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  • miércoles, 21 de mayo de 2014

    Fan Fic: Once Upon a Time in Neverland 12


    Ya estamos de vuelta con la segunda mitad de la temporada de Once Upon a Time in Neverland, el Fic de Peter Pan que nos ha encandilado a todos regresa con un capítulo muy especial en el que conoceremos a un personaje de leyenda muy emblemático.


    Chapter 12: Never ever grow up


    E
    rase una vez, un reino muy muy lejano. Una tierra próspera habitada por gentes felices y rica en tradiciones y bonanza. Sin embargo, un día el reino se vio atacado por las criaturas más poderosas y temibles de todas, los ogros, y sus habitantes tuvieron que huir al sur, dejando el reino abandonado.

    Para combatir a los ogros, el rey sabio había organizado un ejército, y todos los jóvenes mayores de catorce años debían ir a filas. Pero si los soldados más expertos perecían ante las abominables criaturas, los civiles que ni empuñar el arma sabían encontraban un destino aún peor.

    Un día el duque, la mano derecha del rey, al que su linaje de rancio abolengo mantenía en la retaguardia visitó a una familia muy pobre, y a la fuerza separó al benjamín que ese día cumplía los catorce de los brazos de sus padres, quienes destrozados, acabaron muriendo de pena.

    El niño vivió en primera persona los estragos de la guerra, y no pudo soportar demasiado tiempo los estragos que ésta causaba sobre el reino y sobre los habitantes de aquellas tierras, así que huyó, cual cobarde… ¿Pero tener miedo te convierte en cobarde? El muchacho huyó muy lejos, temeroso de que lo buscasen por deserción, y aquel acto cambió su destino de una truculenta muerte en el campo de batalla, a una vida llena de fantasía en el bosque.

    Allí el muchacho conoció a una familia de leñadores y cazadores que no dudaron en acogerlo como a uno más y un día, cuando hacía sus labores de recolector, la daga con la que cortaba las hierbas y plantas cayó a un lago. Era una daga simple, de forma irregular debido a su uso, no podían permitirse más. Fue entonces cuando la magia se topó con él por primera vez. Del lago salió una mujer, una sirena rubia y empapada, con una hermosa corona de perlas sobre su cabeza. El joven se vio hipnotizado por su belleza y ella le preguntó si se le había caído la daga… De oro. Él respondió negativamente, y la sirena volvió a mandar la joya a las profundidades. Le preguntó entonces si era de plata, y él de nuevo lo negó. Finalmente la sirena sacó su daga, vieja y oxidada, y él le pidió por favor que se la devolviera, ya que esa era la suya. La sirena, complacida con la honradez y la sinceridad que había mostrado ell muchacho le concedió un don, el poder de ayudar a los demás, fuera cual fuera el problema. Pero como toda magia tiene un precio, el joven sólo debía usar sus poderes para el bien, ya que de emplearlos para otra causa, la bendición que ella le daba se tornaría maldición sobre él. Así el joven tomó de nuevo la daga en sus manos, ahora parecía nueva y suya, pues se podía leer su nombre grabado en la hoja con letras delicadas, Merlín.

    El muchacho se convirtió en un hechicero gracias a los poderes de la daga y viajó por mucho tiempo ayudando a la gente y recorriendo los siete reinos. Finalmente, abandonó el corazón de aquella tierra llena de magia para llegar a un imperio que gobernaba la mitad del mundo conocido, un mundo tan real como lo era el nuestro… Pero que casualmente vivía la misma situación desesperada que El Bosque Encantado, pues los soldados, todos en la guerra eran reclamados para volver y proteger la tierra propia…

    ROMA, 476 d.C.


    Allí pasó muchos años, muchísimos, tantos que aquel hombre que se hizo llamar Ambrosino creció hasta convertirse en un anciano sabio y pensador que no servía a nadie. El emperador de Roma, Flavio Orestes, le encomendó la tarea de educar a su hijo, Rómulo Augusto, y él se encargó de moldear a ese niño para que pensase por sí sólo y tuviera ideas e inquietudes.

