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  • jueves, 25 de enero de 2018

    Fan Fic: A long time ago 7


    Después de algún tiempo, continuamos con una nueva entrega de este fic sobre seres y dioses escrito por Aquiel que esta vez nos narra la historia por la que Hades se convirtió en el Señor del Inframundo.


    Chapter 7: The Goddess of Spring

    Érase una vez, en los inicios de los tiempos, dos poderosas razas que luchaban por dominar el universo; por un lado, estaban los titanes, dirigidos por Cronos, tan poderoso que podía dominar el tiempo; y por el otro los dioses, hijos del anterior.

    Cronos, mató a su padre Urano para robarle el trono, y, temiendo que sus hijos hicieran lo mismo con él los engulló al nacer; excepto al último, Zeus, que logró escapar gracias a la ayuda de su madre que lo sustituyó por una roca.

    Zeus logró liberar a sus hermanos: Hades, Poseidón, Deméter, Hera y Hestia; y persuadió a los varones para enfrentar a su padre y luchar por hacerse con el poder del universo.

    Armados con las más poderosas armas que jamás fueran creadas; Zeus con un rayo, Poseidón con un poderoso tridente y Hades con una hoz se enfrentaron a sus predecesores venciéndolos después de una sangrienta batalla. Cronos fue condenado a pasar la eternidad en el Inframundo, en una prisión de la que no podría escapar jamás en lo más profundo del Tártaro.

    Los tres hermanos dioses se dividieron los reinos del mundo; Zeus gobernaría los cielos, Poseidón los mares y Hades la tierra…
    Los rayos del sol primaveral hacían resplandecer las espigas de trigo, un suave y cálido viento las hacía moverse, mientras parecían silbar al rozarse unas hojas contra otras. El trigal parecía extenderse más allá del horizonte, en medio de este, casi oculta entre las altas espigas se encontraba una hermosa muchacha que cantaba y danzaba alegremente mientras movía sus manos con un gesto ascendente; el trigo parecía crecer a su compás.

    La joven se camuflaba en el trigal, con su abundante y rizada cabellera como rayos de sol, coronada por una guirnalda de amapolas, portaba una túnica blanca con ribetes dorados y unas sencillas sandalias con correas de plata.

    De pronto, sintió una presencia a sus espaldas que la hizo interrumpir su faena; al volverse se encontró frente a un alto y apuesto joven vestido con una ajustada túnica negra que parecía querer reventar por sus potentes músculos, sus cabellos plateados y su oscura capa se movían en el sentido del viento. Portaba en su mano izquierda una hoz.
    -        ¿Necesitas ayuda? - preguntó el joven guerrero mientras le sonreía- Como puede ver esta vez vine equipado para segar todo tu trigal.

    -        Te he esperado toda la mañana, pensé que ya no vendrías- dijo la muchacha, mientras su rostro resplandecía. Entonces se lanzó a los brazos del guerrero, el cual la alzó por la cintura cual, si fuera pequeña niña, mientras soltaba la hoz.

    Sus ojos se cruzaron, los de él, penetrantes y grises como el tiempo, y los de ella, verdes como las esmeraldas; su brillo destacaba lo que sentían ambos por el otro. Se abrazaron y besaron suavemente en los labios. Entonces, el rostro del joven se ensombreció.

    -        Estaba con nuestro padre, su prisión es infranqueable aún para el titán más poderoso, pero uno nunca puede estar seguro.

    -        Te entiendo, me duele un poco que las cosas hayan terminado así- dijo ella mientras le acariciaba los cabellos plateados.

    -        Pero bueno, ahora al fin somos libres, y no temeremos por nuestro destino jamás- diciendo esto se arrodilló ante la muchacha, y de entre sus ropas oscuras sacó un anillo con un enorme rubí - Deméter, mi dulce y bella hermana, llevo esperando este momento toda mi vida, desde que mis ojos se cruzaron por primera vez con los tuyos. ¿Aceptas ser mi esposa y reinar junto a mí en el reino de la tierra por toda la eternidad? Mi querida diosa de las cosechas, te pido que seas mi reina y estés junto a mí para siempre, tan juntos como lo están la tierra y las plantas. - al decir esto tomó un poco de tierra del suelo para dejarla caer después.

    -        Oh, Hades, acepto- diciendo esto llevo los brazos alrededor del cuello de su hermano y lo besó suavemente. - También llevo esperando este momento toda mi vida.

    Entonces sintieron otra presencia cerca de ellos, mientras oyeron unos aplausos a su derecha. Al volverse vieron a alto joven rubio con una larga túnica blanca con detalles de oro, portaba además brazaletes y un cinturón de este material.

    -        Bravo mis queridos hermanitos. - dijo el joven sonriendo- No saben cuánto me alegran sus buenas nuevas y ser el primero en felicitarlos.

    -        Zeus- dijeron los hermanos al unísono.

    -        Hades, imaginé que te encontraría aquí, quería saber cómo estaba nuestro padre. - preguntó Zeus.

    -        Bien, si se le puede llamar así a estar encadenado completamente y pasar la eternidad en una prisión infranqueable.

    -        Sabes que era él o nosotros.

    -        Lo sé.

    -        Bueno, dejemos el tema. Hay que festejar vuestro noviazgo. - diciendo esto hizo aparecer una cesta en sus manos en la que se podían observar hermosas granadas maduras. - Les traigo un fruto muy raro, el cual solo se da en una determinada época del año. Imaginé que sería un regalo que apreciarían los dioses de la tierra y las cosechas.

    -        Extraño regalo, Zeus. - dijo –Hades extrañado- Nunca pensé que te gustará la agricultura.
    -        Hades, reinarás sobre el reino de la tierra, es hora de que conozcas y sepas apreciar su más delicioso fruto, pruébala y me darás tu opinión, experimentarás una sensación muy cercana al sexo. - dijo Zeus haciéndole una seña y sonriendole picaramente, mientras le extendía el fruto más maduro.

    Hades lo tomó y lo llevó a sus labios, a la primera probada sintió una sensación indescriptible, cerró los ojos mientras devoraba la jugosa granada, mientras su jugo bajaba por su quijada. Solo dejó al final dos semillas en su mano.

    -        Cierto, Zeus, es delicioso este fruto. - dijo Hades sonriendo- Tengo que pensar en un regalo apropiado para el dios de los cielos.

    -        Mi querido hermano mayor, me acabas de hacer un regalo genial- dijo Zeus mientras el hasta entonces soleado cielo se oscurecía y sendas nubes ocultaron al sol, múltiples rayos cruzaron el firmamento destruyendo con su ruido la tranquilidad hasta entonces existente. - Me acabas de ceder el reino de la tierra, desde ahora soy el dios de la tierra y los cielos, y dios supremo del mundo.

    Hades de pronto palideció y comenzó a tambalearse, los dos granos de granada que le quedaban en sus manos cayeron al suelo. El dios se llevó la mano al pecho mientras su rostro mostraba un gesto de dolor.

    -        Zeus…- comenzó a decir, pero perdió el habla, trato de dirigirse hacia su hermano, pero perdió el equilibrio y cayó al suelo, la tierra comenzó a temblar y abrirse una enorme grieta cerca de los pies de Hades. - Mi corazón no late. ¿Qué me ocurre?

    -        Zeus. ¿Qué has hecho? -preguntó Deméter que miraba aterrada a Hades.

    Hades, arrastrándose, trató de escapar de la grieta, pero esta continúo abriéndose bajo él, y el dios terminó cayendo, quedando colgando en el borde de un precipicio aparentemente sin fin.

    -        Adiós, mi querido hermano, desde hoy el único reino que reinarás será el Inframundo, cuida mientras estés allí de nuestro adorado padre. El fruto que acabas de probar proviene de allí, quien lo pruebe será huésped de ese oscuro reino para siempre. - gritó Zeus. - Tu corazón desde ahora se detendrá, no podrás sentir nada.

    Deméter corrió hacia Hades sosteniendo una de sus manos, pero el peso del dios era demasiado para ella y comenzó a arrastrarla con él.

    -        ¡Hades, no! - gritó la diosa desesperada.

    -        Suéltame Deméter, o caerás conmigo.

    -        Te amo, Hades. Nunca te dejaré ir. - pero el dios terminó soltándose y cayendo en el profundo precipicio, entonces el hueco se cerró completamente y en el suelo solo quedó una pequeña grieta.  Entonces Deméter, se volvió hacia su hermano menor, el cual sonreía. - Zeus. ¿Cómo pudiste?

    La muchacha se lanzó sobre su hermano, pero este con una de sus fuertes manos retuvo las dos manos que intentaban golpearlo y de un empujón la hizo rodar por el suelo. Al caer Deméter vio cerca de su mano el pedazo de granada que quedaba lo tomó y se lo llevó a los labios, Zeus la vio y de una patada le tumbó el fruto de las manos.

    -        ¡Ayyy! - Deméter gritó mientras se con la otra mano tomaba la que su hermano le había golpeado.

    -        ¡No te permitiré que vayas a acompañarlo!  Deberá pasar la eternidad solo en su oscuro reino de los muertos.

    -        No te saldrás con la tuya, él encontrará la forma de regresar y entonces…- comenzó a decir la muchacha entre susurros, pero su hermano le tapó la boca.

    -        Cállate- dijo Zeus con ojos que parecían despedir chispas, su mirada se detuvo en uno de los senos de su hermana, que se le había salido la túnica. - Hermanita, nunca me había percatado que habías desarrollado tan bien. - diciendo esto terminó de romper la ya maltratada túnica dejando al descubierto ambos senos de su hermana, la cual trató de tapárselos como pudo con sus manos, mientras le dirigía una mirada de súplica.

    Zeus le apartó las manos con una de las suyas mientras con otra le acariciaba toscamente los sensuales senos, cuyos pezones se endurecieron por el contacto.

    -        Zeus, por favor no…

    Pero Zeus ya no podía contener su lujuria, el hermoso cuerpo de su hermana había despertado sus más profundos deseos y ya no podía contenerse. A pesar de los gritos y súplicas de Deméter, su cuerpo fue ultrajado por el furor sexual de su hermano menor; el cual la hizo suya allí sobre la fría y dura tierra, que fue mojada por la sangre proveniente de la virtud de la joven diosa.

    -        ¿Cómo pudiste, Zeus? - preguntó llorando Deméter, sucia, desnuda y ensangrentada; con un terrible dolor en sus partes privadas y su cuerpo quejumbroso lleno de moretones. A su alrededor se encontraban las amapolas estropeadas que anteriormente adornaron sus cabellos.

    -        Soy el dios supremo del mundo, tengo el poder de hacer mío todo lo que desee.
    -        Cuando Hades lo sepa…

    -        Ese es el problema, querida hermana, no se va a enterar nunca- diciendo esto le tocó el vientre a su hermana, la cual lo miró extrañada- En tu vientre llevas mi semilla, la cual traerá a este mundo un fruto humano, como sabes los humanos son muy delicados y pueden sufrir cualquier accidente.

    Deméter miraba a Zeus horrorizada, mientras se tocaba el vientre a su vez, la revelación de Zeus la había hecho enmudecer.

    -        Por supuesto, si mantienes tu boca cerrada podrás criar a tu retoño y tenerlo a tu lado durante muchos años, Hades pensará que lo traicionaste con el ser que más odia en este mundo. - diciendo esto lanzó una carcajada, un trueno inundó de luz el lugar, de forma tal que deslumbró por un instante a Deméter, cuando recuperó la visión Zeus había desaparecido.
    Época del rey Teseo

    Muchos años después de la guerra de dioses y titanes

    El príncipe Teseo fue uno de los más grandes héroes que haya existido jamás, durante su existencia derrotó a muchos tiranos y malhechores, así como a monstruos legendarios; pero su mayor hazaña fue derrotar a la peor calamidad que haya asolado a su reino: el terrible minotauro.
    Después de derrotar a ese horrible monstruo, el héroe regresó a su país alegre y victorioso; pero no recibió el recibimiento esperado…
    Era una fría mañana invernal cuando el barco proveniente de la lejana Creta desembarcó en las costas de Atenas. El príncipe Teseo se sorprendió de no ser recibido con toda la bomba y platillo que deseaba, más bien con tristeza.
    En la orilla pudieron observar varias enlutadas mujeres, así como una triste pequeña comitiva de soldados.
    Al bajar el príncipe los soldados parecieron muy sorprendidos al verlo.
    -        ¿Qué sucede? ¿Por qué no viene la banda real a recibir como merece a los hijos pródigos de Atenas?
    -        Su alteza- dijo uno de los soldados inclinándose humildemente- Las velas oscuras, todos pensamos que habían muerto…- se atragantó y no pudo terminar la frase.
    Entonces el príncipe Teseo dirigió su mirada hacia las velas oscuras de la barca.
    -        ¡Por Zeus! - exclamó el príncipe – No sé cómo pudo ocurrir. ¿Dónde está mi padre?
    -        El rey Egeo a muerto- respondió el soldado en un susurro- ¡Larga vida al rey Teseo!
    -        ¡Larga vida al rey Teseo! – repitieron los otros soldados, así como la tripulación del barco.
    Los jóvenes tripulantes desembarcaron rápidamente y abrazaron a sus familiares que los creían perdidos.
    -        Llévenme ante mi padre.
    El salón del trono estaba lleno de antorchas, tanto así que la luz encandiló al joven rey cuando entró. Cuando pudo enfocar la vista pudo observar frente a los tronos reales un ataúd sobre el cual se veía el cuerpo del anciano rey, este estaba rodeado de rosas rojas.
    Teseo cayó de rodillas desesperado frente al trono.
    -        ¡Oh, padre! – exclamó Teseo presa del dolor- Tanto tiempo esperando para conocerlo y perderlo así tan rápido.
    Entonces, alguien le puso una mano en el hombro. Teseo, en medio de su ofuscación no se había percatado que no estaba solo en la habitación.
    -        Pasaremos este momento de dolor juntos, Teseo- dijo una dulce voz femenina.
    Al volver el rostro Teseo se encontró ante una preciosa joven vestida con regias vestiduras púrpuras, sus ojos anegados en lágrimas, en el primer momento no la reconocieron. Entonces se fijó en las cambiantes pupilas de la muchacha y reconoció a su madrastra.
    -        ¿Medea?
    En ese momento sintieron como se abrían las puertas del salón del trono y unos suaves pasos penetraron en la habitación, los dos jóvenes al oírlos se volvieron.
    -        Medea, te presento a mi esposa, la princesa Ariadna de Creta. Ariadna ella es la reina Medea, la esposa de mi padre.
    Ante ellos había una joven de piel trigueña y cabellos oscuros, vestida con una hermosa túnica roja.
    -        Un placer- dijo Medea extendiéndole la mano a la desconocida. Algo ocurría, inesperado para joven viuda, normalmente al mirar a cualquier persona con su doble mirada podía conocer todo acerca de ella, sin embargo, le era imposible leer a esa muchacha que le habían presentado como Ariadna.
    -        Encantada- respondió la muchacha de rojo.
    -        Por favor, Medea. ¿Pudieras mostrarle el castillo a mi esposa? Deseo estar un rato a solas con mi padre.
    -        Será un placer- respondió la joven de púrpura tomando del brazo a la de rojo.
    La condujo a la biblioteca real, la cual albergaba múltiples pergaminos de todas latitudes. Pero a la joven cretense más que los libros le llamaron la atención seis estatuas, las cuales representaban a los seis dioses principales, los hijos del titán Cronos.
    -        Hermosas esculturas. Esas son mis preferidas- exclamó la cretense señalando las dos estatuas que se encontraban a la derecha, un hombre y una mujer. La mujer tenía sobre su cabeza una guirnalda de amapolas, llevaba en una de sus manos varias espigas de trigo y en la otra una hoz. El hombre tenía un aspecto austero y oscuro, también portaba una hoz y a su costado se veía acostado un extraño perro de tres cabezas.
    -        ¿Hades y Deméter? - preguntó Medea sorprendida.
    -        Sí, Medea. El dios del Inframundo y la diosa de las cosechas; siempre me han llamado la atención; para empezar son los únicos que continuaron portando el arma preferida de su padre. Sabes, a veces las leyendas no son exactamente como te las cuentan.
    17 años después de la guerra de dioses y titanes

