Si la historia de Gothel en la serie te recordó demasiado a Carrie, no te puedes perder esta versión alternativa que nos trae nuestro seguidor Aquiel tomando como referencia varios famosos mitos griegos.
Chapter 1: Earth Song
Nota del autor: Esta es una historia alternativa de
la dríade Gothel a la que vimos en el capítulo 7x19 (Flower Child). Consta de
dos capítulos y esta insertada entre varias famosas leyendas de la mitología
griega.
1
Hace mucho tiempo, en una época de mitos y
leyendas, donde los vetustos dioses dominaban a la humanidad con su poder, en
un mundo donde reinaba la magia…
La primavera se personificaba en el hermoso valle,
donde diversos arbustos florecidos en todos los colores del arcoíris saludaban
al astro rey que los acariciaba con su calor. Una suave brisa movía las hojas y
pétalos de claveles, rosas y jazmines, que, a cada suspiro del viento inundaban
el ambiente con su fragancia. Los pájaros cantaban alegremente posados en los
fugaces árboles que salpicaban la pradera.
El sol se acercaba al centro del cielo, anunciando
la mitad del día, el momento en el que su calor era más intenso. Dos
resplandecientes figuras corrían alegremente entre los bejucos sin importarles
que sus níveas pieles se abrasaran ante la intensa luz, sus descalzos
piececillos se desplazaban entre los arbustos florecidos sin apenas rozarlos.
Su apariencia era la de dos hermosas niñas que eran felices como solo se puede
ser en la infancia, inocentes del cruel mundo en el que habitaban.
Muy hermosas y felices se veían las pequeñas, una
rubia y otra trigueña, una con ojos celestes y la otra con oscuras pupilas con
destellos color miel, ambas vestían con túnicas de corteza arbórea y llevaban
sendas guirnaldas sobre sus cabellos con flores de diversos tipos y colores,
algunas de las cuales adornaban también sus vestimentas.
−
¡Más
despacio Dafne! − gritó la rubia, quien iba a la saga de la otra.
La trigueña se volvió sonriendo.
−
Harmonía,
te estás volviendo lenta con el tiempo. - respondió la morena.
Harmonía le devolvió la sonrisa también
deteniéndose. En ese momento un ruiseñor se acercó volando y se posó en una
mano que la pequeña rubia le extendía.
−
Hola,
pequeño. ¿Me extrañaste?
El ave le respondió trinando una dulce melodía. La
joven comenzó a cantar a coro con el ruiseñor una hermosa canción, mientras
danzaba a su ritmo. Entonces, todo a su alrededor pareció cambiar; el viento
cambio de sentido y pareció rodearla junto con un sin número de pétalos de diversos
colores; otras aves se acercaron volando acompañando al musical dúo; otros
animales entre los que se incluyeron ardillas, liebres y hasta un ciervo se
acercaron de espectadores.
Dafne también danzaba sonriendo, observando con una
resplandeciente mirada a la otra muchacha. Entonces Harmonía le extendió las
manos y comenzaron a danzar juntas, bajo la mirada de múltiples animales
silvestres.
De pronto se escuchó un estruendo lejano, los
animales se alejaron y las muchachas asustadas se soltaron las manos. Impedida
por el impulso Harmonía fue a parar a varios metros de distancia y rodó por el
suelo, Dafne cayó de espaldas sobre la hierba.
−
¡Oh, no!
¡Por Zeus! − gritó Harmonía, y Dafne corrió rauda a su lado.
−
¿Qué
ocurre? ¿te has hecho daño? − preguntó Dafne al ver el brazo sangrante de la
otra.
−
¡Peor! −
respondió Harmonía, y su mirada cayó sobre un rosal de rosas blancas que se
había partido a la mitad bajo el peso de la niña− ¡Lo he destruido!
Entonces comenzó a llorar inconsolablemente,
mientras la otra la abrazaba y trataba de calmarla.
En ese momento sintieron una especie de silbido, y
sus miradas se dirigieron al rosal destrozado buscando de dónde provenía. A la
sazón, ante sus ojos, un cerrado botón floreció transformándose en una hermosa
rosa azul. Pero lo más extraño estaba a punto de ocurrir, de la flor emergió
una especie de luciérnaga cerúlea, que ante las incrédulas miradas de las niñas
resultó ser una mujercita alada que resplandecía en celeste luz.
La mujercita voló hasta las asombradas niñas y haciendo
un movimiento con una especie de palillo que tenía en sus manos se transformó
en una muchacha, cuyas alas desaparecieron ante un movimiento dorsal.
−
¿Quién
eres? − preguntaron al unísono Dafne y Harmonía.
−
Mi nombre
es Titania. Soy un hada. − dijo la muchacha de celestes vestiduras, quien,
haciendo un movimiento con su varilla hizo caer varios destellos sobre el árbol
destrozado, el cual, ante los azorados ojos de las niñas, volvió a su forma
original.
−
Yo soy
Harmonía y ella es Dafne, somos dríades ¡Lo has salvado! − gritó alegremente Harmonía
mientras se acercaba al arbusto y le acariciaba las hojas− ¡Tu magia es
increíble!
−
No soy la
única por aquí que tiene magia− respondió Titania. − La tuya no depende de
ningún objeto mágico, mientras la mía depende de mi varita.
Harmonía se sonrojó.
−
Desde
pequeña siento un fuerte vínculo con la naturaleza, ella parece escucharme de
la misma forma que yo a ella, comprendo el canto de los pájaros, el susurro del
viento, a veces incluso creo escuchar a los árboles y a las flores.
−
¡Increíble habilidad!
– exclamó Titania
−
Que muy
pocas dríades tienen. − continuó Dafne.
−
Pero aún no
sé dominarla, comprendo el lenguaje de la naturaleza y esta sigue mi canto;
pero es una magia que aún no puedo controlar.
−
Yo te puedo
enseñar− dijo el hada − Sin embargo, hay varias cosas que debo advertirte.