    Pero el día en que Rómulo Augusto, que era llamado despectivamente pequeña desgracia, fue coronado emperador de Roma, su padre lo obligó a marchar, disgustado con la educación que había dado a su hijo. Esa misma noche las tropas bárbaras de Odoacro invadieron Roma y la tomaron con sangre, matando a los padres de Rómulo Augusto con crueldad, delante los mismos ojos del niño.

    - Dime, ¿Ves tu imagen reflejada en la hoja? ¿Ves tu cara? – Le había preguntado el líder de los bárbaros después de atraparlo.

    - Sí.

    - ¿Qué ves? ¿Ves a un niño o ves a un César?

    - Veo a un César – respondió con una firmezas y convicción impropia de un niño de su edad - ¡Yo soy el César!

    Y por esa insolente respuesta le habrían matado si Ambrosino no hubiera decidido volver y acabase de irrumpir en la estancia.

    - Si matas al muchacho le convertirás en mártir y el fantasma del César te perseguirá toda tu vida. Lee los signos, un augurio se cierne sobre ti Odoacro – y un cuervo tan negro como la noche voló por la habitación y se posó en el trono de los emperadores.

    No sabemos  si Odoacro creyó en la profecía o no, lo seguro es que decidió enviar a Ambrosino y al pequeño emperador que nunca reinaría en aquel lugar a una prisión en la Isla de Capri.

    - Ambrosino, quiero estar con ellos, reunirme con mi madre y mi padre.

    Estaban ambos engrilletados, bajo el sol de un mediodía en un secarral. Habían parado en su viaje a la isla y sus carceleros aprovechaban para comer.

    - Estás con ellos, viven en tu corazón – le contestó Ambrosino sentado a su lado, no le sorprendían ni la franqueza ni la madurez del pequeño - No puedes verlos mas es como si tu estuvieras en una sala y ellos en la otra...

    - También debí morir.

    - Ese no era tu destino.

    - ¡Yo no tengo destino!

    - Todos tenemos un destino, mas cuando el día oscurece y es difícil ver el camino… - Ambrosino no supo continuar y Rómulo lo miró a la cara, escrutó su frente llena de arrugas y llegó a la conclusión de que su tutor debía ser el hombre más viejo del mundo.

    El graznido del cuervo que se acababa de posar en una roca frente a ellos los sacó de la conversación.

    - Pájaro bobo – dijo Ambrosino – no ves que no tengo nada para darte, vete – y el cuervo obedeció y se fue volando.

    - Lo sabía – confesó Rómulo con  media sonrisa – sabía que era un truco.

    El viaje continuó y al final de la tarde llegaron a la Isla de Capri.

    - ¿Es este mi destino? Pasar el resto de mi vida en una prisión.

    - Ten fe, cree en ti mismo, siempre hay una intención oculta en todas las cosas.

    Rómulo ya estaba acostumbrado a esas respuestas tan filosóficas, más aun desde que le hicieron leer a Séneca. Paseaban por el mirador del palacio, contemplando el tono azul del Mediterráneo.

    - La fortaleza fue edificada para ser un palacio por el gran emperador Tiberio, quien según sus súbditos, fue un gran estadista – explicó el sabio.

    - ¿Mis antepasados construyeron mi prisión? – Preguntó Rómulo herido por la revelación.

    - Al parecer así fue – respondió Ambrosino compartiendo su sentimiento y mirando al subalterno de Odoacro que se acercaba con un cuenco en las manos.

    - ¿Tienes sed? – Le preguntó al niño que lo miró entre sorprendido y dudoso por el ofrecimiento –  anda bebe – le dijo antes de escupir en el cuenco - ¡Bebe!

    «¡Soy el emperador de un imperio que gobierna casi todo el mundo! ¡Nadie me habla así!» Pensó Rómulo antes de lanzar el bol a la cara de su carcelero.

    - ¡¿CÓMO TE ATREVES ROMANO?! – Le gritó furioso tomándolo del cuello y levantándolo en el aire – cuando llegue el momento te enviaré a reunirte con tu madre y tu padre – y lo lanzó por los aires - ¡En cuanto a ti! – Le gritó a Ambrosino – Odoacro no mencionó nada sobre tu vida.