    Deméter era una madre sobre protectora con su hija, apenas la dejaba sola, ni siquiera se daba cuenta que el tiempo pasaba y la pequeña Kore ya no era una niña; ante sus ojos creció llena de gracia y belleza; con un hermoso y desarrollado cuerpo, sensuales labios de carmín, penetrantes ojos cual esmeraldas, cabellos besados por el fuego. Su hermosura y encanto juvenil era capaz de iluminar, cual rayo de sol, la noche más oscura.
    Kore, a veces se sentía ahogada ante tanta protección, pero no comprendía las razones de su madre. A pesar de ser la hija de una diosa, era delicada cual una simple mortal. Cuando se caía de un árbol o se pinchaba con la espina de una rosa, se hería como la hija de cualquier labradora. Las enfermedades humanas la afectaban, y no era inmune al dolor.
    En la primavera del décimo séptimo cumpleaños de Kore, la cosecha de todos los granos se atrasó con respecto a la estación; el trigo, el maíz y la cebada no crecían; los labradores por más que se esforzaban no lograban ver el fruto de su trabajo. Su madre, la diosa de la cosecha, no daba a vasto en su trabajo.
    Deméter siempre que tenía que salir y dejar a su hija sola la dejaba encerrada en la casa, de modo que la joven no podía exponerse a peligros externos, aunque quisiera. Le dolía en el alma dejar su hija sola, pero no podía arrastrarla todos los días a su arduo trabajo en los sembrados de trigo y maíz, bajo el ardiente sol.
    -        Madre querida, voy a estar muy sola cuando tú estés fuera. ¿Me permites ir a la orilla del mar y le pida a alguna de las ninfas marinas que salga del agua y venga a jugar conmigo?
    Deméter lo pensó por un instante, había oído que la mayoría de los accidentes que sufren los niños ocurren en el hogar, la orilla del mar no estaba lejos, así que su hija estaría más protegida con esas criaturas marinas que sola en casa.
    -        Está bien, mi querida hija- dijo dulcemente Deméter, mientras le acariciaba el rostro a la joven. - Las ninfas son buenas muchachas, pero debes tener cuidado de no alejarte de ellas ni andar vagabundeando sola.
    Deméter acompañó a su hija a la orilla del mar y Kore llamó a las ninfas para que vinieran a jugar con ella. Conocían estas la voz de Kore y salieron a la orilla ante su llamado, sus brillantes rostros y sus cabellos verdemar resplandecían al sol.
    -        Cuiden a mi hija, queridas ninfas- dijo Deméter- No la dejen en ningún momento sola, pues muchos peligros pueden acecharla. Confío en ustedes.
    -        Sí, madre Deméter- dijeron las ninfas al unísono.
    Deméter, más tranquila al dejar a su hija con las ninfas marinas, partió a su emprender su ardua tarea.
    Las ninfas se sentaron en la arena junto a Kore, donde rompían las olas marinas. Mientras una le trenzaba los rojos cabellos, las otras le hacían un collar de caracoles de diversos colores que le pusieron en el cuello.
    -        ¡Qué hermoso collar, queridas amigas! - dijo Kore emocionada- Vengan conmigo y les haré una guirnalda de flores a cada una.
    -        ¡No, Kore! No podemos ir contigo a tierra seca, nos desmayamos si no sentimos la brisa húmeda y salada del océano.
    -        Bueno, entonces espérenme aquí, traeré flores suficientes para hacerle una guirnalda a cada una. Volveré antes de que las olas golpeen diez veces sobre vosotras.
    -        Te esperaremos, pero mientras no estés aquí nos tenderemos en un colchón de esponja debajo del mar. Cada rato sacaremos la cabeza para ver si vuelves. Recuerda no alejarte mucho de nuestra vista.
    Kore salió corriendo hacia un sitio donde había visto muchas flores el día anterior, pero viéndolas un poco mustias corrió un poco más lejos.
    Entonces se encontró en una pradera con flores de todos tipos y colores, lo cual la hizo danzar de alegría: rosas, claveles, azucenas, jacintos.
    Mientras recogía flores, comenzó a bailar y a cantar una dulce melodía que le cantaba su madre cuando era más pequeña, mientras más se alejaba más fascinantes flores encontraba, se colocó una guirnalda de flores de múltiples colores sobre su cabeza.
    Se encontraba en un verde valle fascinante, matizado por todos los colores del arcoíris por los florecidos arbustos que eran acariciados por rayos de sol primaveral. En el centro del valle había un hermoso sauce de cuyas hojas caía rocío, cual lágrimas de alegría ante el canto de la muchacha; de sus ramas surgieron un centenar de pajaritos que atraídos por la dulce voz rodearon a Kore como las abejas a las flores. Los botones parecían florecer ante los ojos de la muchacha.
    En medio de su alegría la muchacha no se percataba que no estaba sola, una figura oscura la observaba tras la sombra del sauce.
    Habían pasado varios años desde que Hades fue enviado al Inframundo, poco conocían la verdadera historia de cómo terminó siendo el dios de la muerte. Con el tiempo, el omnipotente Zeus se convirtió en un dios muy venerado por los humanos, mientras, su hermano mayor, era temido por todos.
    Hades podía salir del Inframundo dos veces al año, teniendo en cuenta que no había terminado de comer la granada. Sin embargo, en mucho tiempo no había salido de su sombría morada, no quería visitar el Olimpo para no enfrentarse con su odiado hermano y en la tierra evitaba a la mujer que tanto había amado y lo traicionó.
    El dolor lo había consumido al saber que dos seres que había amado tanto lo habían traicionado, llegó a pensar que Deméter estaba involucrada en la traición de Zeus. Se había convertido en un ser huraño y solitario.
    17 años después de su oscuro reinado decidió visitar la tierra, especialmente el lugar especial en el que tantos momentos felices había compartido con su amor. Recordaba los atardeceres que habían compartido recostados a un sauce llorón donde había tallado sus nombres. El lugar era casi un desierto cuando lo encontraron, pero Deméter había hecho crecer múltiples flores, más el árbol del centro. Ella afirmaba que su amor era tan fuerte como para convertir un desierto en florecido valle, pues solo este sentimiento engendra la maravilla.
    Adaptado a la oscura morada, el rey de los muertos, al llegar al florecido valle bañado por luz primaveral tuvo que taparse los ojos. Por un instante pensó que era mala idea visitar ese lugar que tantos tristes recuerdos le traía, pero algo lo hizo permanecer allí. Una voz que parecía fundirse con el sonido de la brisa llegó a sus oídos, abrió los ojos y lo que observó en la dirección del sonido lo hizo contener la respiración.
    Le pareció tener ante sí la reencarnación de la primavera, sintiendo por un instante que con su sola presencia descongelaba el eterno invierno que albergaba en su corazón. Era una muchacha menuda, casi una niña, vestía una sencilla túnica verde que apenas ocultaba sus generosas formas; sus cabellos, cual llamas de fuego, estaban adornados por una guirnalda de flores de diversos colores. Sus pies descalzos se movían al compás del viento, a su alrededor volaban múltiples aves y pétalos de flores arrastrados por la brisa, los rayos de sol parecían seguirla. 
    Hades se sentía impresionado ante la visión, nunca se había sentido así ante una humana, que sin embargo parecía tener magia celestial a su alrededor; las aves la seguían en su baile, así como la luz del sol y el viento, las flores parecían florecer ante su canto; increíblemente le recordaba a alguien, una persona a quien una vez había amado.
    Sin poder vencer la curiosidad que sentía por esa humana se acercó ella, la muchacha no lo veía venir, pues ahora estaba de espaldas, arrancando una rosa con un duro tallo.
    La joven entonces percibió que el viento dejaba de soplar, las aves que hasta ahora habían seguido su canto se alejaron como asustados por algo, una oscura sombra le tapó completamente la luz del sol. Asustada se volvió y se encontró ante una figura oscura que le tapaba el resplandor solar, el miedo la hizo caer de espaldas sobre el espinoso rosal.
    -        Lo siento, no quería asustarte- dijo una voz grave frente a ella, tan fuerte que su tono le recordaba el ruido de un trueno, el hombre se arrodilló y le tendió una mano, entonces pudo vislumbrarlo mejor. Vestía una armadura de metal oscura, con una capa del mismo color a sus espaldas, sus rasgos le parecieron sombríos; sus cabellos eran plateados y sobre los cuales había una corona negra adornada con rubíes y diamantes.
    Ella tomó dudosa la mano que el hombre le extendía y este la ayudó a levantarse del suelo, al estar de pie se percató que el oscuro desconocido era muy alto, tenía que alzar la mirada para observar sus penetrantes ojos grises que parecían querer atravesarla con su mirada.
    En el suelo, estropeada, quedó su guirnalda de flores.
    Él, al observar los ojos de ella palideció, esa mirada le resultaba conocida de otro tiempo, ese brillo verde que te hacía pensar que te sumerges en la floresta, que eres parte de la verde primavera.
    -        ¡Maldición, mira tus brazos! Lo siento mucho es culpa mía por asustarte. - dijo el desconocido, y entonces la muchacha se percató que sus brazos sangraban, heridos por las espinas del rosal.
    Entonces, el hombre, tomó en una de sus grandes manos ambos brazos de la muchacha, mientras pasaba la otra sobre sus heridas resplandeciendo momentáneamente una etérea luz, al ésta desaparecer las heridas no existían.
    -        Todo solucionado. Ahora, pequeña. ¿Cómo te llamas? ¿Qué haces sola por estos lugares? - dijo el hombre, pero la asustada muchacha que hace unos minutos cantaba alegremente parecía haberse quedado muda. - Tus flores se han dañado, espero podamos solucionar esto también. - Entonces, en el sombrío rostro apareció una sonrisa, que lo hizo transformarse ante los ojos de la joven. Con un movimiento de una mano sobre la otra hizo aparecer un oscuro humo que al diluirse dio lugar a una hermosa rosa azul, la cual se la extendió a la muchacha.
    -        Gracias. – respondió la muchacha con una dulce voz, mientras tomaba la rosa. - Mi nombre es Kore.
    La sonrisa de la muchacha hizo estremecer al dios de la muerte.
    -        Mi madre me dice que no hable con extraños- dijo la joven bajando la mirada tímidamente.
    -        Bueno, dejemos de ser extraños entonces. Mi nombre es Hades.
    La joven lo miró con curiosidad, no podía apartar la mirada de esos penetrantes ojos grises. Había oído hablar mucho de ese dios, a su mente afloró una lejana nana infantil que había oído hace mucho tiempo.
    “Duérmete niño, duérmete ya, que viene Hades y te llevará”
    Su madre era una diosa, la que hacía crecer el maíz y el trigo, dotando a la tierra de sus más preciados frutos. Sin embargo, la había mantenido alejada del Olimpo y de los otros dioses, nunca le había querido hablar de ellos, mucho menos del dios de la muerte, y ella, viendo que molestaba a su madre hace mucho tiempo que evitaba preguntarle.
    -        Eres mi tío, mi madre es Deméter, la diosa de la agricultura. - dijo la muchacha tímidamente.
    Hades sintió como si la tierra se abriera bajo sus pies una vez más. Era ella, el fruto de la traición de Deméter, la razón por la que no había vuelto a la tierra nunca más. Aún recordaba cuando se enteró del embarazo de la mujer que amaba, que le había entregado su virtud a alguien más, quien había prometido amarlo por toda la eternidad.
    Sin embargo, no sentía odio por esa niña inocente, comprendía que le había llamado la atención de ella, su extraordinario parecido con Deméter. ¿A quién le habría entregado su virtud? ¿Quién sería ese que le había robado lo único que había amado?
    -        ¿Quién es tu padre? - preguntó a quemarropa a la muchacha.
    -        No lo sé, mi madre nunca me lo ha dicho. Vivimos en una cabaña no muy lejos de aquí, mi principal compañía son las ninfas marinas. Hasta hoy no había conocido a nadie de mi familia divina, aunque se dónde viven. - dijo la joven, mientras con la mirada señalaba el monte Olimpo, muy lejos en el horizonte. Entonces, la muchacha palideció.
    -        ¿Qué te ocurre, pequeña? ¿A qué le temes? Te prometo que nunca te haré daño. - dijo Hades tratando de tranquilizarla.
    -        Las ninfas me han dicho que debo cuidarme de mi tía Hera, la reina de los dioses. - dijo Kore, mientras palidecía todavía más.
    De pronto, Hades lo comprendió todo. Sintió que su divina sangre le hervía y la ira estaba a punto de consumirlo. Deméter, la mujer a la que había amado lo había traicionado con Zeus, su hermano menor, quien le había arrebatado su reino terrestre y lo había enviado a gobernar el Inframundo. Sin embargo, pronto se tranquilizó, de alguna forma comprendía que la muchacha no tenía culpa, esta de alguna forma hacía surgir de sus entrañas un instinto protector.
    -        Mientras yo esté cerca nadie te hará daño, te lo prometo. - dijo Hades, entonces cambió el tema. - Yo tampoco vivo en el monte Olimpo, digamos que tenemos eso en común, yo también vivo alejado de mi familia divina. En un lugar que no puedes ver, pues está fuera de tu campo visual, pero maravilloso en todos los sentidos, si me acompañarás allí verías un mundo más allá de los que hubieras soñado jamás, donde hay diamantes y piedras preciosas que brillan más fuerte que el sol y con colores más vivos que tus flores.
    -        No puedo…- comenzó a decir Kore.
    -        … salir con extraños- completó Hades, mirándola penetrantemente- Pero, pequeña, ya no somos extraños, te acabo de conocer y ya eres especial para mí, además somos familia. - al decir esto rozó el rostro de la muchacha lo que la hizo sonrojarse.
    Hades se separó de Kore y comenzó a hacer un movimiento ascendente con sus manos, de las cuales salió una especie de humo oscuro. Entonces, se escuchó una especie de trueno y la tierra se estremeció y comenzó a agrietarse. La grieta se ensanchó cada vez más y de pronto salieron cuatro negros caballos alados tirando de un oscuro carruaje, también con alas.
    Hades ágilmente se montó en el carruaje, mientras le extendía la mano a la joven.
    -        Ven solo será una vuelta y te regreso.
    -        No puedo. - dijo la joven mostrando indecisión e su voz.
    -        ¿No te gustaría conocer el mundo más allá de este bosque?
    -        Sí, pero…
    -        ¿Confías en mí?
    -        Creo que sí- diciendo esto tomó la mano que le extendían y subió al coche.
    El dios del inframundo tiró de las bridas y el carruaje partió raudo.
    Kore se comenzó a asustar por el desaforado galope, no podía precisar si corría por la tierra o volaba por los aires. Pronto perdió de vista el verde valle donde había vivido toda su vida; bosques, montañas, ríos y mares pasaban velozmente ante su vista.
    -        ¡Hades, por favor! Estoy muy lejos de mi casa. ¡Llévame de regreso! - clamaba Kore.
    -        No te asustes, pequeña. - la trataba de calmar Hades- Pronto llegaremos a mi palacio, en el te sentirás como su reina, yo mismo te serviré cual si fuera tu esclavo. Te regalaré un jardín de flores de piedras preciosas y diamantes, realmente eterno, pues no se consumirá jamás como las efímeras flores que recogías.
    -        No me importan las riquezas, ni los palacios. - respondió la muchacha sollozando- ¡Llévame con mi madre!
    Pero sus ruegos eran para Hades como polvo que se lleva el viento, este tiro las riendas con más fuerzas y los oscuros pegasos atropellaron aun más su paso.
    En un momento, Kore dirigió la vista a los fugaces paisajes que parecían pasar velozmente a su lado. Entonces, su mirada cayó sobre un enorme campo de espigas y en el medio de reconoció a la rubia figura que con movimientos ondulantes hacía crecer el trigo. Pero Deméter estaba demasiado ocupada para fijarse en el oscuro carruaje. Al verla, gritó con todas sus fuerzas, pero ya estaba fuera del alcance de la vista de su madre cuando esta volvió la cabeza.
    El camino comenzó a ponerse sombrío. Estaba bordeado a ambos lados por rocas y profundos precipicios. La única vegetación que se podía observar eran espinosos arbustos que crecían en las hendiduras de las piedras. Una oscura niebla lo cubrió todo de pronto, y a pesar que no pasaba del mediodía el cielo se oscureció en un crepúsculo gris.
    El carruaje paró al borde de un oscuro río, también cubierto por una negruzca niebla, por debajo de esta se podía observar agua de un color verdoso. Silenciosamente, comenzó a acercarse a la orilla una barca sin tripulante. Hades se bajó del carruaje y le extendió la mano a Kore que como un autómata la tomó, entonces, abordaron la barca.
    A pesar de no tener a nadie que la tripulara, ni sentirse ni la más ligera brisa sobre el oscuro río, la barca avanzaba sinuosamente. Kore se sentía enmudecida del terror, al mirar un momento a las aguas le pareció observar manos que salían de esta, lo que la hizo aterrorizarse aun más y a falta de otro apoyo se abrazó a su secuestrador, el cual sonrío ligeramente ante el miedo de la muchacha.
    Entonces, ante la vista te Kore apareció un majestuoso palacio de mármol negro, con increíbles e irreales torres que destellaban en el brillo de cientos de piedras preciosas, los cristales de las ventanas que percibió parecían de diamantes. El barco se detuvo ante un enorme portón de ébano, el cual se abrió ante un movimiento de la mano de Hades.
    Justo en el umbral había enorme mastín, el cual salió rápidamente a recibir a su amo. Era el animal más extraño que Kore hubiera visto jamás, un monstruo grandísimo, con tres cabezas. Sin embargo, Hades lo acarició cual si fuera un perrito faldero, su rostro se iluminó ante la presencia de su horrible mascota, la cual lo recibió con igual afecto.   Kore se percató que tenía por cola una serpiente viva.
    Al ver que la muchacha estaba asustada Hades le habló tan suavemente como le permitía su grave voz.
    -        Tranquila. No tengas miedo, Cerbero no te hará daño. - dijo Hades mientras le acariciaba una de sus horribles cabezas. - Solo ataca cuando alguien quiere penetrar en mis dominios sin ser invitado, o intenta salir cuando yo quiero que se quede dentro. ¡Abajo, Cerbero!
    Tomando de la mano a Kore entraron en el palacio. Una majestuosa escalinata de diorita negra conducía al gran vestíbulo. Estaba espléndidamente iluminado por lámparas de piedras preciosas. A pesar de todas sus riquezas había una tristeza que parecía formar parte de todo el lugar, lo único que parecía alegre era la diminuta presencia de Kore, que parecía un rayo de sol en medio del oscuro reino.
    -        Hades, es verdaderamente asombroso tu palacio, pero ya se está haciendo tarde y mi madre debe estar preocupada. ¡Por favor, lléveme a casa!
    Hades la miró sonriendo.

    -        Mi pequeña princesa, a partir de ahora este palacio será como tu casa, serás reina y señora de todo cuanto veas y todo lo que desees se hará realidad.
    Ante ellos aparecieron dos extrañas criaturas. Eran pequeños, cual, si fueran niños, tenían cuernos y alas de murciélago. Uno era gordito y el otro flaquito.
    -        Estos son mis más leales servidores, Pánico y Pena. - dijo Hades, y dirigiéndole una severa mirada a los diablitos. - A partir de ahora servirán a esta joven tan bien como a mí, todo lo que desee debe ser cumplido.
    Los diablitos se inclinaron humildemente.
    -        Un placer conocerla, señora- dijeron a dúo.
    Kore, a pesar de su terrible situación no pudo menos que sonreír ante tan cómicas criaturas.
    -        Acompáñenla a su habitación – dijo Hades a sus súbditos, y a Kore- Hasta pronto, pequeña.
    -        Hades- comenzó a decir Kore, pero el dios del Inframundo ya había desaparecido.
    Resignada siguió a los diablitos a su habitación.
    Época del rey Teseo

