Crack!Fic - Gran cena multifamiliar

La colaboración de nuestros dos seguidores, BoredFlyCatcher (como autora del primer CrackFic que publicamos en el Blog) y Martín is not impressed ha dado como fruto el desarrollo de la segunda parte de esta divertida parodia que no puedes perderte.

Recordamos la premisa de la primera entrega:

Este fic se desarrolla en un universo alternativo, unos pocos años después de la Batalla Final. Por alguna razón Tigrilla es una de las religiosas en el convento de santa Meissa, Zelena nunca perdió sus poderes y Gideon nunca fue rebabyficado. Pretende ser un Crack!Fic o parodia y como tal, no está especialmente preocupado por el canon. No que la serie en sí lo esté, claro.

Sorprendentemente, la cena con Regina no fue tan complicada. Una pensaría que después de haberme encerrado durante 30 años tendría un poco de vergüenza, pero no. Ahí estaba, Regina Mills, antaño conocida como la reina secuestradora psicópata que ni siquiera me dio la posibilidad de tener una vida falsa, abrazando a mi hijo. Sí, estaba sorprendida. Mi hijo había conseguido conmigo en 5 años lo que otros tardaban años, sacarme de quicio. No es que no le quisiese, tampoco es que me pareciera muy insufrible simplemente es que me molestaba. Ahora no tendría excusa, era oficialmente una abuela. Si cuando me casé, Henry me llamaba abuela ¡Imagínate ahora! Siendo su abuelastra. 

Lo peor de todo es que el contador volvió a 0, con lo orgullosa que yo estaba, se lo enseñaba a todo el mundo. Era mi esperanza y mi ilusión. Y por culpa de Regina tenía media casa destrozada y el contador a 0. Y ahí estaba yo, la partidaria de creer en las segundas oportunidades, observando cómo se miraban como si no estuviera delante. 

A todo esto, Rumple decidió sentarse en el sofá del comedor, con un vaso de whiskey en la izquierda y con la cara sostenida por la derecha, contemplaba con la mirada perdida la estantería. Me habría gustado que se fuera a pasear, para que volviese con energías renovadas. Desde que su madre había venido y lanzó aquel maldito buzón de correo, le había cogido el gusto. Normalmente lo hacía una vez por semana para liberar estrés. 

¿Pero por qué no le dices que vaya a Archie o que se enganche a algún videojuego a los que últimamente Henry no paraba de jugar, de esos en los que te cargabas a todo lo que se te cruzase por delante? Era lo que siempre me preguntaba. Ahora lo entendía, la ira, la frustración, el enfado. Archie tenía la agenda ocupadísima por culpa de la bruja mala del oeste irlandesa. Y por culpa de Tigrilla, ahora también tendría a Hook, Ariel y Whale. Respecto a los juegos de Henry. Ni hablar, no lo conseguía. Era pensar en él y me enfadaba. 

Mientras me sumergía en mis pensamientos, debatiéndome entre lo que siempre había querido ser, una heroína, y lo que actualmente deseaba, mientras yo estaba pensando, mi hijo seguía ignorándome y Regina me miraba de vez en cuando, como si yo fuese la intrusa. 

-¿Te encuentras bien, querida?- 

-La verdad es que no, voy un momento al baño- 

Y mientras me desplazaba, pensé qué pasaría si le pegaba una patada en su soberano trasero ¿Sería condenada a muerte? No, haría un gran favor a la humanidad. Me libraría de la que se va a casar con mi hijo, con uno que hasta hace 5 años ni siquiera existía. 

-Cálmate- me dije a mi misma en el espejo- los héroes no hacen ni piensan estas cosas, eres una heroína Bella, recuerda, la ira lleva al odio, el odio al miedo y el miedo al lado oscuro.- 

Y ahí fue cuando deseé tener magia. Nunca la había querido pero tampoco me habría molestado usarla. Definitivamente Henry me había afectado. Él y sus odiosas películas de Star Wars. Las odiaba, profundamente. Ahora no tendría excusa, tendría que verlas, las mismas películas, una y otra vez. No se cansaba. Y encima, se me había quedado alguna que otra frase que de vez en cuando decía, lo que automáticamente me enfadaba. 