    Colgaron a Ambrosino de las muñecas sobre el vacío del acantilado. Rómulo lo miraba impotente.

    - Escúchame Rómulo, vamos a escapar, pudimos haberlo hecho antes pero teníamos que venir aquí. Ve al templo y busca a tu antepasado Julio César, sabrás lo que debes encontrar bajo su mirada.

    - ¿Qué?

    - La hermana perdida…

    Rómulo no entendió nada pero fue al templo a toda prisa. Ambrosino no era más que un anciano, ¿Cuánto podría aguantar allí colgado? ¿Moriría de sed con la lengua llena de moscas? No quería averiguarlo, por lo que se dio prisa.

    Y allí estaba el mosaico, con el rostro de Julio César grabado en él.

    - Bajo la mirada de César – repitió Rómulo palpando la pared… - Bajo la mirada de César – notó algo en las piedras que hacían de ojos, las apretó y… El suelo se abrió bajo él.



    NEVERLAND, MUCHOS AÑOS DESPUÉS

    - Mr. Smee será mejor que apretéis el paso en beneficio de vuestro físico y nuestra travesía.

    Mr. Smee seguía a Garfio por el angosto sendero de la jungla en aquella inexplicable expedición que el pirata había querido hacer a la isla.

    - Perdonad capitán, es este lugar, me da escalofríos – le dijo mirando todas las plantas que lo rodeaban, buscando cualquier peligro acechante pero sin percatarse de los ojos verde que lo miraban, - ¿No convendría volver al navío?

    - No hasta que sepa cómo salir de esta condenada isla, llevamos aquí  mucho tiempo, demasiado, y ahora que sé de la daga que dará muerte al Ser Oscuro, debemos retornar a nuestro reino… - Garfio arqueó una ceja – Con mi propósito renovado.

    - Deje su propósito en el navío allí estaremos a salvo… - Y entonces un certero golpe en la cabeza dejó a Mr. Smee fuera de escena.

    Garfio se giró con premura para examinar a su compañero, caído aparentemente sin motivo.

    - ¿Smee?

    Y un cuchillo afilado se posó sobre su garganta, empujando su nuez con suavidad.

    - ¿No eres algo mayor para ser un niño perdido? – Preguntó una voz femenina.

    - No soy de la brigada de Pan – Garfio intentaba mirar de reojo a su enemiga – y te aseguro que tampoco soy un niño.

    - ¿Quién eres y qué estás haciendo aquí?

    - Soy el capitán del Jolly Roger y busco… - Consiguió ver su pelo sucio y rubio pero ella le tiró del pelo y le obligó a mirar hacia el lado contario – un poco de magia que me ayude a volver a mi tierra, a mi hogar. ¿Tú no tendrás magia ?

    - No me queda – contestó ella.

    - Eso no me lo trago ni loco – respondió Garfio zafándose de ella, quedando cara a cara con Campanilla- Si mi juicio no me falla diría que eres un hada.

    - Y si mi juicio no me falla yo diría que eres un pirata.

    - Culpable, dime hada, ¿Me ayudas? – El cuchillo aún seguía en la garganta de Garfio.

    - ¿Ayudarte? ¿No te inquiera que pueda rebanarte el pescuezo?

    Con excusa de soltar el candil en una roca próxima Garfio se acercó más a Campanilla.

    - Eso no es propio de hadas, sería menester que me ayudaras a buscar mi final feliz o algo igual de preciado.

    - Antaño fui hada – Campanilla cesó la amenaza contra el pirata - hace mucho tiempo me arrebataron las alas. Y sobre tu final feliz… No cuentes conmigo.

    Garfio introdujo su mano en el bolsillo.

    - ¡Cuidado! – Volvió a amenazar Campanilla.

    - No es un arma – informó Garfio con calma mientras le enseñaba una petaca – no en sentido literal. ¿Ron? – Le ofreció.

    - ¿Por qué deseas volver? – Preguntó Campanilla antes de beber un trago.

    - El Ser Oscuro mató a mi amada y quiero hacerle pagar por ello

    - ¿Y asesinarlo es tu final feliz pese a que puedas morir en el intento?