      El sol del mediodía era asfixiante. Los únicos árboles que se podían observar eran unos aislados pinos, que apenas daban sombra; y algunos arbustos espinosos que crecían de entre las piedras. El paisaje desembocaba en un acantilado desde el cual se podía observar gran parte del reino de Atenas.
    Una figura solitaria caminaba trabajosamente en dirección al acantilado. Era una hermosa joven de tez trigueña y cabellos oscuros, sobre los cuales reposaba una corona de oro con carbunclos incrustados, vestía una elegante túnica de seda roja y se apoyaba en el difícil camino con un bastón que terminaba en una cabeza de búho.
    Cualquiera se hubiera sorprendido de ver una joven tan hermosa en esos parajes tan solitaria, más si supieran que era la nueva reina del país. Su rostro expresaba preocupación, miraba impaciente en todas las direcciones. Sigilosamente desenrolló un pequeño pergamino.
    “Nos vemos al mediodía en el acantilado de la Triple Diosa, o todo será revelado”
    -        ¿Quién podía conocer sus más profundos secretos y amenazaba con rebelarlos? - pensaba la joven reina impaciente, mientras seguía mirando en todas las direcciones.
    Entonces, sintió una especie de silbido, la reina al escucharlo hizo un movimiento con su mano y una flecha se encajó en el pino que estaba a su derecha.
    Al volverse vio a dos encapuchados con andrajosa apariencia que se acercaban a ella, uno con un arco apuntándole otra flecha y el otro con una amenazadora espada.
    -        ¡Su majestad no debería andar sola por estos parajes! Lamentamos mucho que el joven rey quede viudo tan pronto.
    -        ¡Por favor, no me hagan daño! - dijo la muchacha en tono de súplica, sin embargo, en sus manos apareció una aureola roja. El encapuchado del arco sacó su espada de su costado y arremetió contra el otro, que con un movimiento ágil detuvo el golpe con la suya.
    -        ¿Qué haces? ¿Te has vuelto loco?
    El otro no parecía escucharlo, seguía repartiendo estocadas a diestra y siniestra, que su compañero trataba de esquivar; comenzando una encarnizada lucha. El atacante había adquirido en sus ojos un tono rojizo.
    -        Puedes salir de tu escondite querida suegrastra-  dijo la reina y de detrás de un pino salió una joven con una ajustada y corta túnica púrpura de amazona, sus hermosos cabellos color miel recogidos en una cola de caballo; portaba un arco y un carcaj a sus espaldas, así como brazaletes y tobilleras de acero; en sus manos llevaba una fina varita de roble.
    -        Querida Ariadna, vi que estos bandidos te perseguían, me asusté y me escondí- respondió la otra. Las jóvenes conversaban mientras los bandidos mantenían su lucha encarnizada y violenta.
    -        Podemos quitarnos las máscaras, Medea. Sé que tú los contrataste para asesinarme.
    -        Querida Ariadna- dijo la otra sonriendo y sacando de entre sus ropas una peineta con par cabellos oscuros enredados- O debería decir, Fedra; deberías tener cuidado donde dejas caer tus cabellos, algunas personas con habilidades especiales pudieran usarlos con motivos oscuros; un cabello puede mostrar todo acerca de ti.
    -        ¿Te has vuelto loca, Medea? No sé de qué hablas.
    -        ¿Dónde está tu hermana, Fedra?
    -        No te interesa mi hermana, Medea. No tienes pruebas, además Teseo me ama, nunca te creería.
    -        Por eso decidí tomar la iniciativa, aunque sé que tienes la sangre de tu hermana en tus manos y que la mataste para usurpar su lugar no tengo pruebas. – respondió Medea, hizo un movimiento con su varita y una enorme roca se levantó del suelo y salió volando hacia Fedra- Adiós, su majestad- dijo haciendo una inclinación.
    Unos centímetros antes de llegar a Fedra la roca se detuvo en el aire. Una aureola de luz roja rodeaba a la joven reina.
    -        Sabes, Medea. A veces tomar la iniciativa no es suficiente. No van lejos los de adelante si los de atrás son más rápidos. - diciendo esto hizo un movimiento con su mano derecha y la roca, cual bumerán, regresó hacia Medea. Esta pudo escapar por los pelos en el último segundo, dando una vuelta de carnero por el suelo.
    Medea entonces, alzó los brazos al cielo y comenzó a soplar, este se nubló de pronto y oscuras nubes cubrieron el hasta entonces resplandeciente sol. Un remolino surgió ante ella y se dirigió hacia Fedra, la aureola roja de esta tomó más fuerza y el remolino se contuvo un poco, pero no lo suficiente, caminando hacia atrás comenzó a acercarse peligrosamente al borde del acantilado.
    En ese momento, uno de los bandidos atravesó al otro con la espada y después de una patada lo empujó hacia atrás. Pero cuando lo fue a desarmar, el moribundo, en su último suspiro, le cortó el cuello con un puñal, quedando al final los dos cadáveres un sobre otro.
    Entonces, una aureola roja cubrió a los cadáveres, que se levantaron despidiendo llamas de sus ojos y se lanzaron hacia Medea. Esta, hizo alzarse un árbol caído y que aplastara a uno de ellos, pero no pudo contener al otro que se abalanzó hacia ella con su puñal, cuando el bandido lanzó su estocada ella la detuvo con el brazalete de su mano derecha, y le dio una zancadilla, haciéndolo caer.
    En ese instante, Fedra no pudo contener por más tiempo el remolino y cayó por el acantilado, lo que hizo a Medea lanzar una carcajada. Pero la alegría de la encantadora duró poco, pues ante sus ojos vio aparecer a Fedra levitando desde las profundidades del precipicio, observó que la otra llevaba unas sandalias aladas y una aureola roja la cubría.
    La distracción le costó cara a Medea, pues el muerto viviente al que pensaba haber vencido la haló por las piernas haciéndola caer al suelo a todo lo largo, su varita cayó a par de metros. Medea comenzó a forcejear a las patadas con su atacante, pero era inútil, este no la dejaba arrastrarse hasta la varita.
    Fedra apareció levitando frente a ella y con un movimiento de sus manos atrajo a la varita de la otra, de la misma forma que el imán atrae al hierro.
    -        ¿Perdiste algo, Medea? - dijo mirando a su aterrada contrincante, que continuaba forcejeando con el muerto viviente de ojos de fuego. - ¿Cuál es tu peor miedo, Medea?
    Medea sintió cual, si una fuerza extraña se metiera en su mente y penetrara en sus más profundos pensamientos, su cabeza comenzó a darle vueltas y sus ojos a pesarles, frente a ella vio una especie de niebla roja. En su último esfuerzo sacó un bolsito de su cinturón, sacando de este lo que parecían ser dos enormes dientes de una serpiente y los lanzó tan lejos como pudo, todo esto mientras el muerto viviente se arrastraba sobre ella.
    -        ¡Hijos del dragón! ¡Ayúdenme! - dijo Medea antes de perder la conciencia.
    Al abrir los ojos Medea no reconoció el lugar donde se encontraba, estaba acostada en una enorme cama y frente a ella había una ventana, desde la cual se observaba un nublado cielo. Al acercarse a ella se percató que se hallaba en una alta torre, desde la cual se observaba un paisaje desolado por el fuego, que arrasaba lo que fue un inmenso bosque, que cubría todo lo que abarcaban sus ojos, un humo negro llegó hasta ella haciéndola respirar con dificultad y llorar.
    Su atención lo captó una figura alta e imponente que la miraba desde el otro extremo de la habitación con unas extrañas vestiduras oscuras, era una mujer de cierta edad pero que aún no había perdido toda su belleza, no le costó mucho darse cuenta que estaba frente a un espejo.
    Se escuchó un terrible rugido capaz de cortar el tiempo, al dirigir la vista hacia la ventana observó un terrible dragón que respirando fuego se acercaba hacia su torre. Medea, aterrada, se refugió en el último extremo de la habitación, mientras esperaba una ardiente y terrible muerte.
    Entonces, escuchó un grito de mujer, una niebla roja lo cubrió todo…
    Mientras Fedra lanzaba todo su poder mental sobre Medea no se percataba que un nuevo peligro la acechaba. Al ver a Medea lanzar los dientes de dragón sobre el negro suelo pensó que era un hechizo malogrado, pero demasiado tarde se dio cuenta de su error.
    Sobre el negro y húmedo suelo, donde cayeron los dientes de dragón, comenzó a crecer un fruto no natural para la madre tierra. Algo comenzó a brillar en un punto y luego en otro. Cualquiera que mirara se daría cuenta que eran las puntas de sendas lanzas de acero las que surgían como tallos trigos y crecían con gran ímpetu. Del mismo brotó un par de hojas de espada. Un momento después, le siguieron par de yermos de bronce, seguidos de dos fieros rostros bajo estos. Rápidamente, los frutos de los dientes de dragón terminaron de germinar y se manifestaron como dos fieros soldados, armados con yelmos, corazas, escudos, espadas y lanzas.
    Cual si hubieran recibido una señal de llamada a la batallas los fieros guerreros se lanzaron sobre los que consideraron sus enemigos. Uno de ellos tomó al muerto viviente que se arrastraba sobre Medea, cual, si fuera un muñeco de paja, y lo hizo estrellarse contra una encina, provocando el mismo efecto que cuando se lanza un huevo contra una pared. El otro soltó un látigo hacia Fedra, enlazándole uno de sus tobillos, esta, abstraída en su hechizo mental no tuvo tiempo de elevarse y comenzó a forcejear con la poderosa fuerza que la alaba hacia abajo. Los hijos de los dientes de dragón eran inmunes a su magia.
    En ese momento, Medea despertó, notando como había cambiado la batalla a su favor.
    De pronto, el cielo se despejó, el remolino se desintegró y los guerreros surgidos de los dientes de dragón quedaron petrificados. Fedra sintió como si sus zapatillas aladas tuvieran voluntad propia y la obligaran a bajar; una poderosa fuerza bloqueaba su magia. Ambas jóvenes percibieron una presencia que se acercaba al lugar.
    Al mirar en la dirección de los pasos observaron una figura encapuchada con oscuras vestiduras, que portaba una antorcha en su mano derecha. Entonces, la capucha cayó hacia atrás dejando observar un frío, aunque hermoso, rostro de mujer coronado por una tiara en forma de medialuna.
    -        ¡Nodriza! - gritó Fedra sorprendida
    -        ¡Hécate! - gritó Medea al mismo tiempo.
    Las muchachas se miraron sorprendidas y observaron a la mujer de negro.
    -        ¡Mis pupilas preferidas! Me alegra que se hayan conocido y se hayan hecho tan amigas- dijo la diosa de la hechicería sonriendo.
    17 años después de la guerra de dioses y titanes

      Deméter volvió el rostro al oír el grito de su hija, pero ya el carruaje había desaparecido de su vista. El retumbar del carruaje le había parecido un trueno lejano, que avisaba que se acercaba una tormenta, pero al escuchar la voz de su hija se estremeció y miró en todas las direcciones. Sin embargo, le parecía imposible que la muchacha hubiera atravesado tales distancias, cruzando tantos accidentes geográficos como montañas y mares, se figuró que era otra muchacha la que había gritado.

    Pero la preocupación no la dejó seguir trabajando, deseó verificar que su hija se encontraba segura. Hizo un movimiento con sus manos y un remolino de hojas la cubrió haciéndola desaparecer y transportándola hasta la orilla del mar, donde había dejado a su Kore al cuidado de las ninfas, allí enseguida se encontró con los mojados rostros de las ninfas, que cada rato sacaba sus rostros para ver si la muchacha reaparecía.

    Entonces, a su lado apareció una nube de humo oscuro, al disiparse este se encontró ante una mujer de sombrías vestimentas, en su cabeza, sobre sus trenzados cabellos, llevaba una corona en forma de medialuna.

    - ¡Hécate! - dijo Deméter, sorprendida ante la presencia de la mujer.

    - Mi querida Deméter, en mi oscura caverna escuché un grito en el que me pareció reconocer la voz de nuestra querida Kore, sabes que mis oídos escuchan cualquier grito de angustia, pena o miedo que se lance en el mundo. Presentí que le podía haber ocurrido algo terrible, que se le hubiera llevado algún dragón u otro monstruo cruel. Traté de encontrarla con un hechizo localizador, pero no puedo encontrarla en ningún lugar sobre la tierra y los oráculos permanecen silenciosos.

    Las ninfas se dejaron llevar por las olas y cayeron en la playa a los pies de las diosas.

    - ¿Dónde está Kore? – preguntó Deméter, más preocupada aún ante la presencia de su sombría acompañante. - La dejé a vuestro cuidado y no la veo por aquí.

    - Madre Deméter. - dijeron al unísono las ninfas moviendo sus verdes cabellos- Kore estuvo jugando con nosotras, pero hace tiempo se alejó a la pradera diciendo que iba a hacer una guirnalda. Era mediodía y desde entonces no la hemos vuelto a ver. 

    - ¿Y la dejaron alejarse sola? - ahora fue Hécate quien habló, con severo tono.

    - Divina Hécate. - respondió una de las ninfas, un poco asustada ante la diosa de la hechicería. - No podíamos acompañarla muy lejos, el sol nos hace daño por lo que temimos alejarnos de las olas.

    - ¡Malditas ninfas incompetentes! No saben todos los peligros que pueden acechar a una muchacha como Kore, por su culpa ha desaparecido.

    - Hécate- comenzó a decir Deméter, pero Hécate la interrumpió. Los ojos de la diosa de la diosa de la hechicería se habían tornado rojos.

    - La incompetencia debe ser castigada- dijo Hécate. - Tienes el corazón demasiado noble, Deméter.

    - ¡Por favor! - comenzaron a decir las ninfas.

    Alrededor de ellas apareció un oscuro remolino que las arrastró.

    - Ninfas marinas, dejaron que mi divina ahijada Kore se alejara exponiéndola a un sin número de peligros para no tostarse por el sol. Desde hoy no van a poder pisar la tierra, pues en vez de piernas tendrán colas de pez, las condenó a las profundidades marinas y a partir de ahora serán una raza maldita, serán conocidas como sirenas.

    Arrastradas por la corriente las ninfas desaparecieron.

    - Vamos a buscar a Kore- dijo Hécate, alentando a la desesperada Deméter.


    Época del rey Teseo

    Era una estrellada noche de luna llena, el astro nocturno se acercaba a su cenit, esta se reflejaba en el río de manera distorsionada, producto del efecto de la suave briza nocturna sobre las aguas. Un puente en forma de arco atravesaba el riachuelo, sobre el cual se encontraban tres oscuras figuras encapuchadas con antorchas en sus manos.
    Una de las figuras se echó la capucha hacia atrás.
    -        ¡Mis queridas aprendices! Hoy les voy a dar un objetivo mejor que matarse entre ustedes, les ofrezco algo más poderoso que un simple reino- dijo Hécate poniendo en el suelo el saco que llevaba a sus espaldas.
    Las otras dos se echaron también sus capas hacia atrás, mirándose fijamente con mirada hostil.
    -        ¿Qué puedes ofrecernos que supere el reino más rico del mundo, Hécate? - preguntó Medea.
    -        Deben confiar en mí, queridas mías. En su momento lo sabrán. ¿Alguna vez las he decepcionado? Si no les hubiera enseñado varias duras lecciones desde pequeñas ahora no serían las mujeres fuertes y poderosas que son hoy- diciendo esto tomó las manos de ambas muchachas y las unió. - Además, ambas me prometieron que responderían a mi llamado cuando las necesitara, si no les conviene le que les ofrezca después que me ayuden en lo que necesito podrán matarse tranquilamente.
    Las jóvenes seguían mirándose atravesado, en el caso que las miradas mataran ambas estarían muertas.  Se tomaron de las manos con precaución.
    -        Si, queridas mías, a partir de ahora serán como hermanas, las tres lo seremos; juntas invocaremos el poder de las tres- dijo Hécate - ¿Trajeron lo que les pedí?
    Soltándose Medea sacó un bolso de entre sus ropas. Al abrirlo sacó varias hierbas.
    -        Aquí están la higuera silvestre arrancada de las tumbas; la mandrágora, que crece donde no crece más nada; el acónito, obtenido de un campo de batalla. Espero que valga la pena que me haya estropeado las uñas- dijo Medea mirándose las manos.
    Hécate la miró con tanta fijeza que la hizo bajar la mirada, entonces se dirigió a Fedra.
    -        Espero que tú también hayas cumplido tu parte. ¿No te habrás dañado las uñas también?
    Fedra también sacó un bolso de entre sus ropas.
    -        Aquí están los huevos y plumas de lechuza, así como la sangre de sapo. No me dañé las uñas, pero me manché mi vestido de seda nuevo.
    -        ¿Te manchaste de sangre tu vestido de seda rojo? ¡Por las llamas del Tártaro! ¿Por qué habré escogido de aprendices princesas? Tenía que haber buscado campesinas o pescadoras. - dijo Hécate elevando sus manos al cielo.
    La exclamación de Hécate provocó una carcajada en las otras, las cuales por primera vez se miraron con algo de simpatía.
    Entonces, el saco de Hécate comenzó a moverse, y se oyó el llanto de un bebé recién nacido.
    -        ¿Qué ocurre? ¿No me digan que no están preparadas para hacer un sacrificio? Por favor, ambas tienen sangre en sus manos. Están más que listas para realizar una invocación.
    -        ¿A quién vamos a invocar? ¿Un muerto, un demonio, un dios?
    -        Digamos, Medea, que un poco de cada uno de los seres que mencionas. - respondió Hécate. - ¿Recuerdan la historia que les conté de pequeñas?
    17 años después de la guerra de dioses y titanes

    En el salón del trono del palacio del Inframundo se encontraba su rey, Hades vestía una túnica negra que hacía juego con la mayor parte del mobiliario de la habitación. El trono era de mármol negro, decorado con piedras preciosas, el suelo y las finísimas columnas, que se unían en un elevadísimo techo, también eran de ese material. 
    La habitación estaba iluminada por múltiples lámparas de diamantes y piedras preciosas, que al reflejar sus múltiples colores les daba un aspecto mágico a los seres que en ella se encontraban. Sin embargo, a ambos extremos de la habitación esta era cortada por un río subterráneo, sus aguas eran verdosas y si las mirabas con atención podías observar almas perdidas flotando en su interior. Todo estaba construido de tal manera que el más mínimo sonido se veía amplificado por un estruendoso eco.
    A los pies de Hades se encontraban sus servidores Pánico y Pena. Frente al trono un anciano con una lira entonaba una triste melodía y una hermosa ninfa bailaba a su ritmo.
    A pesar de los colores refractados de las luces, de la música y del baile la habitación y todos los presentes tenían un aire triste y mustio; tal como si no hubieran sido tocados jamás por la luz del sol.
    De pronto, un ruido hizo que todos quedaran en silencio, eran pasos que se acercaban por el cavernoso pasillo. Entonces, las pesadas puertas de ébano se abrieron dando lugar a una visión que hizo el efecto de un rayo de luz solar que se filtra en medio de la más profunda oscuridad. Todas las miradas se dirigieron en esa dirección, extasiadas.
    Era Kore, vestía una túnica verde con detalles dorados, que hacía juego el collar, los brazaletes y la tiara de oro y esmeraldas que portaba. Sus pies antes descalzos ahora estaban cubiertos por unas lujosas sandalias de piel de gacela con correas doradas. Se acercó al trono con la vista perdida en el suelo y al llegar frente a este se inclinó humildemente.
    -        Estás realmente preciosa, mi pequeña Kore. - dijo Hades- Ese vestido y joyas parecen formar parte de ti. No tienes que inclinarte, pues en este reino eres reina y señora; y todos los presentes, incluso quien te habla, están obligados a servirte en lo que desees.
    -        Gracias señor por el regalo. - al decir esto Kore subió el rostro, y sus ojos, cual esmeraldas se fijaron en los de Hades- Pero no era necesario, me siento mejor con humildes ropas, sin joyas y descalza corriendo por los prados de mi hogar, y ninguna joya se compara con la belleza de las flores.
    -        Como puedes decir eso, Kore, cuando esos vestidos y joyas te hacen ver como una reina, y mientras las flores son efímeras, los diamantes y piedras preciosas son eternos, estos, son realmente los mejores amigos de una joven hermosa como tú.
    -        Es cierto, las flores son efímeras, pero en eso radica su real belleza. Nada es tan bello como una rosa florecida, sin embargo, esta no será igual mañana que hoy, su belleza radica en su instante de perfección. Lo mismo ocurre con la vida humana, hoy no seré la misma que mañana y el instante que desperdicie hoy estará perdido para siempre, así como mañana la bella rosa tendrá los pétalos marchitos. Por eso, los humanos tenemos que aprovechar cada momento cual, si fuera el último, pues no tenemos como los dioses el don de la eternidad.
    -        Hablas con palabras sabias para alguien de tu edad, mi dulce Kore. Estoy de acuerdo con lo que dices, nunca volverás a ser tan bella como lo eres hoy.
    Kore enrojeció ante las palabras de Hades.
    -        Gracias, Hades- respondió, la joven estaba resignada, pensaba que si obedecía al dios de la muerte este la dejaría marchar antes.
    -        Ven a cenar conmigo, Kore, siéntate en este pequeño trono que tengo a mi lado. - dijo Hades- Aunque debo advertirte algo, debes comer solo los frutos de tu mundo, si comes algo de aquí no te podrás ir jamás.
    -        Gracias, no tengo hambre- dijo la joven, sorprendida por la advertencia del dios, que fácilmente pudiera mantenerla prisionera en el inframundo.
    -        ¿Quieres bailar? – preguntó de pronto Hades, todos los presentes lo miraron sorprendidos. –Anfión, canta algo para mí- dijo dirigiéndose al anciano.
    El anciano comenzó a tocar la lira, mientras entonaba una melodía con su dulce voz.