-Está bien Bella, tú puedes. Encontrarás alguna excusa para no verlas, nuevos libros, nuevas historias, nuevos villanos, ¡Pero de los de verdad! De esos que destrozan cosas e impiden que una vea películas como Star Wars o The Avengers y eviten que sonría como una idiota- 

Definitivamente, había pasado demasiado tiempo con los Charmings. Años viviendo en Storybrooke habían hecho que no los soportase. A excepción de Charming, que era el único que me caía bien, prefería no ver al resto en lo que me quedase de vida. No sabía cuál me caía peor pero poco me importaba. 

¿Qué me han hecho los Charmings? De todo. Gracias a Archie, había aprendido que era mejor no preocuparme tanto por esas cosas. A veces lo conseguía y otras no. Sin embargo, había cosas que, salvo que una nueva poción o hechizo me lo impidiesen, jamás olvidaría. 

Por culpa de Blanca terminé en el reino de las historias no contadas y tarde meses en reorganizar y ordenar la biblioteca, después su idea de culturizar a los alumnos leyendo libros, sin recordarles que luego hay que dejarlos en su sitio. Emma convirtió al pirata en Oscuro, obligó a que mi amiga Mérida fuese tras de mí, amenazó con matar a Gideon en mi cara y, lo peor, fue que se atrevió a pegar a Gideon después de que él lo enviase a Nunca Jamás, si le hizo un favor. El pirata se cree mejor que el resto, soberbio y vanidoso como sólo él puede serlo, me dijo que mi relación con Rumple no tenía sentido y después de aquella cena de nochevieja, me comentó que mi ropa le quedaría muchísimo mejor a él. En cuanto a Henry, me llama abuela, me obliga a ver películas que detesto y viene tres veces por semana a dormir, dejando su ropa a mitad de camino entre la puerta y la ducha. Idea de David fue que se apuntase a hacer ejercicio para verse físicamente mejor y que no fuera un nerd estereotipado. Que sí, que Henry ahora tenía más confianza, los músculos más marcados y todo lo que quieras, pero eso no era excusa para desayunar en boxers o que volviese de las acampadas lleno de barro y ensuciase la escalera. 

Cuando estaba a punto de salir, un mensaje de WhatsApp me llegó. Mary Margaret Blanchard, conocida como Blanca Nieves o la persona que no es capaz de callarse e hizo que Hyde me secuestrase, me preguntaba si lo hacíamos en mi casa el próximo viernes. Una porra. Le respondí que no automáticamente. Lo que quería era cotillear y no tener que hacer nada. Todavía recuerdo aquella cena en la abuelita, después de recuperar el corazón de Gideon y vencer a la maestra del Photoshop, habíamos quedado en que nos quedaríamos a ayudarle a limpiar pero se largó y me dejó sola, con una enfadada Granny que me exigía que limpiase el local. Al principio, no sabía que me enfadó más, que mi suegra me encerrase o que todos se largasen y me tocase limpiar. Mientras limpiaba bajo la estricta vigilancia de una Granny iracunda me decidí. Había oído de suegras horribles e incluso de madrastras, pero que hubiese tenido la poca vergüenza de no enviarme de verdad a vivir preciosas aventuras, jamás se lo perdonaré. 

La marcha imperial sonó, cuanto odiaba esa canción, la odiaba con todo mi ser. Era la que salía con Darth Vader. A Henry le parecía genial y al resto adorable que la hubiese puesto a cada miembro de esa familia. La Maléfica neozelandesa podría aprender de mí ¿Qué mejor forma de vengarme y de identificar a esa gente odiosa que ponerles como melodía de llamada una canción tan detestable como ellos? 

-Hola Mary ¿Qué te cuentas? - le pregunté disimulando las ganas que tenía de que colgase el teléfono. 

-Te llamaba por el compromiso de Gideon y Regina- 

Ahí estaba, ella lo había dicho, de mi hijo y su madrastra malvada que intentó asesinarla durante años. Aparentemente no era suficiente, eran familia. 