    - Arriesgaría mi vida por dos cosas: Amor y venganza. Perdí la primera, y si muero por mi venganza… Quedaré colmado de satisfacción.

    Peter regresó a Neverland. Estaba realmente furioso tras el encuentro con Rumpel a las puertas del castillo de Blancanieves. Pero lo que realmente le oprimía el pecho era lo que había descubierto. Violento se tiró al suelo y comenzó a remover la tierra húmeda para descargar su cólera. Sentía que la cabeza le iba a estallar de un momento a otro. Rufio no podía ser el creyente más puro, el tenía el dibujo de Cyrus y en él no aparecía el lost boy, pero por otro lado parecía que también podía ser el salvador que detuviera la maldición. Fuera quien fuese, a Pan no le venían bien ninguna de las opciones.

    - ¿Qué ha pasado? – Preguntó Felix que había ido a recibirle.

    - Una pequeña intromisión – contestó Pan intentando recuperar la compostura mientras se frotaba las manos para sacudirse la tierra.

    - ¿Sólo una?

    - Una detrás de otra…

    - ¿Y Rufio? ¿Acaso ha…?

    Peter advirtió el pensamiento de Felix, se sorprendió de haber pecado de confiado con él, se acababa de dar cuenta de algo que seguro había resultado obvio todo ese tiempo.

    - ¿Deseas que Rufio muera?

    - Si no lo ha hecho ya – Felix hablaba calmado, buscando las palabras adecuadas - ¿Por qué no ha regresado contigo?

    - Abrí un portal, puede estar en cualquier lado – Peter volvió a observarse las manos – prometí ir a por él mas, ahora no puedo.

    - ¿Ha ocurrido algo? – Preguntó Felix, deseoso de servir de apoyo.

    - Parece ser que Rufio es una pieza en todo el entramado de la venganza de la Reina Malvada que a su vez es la baza que usará mi hijo para recuperar al suyo. Es posible que Rufio no pueda coexistir con la maldición…

    - ¿La maldición?

    - La Maldición Oscura, el maleficio más poderoso de todos, la magia más negra de todas. Desterrará a todos los habitantes de El Bosque Encantado a otro reino, y congelará en el tiempo a los demás. Olvidarán quiénes son y quedarán atrapados bajo los designios de la reina.

    - ¿Y qué tiene que ver Rufio en todo eso?

    - Desde que llegó sentí algo extraño en él. A pesar de que proviene de La Tierra sin Magia posee dicho don, y en su interior hay una energía extraña, un poder contenido, el poder de la luz.

    - ¿Es peligroso? – Inquirió el lost boy.

    - ¿Buscas excusas para acabar con él? – Decidió preguntarle Peter.

    - Por supuesto que no – mintió Felix convincente.

    - Mira, no sé quién es Rufio, pero alguien tiene que ser – abrió las palmas de sus manos – fíjate Felix, cuando algo puro choca con la oscuridad queda manchado para siempre, y por mucho que intente volver a ser como antes quedarán resquicios de lo que una vez pasó – explicó mostrándole sus manos, aún con restos de tierra - De momento creo que debemos apartar a Rufio de Neverland, abandonarlo donde quiera que esté.

    - Entonces podría morir.

    - Y de ser así, sería por el bien de todos…



    Rómulo tardó poco en recuperarse de la caída. La curiosidad era un potente narcotizante que mantenía a raya al dolor que sentía. Estaba en una bóveda subterránea, un templo oculto, pero ¿Para qué? Observó a su alrededor, las paredes de piedra parecían estar a punto de caerse en cualquier momento, las columnas eran frágiles y al final del pasillo que formaban estas estaba la estatua del emperador más grande, apoyado en su espada.

    Rómulo leyó la inscripción que había en el pedestal:

    - Un filo para vencer, otro para defender. En Britania fui forjada para ser empuñada por aquel que esté destinado a reinar.