    Dark and grey the day has turned
    Time is passing
    My heart's crying a tear for the sun
    I can't reach
    The soft whistle of the air...
    The leaf that I inspired to pretend to be
    The ground of the Fall
    Reminds of a whole
    The muse that fell to the deep
    The muse is lying cursed
    The cold on her hands
    The dust on her wings
    A widow of her own old life
    A victim of god's desires
    The child that a light brought
    A ray of hope to the world
    Buried in life between walls I can't see...
    They are cold but I can't touch them
    No day, no night, but days are passing
    I know...
    I feel all alone, 'cause my mother's gone
    The cold on her hands
    The dust on her wings
    A widow of her own old life
    A victim of god's desires
    The child that a light brought
    A ray of hope to
    the world...

       Hades bajó del trono y le hizo una reverencia a la muchacha, mientras le extendía una mano. Ella tímidamente la tomó y puso la otra sobre el pecho del dios.
    -        Tu corazón- dijo la joven con voz tenue- no siento sus latidos.
    -        Ahora está detenido, mi dulce Kore, pero hubo un tiempo en el que latió, y volverá a latir otra vez.
    Ambos comenzaron a girar rítmicamente por la habitación, a su paso las lámparas comenzaron a trepidar, la luz de cada una, de múltiples colores, se enfocó en los bailarines y siguió su paso.
    -        El amo bailando- dijo Pánico, rascándose uno de sus tarritos- Se congelará el Inframundo.
    -        Todo lo contrario- respondió Pena sonriendo- arderá con más fuerza, pues no hay mejor fuego para derretir un corazón congelado que el amor. Nada para vencer un largo invierno como la llegada de la primavera.
    -        Ja ja ja- respondió el otro y dándole un empujón a su gordiflón compañero lo hizo rodar por el piso- Te has vuelto loco. ¿El amo enamorado? Si sigues hablando así te saldrán plumas en las alas y estarás obligado a servir arriba.
    Pero los bailarines seguían su ritmo, ignorando todo alrededor.
    -        Kore- dijo Hades de pronto, mirando fijamente a la muchacha- Deseo que seas mi esposa, que compartas la eternidad conmigo.
    Al oírlo, Kore se detuvo.
    -        Hades, por favor. Yo solo quiero que me regreses a mi hogar con mi madre.
    -        Adiós, Kore- diciendo esto el dios del Inframundo desapareció envuelto en llamas azules.
    Deméter y Hécate comenzaron a recorrer la vecindad preguntando a todo el mundo por la perdida Kore. Pero nadie podía dar indicios de la muchacha. Varias personas habían oído el ruido del carruaje o el resonar de un trueno lejano, pero no podían indicar la dirección ni describir nada. Entonces, tomando una antorcha mágica cada una, emprendieron un triste viaje, decididas a no regresar hasta no encontrar a Kore.
    Junto al sauce llorón Deméter encontró la guirnalda de flores estropeada que se le había caído a Kore, y se la llevó al pecho, como recuerdo de algo que estuvo junto a su pequeña hasta el último momento.
    Pronto, los minutos se convirtieron en horas, las horas en días.  No importaba si era de noche o de día, las dos tristes mujeres preguntaban a cuanta persona encontraban por la doncella perdida. Pero nadie había visto a Kore, ni podía dar a su madre indicación de donde encontrarla. Las mágicas antorchas no se apagaban ni de de día ni de noche, ni ante la lluvia ni el viento, durante todo el tiempo que Deméter y su sombría acompañante buscaron a Kore.
    Anduvieron diez días con sus noches, preguntándole a cada ser viviente que encontraran en su camino por Kore, encontrando como único vestigio alguna marchita flor. Deméter se las ponía en el pecho, figurándose que habían caído de las manos de su hija. Le preguntaban tanto a seres humanos como a criaturas mágicas. En los bosques y junto a las corrientes se encontraba con seres maravillosos, que en aquellos tiempos acostumbraban a deambular por los lugares solitarios. Encontraron a hamadríadras de los árboles, ninfas de los arroyos, faunos, con sus peludas patas de cabras y cuernos en su cabeza; pero ninguno pudo dar noticias de la joven perdida.
    Entonces, a Hécate se le ocurrió una idea.
    -        Hay alguien que tiene que saber de tu hija. ¿Cómo no había pensado en él antes? Helios, el dios del sol, aquel que puede ver todo desde su altura.
    -        Cierto, démonos prisa, pues se acerca el crepúsculo y con él se marchará el sol y Helios con él.
    Sobre regias columnas se alzaba el palacio del dios de sol, reluciente de oro, era el lugar más brillante de la tierra. Deméter y Hécate penetraron las dobles puertas de destellante plateado fulgor. La diosa de la hechicería llevaba cubierto su rostro con un velo negro, pues no podía resistir tanta luz.
    Helios, las recibió en su trono dorado.  Vestía túnica que parecía hecha de nubes, sobre sus hombros caían relucientes cabellos dorados como rayos de sol.
    -        ¡Helios, estoy muy angustiada y necesito tu ayuda! ¿Puedes decirme si has visto a mi hija Kore?
    -        Deméter, hace diez días vi a tu hermosa hija. Iba en un oscuro carruaje tirado por negros caballos alados, era conducido por tu hermano Hades, el dios de la muerte.
    Deméter dio un terrible grito que hizo temblar las columnas del palacio y cayó al suelo transida de dolor, cual si hubiera sido alcanzada por un rayo.
     Hécate trataba de calmar en vano a Deméter, gruesas lágrimas corrían por su rostro.
    -        ¡Maldito sea Hades! ¡Maldito sea Zeus! - gritó Deméter, y dirigiéndose a Hécate. - Tienes razón, Hécate, tengo el corazón muy noble. Un invierno sin fin cubrirá toda la tierra, ningún retoño se atreverá a brotar de esta, ninguna planta florecerá ni dará frutos hasta que mi hija regrese a mí.


       Acompañando su profecía, un terrible frío se extendió por toda la tierra. Las hojas y flores cayeron de los árboles frutales y de todas las plantas en general, y todos los frutos se pudrieron. Los labradores araron y sembraron como de costumbre, pero los surcos estaban estériles como las arenas del desierto. Ninguna semilla se atrevía a surgir del suelo, ni siquiera aquellas que emergían en los más duros climas. Los románticos se entristecieron pues no tenían flores que admirar, pues los jardines se habían transformado en una colección de palos secos. El ganado moría de frío y de hambre, pues no tenían ningún lugar cálido donde guarecerse y por más que buscaban no encontraban ni la más diminuta hierba para pastar. 
    Kore poco a poco se resignó a permanecer en el Inframundo, pensaba que se cumplía los deseos de Hades el pronto la llevaría con su madre, pero fueron pasando los días y sus esperanzas se fueron desvaneciendo.
    En su habitación tenía todo lo que una muchacha pudiera desear: hermosos vestidos, las más raras y bellas joyas. Sin embargo, ella no era como cualquier chica, prefería estar corriendo descalza entre las flores en el prado cercano a su casa que estar cubierta de oro, diamantes y piedras preciosas.
    Todos los días veía al dios del inframundo a la hora de la cena, este no podía ser más atento con ella. Como le había advertido ella siempre se cuidó de comer lo que estuviera en su plato, alimentos terrestres, sabiendo que si probaba algún fruto del Inframundo se tendría que quedar allí para siempre. No comprendía por qué Hades se lo había dicho, pues, si quería mantenerla cautiva y convertirla en su esposa fácilmente podía haberla engañado para que permaneciera eternamente en el mundo de los muertos.
    Kore cada día descubría nuevas virtudes en Hades, en todas las atenciones que tenía con ella, veía en el más allá del monstruo al que todos temían, más allá de su carácter austero y su presencia sombría. Cada día Hades le proponía matrimonio y siempre ella lo rechazaba.
    Un día, mientras paseaba por el palacio se percató que Hades estaba a punto de celebrar un juicio a un alma que acababa de llegar al Inframundo, entonces, se escondió tras una columna para observar cómo se desarrollaba. Sentía curiosidad por ver el juicio final al que todos los humanos temían.
    Hades estaba imponente con su oscura túnica, su capa y su corona sentado en su trono. A sus pies, se encontraban sus servidores Pánico y Pena; en tres sillas a su derecha se encontraban los tres reyes que presidian los juicios de las almas.
    El primero de los juzgados era un anciano andrajoso, aunque entre sus desgreñados cabellos blancos llevaba una corona dorada.
    El más anciano de los jurados desplegó un pergamino.
    -        El primer juzgado se nombra Tántalo, rey de Sepilos, Lidia; gozaba de gran confianza entre los dioses olímpicos los cuales le permitieron comer en su bandeja y escuchar los que los dioses hablaban entre sí. Entre sus crímenes se encuentran robar ambrosía a los olímpicos y repartirlo entre los mortales; robar el perro dorado del templo de Zeus de Creta…- comenzó a leer el más anciano de los jueces llamado Radamandis.
    Hades bostezó.
    -        Por lo que veo este miserable solo abusó de los privilegios y confianza que le fue ofrecida por los divinos, pensé que se trataba de un caso más interesante.
    -        ¡Mi señor, piedad! - rogó el desdichado.
    Hades lo miró con una fría mirada.
    -        ¿Algo más?
    -        Su majestad, además de los antes mencionado, este hombre invitó a una cena a los dioses olímpicos, en la cual, en un arranque de arrogancia, hizo descuartizar a su propio hijo y se lo sirvió a los dioses en la cena.
    -        ¿Cómo es posible? - gritó Hades parándose del trono, Kore lo miró asustada- Tu pecado no es contra los dioses, si no contra tu propia sangre, se te podría perdonar cualquier ofensa a mis parientes de arriba, pero el fratricidio nunca, hacerle daño a alguien de tu propia sangre, a quien debías cuidar y proteger va más allá de mi misericordia.
    -        Señor todopoderoso, por favor, divino Hades- comenzó a implorar el anciano mientras unía sus manos y se lanzaba a los pies de Hades.
    -        Te condenó al Tártaro, como alma cruel e impía. Padecerás sed estando junto a una laguna, pues cada vez que intentes tomar agua esta se alejará de ti; sufrirás un hambre atroz, pues en la orilla de la laguna habrá múltiples árboles frutales, pero al tratar de tomar algún fruto el viento los alejará de ti; una enorme piedra penderá todo el tiempo sobre tu cabeza amenazando con aplastarte. Llévense a esta inmundicia de mi vista.
    De entre las sombras salieron dos figuras oscuras que arrastraron al anciano entre gritos fuera de la habitación.
    -        Pasen a la próxima alma. - ordenó Hades.
    La otra alma era una mujer que en algún momento fue muy hermosa, pero la desesperación y el sufrimiento le habían hecho mella. Su rostro estaba ajado y enrojecido como quien habían llorado mucho, sus ropas otrora regias estaban rotas y descuidadas. Aun corrían lágrimas por sus mejillas.
    -        ¡Mi señor Hades, le ruego que me envíe a la peor condena, por mi culpa murieron todos mis hijos! ¡Merezco arder toda la eternidad en las profundidades del Hades! – gritó la desesperada mujer, derramando lágrimas de sangre.
    Hades hizo un gesto con la mano hacia Radamandis.
    -        Su nombre es Niobe, otrora reina, sentía tanto orgullo de sus catorce hijos, que en un sacrificio a la diosa Leto osó a decir que era superior a esta que solo tenía dos hijos. Como castigo sus siete hijos y siete hijas fueron ajusticiados.
    Hades se levantó de su trono y se dirigió a la mujer, le extendió una mano y la ayudó a levantarse del suelo. Todos los seguidores del dios del Inframundo estaban sorprendidos.
    -        Señora, el único pecado que usted cometió es estar demasiado orgullosa de sus hijos. ¿Pero no comete ese pecado cada padre? Para cada padre sus hijos son sus ídolos, sus propios dioses. Cierto que ofendió a los dioses, pero el castigo al que fue sometida excede por mucho a su pecado, ellos deberían ser los castigados, pero vivimos en un mundo donde existen seres todopoderosos que están por encima de todas las leyes. – al decir esto el dios de los muertos hizo un gesto con una de sus manos y al final de la habitación apareció una puerta que daba un hermoso lugar lleno de árboles frutales y flores, donde varios muchachos y muchachas jugaban- La condeno a vivir toda la eternidad en los Campos Elíseos, donde tendrás eterna dicha, allí te esperan tus hijos.
    La mujer dirigió la vista hacia la puerta luminosa y sonrió al reconocer a sus hijos perdidos a través de ella.
    -        Gracias, mi dios- diciendo esto se lanzó a los brazos de Hades, abrazándolo. Varios guardias caminaros hacia la pareja para separarlos, pero el dios le hizo un gesto con la mano abierta para que se detuvieran.
    Entonces, la desdichada mujer cruzó el portal donde sus catorce hijos la esperaban y corrieron a abrazarla. Una vez atravesó la puerta recuperó su aspecto juvenil y sus regias ropas.
    Kore observaba al dios del Inframundo conmovida, una lágrima corrió por sus mejillas. ¿Era ese el dios que todos temían? ¿Podía ser más justo, Zeus, que lo que había sido su hermano? ¿Sería tan terrible pasar la eternidad a su lado?
    -        Déjenme solo- dijo Hades, y sus servidores abandonaron la habitación rápidamente- Pensé que era yo el único que me ocultaba en las sombras. - dijo dirigiéndose a la dirección en que se encontraba Kore.
    Esta, al oírlo, salió de su escondite.
    -        ¿Sabías que estaba aquí?
    -        Sé todo lo que ocurre en mi reino. Pero quería que observaras en acción al cruel dios del Inframundo, al que todos los humanos temen.
    -        A decir verdad, creo que fuiste bastante justo Hades, haciendo que esa pobre mujer se reuniera con sus hijos; el otro tendrá una terrible condena, pero comprendo que crímenes tan horribles deben ser castigados. – diciendo esto su mirada se cruzó con la de Hades, pero la apartó rápidamente. Los ojos son la ventana del alma, y no podía exponer ante el juez de las almas lo que en la suya estaba surgiendo, algo que ni ella misma comprendía. ¿Aprecio, o quizás algo más?
    -        ¿Entonces no crees que soy el monstruo que creen todos? - preguntó Hades sonriendo.
    -        No creo que sea un monstruo alguien que aprecie tanto el amor de un padre a un hijo; al punto incluso de ponerlo por encima de sus poderosos semejantes. Sin embargo, no comprendo cómo alguien así puede ser capaz de apartar a una hija de su madre.
    Ahora fue Hades el que apartó la mirada. ¿Cómo explicarle a esa dulce inocente que su motivo fue la venganza contra sus padres? ¿Cómo decirle que su sola presencia iluminó cual rayos de sol su oscuro reino? ¿Cómo decirle que era su única esperanza de redención, que solo ella podría traer la primavera al eterno invierno de su corazón?
    -        A veces hacemos locuras por amor- dijo Hades bajando la mirada- Pero comprendo que nunca podrías amar a un ser austero y terrible como yo. ¿En qué mundo una prisionera amaría a su raptor? ¿En qué mundo una bella inocente amaría a una bestia?
    Kore abrió la boca para responder, pero entonces fueron interrumpidos por uno de los diablitos servidores de Hades.
    -        Señor, tiene visita.
    Entonces, tras él entró una mujer vestida de oscuras ropas.
    -        ¡Querida Hécate! ¿Sacaste un poco de tiempo para ver a tu primo Cronos? Te aseguro que está cómoda y cálidamente encadenado en el lugar más caliente del Tártaro. Por cierto, ¿Cómo entraste? Voy a tener que cambiar de mascota.
    -         ¡Madrina! - gritó la muchacha, y se lanzó a los brazos de Hécate.
    -        Mi querida Kore- dijo la titánica Hécate acariciándole los cabellos a la muchacha, y dirigiéndose a Hades- Vengo por ella, el mundo ha caído en un eterno invierno debido a la ira de Deméter, pronto sucumbirá completo si la muchacha no regresa. Imagino que no tengas lugar para tantos huéspedes.
    -        Mi hermanita siempre tan dramática- respondió Hades tratando de ser irónico, pero no podía ocultar la tristeza en su voz. - Puedes irte, mi pequeña Kore. Espero que tengas una larga y feliz existencia, te prometo que no te volveré a molestar nunca más, cuando llegue tu momento de regresar me encargaré que vayas directamente a los Campos Elíseos, sin necesidad de verme. - diciendo esto volvió el rostro, no se percató de la mirada de la muchacha. 
    -        Hades- dijo la muchacha, pero este no parecía escucharla.
    -        Vamos- dijo Hécate tomándola por la mano.
    Las dos mujeres caminaban hacia la puerta de salida, pero los pasos de Kore eran pesados, cual si algo la atara al lugar.
    -        ¡Espera! - gritó Kore- ¡Hades!
    Entonces, el dios del Inframundo se volvió. La muchacha sacó algo de sus ropas y se lo mostró al dios, era una rosa seca.
    -        ¿La conservaste? ¿Por qué? Las flores no son como las joyas que son bellas eternamente, su belleza es efímera como la de todos los seres mortales.
    -        La conservé como recordatorio que soy humana, que debo vivir cada momento cual si fuera el último, que debo tomar lo que me da la vida porque puedo que no exista una segunda oportunidad. La conservé porque me la distes tú- diciendo esto se soltó del brazo de Hécate y corrió hacia Hades lanzándose a sus brazos.
    -        Kore, estás confundida- dijo Hades- Nunca podrías amarme, debes volver con tu madre. No me conoces bien Kore, no soy bueno.
    -        Hades, te amo porque no eres perfecto, porque el amor es ciego y no se puede controlar, te amo porque puedo ver lo justo y humano que eres en lo profundo de ti- diciendo esto le tocó el pecho inerme- A pesar de tu imagen de dios temido.
    -        Kore- dijo Hades, haciendo aparecer un frasco en sus manos- Bebe esta agua del río Leteo y todo volverá a estar bien de nuevo, serás feliz con tu madre, como si no me hubieras conocido jamás.
    -        Kore, ven conmigo. - dijo Hécate.
    Kore volvió su rostro hacia Hécate y después miró a Hades, entonces sacó algo más de entre sus ropas que los dioses no pudieron identificar al momento, la joven se lo llevó a los labios.
    -        ¡No! - gritó Hades mientras le daba un golpe en la mano, pero era demasiado tarde, Kore había mordido la granada.
    -        ¿Qué has hecho? ¿Por qué?
    -        A veces se hacen locuras por amor- dijo Kore sonriendo.
    -        ¿Puedes hacer algo? - dijo Hades a Hécate que había venido corriendo a su lado.
    Hécate miró hacia la granada, el jugo salía de la fruta y echaba humo como una especie de ácido.
    -        ¿De dónde has sacado esa fruta? - preguntó Hécate preocupada tomando por los brazos a Kore.
    -        Me lo dio una sirvienta; una anciana con un bastón de cuco, acompañada de un pavo real. Llevaba una cesta llena y me ofreció una, explicándome lo que significaba y que podía necesitarla. Si sus argumentos no me convencieron de tomarla lo hicieron sus profundos y hermosos ojos oscuros, en los cuales parecía albergar toda la sabiduría del universo; al mirarme sentía como si pudiera leer lo más hondo de mi corazón, conocer mis verdaderos deseos y sentimientos.
    -        ¡No tengo ninguna sirvienta así! - gritó Hades.
    En ese momento Kore se llevó las manos al vientre haciendo un gesto de dolor, oscuras venas se marcaron en su piel y sus pupilas se tornaron rojas. Eso ocurrió antes de que perdiera el sentido, Hades la tomó en el aire.
    -        ¡Mi magia no funciona! ¡Haz algo! - gritó Hades a Hécate.
    Ambos dioses pusieron sus manos sobre Kore, pero sin resultado.
    -        No puedo hacer nada contra esta magia oscura, tiene como ingrediente adicional agua del río de las Almas.
    Kore, en brazos de Hades, exhaló su último suspiro. El cuerpo de la muchacha se transformó en un montón de pétalos de flores y su espíritu escapó hacia el río de las Almas.
    -        ¡No te dejaré ir! - gritó Hades lanzándose al río.
    Pero cientos de almas se interpusieron entre Hades y el alma de Kore, alejándole de ella y arrastrándole hacia abajo. En ese momento sintió un tirón en uno de sus pies y algo que lo halaba hacia arriba y lo lanzaba fuera del río.
    Al mirar su pie vio una raíz que se desenrollaba y volvía a enterrarse en la tierra.
    -        ¿Por qué me sacaste, maldita? ¡Tenía que alcanzarla!
    -        Las almas perdidas nunca te hubieran dejado. - respondió Hécate.
    -        ¿Quién hizo esto? - gritó Hades, mientras lágrimas de sangre rodaban por su rostro.
    -        Hermosos ojos oscuros, bastón de cuco, el pavo real, la granada. – respondió Hécate.
    Del cuerpo de Hades salieron un montón de llamas que se expandieron por toda la habitación, mientras gritaba:
    -        ¡Hera! - al decir esto tomó su hoz y dio un golpe en el suelo, llamas azules lo cubrieron haciéndolo desaparecer.
    Hécate, con un movimiento de sus manos, hizo desaparecer las llamas. Después, dijo unas palabras en un raro idioma y en sus manos apareció una cajita, la cual, al abrirse, atrajo como el imán al hierro todos los pétalos que había dejado tras sí Kore.
    -        Mi querida Kore, parte de tu esencia quedará encerrada en esta caja- Hécate lloraba mientras recitaba el conjuro- Quien la abra tomará parte de tu esencia, de tu juventud y belleza, pero también será atrapado por una maldición de sueño eterno.