- ¿Qué te parece si cenamos la semana que viene en casa de Regina?- 

Espera ¿Cómo sabía ella sobre el compromiso? Claro, Regina se lo habría dicho de antemano y me había condenado al aburrimiento eterno. Y luego dirá que se ha redimido ¡Y una porra! Los villanos que se redimen no van por la vida destrozando vidas ajenas, obligando a inocentes a cenar con gente insufrible que se creían grandes héroes, con derecho a juzgar sobre cualquier cosa. 

-Bella, Bella ¿Estás ahí?- 

Ojalá no estuviera aquí, ojalá estuviese de nuevo encerrada o mejor, bajo la maldición de sueño. Allí por lo menos no los veía día sí y día también. 

-Sí claro, cenamos en su casa, no te preocupes, se lo digo yo, estará encantada- 

Antes de que pudiera contestar, le colgué. 

Caminaba hacia el living de la manera más digna posible, de esa dignidad que se saca cuando te encierras casi una hora en el baño. Regina se piensa que ella es la única que puede comportarse con el refinamiento de la realeza. Yo le iba a enseñar cómo se hace una entrada con la gracia y la templanza de una reina. Lamentablemente, no pudo ser. Ya se habían marchado. 

Me recosté en el sofá intentando responder a la siguiente pregunta ¿Qué clase de hijo tenía que se iba de casa y ni siquiera se despedía, después de haberme fastidiado de semejante manera? ¡Ay, mi pobre contador! Después de recoger (encima tuvieron la poca vergüenza de no limpiar), me iba a ir a la cama cuando vi las llaves de Gideon encima de la mesa. Pensando que se las habría olvidado, las recogí, agarré el libro de turno que me dejaba en la entrada para cuando quería despejarme y fui a dejárselas a su habitación. 

Ojalá estuviera muerta. Una pensaría que con la cantidad de veces que me han secuestrado y maldecido a lo largo de mi vida, después de todos los padecimientos e infortunios esto no me pasaría, pero no. Ahí estaban, ambos desnudos, demasiado ocupados con cosas en las que no me quise enfocar, sin darse cuenta de mi presencia. Otra vez me ignoraban ¿Es que la gente no se entera? ¡No soy ningún florero! 

-Regina, Gideon, hijo mío- les dije con la mayor impasibilidad posible, si se creía que me iba a alterar por ver a mi hijo haciéndolo, esa reina del ridículo no me conocía en absoluto.-Quiero que sepáis que el próximo viernes tendremos una cena multifamiliar en tu casa, querida Regina, para celebrar el compromiso.- Justo antes de cerrar la puerta, una idea perversa recorrió mi ser- Regina, quiero que sepas que en estos momentos, Grace le está haciendo a Henry lo mismo que tú a mi hijo. 

Ahí sí, eso es una venganza y lo demás son tonterías, pensaba mientras me iba a la cama. 

Lamentablemente, me había quedado durmiendo en el sofá por lo que afortunadamente no me los encontré. Mientras buscaba a Rumple, recordé la cara que puso Regina al enterarse de lo de Henry y decidí enviarle un mensaje contándole que hacía Henry en sus repasos con Grace. 

Me encontré con mi esposo haciendo el desayuno. Estaba tan concentrado que no me vio venir. Me acerqué por detrás y le tapé los ojos. 

-Oscurito, Oscurito ¿Quién es la más inteligente de todas?- le dije juguetona. 

-Tú querida, tú- me respondió de bueno humor. 

Aprovechando que estaba de buen humor decidí contárselo, lo iba a saber tarde o temprano ¿Quién era yo para privarme del glorioso momento en el que el Oscuro pierde el control por culpa de su hijo? 

-No, dime que les dijiste que no, tiene que haber algo que podamos hacer, alguna maldición, algún hechizo- se quejó inútilmente. 

Y así continuo durante un buen rato, que si podemos revivir a la Maléfica italiana, que si nos vamos “por la fuerza” a otro reino, que si “accidentalmente” un monstruo asesina a Regina, que si se cayese un meteorito gigante. Cualquier cosa con tal de no acudir a la cena familiar. 

Pobre Rumpelstiltskin, siglos de existencia y todavía no es capaz de afrontar una cena con su familia. 