    No fue difícil robarle la espada a la estatua de Julio César. Rómulo la miró con detenimiento y vio que tenía una inscripción en la hoja:

    «CAI IVL CAES ENSIS CALIBVRNVS»

    - Tengo una misión para ti – le dijo a la espada con una sonrisa oscura en los labios.
    Rómulo se dirigió hacia los aposentos donde dormía Wulfila, la mano derecha de Odoacro, que estaba empecinado en matarle. Allí estaba, borracho como una cuba, tirado en la cama sin saber quién era. Parecía tan fácil… El niño se acercó sigiloso, se tuvo que detener varias veces en el corto trayecto de la puerta a la cama ya que pensaba que los latidos de su corazón harían tanto ruido que lo delatarían junto al siseo imperceptible de la toga al arrastrar por el suelo. Levantó la espada lista para la ejecución y… Wulfila abrió los ojos al sentir su sombra.

    Asustado Rómulo huyó de allí, corrió hasta donde estaba Ambrosino que se había liberado no sabía como de las ataduras.

    - Veo que tienes la espada – estaba complacido con el éxito de la tarea.

    Él asintió nervioso, mirando por donde había venido, Wulfila llegaría en cualquier momento.

    - Lánzala al mar – le dijo dándole una judía.

    - ¿Cómo? – No entendía nada.

    - ¡Lánzala!

    Rómulo obedeció, Wulfila ya estaba allí.

    - ¡SALTA! – Gritó Ambrosino.

    - ¿Cómo? – Si la vez anterior no entendió, ésta mucho menos.

    El sabio se subió al muro.

    - ¡CREE EN TI! ¡SALTA!

    La espada de Wulfila se iba a clavar en su pecho…

    - ¡Vamos salta!

    Pero Rómulo saltó y tras él Ambrosino, aunque nunca llegaron a tocar el mar…



    - Me resulta extraño que decidas dejar a Rufio a su suerte en un mundo desconocido. Recuerdo que me salvaste en Ágrabah, contra mi voluntad – Dijo Felix convenientemente.

    - Fuiste demasiado ingenuo al usar un genio – Pan reía para sus adentros, Felix jamás sospecharía que había sido él quien había provocado la situación de la que lo salvó.

    - Me trajiste a Neverland prácticamente a rastras…

    - Creíste durante mucho tiempo que te iba a hacer daño.

    - Era lo que me había pasado, aquel jugoso trato del mercader se convirtió en una pesadilla… Sin embargo te comportaste como un amigo Pan.

    - Y tú me hiciste compañía Felix. Te has convertido en mi mano derecha – le dijo con sonrisa agradecida.

    - Has sido el único que me ha dado una oportunidad Pan, todo te lo debo a ti, y quiero que sepas que te seré leal hasta mi muerte.

    - ¿Hasta las últimas consecuencias? – Pan levantaba la ceja escéptico.
    - Hasta el fin.

    Peter volvió a sonreír satisfecho y apartó la vista de Felix para fijar su atención en el suelo mientras pensaba.

    - Entonces – insistió Felix - ¿Qué pasará con Rufio?

    El otro levantó la mirada al cielo estrellado…

    - Será él quien escriba su propio final, y su felicidad dependerá de si mismo.



    NEVERLAND, HACE MUCHO TIEMPO…

    La selva tranquila y silenciosa salió de su sueño con un estruendo similar al de mil cañonazos cuando del suelo emergió un vórtice que iluminaba con su luz verde espectral y de él, Ambrosino y Rómulo que cayeron sobre el suelo, oliendo a humedad, a vegetación y a desconcierto.

    - ¡¿QUÉ ES ESTE SITIO?! – Preguntó el César asustado, mirando a su alrededor y aumentando su temor al ver extraños árboles y un cielo negro como el tizón.

    - Eso mismo me pregunto yo – dijo el sabio – deberíamos de haber llegado a El Bosque Encantado, mas esto… Es un reino desconocido.

    - ¿Reino? ¿Bosque Encantado? ¿De qué hablas?

    - Es difícil de explicar, mas siempre he sabido que sospechabas que yo era más que un tutor.

    Rómulo asintió.

    - Pues bien – hizo un movimiento de muñeca y un fuego apareció – hablemos a la luz de la hoguera.

    Se sentaron y comieron, aunque Rómulo lo hizo con desconfianza.