    El Olimpo siempre era resplandeciente, lleno de luz natural y artificial, pero su lugar más brillante era el salón del trono. Grandes columnas de mármol blanco se elevaban hasta una gran altura, estas se iban inclinando y terminaban uniéndose en el techo, desde dicho punto descendía una enorme lámpara araña de oro y diamantes, que iluminaba siempre la habitación cual si fuera de día. El suelo parecía hecho de nubes.
    El trono de Zeus era de mármol blanco, decorado con oro. En su extremo superior había un enorme zafiro, que proclamaba, con sus destellos azules que era el dios de los cielos; sobre el reposa brazos había representada un águila aurea, con ojos de rubí y una barra dentada de estaño entre sus garras; representando el poder del rayo del rey de los dioses.
    El trono de Hera era de marfil, su respaldo representaba la cola desplegada de un pavo real y piedras preciosas de todos colores simbolizaban el variado plumaje de dicha ave, una luna llena colgaba sobre él. Su reposa brazos, sin embargo, mostraba la cabeza de un cuco, con una hoja de sauce en su pico.
    En el momento de nuestra historia había habido una gran celebración en el Olimpo, por el nacimiento de la hija de Zeus y Hera: Hebe. Ya la fiesta había terminado, Zeus y su esposa se encontraban sentados en sus resplandecientes tronos, en frente de los cuales se encontraba la cuna de oro con la nueva princesa diosa. En una gran mesa aun había aun manjares dispersos.
    La tranquilidad fue rota de pronto, una llamarada azul surgió en el medio del salón del trono; de la cual, al despejarse apareció Hades; imponente, con su túnica y capa oscuras, su negra corona con rubíes y diamantes y su hoz con empuñadura de ébano.
    -        Parece que hubo una divina celebración; regios adornos, hermosas guirnaldas, un fastuoso banquete. Lamento llegar tarde. - dijo mirando alrededor los vestigios de la fiesta terminada.
    -        ¡Hades! ¿Qué rayos haces aquí? – dijo Zeus poniéndose de pie empuñando su rayo.
    Hades hizo un movimiento con su mano y el rayo de Zeus vino a parar a las suyas. Una red, al parecer hecha de nubes, envolvió a los reyes olímpicos.
    -        ¿Cómo te atreves? –preguntó Zeus, rojo de ira.
    -        Hermanito, hoy las preguntas las hago yo. Pregúntale a tu adorada esposa que hago aquí.
    -        No sé de qué estás hablando. – respondió la diosa despectivamente, mirando fijamente a Hades con sus hermosos y oscuros ojos, haciendo una mueca con sus sensuales y rojos labios carnosos.
    -        Hermana, sabes que conmigo no funciona tu mal de ojo, ni te conviene hacerte la ignorante. Zeus, ¿Cómo pudiste permitirlo, tu propia hija? Ella le arrebató su vida floreciente a tu hija Kore y tú no hiciste nada.
    -        ¿De qué habla? – preguntó Zeus dirigiéndose a Hera.
    En ese momento se sintió un silbido a espaldas de Hades, este alzó los brazos y tres armas que se dirigían hacia él quedaron suspendidas en el aire: una flecha, una lanza dorada y un martillo. Hizo un movimiento con su hoz hacia adelante y las armas siguieron su camino; la flecha se clavó a la derecha de Zeus, el martillo entre ambos tronos y la lanza quedó encajada a la izquierda de Hera.
    -        Queridos hermanos. ¿No les han enseñado a los niños que no se debe jugar con armas dentro de la casa? Pudiera ocurrir un accidente.
    Hades se volvió y frente a él, inmovilizados por un hechizo de congelamiento había tres adolescentes; una hermosa muchacha vestida como amazona con un arco en la mano; un joven de cabellos como rayos de sol y vestimenta del mismo color, tenía un gran parecido con la joven guerrera; el tercero era un muchacho con desgreñados cabellos oscuros y una armadura de guerra, parecía algo mayor que los otros dos.
    -        Zeus. ¿Cuál de ellos es tu hijo preferido? – preguntó Hades mientras empuñaba en su mano derecha el rayo.
    -        ¡Hades, por favor! - gritó Zeus tratando de liberarse de sus amarres.
    -        ¡Maldito bastardo! Suéltame y te mataré con mis propias manos- gritó el muchacho mayor, tratando de liberarse del hechizo de congelamiento.
    De la mesa, de una fuente con frutas, salió volando una granada que fue a parar a la boca del muchacho, impidiéndole decir más palabras.
    -        Vaya, que belicoso mi sobrino, creo que él será el elegido- dijo Hades mientras apuntaba con el rayo al pecho del joven- Pues, los otros bastardos no harían llorar a mi hermana.
    -        ¡Hades! - gritó Hera, ahora desesperada- ¡Detente!
    En ese momento se despertó la pequeña durmiente y comenzó a llorar. Hades al oírla se volvió en esa dirección.
    -        ¡Cielos! ¡Qué modales los míos! Aún no le he presentado mis respetos a la pequeña princesa. - diciendo esto se acercó a la cuna y poniendo el rayo en sus rodillas se agachó.
    Zeus y Hera gritaban de desesperación, pero Hades no parecía escucharlos.
    -        Hola, pequeña. Soy tu tío Hades- dijo el dios del Inframundo sonriendo e invocando un chupete en forma de cráneo se lo extendió a la pequeña, que comenzó a jugar con él.
    Hades tomó entonces el rayo, pero sus ojos cayeron sobre la preciosa mirada de la pequeña, que lo observaba desde la cuna con dos enormes esmeraldas. Esos ojos eran idénticos a los de alguien más. Una lágrima de sangre rodó por la mejilla del dios de los muertos.
    -        Hermano, hay una lección que debes aprender, la magia, aunque sea divina no es verdadero poder, pues esta puede ser robada- dijo mirando al rayo y mirando a sus hermanos- o bloqueada.
    -        ¡Hades! – respondió Zeus- Mi poder viene de algo más poderoso, algo que tú nunca tendrás: el amor de mis acólitos.
    -        El amor, la magia más poderosa- dijo Hades engolando la voz- Pero el amor de tus súbditos solo dura lo que duran sus miserables vidas, sin embargo, yo me alimento de sus temores, de sus más profundos miedos, y el miedo de mis súbditos, este durará para siempre.
    Un torbellino de fuego azul comenzó a envolver a Hades.
    -        Zeus, Hera, alcanzarán más poder del que jamás soñaron, tendrán todo lo que deseen. Sin embargo, cuando sean más felices su sonrisa se congelará en su rostro y llorarán lágrimas de sangre; entontes, yo recuperaré todo lo que me debió pertenecer. – al terminar la frase el torbellino azul terminó de cubrir a Hades y desapareció.
    Al desaparecer el dios de los muertos, sus hermanos y sobrinos fueron liberados. Zeus, después de recoger su rayo del suelo, con un movimiento de sus manos les indicó a sus hijos mayores que salieran de la habitación. Hera fue directo hacia la cuna de la pequeña, le quitó el chupete que le había dado su tío y arrullándola se volvió a sentar en el trono. La niña, inconsciente del barullo que se había formado alrededor de ella, comenzó a jugar con una de las trenzas de su madre.
    -        ¡Hera! ¿Cómo pudiste? ¿Mi propia hija y de Deméter? - se enfrentó Zeus a su esposa hecho una furia.
    -        ¿Hubiera sido diferente si hubiera sido hija de una campesina? – preguntó Hera, mirándolo fijamente a los ojos.
    Zeus, iracundo, apretó el puño y lo dirigió hacia el rostro de su esposa, pero en ese momento la niña volvió a llorar y el rey de los dioses dirigió la mano hacia la lanza que había clavada a la izquierda de Hera y la arrancó dejando un orificio detrás del trono.
    Hera se sacó uno de sus generosos pechos y le dio de mamar a la pequeña, lo cual la tranquilizó.
    -        Zeus- dijo Hera tranquilamente sin despegar la vista de los ojos de su esposo, mientras la niña seguía lactando suavemente. - Hice lo que debía ser hecho y que tú no te atreviste a hacer. ¿No te das cuenta? Está predicho que uno de tus descendientes te destronará, como tu hiciste con nuestro padre Cronos y este antes hizo con nuestro abuelo Urano. ¿Qué hubiera ocurrido con una hija tuya unida al único dios más poderoso que tú? Además, fue su propia elección, le dije que probara el fruto solamente si amaba a Hades verdaderamente y quería estar con él en el Inframundo por siempre jamás.
    -        ¡Hera! – comenzó a decir, pero apenas podía articular palabras de lo molesto que estaba.
    Zeus le volvió la espalda a su esposa y se dirigió hacia la salida de la habitación. Al llegar a la puerta se transformó en un águila y salió volando por la puerta, dejando atrás a su pequeña hija lactando del pecho de su madre.

    Hades apareció en un lugar que no identificó en el momento, pero sabía que no estaba en el Inframundo, su magia transportadora por alguna razón le había fallado. El lugar estaba congelado completamente, él, que no se veía afectado por los fenómenos ambientales sintió frío, en todas las direcciones a todas las distancias un paisaje blanco, cubierto de nieve.
    Lo único oscuro era un árbol seco, un triste sauce sin hojas y con sus ramas cubiertas de nieve. Entonces, reconoció el lugar, ese fue el lugar en que tantos momentos felices había pasado; donde había encontrado a Kore.
    -        Hades- escuchó una dulce voz a sus espaldas.
    Al volverse se encontró con una mujer de desgreñados cabellos rubios y roídas vestiduras. Había sido muy hermosa, pero el sufrimiento la había deteriorado en poco tiempo.
    -        Deméter- respondió Hades y su voz tembló, su terrible ira se transformó en dolor, soltó su hoz que cayó sobre la nieve. - Lo siento.
    Deméter caminó hacia él, su rostro estaba enrojecido de tanto llorar; grandes surcos cubrían sus mejillas y sus labios tenían un ligero temblor.
    Hades estaba dispuesto en ese momento a entregarle su vida a su hermana si se lo pedía, el remordimiento había sustituido a los deseos de venganza.
    Al llegar frente a él, sorprendiéndolo Deméter se lanzó a sus brazos y se fundieron en un abrazo, sin palabras, con el rostro apoyado en el fuerte pecho del dios del Inframundo la diosa de la Agricultura lloraba. Hades sentía igual dolor, a pesar de que su corazón no latiera. Todo lo demás quedó olvidado para los hermanos: los antiguos rencores, los impulsos vengativos. Solo eran dos almas desgraciadas compartiendo un único dolor.
    Deméter resolvió no arrastrar a toda la raza humana con su dolor y decidió solamente guardar luto a su fallecida hija seis meses al año; durante el triste otoño y el frío invierno. Después vendrían la primavera y el verano, donde festejaría de alguna forma el recuerdo de Kore.
    Época del rey Teseo

    La luna había alcanzado su cenit y su luz caía sobre las hechiceras. El fuego rojo crepitaba en el centro del puente, posiblemente por las hierbas o los huevos de lechuza; también ardían intensamente las tres antorchas. Hécate sacó una pequeña estatuilla de barro y la puso frente a la hoguera. Entonces, sacó de entre sus ropas un enorme cuchillo.
    -        ¡Es el momento del sacrificio! - gritó Hécate y se volvieron a escuchar los llantos de bebé del saco, la diosa de la hechicería lo puso frente a la estatuilla.
    -        Yo lo haré- dijo Medea, se adelantó y abrió el saco del cual sacó un carnerito recién nacido con las patas amarradas fuertemente, que continuo sus berridos que se asemejaban mucho a los gritos de un niño recién nacido.
    En el momento que puso el cuchillo en el cuello del carnerito, que cada vez berreaba con más fuerza, sintió algo extraño, cual si hubiera vivido esa experiencia antes. Miró al cielo, y su mirada de la enorme y redonda luna pasó a una estrella que destellaba tan fuerte que parecía querer emular con su brillo al astro que reina en la noche.
    Hécate la miró de una manera sugerente y la muchacha le rebanó el cuello al animal que dio su último berrido, la sangre salpicó las manos, el cuerpo y la cara de Medea.
    -        ¡Tomémonos de las manos! ¿Recuerdan la canción que les cantaba de pequeñas?
    Entonces, las tres hechiceras se tomaron de las manos y comenzaron a girar y danzar alrededor del fuego, algo increíble en el estrecho puente, el charco de sangre se expandía llegando una parte hasta el fuego y la estatuilla de barro, y la otra cayendo por el borde del puente al agua. Las antorchas, suspendidas mágicamente en el aire, seguían los giros de sus dueñas.
    Cantaban las hechiceras, mientras sus pies descalzos pasaban por arriba del charco de sangre como si nada.
    Juntemos las manos,
    hagamos una rueda,
    como hermanas enviadas del cielo y de la tierra.
    Tres vueltas por ti, tres por ti,
    tres por mí: son nueve,
    cuenta justa. ¡Silencio!
    Ya ha llegado el término del conjuro.
    ¡Hazte presente, divino Hades,
    ven de lo alto o de lo bajo,
     y muéstrate tú y tu poder!