-Esto es culpa de esa mosca-confesó agotado- de esa insufrible inútil, buena para nada, incapaz de hacer bien su trabajo, la próxima vez que me la encuentre le voy a arrancar las alas y me haré un traje con ellas- 

-Podrías hacer un traje de ballet para Henry- le sugerí sabiendo que lo odiaría y se lo pondría para no desilusionar a su abuelo. Sería tan gracioso. 

-Bella, no digas o hagas tonterías, que para eso estoy yo, si tú también las dices ¿A dónde va nuestra relación?- me dijo graciosete. 

¡Ay, qué tiempos aquellos! Fue después de casarme con él, me dijo que seríamos la mejor pareja de todo el mundo. Dijo que si combinábamos nuestras fuerzas nada podría salir mal, yo le respondí que entre su estupidez (o despiste, porque según él, era culpa de la mosca porque le dijo que sólo podría ir a través de la maldición a un mundo sin magia) y mi ingenuidad, seriamos un fracaso absoluto. 

Los días pasaron sin mayor contratiempo que un Henry molesto que me preguntaba qué me había hecho él para que se lo dijese a su madre. Me llamaba abuela, me obligaba a ver sus odiosas películas, se me quedaban sus horribles guiones y encima tenía el descaro de preguntármelo. 

El día final llegó, sabía que alguien moriría, preferentemente Regina o Blanca, que, al fin y al cabo, eran las culpables de este sinsentido. 

Y ahí estábamos, Rumple y yo, él con una botella carísima y yo con una cesta de fruta y varios paquetes, se iban a enterar quién es Bella. Les iba a demostrar que no soy ninguna pusilánime ni una idiota engañada por un hombre con varios siglos de experiencia. 

-Regina, hijo- le dijo Rumple. 

-Padre, madre,pasad- nos dijo mientras Regina me miraba con odio. Que se fastidie, ella me encerró durante años. 

-¿Dónde están los niños?- Les pregunté. 

-Robin y Neal están en la cocina viendo la tele- me respondió Regina. 

Aunque no me convencía que dejasen a los niños solos en la cocina, pasé al gran comedor. 

Allí estaban, ya sentados. Aunque había tenido mi corazón, el pirata seguía igual, no había tenido la decencia de ir a bañarse y se atrevió a preguntar lo que yo pensaba de ellos ¿Qué hace Zelena aquí? 

Me había olvidado de ella pero, cuando no secuestraba a Rumple o me engañaba, me caía bien. Además, Robin es adorable. 

-Regina, creía que no permitías mascotas, mucho menos unas vagabundas, en casa ¿No se suponía que era una cena familiar? 

Ahí estaba, es por eso por lo que me caía bien. Con un gesto de su mano, los Charming se convirtieron en monos voladores, podría haber convertido a Henry también, pero un despiste lo tiene cualquiera. No me podía quejar, ahí los tenía, al idiota que se hizo pasar por un príncipe, a la bocazas, al pirata adicto al ron y a la loca que me intentó matar mediante mi amiga Mérida, convertidos en monos voladores. 

-Hermanita, no me mires así, esos idiotas insufribles vienen a celebrar tu compromiso, aunque no tienen mucho que ver, y el piratucho dice que quien sobra soy yo. Bien merecido se lo tenían- 

Así, sí, que se queden así, que se los lleven al zoológico o que los encierren en mi vieja celda de hospital, pero que no vuelvan. 

Lamentablemente, mis deseos no se hicieron realidad. Una acalorada discusión entre las hermanas y cinco minutos después, recuperaron su forma humana. Una pena porque, a excepción de David, ganaban mucho en su forma animal. 

La cena no tuvo mucho contratiempo, alguna ocasional frase de la hipócrita de Emma, comentando que les parecía raro el Regal Cosplayer ¡Qué valor! Ella, que se había casado con el padrastro de Neal, con el abuelastro de su propio hijo, con el amante de su casi suegra, tenía las agallas de decir que la relación entre la madre adoptiva de Henry y el tío de Henry era rara. Y, encima, se atrevió a mencionar la relación de Rumple con Cora, Zelena y Regina y bromeó diciendo que era cosa de familia. 

Cuando por fin terminamos, les pedí que cerrasen los ojos que tenía algo para ellos. Rumple me miró y negó con la cabeza mientras me vio apresurarme a por la cesta. 