    - Dime, ¿En qué pensabas cuando lanzaste la judía? – Preguntó Ambrosino.

    - En mí – contestó Rómulo tras un duro debate interno.

    - ¿En ti mismo? ¿Eso no te parece egoísta?

    - ¡No soy egoísta! – Reprendió el niño.

    - Te conozco desde que naciste y sé que muchas veces sólo piensas en ti mismo.

    - Pensé en mi, en…

    - ¿En lo que quería tu corazón?

    Rómulo asintió.

    - ¿Y qué es lo que quería?

    - Mmm, yo no quería hacerme mayor, no quería crecer. En cinco años ha habido cinco emperadores y a los cinco los han matado, si no crecía nunca sería emperador… Si pudiera ser un niño para siempre, nunca jamás sufriría, nunca jamás sería un adulto con preocupaciones.

    - Nunca jamás, nunca jamás… Creo que sí que eres un poco egoísta Rómulo.

    El niño puso los ojos en blanco.

    - Te explicaré una cosa, seguramente sea la lección más importante de todas las que te he dado, atiende: Existen muchos reinos o mundos, separados por muros infranqueables que no permiten los viajes entre ellos a menos que se usen senderos especiales como las judías. Estos mundos son independientes unos de otros en todos los sentidos, pero a la hora de viajar entre ellos hay que tener cuidado. Cuando se lanza la judía uno debe pensar en su destino, de otro modo puede alterar la vida de dicho mundo, transformarlo a él y a sus habitantes, cambiando sus costumbres y estilos de vida. O también puede sacarlo de la más profunda oscuridad, puede crearlo a su antojo con un leve pensamiento, es lo que se llama Mundo Dormido. Esos mundos están aislados de todo canal exterior y a la vez sirven de puerta para los otros, pudiéndose hacer viajes entre ellos de formas especiales. En los Mundos Dormidos, el tiempo real no fluye. A menos que alguien restaure el mundo al despertarlo de su sueño seguirá encerrado en su narcosis para siempre, bajo los designios de la persona que lo creó que tendrá el poder absoluto. Como uno de los hechiceros más poderosos tengo conocimiento de una maldición, la Maldición Oscura, que es capaz de trasladar un mundo a otro para convertirlo en una sección dormida del mismo. En él, aunque te encontraras con caras conocidas son simples productos de la imaginación de la persona que lo sumió en un sueño, ya que en realidad están profundamente dormidos, atrapados en los restos de un mundo que también está durmiendo. Es más, aunque puede que ya nadie more en la versión real del  mundo… Los sueños pueden ilustrar imágenes más completas y restaurar lo que parece faltar para cumplir los deseos de la persona que lance el maleficio. Pero nos vamos del tema, aunque antes de seguir, ¿Entiendes lo que te estoy explicando?

    - ¿Sí? – Preguntó Rómulo aún con demasiadas dudas.

    - Entonces podemos hablar de tu espada – dijo haciendo énfasis en el posesivo.

    - La espada de aquel destinado a reinar, la espada de Julio César – explicó Rómulo que quería demostrar que no era un vaina.

    - Bueno no siempre fue de él.

    - La forjaron en Britania… - No le gustaba que le interrumpieran ni que le quitaran la razón.

    - No, en realidad no.

    Rómulo lo miró despectivo.

    - Hace mucho tiempo en la época de los cuentos de hadas el mundo estaba repleto de luz. Muchos creían que era un obsequio de un poder conocido como Excalibur. Excalibur estaba protegido por las nueve reinas hadas para que nadie pudiera hacerse nunca con sus misterios, y estas hadas eran Rubri, Laranja, Crocus, Viridi, Reulm Ghor, Indiga, Fjolá, Hvítt y Svart. Pero con el tiempo el mundo fue invadido por legiones que querían la luz sólo para ellos, y las primeras sombras se cernieron sobre la tierra. Resultó ser la primera vez que dos mundos se conectaron. Fueron muchas las espadas que lucharon para conquistar la luz de Excalibur tras la traición de una de las hadas, y a raíz de eso estalló una guerra, la Guerra de los Siete Reinos. Pero aunque el conflicto bélico extinguió toda la luz del mundo, la oscuridad no pudo alcanzar el resplandor que hay dentro del corazón de cada niño. Con esa luz, el mundo fue reconstruido hasta ser como lo conocí yo en su tiempo, con incontables mundos más pequeños o más grandes brillando como estrellas en el cielo. Puede que cada mundo esté muy lejos de otro, puede que haya muros que los separen, pero todos comparten el mismo firmamento…
    Rómulo escuchaba a Ambrosino con toda la atención del mundo, sin perder detalle, eran demasiadas novedades, demasiadas fantasías.