Primero, la magia, por simple que sea, siempre tiene su precio, a veces no lo
tienes que pagar tú, sino los que te rodean. Segundo, las habilidades mágicas,
como cualquier arte, se aprenden con mucho esfuerzo y paciencia; no esperes de un
día para otro poder detener derrumbes o provocar el crecimiento de enredaderas.
−
¿En cuánto
tiempo podrás enseñarme esas cosas?
−
No todos
los alumnos son iguales, y como dije antes requiere mucho esfuerzo. Es como
cuando cultivas algo, primero plantas la semilla que se transforma en un arbolillo,
para después dar flores y frutos. Al igual que con las plantas que no crecen a
la misma velocidad, sucede con la magia. Lo digo por experiencia propia, cuando
mi madrina me enseñó puede que no fuera la alumna más aventajada.
−
Prometo ser
una alumna aventajada−respondió Harmonía− ¿Entonces habitan en las flores?
−
Bueno−
respondió Titania sonriendo− Realmente nos alojamos en las flores por temporadas,
nuestro reino está en otro lugar− dijo señalando hacia arriba, entonces su
rostro se ensombreció− De todos modos, hace mucho tiempo las hadas fuimos
ninfas de los bosques.
−
¿Entonces
somos primas? − preguntó Dafne.
−
Pudiera
ser. En los inicios de los tiempos la diosa Gaya creó todo lo que pueden ver
sobre la tierra: las plantas, los animales, etc. Entonces, creó a las ninfas
para que protegieran la naturaleza. Sin embargo, Urano, su esposo, dios del
reino celestial, observaba que mientras el reino de su esposa era luminoso y
colorido el suyo era oscuro, solitario y desolado; pues en ese tiempo la bóveda
celeste era oscura en las noches de luna nueva. A la sazón, Gaya le otorgó alas
a la mitad de las dríades, les entregó varitas mágicas como recipientes para
que manejaran la magia más pura y las envió al cielo, creando un mágico reino
que se encuentra entre el mundo real y el de los sueños. Desde aquí somos
observadas como estrellas.
Las ninfas miraban sorprendidas al hada, quien
acababa de revelarles que tenía su mismo origen.
−
¿Juegas con
nosotros, Titania? − preguntó Dafne extendiéndole la mano.
Ahora fue Titania a la que le tocó sorprenderse.
−
¿Qué es
jugar? − preguntó el hada, quien no conocía la felicidad y la inocencia que
debe ser intrínseca entre todos los niños.
Entonces, las otras dos se tomaron de las manos
extendiéndole la que quedaba libre.
−
Solo
síguenos la corriente− dijo Harmonía.
Las tres niñas tomadas de las manos comenzaron a
bailar y a cantar, rodeadas de animales silvestres y de flores primaverales que
inundaban el ambiente con su aroma, bajo el intenso calor del astro rey
primaveral.
Después de correr, saltar, danzar y jugar diversos
juegos infantiles, las tres pequeñas, cansadas después de un agotador día, se
encuentran sobre la hierba. Las ninfas se entretienen haciéndole una guirnalda
de flores a su nueva amiga y colocándosela sobre la oscura cabellera.
−
Nunca me
había divertido tanto como hoy− dijo emocionada la hadita.
−
Quisiera
que hiciéramos una promesa, que siempre seremos amigas y sin importar nada
acudiremos cuando otra se encuentre en apuros. − dijo Harmonía.
−
Lo prometo−
dijeron las otras dos al unísono estrechándose las manos. En aquel momento, Titania
se percató de las heridas del brazo de Harmonía, provocadas por las espinas del
rosal.
−
¡Por todos
los dioses! − dijo Titania, tomando el brazo de la otra y apuntándolo con la
varita− Que torpeza la mía, déjame curarte.
−
¡No! −
respondió Harmonía conteniéndole la mano− Quiero que lo que duren en sanar las
heridas me recuerden que nunca jamás debo dañar la naturaleza, si quedan
cicatrices me recordaran por siempre que debo protegerla y enfrentar a los que
le hacen daño, sean quienes sean.
Entonces ante ellas se desarrolló una increíble
escena que las dejó boquiabiertas. A cierta distancia observaron un enorme toro
blanco que parecía cabalgar sobre el aire, este llevaba sobre su lomo a una
hermosa muchacha de cabellos negros que se aferraba fuertemente a los cuernos
del animal. Como cualquier visión, de esas que nos encandilan en un día
soleado, esta desapareció tan rápidamente como vino, dejando a las muchachas
con la duda de si habían visto algo real.
2
Algunos años después
Era una noche apacible y estrellada, la luna bañaba
de plata todo el paisaje; el silencio solo era roto por el canto de los grillos
y las cigarras.
Pero no todo era paz, en las altas ramas de un
antiguo roble dormían abrazadas dos hermosas jóvenes, una de cabellos dorados y
la otra con el pelo como alas de cuervo, se encontraban como habían venido al
mundo dándose calor mutuamente en la fría madrugada. La blonda se movía
inquieta entre los brazos de la otra, hasta que despertó sobresaltada dando un
grito que rompió la tranquilidad nocturna.
−
¿Qué te
ocurre Harmonía? ¿Otra pesadilla? − preguntó la morena.
−
La misma de siempre, Dafne. Me imagino en la
forma de una enorme serpiente y un joven de resplandeciente piel se acerca a mí
con una especie de guadaña, entonces despierto. – respondió Harmonía.
−
¿Le
volviste a preguntar a tu madre? Es nuestra líder y la dríade más antigua de
nuestro valle.
−
Me volverá
a decir que no sabe nada como la última vez, aunque no podía ocultar la
preocupación de su rostro. Dafne, debo buscar las respuestas por mi misma. −
dijo Harmonía mientras acariciaba los cabellos de la otra, al retirar la mano
tenía una rosa roja en su mano que le ofreció a su compañera.
−
¿Y qué
piensas hacer? − preguntó Dafne, mientras acariciaba suavemente el cuello de la
otra haciéndola estremecer.