-Tengo regalos para vosotros- les dije disfrutando de cada palabra. 

-Para Blanca, estas preciosas manzanas rojas que vi en el mercado, siguen teniendo una pinta- enfaticé lamiéndome de manera discreta los labios. 

-Gracias Bella pero no me gustan las manzanas- 

-Blanca madura, no puede ser que no te comas las deliciosas manzanas que te he traído, no seas tan infantil ¿Cómo vas a convencer a Neal de que coma verdura si no comes manzanas?- 

La piel de Blanca se ruborizó y decidí seguir dándolos. 

-Para el pirata, algo que sé que le hará mucha ilusión- le dije sacando un paquete con forma de botella-Una botella de champú, así podrás oler bien, a la vez que ser el terror de las bañeras- le comenté con un par de risas. 

-No es necesario amor, sé lo que es una bañera- 

-Ya sé que la usas para limpiar el garfio pero ya va siendo hora de que lo uses para lo que fue inventada- 

-Pero yo- 

-Para Emma-dije cortando al pirata- que tiene el valor de estar aquí presente, sin importarle la bofetada que le pegó a Gideon, un libro de autoayuda Mi novio la tiene pequeña y mi vida es una mierda: Guía para superar la distancia con tu ex- 

-Bella, mi vida no es una- 

-Lo sé, no te preocupes, como bien dijiste antes, somos una gran familia. Gideon será cuñado de Zelena, tío de Robin, suegro de tu padre y padrastro de tu madre, por lo que será tu abuelastro y por tanto bisabuelastro de Henry. En cuanto a Regina, al casarse con el hermanito de Neal será también la tía de Henry y tu cuñada ¿Qué más dará que la tenga pequeña o no tengas una vida perfecta, si tienes a tu familia contigo?- 

Emma empezó a ojear las primeras páginas del libro, derrotada. Zelena y Rumple llevaban un buen rato riéndose por lo bajo y la primera deseaba tener su regalo, la cosa prometía. 

-Para Henry, sí, sí, no te preocupes, que te va a gustar- le prometí al ver su entusiasmo y oírle decir no lo suficientemente bajo “la nueva peli de Star Wars”- una caja de preservativos tamaño pequeño, que estoy segura de que te parecerán grandes y otro libro de autoayuda 10 pasos para triunfar: Guía para tener éxito en tus relaciones, que también incluye las románticas y sexuales - le comenté mientras Rumple y Zelena carcajeaban sin parar y él me devolvía un gruñido y algo que sonaba a “nostán pequeña” como única respuesta. 

-Para David, Regina y Zelena, aquí tenéis- les dije mientras veía la cara de miedo de David, la alegría de Zelena y la sorpresa de Regina. 

-Esto es- 

-Exacto, más libros de autoayuda. Para David tenemos Mi hijo no me soporta: trucos y formas de recuperarlo, que te ayudará con Neal, para Regina Cómo darle gusto a mis suegros y placer a mi marido: 100 consejos para lograr la armonía familiar y, para Zelena, ¿Por qué tengo el mismo tipo de mascota?: 50 sugerencias para probar con otras especies. 

-Bella, mi relación con Neal no es tan mala- 

-Cierto, podría ser peor, menos mal que aquí está la tía Bella para ayudarte, a ver si aprendéis a cuidarlo y sacrificaros un poquito, que también tengo cosas que hacer. No voy a pasarme toda la vida cuidando de él- 

-Bella, puede que te lo parezca pero no te quedas siempre con él- 

-Cierto, a veces también me quedé con Henry, menos mal que a él no le tuve que cambiar de pañal- 

Era tan hermoso, Henry avergonzado, el pirata molesto, Emma enfadada, la bocazas en silencio, Regina roja como sus preciadas manzanas, David mirando hacia el suelo y Zelena riéndose y diciendo que eran unos regalos geniales mientras mi marido se reía sin parar. Sí, definitivamente había sido genial. 