    - En cuanto a Excalibur – continuó Ambrosino - los dos elementos que la crearon, uno de oscuridad y otro de luz, se rompieron en los dos trozos originales y desaparecieron para llegar a otros mundos, dichos objetos eran el arma que portas y el Gladio Vorpal, ambos con poderes especiales e intransferibles, además de un elegido que sería el único que podría usarlas y desatar su verdadero poder. En lo que se refiere a la fuente de vida del mundo, el verdadero Excalibur, fue tragado por la oscuridad para no ser visto nunca más. Mientras permanezca ahí, incluso los mundos más luminosos tendrán sus rincones oscuros. Después de todo, la luz engendra oscuridad y la oscuridad inunda la luz. 

    - ¿Y cómo llegó la espada a mi?

    - Tu espada imagino que llegaría a La Tierra Sin Magia, que es como se llama tu mundo, tras la desaparición de Excalibur como la parte de luz que poseía aquella energía. Desconozco que fue del Gladio Vorpal, pero al poseer la oscuridad de Excalibur está bien donde esté. Hace muchos años, cuando yo era un niño estalló una guerra como nunca antes, la Guerra de los Ogros, y a raíz de ella obtuve mi magia, un poder que estudié y comprendí hasta volverlo casi supremo.

    - ¿Se puede hacer lo que se quiera con la magia? – Preguntó Rómulo ilusionado.
    Ambrosino rió.

    - Casi, hay unas limitaciones, las leyes de la magia. No puedes cambiar el pasado, no puedes crear amor ni puedes resucitar a los muertos.

    La ilusión de Rómulo se apagó, había pensado en traer de vuelta a sus padres.

    - Sigo sin comprender…

    - Porque te falta conocer el final de la historia: Tras perfeccionar mí poder recibí la visita de la única hada superviviente de la batalla por Excalibur, Reulm Ghor, o como yo la llamo, el Hada Azul. Ahora es la reina de la hadas. El caso es que ella me obsequió con dos judías, haciendo gala de saber cuando las usaría, y yo lancé la primera pensando en hallar la espada, y así fue como acabé en tu mundo. Ya sabes el resto.
    Rómulo asintió mecánicamente.

    - Acabé descubriendo que la espada legendaria apareció en Britania y que un herrero se la agenció para más tarde acabar en manos de los Césares, pero no fue por casualidad. Tú, tú eres el legítimo propietario de ella y también lo serán tus descendientes, los que deben reinar.

    - Pero soy un César sin imperio.

    - Creí que en eso pensarías al lanzar la segunda judía, creí que llegaríamos a El Bosque Encantado y podrías salvarlo de los ogros… Pero me equivoqué.

    - ¿Y ahora?

    - Ahora me temo que estaremos aquí atrapados mucho tiempo, quizás no salgamos nunca.



    - En cuanto a ti hadita…

    - Campanilla.

    - Lo mismo da, ¿Cómo llegaste hasta Neverland?

    - Digamos que Pan y yo tenemos una larga historia en común.

    - ¿Ah sí?

    - Siempre ha tenido fascinación por las hadas.

    - Espero que esa fascinación sea producto de la mentalidad de un niño – dijo Garfio mirándola con lascivia.

    - No es la de un pirata, puedes estar seguro.

    - ¿Y cómo llegaste? ¿Tienes una habichuela? ¿Un espejo? ¿Algo?

    - Me temo que no, sólo Pan decide quién sale de la isla, si tantas ganas tienes de volver al Bosque Encantado, habla con él.