    Una oscura niebla cubrió completamente el río y las llamas del fuego se tornaron azules, un rostro apareció en estas y las hechiceras pararon su baile.
    -        Hécate, esperaba tu llamado- dijo Hades mirando a la diosa de la hechicería. Las jóvenes se inclinaron ante el dios. Este se volvió hacia ellas- Interesante compañía, una chica que no sabe quién es y la otra no es quien dice ser.
    -        ¡Alabado sea, poderoso Hades! - dijeron las jóvenes al unísono.
    -        ¡Hades! Son mis aprendices, y las mejores hechiceras que existen actualmente. Las necesito para convocar el poder de las tres.
    -        ¡Hécate, la poderosa triple diosa! No he tenido suerte con las hechiceras- respondió Hades mirando hacia Medea- una vez entrené a una para que fuera la más grande del mundo y me traicionó. ¿Por qué me traicionó esa poderosa encantadora? Por amor. Tú te le pareces mucho.
    -        Le aseguro, Hades, que no va a tener ese problema conmigo. El amor es una debilidad.
    El dios del Inframundo sonrió.
    -        Querida, no podía estar más de acuerdo. Sin embargo, en algunos momentos este es útil, sobre todo para romper maldiciones.
    -        ¿Qué pretenden hacer? – preguntó Fedra engreídamente mirando alternativamente a Hécate y la cara llameante.
    -        Una chica directa. - respondió Hades- Bueno, ya que hablamos de amor, el primer pasó es ayudarme a recuperar a la mujer que una vez amé.
    -        ¿No estaba muerta? - preguntó Medea.
    -        ¿Le has contado la historia? - pregunto a Hades, pero no espero la respuesta- Pues sí la mujer que una vez amé está muerta. Pero como todas las reglas de la magia esa eventualmente se puede romper. Tengo tres amigas tejedoras, tan horribles como tan sabias, que me dijeron hace unos años una interesante profecía. ¿La recuerdas, querida Hécate?
    -        “En el año del dragón, bajo el ciclo del fuego, nacerá una niña de la casta del dragón, tan hermosa que ante ella sucumbirá de amor la misma muerte, con el poder de restaurar lo que hace tiempo se perdió”
    -        ¿Alguien quiere explicar lo que significa eso? - preguntó Medea, pero los otros no pudieron dejar de advertir que su voz temblaba y palidecía al hacer la pregunta, la joven dio un paso atrás. Fedra sonrío.
    -        Querida, tú lo comprendes mejor que nadie, pues la profecía parece haber sido realizada para ti. Naciste en el momento correcto, con la sangre correcta, pero eres la chica equivocada. - respondió Hades. - Lástima que perdiera a dos de mis más fieles seguidores buscándote.
    -        Queridas, les explicaré a grandes rasgos. - dijo Hécate- Hades perdió a la mujer que quería, pero las almas tienen el poder de transmigrarse, aunque estén perdidas. Las moiras predijeron que nacería su doble en un momento específico. Hay un hechizo, para el cual se requieren tres poderosas hechiceras, para hacer que un alma perdida en el Inframundo ocupe el cuerpo de su doble, por desgracia, el alma de la doble ocupará su lugar en el mundo de los muertos. Medea, naciste en el linaje esperado en el momento correcto, pero no eres la chica que buscamos. Afortunadamente para ti.
    -        Pues sí, al oír la profecía comencé a darle seguimiento a los dos vástagos del linaje del dragón que deberían haberme ayudado a traer de regreso a mi amada Kore: Circe y Eetes, a ella la convertí en la más poderosa hechicera de su tiempo, ofreciéndole como trato que debía entregarme a su primogénita. Empujé a Ulises a sus costas en el momento correcto, al final la muy ladina trató de engañarme. Con Eetes tuve que utilizar brebajes afrodisiacos para motivar sus impulsos eróticos y que calentara la ya fría cama de su esposa.
    Hécate lanzó una carcajada.
    -        Brebajes afrodisiacos, impulsos eróticos. Curiosas tus palabras, Hades. – dijo Hécate.
    -        Bueno, al final todos mis intentos fueron en vano. – respondió Hades.
    -        Ojalá no hubieras intentado tanto y quizás hubieras alcanzado más. - respondió Hécate. - Al final todo lo tengo que hacer yo misma.
    -        ¿Sabes algo que no sepa? - preguntó Hades.
    -        Pues sí, Hades. Mientras tú jugabas con Circe y Eetes, yo centré mi atención en su tía bastarda, quien terminaría siendo reina de Anatolia. Ella tuvo una hija de sorprendente belleza: Psique. Una joven muy interesante. Necesitaba hacer llamar la atención de algún hombre poderoso, de ser posible, un dios. Con el impulso a los poetas y escultores adecuados se corrió el rumor de que era más bella que la propia Afrodita. Con lo cual llamé la atención de dos dioses muy interesantes: la propia Afrodita y su hijo Eros.
    -        ¡Hécate, eres una maldita manipuladora! ¿Era ella? - dijo Hades.
    -        Pues sí, Hades. Tuve que manipular las circunstancias para alcanzar mis objetivos, sin embargo, tuvo que meterse en mi camino tu adorada Circe y estropearlo todo. - dijo Hécate
    -        No puedo negar que era una chica muy motivada a cumplir sus objetivos- respondió Hades.
    -        Sí, era una chica muy interesante también. En fin, mi chica se vio involucrada en una tortuosa búsqueda de su perdido amor, el dios Eros. Pensé intervenir, como lo hice una vez en una búsqueda similar, sin embargo, creí una mejor idea involucrar a quien fue la protagonista de la otra búsqueda. - dijo Hécate
    -        ¡Maldita seas, Hécate! ¡Metiste a Deméter en esto! Habíamos acordado dejarla fuera de este asunto. – dijo Hades.
    -        No te preocupes, fue una participante inconsciente de todo. Solamente tuve que indicarle que había una pobre muchacha, con un parecido extraordinario a su perdida hija, que estaba involucrada en una búsqueda tan tortuosa como la que ella tuvo una vez. Conmoví su corazón de madre y ayudó a Psique en todo su camino.
    -        Yo también noté el parecido. Pensar que a mí también me metiste en el asunto sin decirme de que se trataba. Solamente me dijiste que le diera cierta caja a esa joven, lo cual provocaría problemas en el Olimpo. Yo, inconsciente te creí, todo sea por serruchar el piso de mi querido hermanito. Me engañaste como a un niño.
    -        Cierto, Hades. Si te hubiera contado lo hubieras echado a perder todo.
    -        Sin embargo, arriesgaste a tu hermosa protegida al exponerla a una maldición del sueño.
    -        Para hacer tortilla hay que romper algunos huevos. Tuve que correr el riesgo. Sabes mejor que nadie que toda maldición puede ser rota y no hay mejor vía que un beso de verdadero amor. Sabía que el travieso Eros todavía la amaba, aunque se sintiera traicionado cuando creyera perderla vendría por ella. Además, parte de la esencia de Kore estaba en esa caja, al Psique abrirla la absorbió. – dijo Hécate.
    -        Eres esplendida, Hécate. Soy yo el que tengo que inclinarme ante ti. Así que mientras estaba centrando mi búsqueda del tesoro en la tierra este estaba en otro lugar diferente. – al decir esto, Hades, dirigió su mirada al horizonte, al monte Olimpo.
    -        Ni siquiera tuve que intervenir en el nacimiento de la hija de Eros y Psique, ahí intervino solo el azar.  
    -        Mi querida Kore- dijo Hades con la mirada perdida en el horizonte- Pronto nos volveremos a encontrar, cuando lo hagamos recuperaré junto contigo todo lo que me fue quitado.

    Kore poco a poco se resignó a permanecer en el Inframundo, pensaba que se cumplía los deseos de Hades el pronto la llevaría con su madre, pero fueron pasando los días y sus esperanzas se fueron desvaneciendo.
    En su habitación tenía todo lo que una muchacha pudiera desear: hermosos vestidos, las más raras y bellas joyas. Sin embargo, ella no era como cualquier chica, prefería estar corriendo descalza entre las flores en el prado cercano a su casa que estar cubierta de oro, diamantes y piedras preciosas.
    Todos los días veía al dios del inframundo a la hora de la cena, este no podía ser más atento con ella. Como le había advertido ella siempre se cuidó de comer lo que estuviera en su plato, alimentos terrestres, sabiendo que si probaba algún fruto del Inframundo se tendría que quedar allí para siempre. No comprendía por qué Hades se lo había dicho, pues, si quería mantenerla cautiva y convertirla en su esposa fácilmente podía haberla engañado para que permaneciera eternamente en el mundo de los muertos.
    Kore cada día descubría nuevas virtudes en Hades, en todas las atenciones que tenía con ella, veía en él más allá del monstruo al que todos temían, más allá de su carácter austero y su presencia sombría. Cada día Hades le proponía matrimonio y siempre ella lo rechazaba.
    Un día, mientras paseaba por el palacio se percató que Hades estaba a punto de celebrar un juicio a un alma que acababa de llegar al Inframundo, entonces, se escondió tras una columna para observar cómo se desarrollaba. Sentía curiosidad por ver el juicio final al que todos los humanos temían.
    Hades estaba imponente con su oscura túnica, su capa y su corona sentado en su trono. A sus pies, se encontraban sus servidores Pánico y Pena; en tres sillas a su derecha se encontraban los tres reyes que presidian los juicios de las almas.
    El primero de los juzgados era un anciano andrajoso, aunque entre sus desgreñados cabellos blancos llevaba una corona dorada.
    El más anciano de los jurados desplegó un pergamino.
    -        El primer juzgado se nombra Tántalo, rey de Sepilos, Lidia; gozaba de gran confianza entre los dioses olímpicos los cuales le permitieron comer en su bandeja y escuchar los que los dioses hablaban entre sí. Entre sus crímenes se encuentran robar ambrosía a los olímpicos y repartirlo entre los mortales; robar el perro dorado del templo de Zeus de Creta…- comenzó a leer el más anciano de los jueces llamado Radamantis.
    Hades bostezó.
    -        Por lo que veo este miserable solo abusó de los privilegios y confianza que le fue ofrecida por los divinos, pensé que se trataba de un caso más interesante.
    -        ¡Mi señor, piedad! - rogó el desdichado.
    Hades lo miró con una fría mirada.
    -        ¿Algo más?
    -        Su majestad, además de los antes mencionado, este hombre invitó a una cena a los dioses olímpicos, en la cual, en un arranque de arrogancia, hizo descuartizar a su propio hijo y se lo sirvió a los dioses en la cena.
    -        ¿Cómo es posible? - gritó Hades parándose del trono, Kore lo miró asustada- Tu pecado no es contra los dioses, si no contra tu propia sangre, se te podría perdonar cualquier ofensa a mis parientes de arriba, pero el fratricidio nunca, hacerle daño a alguien de tu propia sangre, a quien debías cuidar y proteger va más allá de mi misericordia.
    -        Señor todopoderoso, por favor, divino Hades- comenzó a implorar el anciano mientras unía sus manos y se lanzaba a los pies de Hades.
    -        Te condenó al Tártaro, como alma cruel e impía. Padecerás sed estando junto a una laguna, pues cada vez que intentes tomar agua esta se alejará de ti; sufrirás un hambre atroz, pues en la orilla de la laguna habrá múltiples árboles frutales, pero al tratar de tomar algún fruto el viento los alejará de ti; una enorme piedra penderá todo el tiempo sobre tu cabeza amenazando con aplastarte. Llévense a esta inmundicia de mi vista.
    De entre las sombras salieron dos figuras oscuras que arrastraron al anciano entre gritos fuera de la habitación.
    -        Pasen a la próxima alma. - ordenó Hades.
    La otra alma era una mujer que en algún momento fue muy hermosa, pero la desesperación y el sufrimiento le habían hecho mella. Su rostro estaba ajado y enrojecido como quien habían llorado mucho, sus ropas otrora regias estaban rotas y descuidadas. Aun corrían lágrimas por sus mejillas.
    -        ¡Mi señor Hades, le ruego que me envíe a la peor condena, por mi culpa murieron todos mis hijos! ¡Merezco arder toda la eternidad en las profundidades del Hades! – gritó la desesperada mujer, derramando lágrimas de sangre.
    Hades hizo un gesto con la mano hacia Radamantis.
    -        Su nombre es Niobe, otrora reina, sentía tanto orgullo de sus catorce hijos, que en un sacrificio a la diosa Leto osó decir que era superior a esta que solo tenía dos hijos. Como castigo sus siete hijos e hijas fueron ajusticiados.
    Hades se levantó de su trono y se dirigió a la mujer, le extendió una mano y la ayudó a levantarse del suelo. Todos los seguidores del dios del Inframundo estaban sorprendidos.
    -        Señora, el único pecado que usted cometió es estar demasiado orgullosa de sus hijos. ¿Pero no comete ese pecado cada padre? Para cada padre sus hijos son sus ídolos, sus propios dioses. Cierto que ofendió a los dioses, pero el castigo al que fue sometida excede por mucho a su pecado, ellos deberían ser los castigados, pero vivimos en un mundo donde existen seres todopoderosos que están por encima de todas las leyes. – al decir esto el dios de los muertos hizo un gesto con una de sus manos y al final de la habitación apareció una puerta que daba un hermoso lugar lleno de árboles frutales y flores, donde varios muchachos y muchachas jugaban- Proclamo que vivirá toda la eternidad en los Campos Elíseos, donde tendrás eterna dicha, allí te esperan tus hijos.
    La mujer dirigió la vista hacia la puerta luminosa y sonrió al reconocer a sus hijos perdidos a través de ella.
    -        Gracias, mi dios- diciendo esto se lanzó a los brazos de Hades, abrazándolo. Varios guardias caminaros hacia la pareja para separarlos, pero el dios le hizo un gesto con la mano abierta para que se detuvieran.
    Entonces, la desdichada mujer cruzó el portal donde sus catorce hijos la esperaban y corrieron a abrazarla. Una vez atravesó la puerta recuperó su aspecto juvenil y sus regias ropas.
    Kore observaba al dios del Inframundo conmovida, una lágrima corrió por sus mejillas. ¿Era ese el dios que todos temían? ¿Podía ser más justo, Zeus, que lo que había sido su hermano? ¿Sería tan terrible pasar la eternidad a su lado?
    -        Déjenme solo- dijo Hades, y sus servidores abandonaron la habitación rápidamente- Pensé que era yo el único que me ocultaba en las sombras. - dijo dirigiéndose a la dirección en que se encontraba Kore.
    Esta, al oírlo, salió de su escondite.
    -        ¿Sabías que estaba aquí?
    -        Sé todo lo que ocurre en mi reino. Pero quería que observaras en acción al cruel dios del Inframundo, al que todos los humanos temen.
    -        A decir verdad, creo que fuiste bastante justo Hades, haciendo que esa pobre mujer se reuniera con sus hijos; el otro tendrá una terrible condena, pero comprendo que crímenes tan horribles deben ser castigados. – diciendo esto su mirada se cruzó con la de Hades, pero la apartó rápidamente. Los ojos son la ventana del alma, y no podía exponer ante el juez de las almas lo que en la suya estaba surgiendo, algo que ni ella misma comprendía. ¿Aprecio, o quizás algo más?
    -        ¿Entonces no crees que soy el monstruo que creen todos? - preguntó Hades sonriendo.
    -        No creo que sea un monstruo alguien que aprecie tanto el amor de un padre a un hijo; al punto incluso de ponerlo por encima de sus poderosos semejantes. Sin embargo, no comprendo cómo alguien así puede ser capaz de apartar a una hija de su madre.
    Ahora fue Hades el que apartó la mirada. ¿Cómo explicarle a esa dulce inocente que su motivo fue la venganza contra sus padres? ¿Cómo decirle que su sola presencia iluminó cual rayos de sol su oscuro reino? ¿Cómo decirle que era su única esperanza de redención, que solo ella podría traer la primavera al eterno invierno de su corazón?
    -        A veces hacemos locuras por amor- dijo Hades bajando la mirada- Pero comprendo que nunca podrías amar a un ser austero y terrible como yo. ¿En qué mundo una prisionera amaría a su raptor? ¿En qué mundo una bella inocente amaría a una bestia?
    Kore abrió la boca para responder, pero entonces fueron interrumpidos por uno de los diablitos servidores de Hades.
    -        Señor, tiene visita.
    Entonces, tras él entró una mujer vestida de oscuras ropas.
    -        ¡Querida Hécate! ¿Sacaste un poco de tiempo para ver a tu primo Cronos? Te aseguro que está cómoda y cálidamente encadenado en el lugar más caliente del Tártaro. Por cierto, ¿Cómo entraste? Voy a tener que cambiar de mascota.
    -         ¡Madrina! - gritó la muchacha, y se lanzó a los brazos de Hécate.
    -        Mi querida Kore- dijo la titánica Hécate acariciándole los cabellos a la muchacha, y dirigiéndose a Hades- Vengo por ella, el mundo ha caído en un eterno invierno debido a la ira de Deméter, pronto sucumbirá completo si la muchacha no regresa. Imagino que no tengas lugar para tantos huéspedes.
    -        Mi hermanita siempre tan dramática- respondió Hades tratando de ser irónico, pero no podía ocultar la tristeza en su voz. - Puedes irte, mi pequeña Kore. Espero que tengas una larga y feliz existencia, te prometo que no te volveré a molestar nunca más, cuando llegue tu momento de regresar me encargaré que vayas directamente a los Campos Elíseos, sin necesidad de verme. - diciendo esto volvió el rostro, no se percató de la mirada de la muchacha. 
    -        Hades- dijo la muchacha, pero este no parecía escucharla.
    -        Vamos- dijo Hécate tomándola por la mano.
    Las dos mujeres caminaban hacia la puerta de salida, pero los pasos de Kore eran pesados, cual si algo la atara al lugar.
    -        ¡Espera! - gritó Kore- ¡Hades!
    Entonces, el dios del Inframundo se volvió. La muchacha sacó algo de sus ropas y se lo mostró al dios, era una rosa seca.
    -        ¿La conservaste? ¿Por qué? Las flores no son como las joyas que son bellas eternamente, su belleza es efímera como la de todos los seres mortales.
    -        La conservé como recordatorio que soy humana, que debo vivir cada momento cual si fuera el último, que debo tomar lo que me da la vida porque puedo que no exista una segunda oportunidad. La conservé porque me la distes tú- diciendo esto se soltó del brazo de Hécate y corrió hacia Hades lanzándose a sus brazos.
    -        Kore, estás confundida- dijo Hades- Nunca podrías amarme, debes volver con tu madre. No me conoces bien Kore, no soy bueno.
    -        Hades, te amo porque no eres perfecto, porque el amor es ciego y no se puede controlar, te amo porque puedo ver lo justo y humano que eres en lo profundo de ti- diciendo esto le tocó el pecho inerme- A pesar de tu imagen de dios temido.
    -        Kore- dijo Hades, haciendo aparecer un frasco en sus manos- Bebe esta agua del río Leteo y todo volverá a estar bien de nuevo, serás feliz con tu madre, como si no me hubieras conocido jamás.
    -        Kore, ven conmigo. - dijo Hécate.
    Kore volvió su rostro hacia Hécate y después miró a Hades, entonces sacó algo más de entre sus ropas que los dioses no pudieron identificar al momento, la joven se lo llevó a los labios.
    -        ¡No! - gritó Hades mientras le daba un golpe en la mano, pero era demasiado tarde, Kore había mordido la granada.
    -        ¿Qué has hecho? ¿Por qué?
    -        A veces se hacen locuras por amor- dijo Kore sonriendo.
    -        ¿Puedes hacer algo? - dijo Hades a Hécate que había venido corriendo a su lado.
    Hécate miró hacia la granada, el jugo salía de la fruta y echaba humo como una especie de ácido.
    -        ¿De dónde has sacado esa fruta? - preguntó Hécate preocupada tomando por los brazos a Kore.
    -        Me lo dio una sirvienta; una anciana con un bastón de cuco, acompañada de un pavo real. Llevaba una cesta llena y me ofreció una, explicándome lo que significaba y que podía necesitarla. Si sus argumentos no me convencieron de tomarla lo hicieron sus profundos y hermosos ojos oscuros, en los cuales parecía albergar toda la sabiduría del universo; al mirarme sentía como si pudiera leer lo más hondo de mi corazón, conocer mis verdaderos deseos y sentimientos.
    -        ¡No tengo ninguna sirvienta así! - gritó Hades.
    En ese momento Kore se llevó las manos al vientre haciendo un gesto de dolor, oscuras venas se marcaron en su piel y sus pupilas se tornaron rojas. Eso ocurrió antes de que perdiera el sentido, Hades la tomó en el aire.
    -        ¡Mi magia no funciona! ¡Haz algo! - gritó Hades a Hécate.
    Ambos dioses pusieron sus manos sobre Kore, pero sin resultado.
    -        No puedo hacer nada contra esta magia oscura, tiene como ingrediente adicional agua del río de las Almas.
    Kore, en brazos de Hades, exhaló su último suspiro. El cuerpo de la muchacha se transformó en un montón de pétalos de flores y su espíritu escapó hacia el río de las Almas.
    -        ¡No te dejaré ir! - gritó Hades lanzándose al río.
    Pero cientos de almas se interpusieron entre Hades y el alma de Kore, alejándole de ella y arrastrándole hacia abajo. En ese momento sintió un tirón en uno de sus pies y algo que lo halaba hacia arriba y lo lanzaba fuera del río.
    Al mirar su pie vio una raíz que se desenrollaba y volvía a enterrarse en la tierra.
    -        ¿Por qué me sacaste, maldita? ¡Tenía que alcanzarla!
    -        Las almas perdidas nunca te hubieran dejado. - respondió Hécate.
    -        ¿Quién hizo esto? - gritó Hades, mientras lágrimas de sangre rodaban por su rostro.
    -        Hermosos ojos oscuros, bastón de cuco, el pavo real, la granada. – respondió Hécate.
    Del cuerpo de Hades salieron un montón de llamas que se expandieron por toda la habitación, mientras gritaba:
    -        ¡Hera! - al decir esto tomó su hoz y dio un golpe en el suelo, llamas azules lo cubrieron haciéndolo desaparecer.
    Hécate, con un movimiento de sus manos, hizo desaparecer las llamas. Después, dijo unas palabras en un raro idioma y en sus manos apareció una cajita, la cual, al abrirse, atrajo como el imán al hierro todos los pétalos que había dejado tras sí Kore.
    -        Mi querida Kore, parte de tu esencia quedará encerrada en esta caja- Hécate lloraba mientras recitaba el conjuro- Quien la abra tomará parte de tu esencia, de tu juventud y belleza, pero también será atrapado por una maldición de sueño eterno.
    Época del rey Teseo

    La luna había alcanzado su cenit y su luz caía sobre las hechiceras. El fuego rojo crepitaba en el centro del puente, posiblemente por las hierbas o los huevos de lechuza; también ardían intensamente las tres antorchas. Hécate sacó una pequeña estatuilla de barro y la puso frente a la hoguera. Entonces, sacó de entre sus ropas un enorme cuchillo.
    -        ¡Es el momento del sacrificio! - gritó Hécate y se volvieron a escuchar los llantos de bebé del saco, la diosa de la hechicería lo puso frente a la estatuilla.
    -        Yo lo haré- dijo Medea, se adelantó y abrió el saco del cual sacó un carnerito recién nacido con las patas amarradas fuertemente, que continuo sus berridos que se asemejaban mucho a los gritos de un niño recién nacido.
    En el momento que puso el cuchillo en el cuello del carnerito, que cada vez berreaba con más fuerza, sintió algo extraño, cual si hubiera vivido esa experiencia antes. Miró al cielo, y su mirada de la enorme y redonda luna pasó a una estrella que destellaba tan fuerte que parecía querer emular con su brillo al astro que reina en la noche.
    Hécate la miró de una manera sugerente y la muchacha le rebanó el cuello al animal que dio su último berrido, la sangre salpicó las manos, el cuerpo y la cara de Medea.
    -        ¡Tomémonos de las manos! ¿Recuerdan la canción que les cantaba de pequeñas?
    Entonces, las tres hechiceras se tomaron de las manos y comenzaron a girar y danzar alrededor del fuego, algo increíble en el estrecho puente, el charco de sangre se expandía llegando una parte hasta el fuego y la estatuilla de barro, y la otra cayendo por el borde del puente al agua. Las antorchas, suspendidas mágicamente en el aire, seguían los giros de sus dueñas.
    Cantaban las hechiceras, mientras sus pies descalzos pasaban por arriba del charco de sangre como si nada.
    Juntemos las manos,
    hagamos una rueda,
    como hermanas enviadas del cielo y de la tierra.
    Tres vueltas por ti, tres por ti,
    tres por mí: son nueve,
    cuenta justa. ¡Silencio!
    Ya ha llegado el término del conjuro.
    ¡Hazte presente, divino Hades,
    ven de lo alto o de lo bajo,
     y muéstrate tú y tu poder!