−
Buscar el
significado de mis sueños en el oráculo de Delfos.
−
¿Estás
loca, Harmonía? ¿Es que no has escuchado a tu madre cuando habla de los
peligros del mundo exterior? Aquí estamos seguras, somos felices, no
necesitamos para nada exponernos a los peligros del mundo humano. − dijo Dafne
incorporándose.
−
Ya tengo 17
años, Dafne, puedo valerme por mi misma. Necesito mis respuestas. Si tú no me
ayudas las buscaré yo sola− replicó Harmonía.
−
Querida,
Harmonía− respondió Dafne mientras acariciaba el rostro de la otra− Aunque no
esté de acuerdo contigo te seguiré hasta el fin del mundo si es necesario, mi
amor. − diciendo esto besó tiernamente los labios de Harmonía.
Entonces, imperó la ley del deseo, cesaron las
palabras, siendo sustituidas por suaves gemidos. Los dos cuerpos se fundieron en
uno, en una confusión de brazos, piernas y dorsos. Una morena, otra blanca como
la nieve; cabellos dorados y oscuros mezclados en una infinidad de besos y
caricias; aromas de hierba fresca y de azahar confundiéndose entre la humedad
de las bocas, de las sudadas pieles, de los latentes sexos. Los astros
nocturnos eran los únicos testigos de aquello que se removía entre las ramas
del árbol, el cual acogía a las amantes como una suave alfombra verde.
3
Delfos
Tomadas de la mano las jóvenes ninfas llegaron ante
una alta montaña llamada monte Parnaso, rodeada por hermosos bosques de olivos,
abetos y laureles. En una de sus vertientes se encontraba Delfos, lugar del
oráculo dedicado al dios Apolo y que se consideraba el centro del mundo.
Las dríades fueron hasta la vertiente del monte que
les fue indicada. Al acercarse se encontraron ante una rústica glorieta hecha
de ramas de árboles, cubierta de enredaderas llenas de flores blancas.
Entonces se encontraron ante una profunda cavidad
que se decía que surgía del centro del mundo. Las jóvenes se inclinaron
reverentemente ante el hueco, del cual salía una corriente de aire frío.
−
Sagrado
Oráculo de Delfos− dijo Harmonía mientras apretaba fuertemente la mano de Dafne−
Dígame por favor que significan mis sueños.
Al principio se hizo un profundo silencio, para
luego escucharse un profundo suspiro que parecía surgir del interior de la
tierra. El cual poco a poco comenzó a sonar como lenguaje articulado.
−
Hace mucho
tiempo, Gaya, la madre diosa de la tierra, juró renacer en una de sus
descendientes. Una ninfa que asumirá todo su poder divino.
−
No
entiendo. − respondió Harmonía− ¿Soy la reencarnación de la diosa? ¿Cuándo esta
reencarnará en mí?
−
La diosa
renacerá brindándole todo su poder a su huésped cuando su corazón se seque a
todo impulso amoroso y su alma perezca de dolor− pareció susurrar la montaña.
−
¡Por Zeus! −
gritó Harmonía apretándole la mano a Dafne tan fuerte que la enrojeció− Vámonos
de aquí, Dafne.
−
Harmonía,
te prometo que siempre tendrás alguien que te amé, mientras esté junto a ti eso
no ocurrirá.
Entonces, las jóvenes tomadas de la mano corrieron
pendiente abajo, ignorantes del terrible peligro que las asechaba.
4
Hay
algo que las jóvenes no sabían. El famoso oráculo de Delfos no siempre
perteneció al dios Apolo, previamente el monte Parnaso era el hogar de la diosa
Gaya, la primordial madre de la tierra, quien habitaba en las profundidades de la
montaña en la forma de un enorme pitón. El dios asesinó a la serpiente
apoderándose de su poder profético y su hogar.
Al
liberarse la profecía hubo alerta en el monte Olimpo, se crearon dos bandos,
uno a favor de la reencarnación de la diosa y el otro en contra.
Apolo
se manifestó en su templo apenas salieron las ninfas y comenzó a seguirlas
sigilosamente, evidentemente no con muy buenas intenciones. Pero el dios no
sabía que él a su vez era seguido también.
La
diosa Afrodita tenía sus propias razones para desear el regreso de la diosa
Gaya y, como en otras ocasiones, envió a su pícaro hijo para que hiciera el
trabajo sucio. Eros seguía Apolo pensando en alguna forma de defender a las
ninfas de la ira del dios de las artes, hasta que se le ocurrió una idea: con
un flechazo mataría dos pájaros de un tiro.
Entonces,
el alado dios, en un momento que Apolo observaba a Dafne, le disparó una flecha
dorada en su corazón. La colérica divinidad adoraría a alguien que no podría
quererlo nunca, pues amaba a otro ser.
5
Lago de Cnosos
El lago reflejaba las grises nubes del cielo, pues
era un día nublado. Las múltiples flores del valle parecían esperar en vano la
llegada del astro rey. Cerca de la orilla se podía observar un único árbol: un
hermoso laurel de verde follaje.
A los pies del laurel una hermosa joven lloraba,
llevaba una marchita guirnalda de flores sobre sus desordenados cabellos color
miel y su túnica, que parecía de corteza de árbol, estaba fuera de lugar.
−
¡Todo esto
es mi culpa, Dafne! − exclamaba Harmonía desesperada− ¡Debería haberte
escuchado cuando me aconsejaste no salir jamás de nuestro hogar!
Entonces, comenzó a realizar algunos movimientos
con sus manos mientras danzaba, su piel brillaba con un verde resplandor.
−
Es inútil,
querida− se escuchó una dulce voz femenina que venía del lago− El dios dorado
también lo intentó y falló.
Harmonía se volvió asustada para ver de dónde
provenía la voz. Pudo observar una hermosa mujer de plateados cabellos y
vestiduras saliendo del lago.
−
¿Quién eres?
− preguntó Harmonía.
