podía notar su erección. De
rodillas ante él, cogí firmemente su miembro , su cara de placer era realmente
deliciosa, su mirada me pedía más, estaba ardiendo, la introduje lentamente en
mi boca cual dulce que saborear.
- ¡Dios!
El
miraba al techo, sin ser consciente de nada excepto de lo que le hacía entre
las piernas, no sabía qué hacer con las manos, una acabó enterrada en mis
cabellos para mantenerme ahí, la otra en
los suyos.
Continué degustando mi dulce, el me
impulsaba con la mano mientas me decía lo genial que lo estaba haciendo, cada
vez podía sentir como endurecía más y más. Esta deliciosa tortura continuó
hasta que el me levantó, no pude llegar a decir nada y pronto olvidé las
palabras que iba a decir pues su lengua en mi boca me distrajo.
- Ni una palabra, Morraine.
Me
tumbó sobre la cama, abrió mis piernas con una de las suyas, mientras me miraba
a los ojos con firmeza comenzó a frotas un poco su miembro contra mi sexo, el
me deseaba al igual que yo a él. Pronto me puso de espaldas a él, sobre manos y
rodillas, me poseyó, cada embestida suya era más profunda que la anterior. Al principio sus movimientos eran lentos, me sujetaba de las
caderas con ambas manos para poder mantener el control.
- esta noche serás mía.
- Bae… -jadeé
entre dientes, fue entonces cuando empezó a embestir más fuerte, pero era
siempre igual de lentamente cuando salía de mi cuerpo para penetrarlo brusco y
ansioso.-
En
pocos minutos me vi relegada a ser una criatura gimoteante que ahogaba sus
gritos entre las almohadas “Mírame, La poderosa Emperatriz del mal siendo profanada por un hombre, follada hasta quedar sin aliento.-
- Vamos, más rápido… -murmuré sin aliento, no soportaría esa lenta tortura durante mucho más
tiempo, me agarró fuerte del pelo para, según me dijo al
oído, poder ver mi cara cuando alcanzase el éxtasis.-
No me importaron ni sus modales bruscos ni
su necesidad dominante, esa noche conseguiría la daga para matar a Rumpel y uno
de los mejores polvos de mi vida, sus movimientos se volvieron más rápidos y
rudos, mis uñas dejaron marca en la madera del cabecero cuando ambos gritamos
nuestro placer a la noche.
Exhaustos, nos derrumbamos en la cama. Un
nido de sábanas y almohadas revueltas, “ha estado genial” me dijo al oído, lo
bese una última vez hechizándolo para dejarle dormido. Tras vestirme y obtener
la daga en mis manos vi mi sonrisa reflejada en la hoja, hacia tanto tiempo que
no sonreía… deje una nota en la cama y con un simple movimiento de mano
desaparecí de la habitación envuelta en humo.-
Bosque encantado, Castillo Rey Stefan
Es tan
extraño, ¿por qué justo ahora he de recordar a Bae? Hace ya bastante tiempo que
no le recordaba… cuando era pequeña siempre soñé con esto, hacer una gran
ceremonia en mi honor y casarme con Baelfire, formar una familia, Tener un
final feliz… volví en mí al oír los griteríos de varios invitados, me mezclé
entre ellos para ver que sucedía, Joder…
-NO! -una
pequeña explosión alejó a los invitados que me rodeaban, volví a mi forma
original mientras miraba furiosa la escena, la copa se la había tomado su
invitada especial, la mujer del Rey Jorge- la maldita copa era para ti, ¿¡¿tan
difícil era bebértela maldita ingrata?!?
-Maléfica, ¿qué hacéis aquí? ¡Qué habéis
hecho! -dijo aurora mientras sostenía
entre sus brazos arrodillada a su amiga-
-Aurora atrás! Guardias, apresad a esa
hechicera! –Stefan blandió su espada, era
tan patético, ¿acaso creía que podría hacer algo contra mí con eso?-
-estaba
bastante furiosa como para jugar con los guardias, los cuales salieron
despedidos por las ventanas con un simple giro de muñeca- Ohh vamos príncipe Stefan, por que tanta hostilidad
hacia mi persona?
-¿No os bastó con matar a mi padre y su reino?
-Es evidente que no, él me arrebató lo que yo
más quería, y no me detendré hasta haber acabado con su linaje, esa pócima
dejaría a vuestra esposa estéril, pero gracias a la imprudencia de vuestra invitada su futuro ha cambiado.
-Fuera de mi castillo, ¡nadie te ha invitado!
- Me iré, pero oíd bien,
no descansaré hasta que os haya destruido, y a vos, Aurora, os arrebataré el
corazón y se lo daré a mis cuervos como aperitivo.
Tras
decir eso, la sala comenzó a temblar empezando a derrumbarse, no me importa si
morían los invitados, pero odio perder, desaparecí de la sala no sin antes
soltar una grata carcajada de maldad como aviso de que mi venganza no había
concluido.
noooo, como pudiste neal, niaaaaaa, como pudiste, moraine, moraine, moraine.
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