    - Él no me deja salir preciosa – dijo Garfio acercándose más a ella.

    - En ese caso, acostúmbrate a las hojas de plátano, pues a no ser que prefieras a tu marinero, será lo único que acaricie tu trasero – Campanilla dio por zanjada la conversación y se marchó.

    En Neverland el tiempo no pasaba y Ambrosino o Merlín, como lo llamaba ahora Rómulo, y el joven emperador estuvieron atrapados allí muchísimos años, claro que ellos no se daban cuenta de que en los otros mundos el tiempo corría y las gentes envejecían y morían, mientras ellos, seguían jóvenes por siempre.

    El mago había visto a Rómulo madurar en aquella selva de un modo especial, tenía la sabiduría de un hombre de mil años en el cuerpo de un niño, mientras él… Bueno, él era inmortal de por sí. Y por fin había descubierto como abandonar aquella desoladora isla y volver al Bosque Encantado para librarlo de los ogros. Introdujo la hoja de la daga en la tierra e hizo como si cortase ésta, se estaba extirpando su sombra que se convirtió en una entidad en si misma. Tomó la mano del muchacho y la de la sombra, no sin decirle antes que aquella tierra nombrada como Neverland sería su hogar y que ella sería la encargada de llevar a los niños en sus sueños para que comprendiesen que todo tenía su momento, que de niños tenían que jugar pero que algún día tendrían que crecer y hacerse mayores. Rómulo ascendió con la sombra y echó una última mirada a la isla, iba a convertirse en el salvador de aquella tierra y para ello tendría que crecer, aunque él no quisiera hacerlo nunca.

    9 comentarios:

    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. aaaaahhh!!!(grito de alegria*)no puedo ma´,no puedo ma´ xD...Que inventiba tienes guapo*...no me lo creo...como extrañaba tus Fic Peter*
      Que buena esa mezcla de roma...!!
      Espero con ansias la que viene,como siempre! acá te soy fiel !...Besotes a ti y todos :)

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      Respuestas
      1. Bueno esa mezcla de Roma no es mía. Desde que empecé tuve claro que metería a Arturo y Uther, y desde entonces tuve claro que aprovecharía la historia de "La Última Legión". Hasta que Uther y Merlín saltan al portal sale todo de allí.

        Pero bueno me alegra que te haya gustado ^^

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    3. ah!!!..quiero que sepan algo porque me gustaria compartirlo con ustedes*...que NO voy a ver la cuarta temporada...por lo menos hasta que se retire Frozen si se va y ponen algo productivo y decente en la segunda parte ,bueno hay vemos.

      Es que me han decepcionado musho !,que por cierto me tienen hartaaaa con Frozen,que let it go ! ni que nada ! ja...ya ni hay villanos se a tornado aburrido,1.Rumple,se nos caso,ahora como todo hombre casado se va a criar panza y capaz que algún churumbel.(casado y castrado de malicias) y 2.Regina,una evil con el corazón roto en el suelo juntando los pedacitos con cuidado...NO!! vamos ! si se ve que se hablandaron todos,no se ,no se ...??? el señor tiempo dirá que pasará con está querida serie ....ojalá que retome su rumbo.

      Al menos con las Fic de Peter* , me distraigo , y no quedán hilos sueltos,...

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      1. Yo ten entiendo perfectamente Anna. Con lo original y mágica que era la primera temporada. Y ahora se empeñan en repetir una y otra vez las mismas tramas. La serie no tiene tantas temporadas para la bajada de calidad que sufren los guiones y argumentos.

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      2. Yo también Ana... Frozen Fuera (FF)... Bazura eh bazura xD.

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    4. woooowww Peter bastante bueno!!!! :O me dejo intrigadisimooo!!!! ya quiero el siguiente!!!! ...cuanta imaginación Peter mis respetos!!!

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      1. En el siguiente aparecerá Cora O.o ¿Cómo lo hará? xD. Me alegra que te guste Matt Prats.

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    5. Holaaaaaa
      a quienes le guste la pareja Garfio y Emma que vengan a hablar a un nuevo blog en formula tv se llama GarfioYEmma.

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