−
Soy la
ondina del lago− respondió la otra con una voz que parecía el susurro de un
arroyuelo− Te comentaba que tu magia no será suficiente. Ella deseó que Apolo
no pudiera poseerla y la magia proveniente de un deseo es impredecible y
prácticamente irreversible. Fue su propia voluntad lo que la transformó en
laurel.
−
¿Entonces
no se puede hacer nada?
−
No dije eso−
respondió la ondina. − Dije prácticamente, con cierto objeto se podría revertir
el encantamiento, pero te advierto que es algo muy difícil de conseguir.
−
Dime lo que
es, hasta el inframundo iría con tal de salvarla.
−
Bueno, te
advierto que no será tarea fácil. Necesitas el corazón del dragón que habita en
el bosque de Tebas. Te aviso que el camino está plagado de terribles criaturas
y delincuentes.
−
Nadie se
interpondrá en mi camino. − respondió Harmonía valientemente y dirigiéndose al
árbol− Querida Dafne, te prometo que volveremos a estar juntas, aunque tenga
que remover cielo y tierra, aunque tenga que adquirir también la inmóvil forma
de un árbol.
−
Una pequeña
advertencia. Debes evitar utilizar la magia− dijo la ondina− Esta te
arrastraría hacia el oscuro abismo que quieres evitar.
−
No la
necesitaré− respondió Harmonía firmemente.
Entonces, la joven ninfa abandonó el valle en busca
de aquello que salvaría a su amada. La ondina, sonriendo, la observó partir.
Una vez que Harmonía estuvo fuera de su vista una
lechuza vino volando de entre las ramas del espeso laurel y se posó en el
hombro de la ondina. Esta salió del lago y con un movimiento de sus manos
transformó su ligera túnica en una armadura plateada, su piel adquirió un
resplandor divino.
−
Querida
Harmonía, espero que alcances tu final feliz− respondió la ex ondina, quien era
realmente la diosa Atenea. Esta, compadeciéndose de la joven que había sido
víctima del fuego cruzado de los dioses, decidió intervenir para recupera su
verdadero amor. Algo que ella no podía tener por un estúpido voto de castidad.
6
Días después
Después de una intensa búsqueda por bosques,
valles, aldeas y palacios, Harmonía estaba a punto de darse por vencida; nadie
parecía conocer la existencia del reino de Tebas, donde debería encontrar
cierto dragón. En su camino la dríade había encontrado todo tipo de criaturas,
además de humanos, ricos y pobres, su senda se cruzó con diversas criaturas
mágicas y todos le brindaron una respuesta negativa.
Su camino no había sido fácil, múltiples seres
malvados se habían cruzado con la ninfa, pero ella no era exactamente una
doncella indefensa. Una banda de malhechores trató de asaltarla, pero ella,
demostrando una gran habilidad con la jabalina, los desarmó y los hizo huir con
el rabo entre las piernas. Un sátiro intentó violarla, y Harmonía se encargó
que no pudiera acosar sexualmente a nadie más.
Un día, como cualquier otro, atravesaba un camino
rodeado de un espeso bosque de abetos. Vestía una ajustada túnica de roja
corteza de caoba, ajustada en su cintura con un cinturón de plata, portaba
brazaletes y tobilleras del mismo material. Se pudiera decir que estaba armada
hasta los dientes, en el cinto llevaba una daga y usaba una lanza a modo de
bastón.
De pronto sus sentidos de ninfa la ayudaron a
percibir un ruido de pasos en la distancia, teniendo en cuenta que se había
topado con varios malandrines en su camino decidió esconderse hasta saber a
quién se enfrentaba. Con su destreza característica subió sobre las ramas de un
abeto para asechar a su compañero de camino.
En la distancia pudo observar que era un fornido
joven de apariencia de campesino, se apoyaba en un bastón, portaba un arco con
su respectivo carcaj en bandolera y una espada envainada a su izquierda.
Harmonía, entretenida observando al forastero, de pronto estuvo a punto de
perder el equilibrio, lo recuperó al momento, pero varias hojas cayeron del
árbol.
−
¿Quién anda
ahí? − preguntó el desconocido mientras ágilmente apuntaba una flecha en
dirección a Harmonía− Muéstrate si no quieres recibir un flechazo.
Pero Harmonía no se dejó intimidar, rápida como el
viento a través de lianas pasó de un árbol a otro y de este se movió a un
tercero, despistando al arquero. Este disparó una flecha que fue a perderse en
el follaje de un abeto. Sin darle tiempo de montar una segunda flecha Harmonía
saltó sobre él y ambos rodaron por el suelo.
−
¿Eres una
mujer? − preguntó el joven incorporándose, Harmonía también lo hizo ágilmente
mientras le apuntaba con su lanza. − Cálmate no quiero hacerte daño.
−
¡Tampoco
creo que pudieras maldito bribón! – gritó la joven mientras le lanzaba una
estocada que este esquivó lanzándose a un costado.
El joven tomando su bastón del suelo trató de
desequilibrar a la dríade por los pies, pero esta saltó antes y le envió otra
estocada que este detuvo con el bastón. Entonces se desarrolló una cruenta
lucha entre los jóvenes. Él en un inicio solo se defendía y trataba de desarmar
a la ninfa, pero al ver la brutalidad y agilidad de esta tuvo que ser más
agresivo en su combate.
El combate los llevó al borde de la senda, ella
trataba de ensartarlo con su lanza y a él cada vez le costaba más trabajo
esquivar los golpes. Entonces, en un momento de distracción de la ninfa, el
joven agarró la lanza y la atrajo hacia él, pero al dar un paso atrás no se
percató que se le acababa el camino y ambos rodaron, abrazados, pendiente abajo.
Después de dar múltiples vueltas, llenos de golpes
y magullones, al final aterrizaron al final de la pendiente, él terminó sobre
ella y con sus fuertes brazos amortiguó los de la joven.
−
¡Ríndete! −
le ordenó, pero no se percató que le había dejado una pierna libre y ella
aprovechó para darle un rodillazo donde más le duele a un hombre que lo hizo
retorcerse perdiendo la ventaja.