Neal y Robin, que tenían unos 6 años, entraron en el comedor y se encontraron la escena. Por primera vez desde que empezó a hablar, Neal, que había salido tan parlanchín como su madre, se quedó mudo. Sonriente, les regalé un pastelito de chocolate para cada uno y se fueron corriendo a la habitación de Henry a jugar con su play 4. Pobrecitos, con la play tenían alguna posibilidad pero como se metiesen en su ordenador ¡Qué se diesen por perdidos! Por un momento me alegré de que se tuviesen que gastar cantidades indecentes de dinero en Archie por lo que Neal viese en sus descargas, luego pensé que también lo vería Robin y me escaqueé disimuladamente para llevarme el portátil de Henry a un lugar más seguro, encima de la estantería de la cocina. 

Cuando me dirigía al gran comedor, escuché el timbre ¿Quién se atrevería a llamar a estas horas? Allí estaban, la Maléfica de nuestro mundo y Lily, que por lo que me contaron iban a venir pero no les apetecía aburrirse, por lo que llegaron justo a tiempo para disfrutar sin niños, sin cena y sin ridículos discursos sobre esperanza y amor que Blanca seguramente diría. 

Afortunadamente para ellas, había pasado exactamente lo que predijeron, aunque no vieron venir mis regalos. 

Cuando llegamos, me pregunté qué hacían aquí. Cuando me volví a sentar, concluí que, siendo Maléfica y Regina tan amigas, lo que debería sorprenderme es que no viniesen. 

Cinco minutos después, le comenté inocentemente a Henry que ya era hora de que los niños se acostasen. Varios gritos, incontables pataletas y demasiadas charlas sobre la adultez, la infancia y la vida de parte de los Charming consiguieron que Henry y Robin se fuese a la cama y los Charming al completo a sus puñeteras casas, gracias al hartazgo de Maléfica quien, exasperada por haber escuchado durante más de media hora sus discursos esperanzadores, se contuvo de pasar a la acción por deferencia a Regina y les advirtió de lo que les haría. Sí, desintegrar a los Charmings en el acto habría sido muy vil, propio de la Emperatriz del mal. Sin Charmings, pude disfrutar con Rumple, Gideon, Regina, Zelena, Maléfica y Lily de un par de copas. 

Sorprendentemente, al rato Henry apareció diciendo que ya había amanecido y nos preguntó con sorna si no entendíamos el concepto. Nos reímos de él hasta que el muy estúpido decidió correr las cortinas ¿Cómo podría brillar tanto el Sol? 

Con un ruido que por alguna razón me recordó al rugido de algún animal, Maléfica movió su mano haciendo que Lily y ella desapareciesen en una nube de oscuridad. Con una mirada de complicidad y algún que otro movimiento de mano, nos desaparecimos en nubes verdes, púrpuras y negras, dejando a Henry para que limpiase el desastre. 

Con un gesto, nuestras ropas se cambiaron por pijamas y nos tumbamos encima de la colcha. Me dormí mientras Rumple repetía sin cesar que la mosca era la culpable de todo. 

Al despertar, bajé a la cocina y me encontré con Rumple. 

-Y la próxima en unos 15 años- 

Me quedé sorprendida ¿De qué me hablaba? 

-Ya sabes, Cora conmigo, Gideon con Regina, el próximo es Henry con Robin. 

Últimamente Rumple estaba muy gracioso, demasiado para mi gusto. 

-Me encantó la cena, estuviste genial, querida- me comentó juguetonamente. 

- Y la culpa de todo la tienen las hadas ¿Verdad? 

-Ya te lo dije antes, donde hay incompetencia, allí te encontrarás a las hadas. Si ella no hubiese sido tan patética, Gideon no estaría tan prometido. 

Mientras me acercaba a él, le repetía que el día tenía muchas horas y ya había desperdiciado muchas quejándose de ellas. Mientras puse el contador al 10, le besé y fuimos a la alcoba para, quizá, concebir otro bebé.

NOTAS Y NORMAS:

1. Debes tener cuenta de google para poder comentar.

2. Respeta la netiqueta.

3. Puedes opinar lo que quieras (a favor o en contra de los episodios, personajes, guionistas, etc.) pero siempre respetando a los demás comentaristas.

4. Está prohibido poner enlaces en los comentarios.

5. Siempre que quieras comentar un spoiler indica SPOILER al comienzo de tu comentario

Gracias. 

Síguenos en Facebook y Twitter para estar al día de lo que publicamos en el blog.