    Una oscura niebla cubrió completamente el río y las llamas del fuego se tornaron azules, un rostro apareció en estas y las hechiceras pararon su baile.
    -        Hécate, esperaba tu llamado- dijo Hades mirando a la diosa de la hechicería. Las jóvenes se inclinaron ante el dios. Este se volvió hacia ellas- Interesante compañía, una chica que no sabe quién es y la otra no es quien dice ser.
    -        ¡Alabado sea, poderoso Hades! - dijeron las jóvenes al unísono.
    -        ¡Hades! Son mis aprendices, y las mejores hechiceras que existen actualmente. Las necesito para convocar el poder de las tres.
    -        ¡Hécate, la poderosa triple diosa! No he tenido suerte con las hechiceras- respondió Hades mirando hacia Medea- una vez entrené a una para que fuera la más grande del mundo y me traicionó. ¿Por qué me traicionó esa poderosa encantadora? Por amor. Tú te le pareces mucho.
    -        Le aseguro, Hades, que no va a tener ese problema conmigo. El amor es una debilidad.
    El dios del Inframundo sonrió.
    -        Querida, no podía estar más de acuerdo. Sin embargo, en algunos momentos este es útil, sobre todo para romper maldiciones.
    -        ¿Qué pretenden hacer? – preguntó Fedra engreídamente mirando alternativamente a Hécate y la cara llameante.
    -        Una chica directa. - respondió Hades- Bueno, ya que hablamos de amor, el primer pasó es ayudarme a recuperar a la mujer que una vez amé.
    -        ¿No estaba muerta? - preguntó Medea.
    -        ¿Le has contado la historia? - pregunto a Hades, pero no espero la respuesta- Pues sí la mujer que una vez amé está muerta. Pero como todas las reglas de la magia esa eventualmente se puede romper. Tengo tres amigas tejedoras, tan horribles como tan sabias, que me dijeron hace unos años una interesante profecía. ¿La recuerdas, querida Hécate?
    -        “En el año del dragón, bajo el ciclo del fuego, nacerá una niña de la casta del dragón, tan hermosa que ante ella sucumbirá de amor la misma muerte, con el poder de restaurar lo que hace tiempo se perdió”
    -        ¿Alguien quiere explicar lo que significa eso? - preguntó Medea, pero los otros no pudieron dejar de advertir que su voz temblaba y palidecía al hacer la pregunta, la joven dio un paso atrás. Fedra sonrío.
    -        Querida, tú lo comprendes mejor que nadie, pues la profecía parece haber sido realizada para ti. Naciste en el momento correcto, con la sangre correcta, pero eres la chica equivocada. - respondió Hades. - Lástima que perdiera a dos de mis más fieles seguidores buscándote.
    -        Queridas, les explicaré a grandes rasgos. - dijo Hécate- Hades perdió a la mujer que quería, pero las almas tienen el poder de transmigrarse, aunque estén perdidas. Las moiras predijeron que nacería su doble en un momento específico. Hay un hechizo, para el cual se requieren tres poderosas hechiceras, para hacer que un alma perdida en el Inframundo ocupe el cuerpo de su doble, por desgracia, el alma de la doble ocupará su lugar en el mundo de los muertos. Medea, naciste en el linaje esperado en el momento correcto, pero no eres la chica que buscamos. Afortunadamente para ti.
    -        Pues sí, al oír la profecía comencé a darle seguimiento a los dos vástagos del linaje del dragón que deberían haberme ayudado a traer de regreso a mi amada Kore: Circe y Eetes, a ella la convertí en la más poderosa hechicera de su tiempo, ofreciéndole como trato que debía entregarme a su primogénita. Empujé a Ulises a sus costas en el momento correcto, al final la muy ladina trató de engañarme. Con Eetes tuve que utilizar brebajes afrodisiacos para motivar sus impulsos eróticos y que calentara la ya fría cama de su esposa.
    Hécate lanzó una carcajada.
    -        Brebajes afrodisiacos, impulsos eróticos. Curiosas tus palabras, Hades. – dijo Hécate.
    -        Bueno, al final todos mis intentos fueron en vano. – respondió Hades.
    -        Ojalá no hubieras intentado tanto y quizás hubieras alcanzado más. - respondió Hécate. - Al final todo lo tengo que hacer yo misma.
    -        ¿Sabes algo que no sepa? - preguntó Hades.
    -        Pues sí, Hades. Mientras tú jugabas con Circe y Eetes, yo centré mi atención en su tía bastarda, quien terminaría siendo reina de Anatolia. Ella tuvo una hija de sorprendente belleza: Psique. Una joven muy interesante. Necesitaba hacer llamar la atención de algún hombre poderoso, de ser posible, un dios. Con el impulso a los poetas y escultores adecuados se corrió el rumor de que era más bella que la propia Afrodita. Con lo cual llamé la atención de dos dioses muy interesantes: la propia Afrodita y su hijo Eros.
    -        ¡Hécate, eres una maldita manipuladora! ¿Era ella? - dijo Hades.
    -        Pues sí, Hades. Tuve que manipular las circunstancias para alcanzar mis objetivos, sin embargo, tuvo que meterse en mi camino tu adorada Circe y estropearlo todo. - dijo Hécate
    -        No puedo negar que era una chica muy motivada a cumplir sus objetivos- respondió Hades.
    -        Sí, era una chica muy interesante también. En fin, mi chica se vio involucrada en una tortuosa búsqueda de su perdido amor, el dios Eros. Pensé intervenir, como lo hice una vez en una búsqueda similar, sin embargo, creí una mejor idea involucrar a quien fue la protagonista de la otra búsqueda. - dijo Hécate
    -        ¡Maldita seas, Hécate! ¡Metiste a Deméter en esto! Habíamos acordado dejarla fuera de este asunto. – dijo Hades.
    -        No te preocupes, fue una participante inconsciente de todo. Solamente tuve que indicarle que había una pobre muchacha, con un parecido extraordinario a su perdida hija, que estaba involucrada en una búsqueda tan tortuosa como la que ella tuvo una vez. Conmoví su corazón de madre y ayudó a Psique en todo su camino.
    -        Yo también noté el parecido. Pensar que a mí también me metiste en el asunto sin decirme de que se trataba. Solamente me dijiste que le diera cierta caja a esa joven, lo cual provocaría problemas en el Olimpo. Yo, inconsciente te creí, todo sea por serruchar el piso de mi querido hermanito. Me engañaste como a un niño.
    -        Cierto, Hades. Si te hubiera contado lo hubieras echado a perder todo.
    -        Sin embargo, arriesgaste a tu hermosa protegida al exponerla a una maldición del sueño.
    -        Para hacer tortilla hay que romper algunos huevos. Tuve que correr el riesgo. Sabes mejor que nadie que toda maldición puede ser rota y no hay mejor vía que un beso de verdadero amor. Sabía que el travieso Eros todavía la amaba, aunque se sintiera traicionado cuando creyera perderla vendría por ella. Además, parte de la esencia de Kore estaba en esa caja, al Psique abrirla la absorbió. – dijo Hécate.
    -        Eres esplendida, Hécate. Soy yo el que tengo que inclinarme ante ti. Así que mientras estaba centrando mi búsqueda del tesoro en la tierra este estaba en otro lugar diferente. – al decir esto, Hades, dirigió su mirada al horizonte, al monte Olimpo.
    -        Ni siquiera tuve que intervenir en el nacimiento de la hija de Eros y Psique, ahí intervino solo el azar.  
    -        Mi querida Kore- dijo Hades con la mirada perdida en el horizonte- Pronto nos volveremos a encontrar, cuando lo hagamos recuperaré junto contigo todo lo que me fue quitado.

    Moraleja
    La doncella se enamoró de su ladrón,
    Ella trajo la primavera,
    A su frío corazón,
    Por vez primera.

    Un dios perdió a su amada,
    Y ni el imperio de la muerte,
    Para llenar su alma fue suficiente,
    Su vida dedicó a recuperar la finada.

    Cuando un amor es perdido,
    No siempre se puede olvidar,
    Solo otro amor puede curar,
    A un corazón partido.


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    24 comentarios:

    1. Hola Aquiel:

      Por donde comenzar mi querido mosquetero. Bueno en primer lugar me encantó.

      En términos generales, lograste captar mi atención en toda la trama, estaba esperando qué era lo que iba a ocurrir con tal o cual personaje todo el tiempo, o qué era lo que le había pasado a tal o cual personaje.

      La imagen debo decir que está también muy bien elegida. Se que te costó encontrarla pero la mitología griega cuesta. Como me comentaste fue buena idea buscar en animé es una buena solución, ya que tienen cosas similares en dibujos donde es más fácil encontrar lo que uno busca otro punto a favor.

      La historia de Hades comenzamos, fue intrigante, obviamente triste. Pero supongo que y espero por favor respuesta el tema del paralelismo con Kore sobre la historia de la Bella y la Bestia, quiero suponer que eso fue a propósito para introducir el tema OUAT.

      Encontré jaja muchaaasss frases OUAT legendarias muy bien!!!. Y también te felicito por la incorporación ya que no es fácil encontrar el momento adecuado para introducirlos y que no queden por quedar para mostrar que quisite incorporarlos a la trama también por un tema OUAT, sino que quedo en el momento preciso. Te queda bien el papel de guionista.

      No lo tenía a Zeus jaja con semejante maldad:), agradezco que no fueras tan detallista al momento de ya sabes con Demetria porque entre que la pobre se quería casar con Hades eso ya era bastante violento y lo que le ocurre después.
      Y aquí viene un par de cosas; si bien yo se que la mitología es así con el tema hermanos y FREUD está encantado con eso, como dije me alegra que saltaras rápido en temas que me hubiera parecido violento.

      Otro hecho interesante fue la unión que explicaste de por ejemplo las sirenas y las ninfas marinas y el invierno-otoño, etc. Eso fue muy bueno la verdad me gusto mucho.

      También quedo muy bien logrado el tema de las distintas historias que el que leyó tus historias anteriores lo sabía pero el que no se entendía igual, lo cual se cerró un circulo, cuando volviste a mencionar a psique, a Teseo etc, que sirvieron de disparador para el final.

      Lo siento pero esto no puede mi querido mosquetero quedar así, es evidente que es una primera parte, queda muy cortado sino, tiene que haber continuación.
      Incluso como me comentaste por ahí y es verdad debe ser la más larga de tus historias.

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      1. Sigo;
        Otra cosa que me recordaste fue el tema de Cronos y los titanes, que tan olvidados estaban.
        O sea el origen de todo.

        Me gustaría saber de donde son las canciones que escogiste esta vez.

        Me dio mucha gracia, los nombres de los servidores del inframundo jajaja pánico y pena:)

        Bueno tiene de todo , ampliaste los personajes, contaste más sobre la mitología, integraste algo de OUAT, tiene acción, suspenso, es violenta, menos mal que no fuiste más allá por mi parte agradecida. Tiene su toque romántico. No dio mucho para la comedia. Y dramón jaja.
        Pero no te puedo mentir así no puede quedar, es como que se cortara mucho supongo que estarás pensando en la segunda parte. Sentí el final como que se cortaba de golpe.
        Incluso me alegre encontrar la moraleja para tener algo con qué sostener el final algo abrupto.
        Pero como sé que sueles seguir las historias supuse que puede seguir.
        La moraleja me gusto también y tiene mucho que ver con toda la historia en general. Muy acertada.

        No quiero dejar pasar el personaje de Hecate, que tiene un papel muy importante en esta trama y al parecer en las otras, muy ingeniosa, ha resultado la hechicera, cuando escuche lo del bebé casi me da un ataque, y luego lo del cabrito ahhh.. tampoco me convenció pero bueno es así.

        Respondeme algo también que no me quedó bien claro de la caja de pandora cuando la abre que discute al final Hecate con Hades sobre Eros etc. Que se supone que las plumas el que la abriera se queda dormido como y allí incorporaste la maldición del sueño. Pero no esto es mi culpa tal vez que lo leí tarde pero no entendí bien que ocurrió. Quién recibe la maldición?

        Impecable trabajo contando ahí te superas lo que ocurre en cada lugar, más los diálogos, etc.
        Como dije Excelente!!!!
        Me encanto:):):)
        BESO!!!

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      2. Hola mi querida mosquetera:
        Me alegro que te gustara.
        La imagen como te había comentado es estilo manga.
        Lo del paralelismo de la historia de Hades y Kore con la Bella y la Bestia fue intencional evidentemente, de cierta forma las historias tienen mucho en común, Hades aprisiona a la doncella y ella termina enamorándose de él. No lo describo como una bestia tradicional pero al final de cierta forma lo es.
        Muchas gracias por lo del papel de guionista, esa fue la parte más difícil encajar las frases OUAT. Me pareció genial que Hades dijera la frase de Lady Tremaine sobre la magia y el miedo, increíblemente en boca de Hades si tiene sentido, porque en el inframundo realmente el terror es para siempre.
        En cuanto a la escena de Zeus y Deméter tienes razón, por eso la pasé rápido, tú sabes que yo no tengo problemas en describir ese tipo de escenas, sin embargo, como estamos hablando de un incesto era un poco más complicado.
        En la leyenda mitológica Deméter cría a su hija alejada del Olimpo, aquí doy dos razones para que lo haga:
        1. Mantenerse alejada de Zeus después de lo que le hizo
        2. Su hija era humana, por lo que no podía vivir en el Olimpo.
        Hay una leyenda en la que las sirenas surgieron de esa forma, como un castigo a las ninfas marinas por no cuidar a Perséfone (Kore) La maldición de las sirenas es el primordial en el próximo fic, dedicado a los seres marinos.
        En cuanto al invierno – otoño la leyenda de Hades y Perséfone explica el mito de las estaciones. Hades roba a Perséfone y cuando esta es obligada a volver prueba la granada que la obliga a quedarse para siempre en el Inframundo. Zeus hace un trato con Hades, a través del cual pase seis meses con su madre (verano- primavera) y los otros con Hades (invierno-otoño)
        Evidentemente alteré un poco el cano mitológico, pero bueno, nadie quiere escuchar la misma historia siempre.
        Tiene continuación Lou, pero vinculada a otra leyenda griega.
        Sobre las canciones, la primera es de un grupo de rock que casualmente se llama Perséfone (te aclaro para no general confusiones, el nombre original de esta diosa es Kore o Cora, al casarse con Hades se comienza a llamar Perséfone)
        La canción que cantan las brujas proviene de las brujas de Macbeth.
        Lou. Pánico y Pena son los servidores de Hades en la película de Hércules de Disney, aunque a su vez son dos deidades mitológicas, ahora no recuerdo su nombre griego.

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      3. Hécate en la mitología era una diosa o más bien de la raza de los titanes, traicionó a los suyos y se puso del lado de Zeus en la guerra que se menciona al inicio. Era considerada la diosa de la hechicería, y en la mitología las principales hechiceras (Medea, Circe) le rendían culto. También aparece en Macbeth.
        Al lado de mi casa vive una familia que practica la santería, una religión que honra antiguos dioses africanos. En algunas de sus fiestas sacrifican chivos recién nacidos, y te juro que su llanto se asemeja mucho a veces al de un bebé.
        La maldición del sueño la recibe Psique, ese fue mi segundo fic mitológico, recuerda que Eros la despierta con un beso. Aquí resulta que la hija de Eros y Psique es quien debería reencarnar Kore.
        Muchas gracias por tan extenso comentario, Lou
        Saludos

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      4. Hola mi querido mosquetero:
        Me alegra que te gustara mi review:)

        En primer lugar debo reconocer que si bien es algo rara la frase de Lady Tremaine, luego si lo piensas bien tiene un doble sentido por lo cual cuando la agregaste al fic me pareció un buen acierto, además que no te quedaste en las temporadas anteriores sino que estás actualizado.
        Por eso te felicité justamente y doblemente, ya que como te comenté no es nada fácil agregar las frases en el momento justo quedo muy bien!!

        Cómo te comente fue un acierto lo de pasar rápido lo de Deméter, ya te comenté arriba mi posición.

        Me alegra escuchar que tiene continuación.

        Me era familiar los nombres de los servidores de Hades jaja.

        Lo de Hécate no recordaba bien su historia gracias por recordármelo.

        xd xd lo de tus vecinos. Que fiestas!!! no se como duermes de noche esos días xd xd.
        Reconozco que aquí en Argentina, jaja quién no fue a un campo, bueno si no has ido por alguna excursión de la escuela o instituto, lo haces porque tienes una amiga o amigo. En mi caso es ambos, hasta he andado en varias ocasiones a caballo. Incluso tome algunas pocas clases de verano de equitación.
        Ahora se entiende el unicornio no solo me gustan los caballos, solo agregue el gusto mitológico y allí el avatar:)
        Conclusión es como tu dices tienen llanto de bebé, no me costo demasiado imaginarlo en mi mente cuando lo leía.

        En cuanto pueda te hago el ranking.
        BESO!!