−
Creo que
debes rendirte tú− dijo ella sonriendo, poniendo su daga en el cuello del
forastero.
−
No tengo
dinero− respondió este− Puedes matarme y no obtendrás ningún beneficio.
−
No soy un
asaltante como tú, maldito delincuente.
−
No soy un
delincuente, soy un príncipe− respondió el interpelado.
−
¿Un
príncipe? – preguntó la dríade− Su alteza, disculpe si no identifiqué su rango
por sus reales vestiduras.
−
El hábito
no hace al sacerdote y si no eres una asaltante ¿Por qué me atacaste?
−
Tú
disparaste primero.
−
No
respondiste a mi aviso, he tenido malas experiencias en estos caminos que me
han enseñado a disparar primero y preguntar después.
Las palabras del desconocido hicieron reflexionar a
la ninfa y le quitó la daga del cuello. Entonces se percató de su lamentable
apariencia. Estaba sucia y magullada, su túnica desgarrada de forma tal que
estaba casi desnuda a la vista del extraño. Trató de componerse como pudo, lo
cual hizo sonreír al hombre.
−
Es cierto
que hace mucho tiempo perdí mis vestiduras principescas, era un niño cuando
salí de mi casa en la búsqueda infructuosa e interminable de mi hermana, que me
ha robado la mitad de mi vida. Me acompañaron mi madre y mis hermanos, pero me
fueron dejando solo− mientras hablaba la voz del hombre se iba entristeciendo
cada vez más− Al final mi querida madre murió en mis brazos y me quedé solo en
este inmenso mundo, solo en una misión interminable.
El joven se interrumpió, parecía a punto de echarse
a llorar.
−
Te
entiendo, pues yo también estoy en medio de una búsqueda al parecer inútil, al
parecer la única forma de salvar a alguien que amo− respondió Harmonía.
−
Cansado de
vagar sin sentido por el mundo me dirigí a un oráculo para saber qué hacer con
mi vida− continuó el joven− Este me dijo que nunca encontraría a quien buscaba
y me mandó en una nueva búsqueda que me daría un final feliz.
−
¡No debes confiar
en ningún oráculo! – exclamó Harmonía− Por hacerlo yo lo perdí todo.
−
A mí no me
queda ya nada que perder− respondió el príncipe harapiento− Por eso seguiré el
camino que me indicó el oráculo hasta encontrar el animal que buscó.
−
¿Un animal?
En ese momento se escuchó un movimiento de ramas
entre los árboles que poblaban la pendiente que estaba sobre ellos, lo cual los
hizo ponerse en guardia. Harmonía dirigió su lanza en dirección al ruido y el
joven apuntó una flecha en ese sentido.
−
¿Quién anda
ahí? – gritó.
Entonces de entre los arbustos salió una docena de
campesinos con las manos en alto.
−
¿Quiénes
son? − preguntó el príncipe.
−
Señor,
venimos de una lejana aldea donde una terrible plaga lo destruyó todo. Buscando
un nuevo hogar, encontramos una hechicera que nos indicó que debíamos buscar al
príncipe errante, seguirlo hasta que estableciera su reino y ayudarlo a
construirlo.
El príncipe y Harmonía cruzaron una mirada
intrigada.
−
¡Yo también
estoy aquí por una profecía! − exclamó el joven− Soy el príncipe Cadmo de Tiro,
pero dudo ser el príncipe que ustedes buscan.
En ese momento el príncipe Cadmo pareció aguzar el
oído para identificar un sonido que venía de arriba. Dijo dirigiéndose a
Harmonía.
−
¿Lo
escuchaste? – preguntó impaciente.
Harmonía no sabía a qué podía referirse, pero aguzó
el oído y detectó una especie de mugido vacuno.
El joven agarrándose como podía de los bejucos y de
los árboles subió la pendiente rápidamente. Los campesinos fueron a su saga, y
Harmonía, intrigada por cómo se desenvolvería esa historia, lo siguió también.
Al llegar al camino observaron pastando a una vaca negra
con pintas blancas, la cual, al saberse acompañada, movió la cabeza lentamente
en dirección a quienes la observaban, y echó a andar lentamente por el camino,
deteniéndose cada rato a tomar un bocado de hierba. Se podía observar que el
animal nunca había observado yugo en su vida como señal de servidumbre.
Cadmo se volvió hacia Harmonía y los campesinos,
que alternaban sus miradas entre el joven y el extraño animal.
-
¡Queridos
amigos! Mi profecía dice que debo seguir a una vaca que nunca haya llevado yugo,
donde ella se detenga a descansar deberé establecer mi hogar. No sé si la
profecía será cierta, pero no me queda otra cosa en la vida que seguir el
camino indicado por el Oráculo. Imagino
que aquí se separan nuestros caminos, espero que encuentren el príncipe que
buscan.
Terminando de hablar Cadmo siguió las huellas del
animal. Los campesinos se miraron y sin cruzar palabras siguieron los pasos del
príncipe. Harmonía, quien en medio de la aventura que se encontraba inmersa
había olvidado su objetivo, también continuó en el camino de la vaca.
Cadmo en varias ocasiones trató de alcanzar a la
vaca para examinarla, pero esta seguía su camino sin volver la cabeza atrás. Si
él andaba despacio ella también lo hacía, si apuraba el paso la perseguida a su
vez agilizaba el suyo. Esto hizo al joven desistir de alcanzarla y continuó a
su paso, lo cual imitaron quienes lo seguían a él.
Pareciera razonable que la vaca estuviera pronta a
detenerse, pero esto no ocurría. Atravesaron verdes praderas, frondosos
bosques, caudalosos ríos, rocosas colinas y al animal no parecía cansarse;
mientras que quienes lo seguían se encontraban exhaustos. Sin embargo, pronto
los perseguidores se percataron que no estaban siguiendo su propia voluntad,
había una especie de encantamiento que los obligaba a no detenerse mientras la
pintada no lo hiciera.
Durante el viaje los campesinos le tomaron gran
cariño a Cadmo, lo veían como el líder que siempre habían deseado y decidieron
no abandonarlo nunca, sino ayudarlo a edificar una ciudad donde la vaca se
tumbase. Lo erigirían su rey, pues el joven tenía sangre real y corazón noble;
todo lo necesario para un buen monarca.
Harmonía decidió seguir la aventura de Cadmo hasta
el final, por alguna razón no le había revelado a ninguno de sus acompañantes
nada de su propia misión. Tal vez pensaba que si el joven príncipe alcazaba su
final feliz ella también podría esperar el suyo.
En esas condiciones pasaron varios días y
recorrieron una considerable distancia; y una hermosa mañana llegaron a un
verde prado rodeado de frondosos árboles de cuyas ramas se filtraban los rayos
del sol naciente. No muy lejos, en la floresta, se observaban destellos
plateados que indicaban la presencia de un río o arroyo, cuyo susurro se
escuchaba en la distancia.
-
¡Por todos
los dioses! − exclamó Cadmo− Se va a tumbar.
Y era verdad que la vaca se había detenido y miraba
al suelo como hace el ganado cuando está a punto de tumbarse a descansar. Y
despacito fue reclinándose sobre la blanda hierba, doblando primero las patas
delanteras y luego agachando las traseras. Al fin Cadmo y sus compañeros
pudieron alcanzarla y ella los miró a la cara tranquila.
-
Entonces−
exclamó Cadmo subiéndose a una roca−, éste será nuestro hogar a partir de hoy,
juntos construiremos un hogar en esta pradera. Aquí edificaremos nuestras
moradas, cultivaremos la tierra y llevaremos una vida inocente y feliz.
-
Usted será
nuestro rey, señor− gritó uno de los campesinos− ¡Larga vida al rey Cadmo!
-
¡Larga vida
al rey! − gritaron los demás, mientras se inclinaban ante su nuevo soberano.
Los campesinos decidieron internarse en el bosque
en busca de comida y agua, sabían que no muy lejos había un arroyo por los
destellos y el susurro que escuchaban. En el verde prado solamente quedaron
Cadmo y Harmonía.
Cadmo, al quedarse solo se tiró sobre la hierba,
sentía en ese momento todo el peso del cansancio que tenía después de años de
viaje, desde que había abandonado su hogar cuando no era más que un niño.
Harmonía se acercó a Cadmo y le preguntó:
-
¿Cómo se
llamará su reino, Su majestad?
-
¡Nuestro hogar
se llamará Tebas! − exclamó Cadmo.
Al escucharlo Harmonía se estremeció, sintió que su
cabeza daba vueltas. ¿Era posible que acabara de surgir el lugar que estaba
buscando? Pero su ensimismamiento no duró mucho, pronto fue sacada de éste por
estremecedores gritos, lamentos y el ruido de una terrible lucha, y sobre todo
un silbido espantoso que atravesaba los oídos como el de una sierra.
Cadmo sin decir palabra se incorporó, desenvainó su
espada y corrió hacia el bosque. Harmonía, lanza en mano, corrió tras él.
Al internarse en el bosque, del cual nadie jamás
había cortado ni una rama, pudieron observar la enorme cabeza de un dragón, con
fieros ojos que echaban fuego, una cresta roja y muchas filas de afilados
dientes. Al llegar junto al arroyo Cadmo y Harmonía pudieron observar que el
monstruo había matado a todos sus compañeros y los estaba engullendo a cada uno
de un bocado.
Sucede que el arroyo estaba encantado y el dragón
estaba allí para guardarla, de modo que ningún mortal pudiera calmar en ellas su
sed.
-
¡Mis pobres
compañeros! − gritó Cadmo ciego de dolor y furia, justo antes de lanzarse
espada en mano sobre el monstruo.
El dragón tenía sus fauces abiertas, la cual
parecía una roja y sangrienta caverna resguardada por los múltiples afilados
dientes. Cadmo, ciego de furia, penetró espada en manos por la cavernosa boca
hasta la garganta. Esto desconcertó al monstruo que no podía dañar al príncipe
con sus dientes.
Mientras Cadmo con su espada hería al monstruo
desde dentro, Harmonía lo atacaba desde afuera. Tomando con todas sus fuerzas
una enorme roca que hubiera estremecido murallas la lanzó sobre el dragón, pero
este permaneció inconmovible, debido a su gruesa y escamosa piel negra, que
relucía como una coraza de bronce. Entonces la dríade lo embistió con su lanza
por donde le pareció que había un punto débil, donde debía encontrarse su
corazón; esta vez la bestia no resistió el embate y la punta penetró en sus
entrañas.
Rabiaba de dolor el monstruo por los ataques
internos y externos, de un golpe destrozó la lanza, pero de esta forma logró
que el acero se clavara más en su cuerpo; mientras sentía que era destrozado
desde adentro. La bestia trató de abalanzarse sobre la dríade, pero esta
esquivó el ataque, de forma tal que el dragón golpeó con su cuerpo la arboleda,
reduciendo múltiples arboles a astillas.
La devastadora lucha continuó durante cierto
tiempo, Harmonía lo evadía mientras le lanzaba flechas, mientras el monstruo
sangraba por diversos costados producto de las heridas internas provocadas por
Cadmo. Finalmente, la espada salió por su nuca, entonces la bestia dio su
último estertor y el rey de Tebas salió de entre sus fauces.
Al mirar alrededor, Cadmo pudo observar los cuerpos
despedazados de la pobre gente que junto a él siguió a la vaca, que confiaron
en él para convertirlo en su líder, en su rey. Una terrible tristeza embargó al
joven, parecía condenado a perder a todos los que amaba, verlos desaparecer de
un modo u otro. Y allí estaba, después de tantos trabajos, en un lugar
solitario, con la única compañía de una rara muchacha de quien no sabía nada.