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      5. Hola por aquí Lou:
        Me sorprendiste con lo de la equitación, imagino que eres una experta amazona; por cierto en el próximo fic veremos amazonas, pensaré en ti cuando las escriba.
        Como te había comentado espero tus frases, entre mis fics y la temporada actual has tenido que redefinir tus formas de selección de frases.
        Saludos

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      6. Hola mi querido mosquetero:
        Finalmente lo logré:) me decidí, ya tengo el Ranking. Es el siguiente:

        Puesto 8: SHAPE OF MY HEART (parte 2)
        Puesto 7: THE POWER OF LOVE (parte 1)
        Puesto 6: GO THE DISTANCE
        Puesto 5: YOU CAN ´T ALWAYS GET WHAT YOU WANT
        Puesto 4: LADY IN RED
        Puesto 3: MERLÍN A FAIRY TALE
        Puesto 2: BRIGHT STAR
        Puesto 1: THE GODDESS OF SPRING

        Paso a explicar, como un poco te adelanté en la medida que repasaba me daba cuenta que estaba escribiendo en las primeras posiciones los últimos jaja, y eso se debe evidentemente que has tenido lo digo con muchaaa humildad porque realmente es de corazón y amistad, ya que no me considero quien para alzar la mano para decidir como una maestra especializada en esto. En eso partimos de la base por supuesto.

        Pero como comenzaba, allí me percate, que se debía que y reviendo ciertas situaciones que me hacían elegir una historia sobre otra se debía a que habías agregado cosas. Eso se llama evolucionar, o perfeccionarte. Como se dice "la práctica hace al maestro".

        Ahora paso a explicar un poco más independiente. Obviamente como fan me gustan todas e incluso en las últimas no sabía en que orden dejarlo. Por lo cual las primeras historias son muy buenas, además lo que yo te iba comentando en las review que fuiste cambiando las temáticas, drama, aventura, acción, romanticismo, suspenso, creo que has pasado por todas las tramas principales prácticamente. Eso también hace que cueste elegir también.

        Me fui enfocando luego en el caso por ejemplo de Hércules que fue creo uno de los más parecidos a OUAT, por si te sorprende (ya que somos fans del personaje)que la historia es muy buena pero está en la medida de historia como las demás. Qué ocurre con el resto que comenzó a estar en otro plano mayor.

        Por ejemplo, bueno la moraleja, me gusta, pero es bobo porque yo lo comente no pienso decir que me gusta que lo agregaras porque fue mi idea pero es algo que realmente cierra un poco mejor todo ya que varias quedan como con un final abierto. Otros puntos son las canciones realmente hay que tener mucha imaginación para escribir esos versos.

        El resto, por ejemplo en; LADY IN RED; agregaste además de lo mismo de siempre en las historias hubo un giro argumental que no esperaba y mira que soy de esas personas que le gustan dar vueltas y ver series y no había forma que me imaginara ese final.

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      7. SIGO;

        En el caso de MERLÍN, contaste más sobre la mitología griega de forma más escueta pero quedo muy bien logrado. Además de todo lo ya mencionado. Y también lograste utilizar a un personaje tan OUAT que se utilizó poco.

        Otro tema es que además a esta altura y ya venía comentándolo es el tema de que si uno no leía los fics anteriores podía leer este u otro sin ningún inconveniente porque solo hacías una corta referencia sobre la historia de un determinado personaje, para que el lector se pusiera al día y luego seguías o sea el que sabía era un recordatorio el que no, con esa referencia era suficiente para entender que pasaba con el personaje al que tu te referías. Algo tampoco fácil. Esto también es algo que comenzaste a realizar. No se si tú lo notaste, pero yo si.

        En el caso de; BRIGHT STAR; hiciste un final alternativo; ya sabemos que la mitología griega no se conoce mucho por sus "finales felices", y nos diste uno jaja:).
        Más allá de esa valoración escribir un doble final es repensar nuevamente un armado en la finalización de la estructura en diálogos, etc del final y eso tampoco es fácil. Por eso lo deje en un buen puesto.
        Y aquí sigo la misma línea donde agrego yo, lo nuevo no tan nuevo, te habías vuelto un experto en FB.

        Y llegamos al Último y primer puesto N°1, tu más largo fics, olvídate de los errores del traspaso de computadora, jaja no te cortes las venas con cucharita. Lo importante es el contenido. Estas cosas pasan. Listo.

        Analizamos el contenido. Mira que era un dramón el fic jaja :)
        Fue el más largo
        Tenía los FB perfectamente logrados.
        Integraste todos los fics anteriores de las historias anteriores y si alguien no los leyó tampoco había problema y si alguien los leyó no fue una referencia sino que hiciste varias.
        Escribiste frases OUAT en momentos precisos y no por escribirlos.
        Hiciste referencias a un cuento de OUAT caso bella y bestia.
        Lograste una integración tanto por OUAT como por personajes que recorriste a lo largo de las historias que fuiste escribiendo, si eso no es evolucionar....
        Como te comente fuiste correcto en un momento donde hasta yo te hubiera bajado puntos si el tema de la violación hubieras sido muy detallista por más mitología.
        Una cosa es cuando tuve que estudiar primeros auxilios, y nos decían espero que no hayan comido antes de entrar el día de hoy :)y otra es leer algo que tienes que escuchar en noticieros todos los días no es negación es algo que hubiera sido violento como lectura distractiva.
        Como dije este último fue una integración de todo lo anterior que tuvo de todo y fuiste explicando cosas que le sucedieron a varios personajes de otras historias, más el agregado del origen de los titanes. Etc.
        Creo que realmente mereció el primer puesto.
        Bueno espero que se haya entendido mi argumentación.

        Seguimos en contacto y voy viendo como arreglamos el tema de frases.
        Me alegra que me hayas tenido la confianza para esta tarea espero no defraudar, lo hice con cariño.
        BESO!!

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      8. Hola mi querida mosquetera Lou:
        Muchas gracias por el ranking y por tan inspirada argumentación. Me halaga con lo que me dices que he evolucionado en el camino y con la frase “la práctica hace al maestro”, creo que la que yo utilicé era un poco más vulgar. Por lo que me satisface mucho que en las últimas posiciones estén las últimas.
        Sobre la evolución, el primer fic se me ocurrió como una idea teniendo en cuenta lo desperdiciada que había sido la mitología griega en OUAT, para escribir los siguientes tuve que estudiar más profundamente múltiples leyendas, lo cual me hizo aprender mucho e ir profundizando en ese maravilloso mundo que nos dejaron nuestros antepasados, que aun en nuestros días tiene su mágico reflejo en múltiples obras artísticas.
        La moraleja realmente fue una idea genial tuya, tuve que releer algunos cuentos de Perrault para ver el estilo, pero es cierto que de cierta forma cierra mejor algunas historias. En alguna se me hace difícil encontrarlas, no creas. Las canciones y poemas no son siempre míos, siempre trato de encontrar alguien me más que escriba algo relacionado con mi historia.
        Me llama la atención de lo que me dices de Lady in Red; pues de cierta forma ese era el estilo original de OUAT darle un giro inesperado a alguna historia que supuestamente conocemos, en eso radicaba gran parte de su magia antes de comenzar a corromperse. No puedo dejar de pensar lo increíble que fue la primera temporada.
        La historia de Merlín, A fairy tale, como sabes no pertenece al resto de las historias mitológicas, es decir que es una historia independiente, creada para relacionar a dos de los personajes más antiguos y poderosos de OUAT. Aunque bueno, no pude evitar darle ese gran toque de mitología griega.
        Lo otro que me comentas, sobre poder leer las historias de manera independiente, siempre fue la intención, aunque te percataste antes que yo. Me alegra haber logrado ese efecto.
        Sobre el final alternativo, estaba pensando un poco en series con multiversos como Fringe, donde en mundos similares coexisten seres semejantes a quienes una simple decisión fue capaz de cambiarles el destino completamente; convertirlos en héroes o villanos, en seres felices o miserables.

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      9. Que el último sea el primero en tu selección me alegra por varias razones:
        - Es una de mis leyendas preferidas, tanto así que me resentí un poco de cambiarle el final.
        - Le dediqué bastante tiempo, principalmente porque por falta de tiempo tenía que dejar la historia de lado.
        - Increíblemente, a veces inconscientemente, todos los caminos de las otras historias conducen a esta.
        - Realmente tuve que analizar donde incluir las frases OUAT.
        En fin, Lou. Muchas gracias por tan profundo análisis de mis historias. Las cuales las escribí con cariño, pensando en poder generar cierta magia, como la que a mí me hizo llegar OUAT. Siempre me ha gustado escribir y si dejé la pluma de lado en el camino fue porque el destino me hizo hacerlo; pero siempre he soñado con plasmar las historias que flotaban en mi cabeza, me alegro que este blog me haya inspirado y dado la oportunidad y de haber encontrados lectores tan maravillosos como tú.
        Un abrazo

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    3. Hola tío Aquiel Gracias por tu fic de verano los bebes mi marido y yo lo vamos a disfrutar recién venimos de vacaciones jejeje así que esta noche toda la familia se va a entretener con el fic del tío Saludos y muchas muchas gracias sigue escribiendo 💟😊💕👍 💕

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      1. Hola Mary:
        Espero que estén muy bien tus pequeños y tu familia en general, y que hayas pasado unas felices vacaciones.
        Te cuento que yo estoy en invierno, pero bueno, para este fic utilicé la leyenda que explica el surgimiento de las estaciones así que es bueno que estemos en estaciones diferentes.
        Espero tu opinión.
        Un abrazo
        Aquiel

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      2. HOLA tío Aquiel nos ha gustado muchísimo este fic pánico y pena jajajja me hiciste recordar la serie animada de Hércules si la veía siempre cuando volvía de la escuela
        Wow que fuerte lo de demeter y algunas frases de ouat lol
        Y esas musicas de donde son nos quedamos en la duda
        Saludos cinco felicitado para ti y te cuento que los bebes oncers ya se estan poniendo pilas para gatear 😁😅

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      3. Hola mi querida mosquetera:
        Me alegra que a la familia Silver le gustara el fic; y más que todo me entusiasman los progresos de los pequeños oncers.
        Le comentaba a Lou que la canción que canta Anteo es del grupo de rock Perséfone y se llama Seed: Core and Persephone y la que cantan las brujas pertenece a la obra Macbeth de Shakespeare.
        Me satisface mucho que te recordara un momento de tu infancia con los mentados pequeños demonios.
        Espero que te guste el siguiente donde podrás ver sirenas y algunos míticos seres marinos.
        Saludos para toda la feliz familia

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      4. GRACIAS Aquiel por el dato saludos y esperamos el siguiente fic 😀💟💟

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    4. Hola Aquiel, ¿còmo estás? Bueno, tras haber leído, te doy mi opinión constructiva. Espero que no te moleste.

      Lo que es la historia en sí, en general me gusta. A mí me encanta la mitología griega, y esta forma de introducir personajes conocidos en historias originales me parece muy creativa. Es medio surrealista que este mismo Hades sea el de la 5B, y ni hablar de Zeus el que shippea CS jeje. Pero bueno, la historia está muy bien.

      Lo que no está tan bien es la forma de contarla. Osea, por ejemplo, ir cambiando la fuente de letra a cada rato, o el formato de texto que debería ser justificado (a Trebuchet MS 12 sería lo ideal), o que a veces hay puntos o comas en lugares que no corresponden. No recuerdo ejemplos ahora. Eso, lamentablemente, hace que una historia que es atractiva sea mucho más difícil de leer.

      No te lo tomes a mal, todos nos equivocamos. Esto puede servirte para mejorar y que la próxima historia sea más atractiva y amena. De todos modos te felicito por saber tanto de mitología griega, que es una de mis favoritas.

      ¡Besotes!

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      1. Hola Laura:
        Me alegra mucho que me hayas leído y comentado, me gusta que seas sincera en tu opinión.
        Voy por partes, en cuanto a lo que me comentas de Hades es algo que asumí desde que comencé a escribir estos fics, el que nos mostraron en la 5B es demasiado limitado, tanto por actuación como por guión; de hecho si fuera a proponer un cast posiblemente haría un recast con otro actor más adecuado. No hablemos de Zeus, de solo pensar en el actor que pusieron...
        Sobre la edición, no sé que ocurrió, te juro que el word que le envié a Trish estaba completamente en Arial 11, justificado, de hecho, no me lo mencionas pero hay una sección completa repetida al final, se lo escribí a Trish pero parece que no ha tenido chance de rectificarlo; para la próxima voy a usar el tipo de letra que mencionas. Válido lo de los puntos y las comas.
        De hecho, pensaba escribirte, pero no he tenido esta vez chance de terminar de leer el fic tuyo.
        En mi próximo fic deben aparecer varios personajes mitológicos marinos, incluidas tus adoradas sirenas. De cierta forma te iba a pedir anuencia para meterme en tu medio, ya que es tu tema principal, si te parece bien incluso podemos colaborar en la historia.
        En mi historia aparecerá Úrsula, la diosa, originalmente la tenía pensada con una descripción, pero para coordinar de cierta forma puedo asumir la tuya. Lena Headey es la perfecta Evil Queen, imaginé a alguien como ella para mi Hera y mi Circe, por lo que en este caso puede ser la perfecta Evil Goddess. Normalmente no propongo cast pero en este caso puedo hacerlo.
        Bueno, espero tu respuesta sobre el tema.
        Saludos

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      2. Creo que he arreglado por fin lo de la parte duplicada, el desastre de la font no es culpa de Aquiel ni mucho menos, porque la mayoría de veces que tengo que copiar algo de un lugar externo al Blog se descuadra todo el texto y se cambia la font.

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    5. Y llegamos a la historia de Hades, como siempre Zeus y Hera son los peores seres que hay en el Olimpo, muy bien elaborada la historia de la Bella y la Bestia, perdón, de Kore y Hades :D .. Me gustaron los paralelismos, sin ser copia, tiene varios elementos de esa historia pero quedaron muy naturales. Mención especial por las apariciones de Pena y Pánico, Helios, Cerbero y el poder de 3. Definitivamente hacía falta leer las historias anteriores para entender algunas cosas.
      Saludos!

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      1. Hola Enmanuel:
        Al final terminastes de leer mis fics mitológicos, y bueno la historia de Hades, que como es tradición en OUAT terminó siendo otro villano con un pasado triste. Pues sí, fueron intencionales los paralelismos con la Bella y la Bestia, de hecho, hay un momento que pensé utilizar la canción de Celine Dion As old as time, pero era demasiado. Aunque te aclaro, la bella y la bestia originales, de las que surgieron todas las demás variantes fueron Eros y Psique, habrás visto los paralelismo también.
        Bueno, ya tienes todas las historias y tienes la historia central, imagino que tenga alguna pequeña inconsistencia en alguna parte pero menos que la temporada actual.
        Te queda pendiente la historia de Merlín y la Blue, que no pertenece a la colección mitológica.
        Me alegra que hayas sacado tiempo para leerlo todo.
        Saludos

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      2. Me recordó a la premisa de la 4B que hubiera sido estupenda si la hubiesen desarrollado mejor "los villanos nacen o se hacen?" Sí, es cierto, con Eros y Psique también se sintió aunque creo que se me olvidó comentarlo.
        De pronto es cierto que haya alguna inconsistencia (yo no noté) pero ten en cuenta que sin ser escritor profesional haces un trabajo muchísimo mejor que el de muchos que se hacen llamar profesionales, así que no creo que debas preocuparte por eso, y definitivamente debes seguir escribiendo y compartiendo tus fics :) .
        Vale, le echaré un ojo también y te estaré comentando. Si no es mucha molestia, me gustaría saber si hay un libro que pueda leer en donde informarme mejor sobre el tema mitológico (alguna recopilación de historias o algo parecido), ya que como decías en uno de los comentarios, me has dejado intrigado al respecto.
        Con gusto, más bien gracias por compartir tus historias.
        Saludos

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      3. Hola Emmanuel:
        La tarea que me pides no me es tan fácil como parece, es titánica realmente, te aclaro que no soy un erudito en cultura griega ni un licenciado en mitos antiguos, solo un aficionado a la mitología de dioses y héroes que cuando se topó con ella hace ya mucho tiempo fue cautivado por ella.
        Primero debo recomendarte los dos clásicos más antiguos de la literatura griega: “La Ilíada” y “La Odisea” de Homero, posiblemente su lectura sea un poco densa para muchos y ya lo hayas visto en algún nivel escolar, pero yo recurrí a ellos varias veces para escribir mis fics. Existe un escritor británico llamado Robert Graves que se dedicó a los mitos antiguos, de él puedes leer si puedes conseguirlos, “Los Mitos Griegos” o su apasionante versión de la historia del vellocino de oro titulada en algunos lugares “Hércules y yo”, y en otros “El vellocino de oro”.
        Hice una pequeña investigación de libros sobre mitología además de los que te menciono arriba que revisé personalmente, sin embargo, no sé qué tan difícil te sea adquirirlos en donde vives ya sea digital o en copia dura. Por ahora te recomiendo empezar con una colección de relatos, titulada “Las más bellas leyendas de la antigüedad clásica” de Gustav Schwab. Espero que puedas conseguirlo y te sirva para comenzar.
        En mis fics yo he ido más allá he buscado su relación con cuentos de Grimm, Perrault o
        Andersen; para acercarlos un poco a nuestro querido OUAT. También he referenciado a autores que han tocado elementos de la mitología griega como Shakespeare, del cual hago referencia a “Sueño de una noche de verano” en “Bright Star”, pues en esta historia aparece Teseo y todo un drama relacionado a los reyes de las hadas, también a “Romeo y Julieta” donde mencionan a la reina Mab; aunque te advierto que las hadas pertenecen a la mitología nórdica y británica que es más reciente que la griega. De Shakespeare también reverencio “Macbeth” y todo el drama de Hécate y las tres brujas. La mitología británica también la referencio a través de Viviane quien era la reina de las hadas o la dama del lago en el mito artúrico.
        He leído mucho por lo que en muchos casos no se decirte bien a que estoy referenciando, también soy cinéfilo y seriefilo. Te propongo algunas películas recientes que se acercan a la mitología como “Crash of the titans” y su secuela “Wrath of the titans”, así como “The inmortals” que trata una versión libre de la historia de Teseo. Las series “Hércules, sus viajes legendarios” y “Xena, la princesa guerrera” te acercarían un poco a la mitología, aunque son versiones bastante libres.
        Espero haberte ayudado un poco para comenzar, si te topas con algo de lo que menciono me lo dices y me das tu apreciación.
        Gracias también a ti por leerme.
        Saludos

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      4. Claro, me imaginé que no era tan fácil pero se me ocurrió que si alguien podía darme una pista eras tú :D, de verdad muchas gracias por tus recomendaciones, tocará investigar, ahorita recuerdo La Odisea de mi juventud.. naah mentiras, del colegio jaja. Sobre los libros y películas voy a intentar conseguirlos, seguro con las películas tengo mucha mejor suerte. Las series que comentas creo haber visto algún capítulo hace mucho tiempo y es cierto, son versiones bastante libres aunque entretenidas. De nuevo muchas gracias por las recomendaciones, me dejaste bastante tarea para investigar jaja
        Saludos

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