Desconsolado, se sentó en el borde del río color rojo,
por la sangre de los pobres campesinos, se llevó las manos al rostro y comenzó
a llorar, sin importarle la presencia de Harmonía.
-
¿Qué haré
ahora? − se preguntó en voz alta− Más valiera que me hubiera devorado el dragón
como a mis pobres compañeros.
Harmonía se sintió conmovida ante el dolor del
joven que tan bien comprendía, ella también se sentía sola en el mundo, parecía
a su vez condenada a perder a quienes más amaba. Pero lo que sentía no era
compasión, era algo más que en ese momento no podía comprender, su corazón
estaba acelerado y todos sus músculos en tensión, pensó que por la terrible
batalla que acababa de librar.
Entonces, la dríade se acercó a Cadmo para consolarlo,
sin importarle su hosca apariencia, sus ropas despedazadas y su cuerpo sucio y
ensangrentado por la sangre del dragón y de los campesinos. Se sentó junto a él
en el borde del rojo río que bañaba sus pies, y lo abrazó sin decir palabras.
El joven al sentir el calor humano de la ninfa apretó aún más el casi desnudo
cuerpo contra el suyo, lo que provocó que se desencadenaran emociones
desconocidas en su cuerpo, su corazón se acelerara todavía más y todas las
penas fueran olvidadas momentáneamente.
Quizás fuera por la soledad de ambos, el ansia de
calor humano, o simplemente que había logrado fluir en los jóvenes esa poderosa
fuerza capaz de derrumbar imperios o levantarlos, eso que llaman amor; pero
entonces imperó la ley del deseo. Cadmo buscó con los suyos los sensuales y
carnosos labios de la muchacha, sus lenguas se enlazaron cual serpientes en
celo, sus salivas se mesclaron; esto desencadenó la lujuria de sus solitarios
cuerpos, las ropas terminaron de despedazarse y rodaron abrazados por la tierra
como habían venido al mundo, teniendo por testigo solamente a la naturaleza que
los rodeaba, las encinas que el viento movía y el salvaje arroyo.
Después de yacer durante horas como animales los
jóvenes descansaban desnudos en el borde del arroyo, ella apoyaba su cabeza
sobre el musculoso pecho del guerrero y él acariciaba la mata de cabellos
rubios que estaban al alcance de su mano.
-
¿Y ahora
qué? − preguntó Cadmo después de mucho tiempo sin que nadie hablara, solo los
gemidos asociados al sexo.
Harmonía hubiera preferido permanecer eternamente
así, abrazada ante el cuerpo desnudo del hombre que evidentemente amaba, y no
ser traída al mundo real.
-
Ahora debo
tomar el corazón del dragón y llevarlo ante el cuerpo maldecido de mi verdadero
amor para liberarlo de la terrible maldición que lo consume. − dijo tristemente
Harmonía.
-
¿Tu
verdadero amor? − preguntó Cadmo mientras taladraba los ojos de la ninfa con
los suyos, haciéndola apartar la mirada. Sus ojos pedían lo que su boca no se
atrevía a pedir, que se quedará con él en ese inhóspito lugar y lo ayudará a
construir un hogar, que fuera su compañera por el resto de su existencia.
Harmonía se apartó de Cadmo y trató de vestirse
como pudo con lo que quedaba de sus ropas, sintiéndose observada por los
tristes ojos de Cadmo.
Entonces, a Cadmo le pareció que el susurro del
arroyo articulaba palabras y le hablaba.
-
Cadmo,
arranca los dientes del dragón y siémbralos en la tierra.
-
¿Escuchaste
eso? − preguntó Cadmo a Harmonía
-
¿Qué cosa? −
preguntó Harmonía.
-
Una voz que
parecía surgir del arroyo me susurró que arrancara los dientes del dragón y los
sembrara en la tierra.
Al escucharlo, Harmonía, que tan lejos había
viajado en busca del corazón del dragón y que se había tropezado con tantas
cosas y seres sobrenaturales en su camino, comprendió que podía haber algo de
cierto en el susurro del arroyo; aunque también comprendía que debían ser
cautelosos, pues los dioses y seres mágicos en ocasiones tendían trampas a los
humanos. ¿Sería que todos los órganos del dragón tendrían alguna propiedad
mágica?
-
¡Hagámoslo!
− replicó la dríade.
Arrancar los dientes tan bien arraigados a la
mandíbula del monstruo no era tarea fácil. Pero los jóvenes se afanaron y
tiraron, después de golpear con una piedra la cabeza del dragón hasta casi hacerla
pedazos recogieron una gran cantidad de dientes. Sembrarlos también era una
tarea fastidiosa, teniendo en cuenta que la pareja estaba exhausta después de
la lucha con el dragón, la sesión de amor y la extracción dental. Con la espada
de Cadmo y la lanza de la dríade por fin consiguieron remover un buen pedazo de
terreno y sembrar en él la nueva especie de semilla.
Exhaustos, se sentaron en la tierra, preguntándose
que iría a suceder ahora. Poco tiempo llevaban esperando cuando un espectáculo
asombroso se desarrolló ante sus ojos.
El sol caía oblicuamente sobre el campo y dejaba
ver el terreno negro y húmedo como cualquier huerto recién sembrado. Pero, de
pronto, ante los maravillados ojos de los jóvenes comenzó a brillar algo,
primero en un punto, luego en otro, posteriormente en cientos. Pronto se
percataron que eran puntas de acero de lanzas, que salían de la tierra como
tallos de trigo, y crecían y crecían. Siguiendo a la lanza aparecieron yermos,
en los que flameaban penachos de vivos colores. Posteriormente brotaron
hombros, pechos, brazos armados, escudos, y por último se vieron ante una
hueste de guerreros bien equipados, surgidos de la tierra de pies a cabeza.
−
¿Y ahora
qué? − susurró Harmonía a Cadmo, mientras apuntaba su lanza hacia el ejército
de guerreros hijos de la tierra.
Cadmo dirigió su vista al suelo y vio algo que le
llamó la atención.
−
Déjamelo a
mí− respondió el príncipe, y tomando una piedra del suelo la lanzó en el mismo
centro de la armada hueste.
La roca fue a dar a la coraza de un gigantesco y
feroz guerrero. Este, pensando que su vecino lo había atacado levantó su espada
y le dio un golpe tan fuerte en el casco que lo hizo caer al suelo.
Instantáneamente los que estaban cerca del caído comenzaron a golpearse, y
atravesarse con lanzas y espadas. La confusión continuó, cada uno derribaba a
su hermano y a su vez era derribado sin tener tiempo de alegrarse de la
victoria.
En aquel feroz combate, pronto fue aniquilada la
horda de guerreros, y ya casi todos yacían en el suelo, alimentando a la madre
tierra con la sangre de sus recién nacidos hijos. Finalmente quedaron cinco
hombres, que no cejaron en su empeño de matarse unos a otros.
Entonces Cadmo se acercó a los guerreros con aire
de caudillo y rey, y, alargando la espada los habló con voz autoritaria.
−
¡Envainad
las espadas! − exclamó.
Sintiendo sin duda que debían obedecerlo, los cinco
hijos del dragón que quedaban, hicieron con las espadas un saludo militar y las
volvieron a meter en las vainas, colocándose ante Cadmo como hacen los soldados
ante su capitán, esperando órdenes de mando.
−
Venid− les
dijo. Es preciso que sean útiles. Desbastad unas cuantas piedras con esos
espadones y ayúdenme a construir una ciudad.
Los fieros guerreros, nacidos para destruir
ciudades y no para edificarlas, pronto se pusieron a trabajar con ahínco en el
trabajo manual que implicaba la construcción de una ciudad.
Harmonía miraba a Cadmo con curiosidad.
−
¿Cómo
supiste que debías hacer para dominar a tan fieros guerreros? − preguntó la
dríade.
−
Llamémosle
intuición− respondió Cadmo− O quizás una voz me lo susurró desde el arroyo.
7
Después de un arduo día de trabajo y lucha, los
hijos del dragón descansaban en sencillas cabañas construidas de rama y piedra.
Harmonía dormía en una similar, junto a ella tenía su lanza y un morral en el
que llevaba el corazón del dragón. Era una noche hermosa, tranquila y
estrellada, con una enorme luna plateada iluminando una nueva ciudad en
ciernes, el reino de Tebas.
Pero Cadmo no podía dormir, las emociones del día
habían sido demasiadas, su mente giraba como un molino pensando en el camino
que lo había llevado hasta allí y en el futuro que lo esperaba; miraba con
tristeza a la bella dríade durmiente, pensando en que pronto ella se apartaría
de su vida, como hacía mucho tiempo lo había hecho toda su familia.
Estando en estas cavilaciones no se percató de otro
hecho extraordinario que ocurría en su cercanía, una estrella titilaba con más
fuerza que otros astros del cielo nocturno con destellos violáceos. De pronto,
se desprendió de la bóveda celeste y comenzó a descender hacia la tierra en
dirección al rey de Tebas.
Cadmo, previendo entonces que algo extraño ocurría,
se volvió bruscamente desenvainando su espada. Vio que ante él había surgido
una pequeña mujercita alada, vestida de púrpura, que aleteaba y se movía
inquieta como una luciérnaga dejando destellos purpúreos a su paso.
−
Tranquilo,
Su Majestad, no necesitará su arma− dijo la mujercita, y, haciendo un
movimiento con una especie de varita que tenía en sus manos adquirió forma
humana, permitiendo a Cadmo admirar una hermosa mujer de oscuros cabellos y
ojos celestes, con un extraño vestido púrpura adornado de violetas.
−
¿Quién
eres? ¿Qué eres? − preguntó Cadmo mientras envainaba la espada.
−
Soy quien
puede cumplir los más ansiados deseos de tu corazón. Mi nombre es Mab, futura
reina del reino de las hadas. − respondió el hada.
−
¿Cómo puede
saber cuáles son los más ansiados deseos de mi corazón? − preguntó Cadmo.
−
¿No son
evidentes? − preguntó el hada mientras dirigía la mirada hacía la apertura de
la cabaña de Harmonía, quien se movía inquieta en sueños.
−
No
entiendo. ¿Cómo podría ayudarme? – preguntó Cadmo
−
Pronto ella
se irá y la perderás como perdiste a tu hermana, tu madre y el resto de tus
hermanos. Pero no tiene que ser así, puedo hacer que se quede junto a ti, y te
acompañe como reina en la nueva ciudad que construyes, la cual te puedo decir
que será una de las más grandes de este tiempo.
−
Pero no
puede evitar su destino, ni romper su promesa a ese ser que ama que está
maldito.
−
Si lo puede
si no lo recuerda− dijo el hada e hizo aparecer con su varita un transparente
manto de seda púrpura− Este manto mágico está encantado con aguas del río
Leteo, tápala con él y olvidará todos esos recuerdos tristes, solo quedará la
felicidad del amor que ya siente por ti, lo cual no es mentira. − dijo Mab.
−
No podría
hacerlo− respondió Cadmo− Los recuerdos nos hacen quienes somos, no podría
quitárselos.
−
Como
quieras, prepárate entonces para una larga vida de soledad− respondió Mab
haciendo un ademán de partir.
−
¡Espera! −
exclamó Cadmo, tomando el manto de las manos del hada, la cual lanzó una
carcajada.
−
Cadmo, como
todo en esta vida esto también tiene un pequeño precio, el corazón del dragón
que tiene tu adorable amada junto a ella, este me ayudará con cierto conflicto
familiar y a librarme de cierto estorbo azul− dijo el hada.
Cadmo titubeó un momento con el manto en la mano,
pero al momento se acercó a Harmonía, y, con cuidado de no despertarla, tomó el
morral con el corazón del dragón y se lo entregó a el hada.
−
Solo un
pequeño detalle. Hay cierto árbol que, con solo verlo, tocarlo o simplemente
aspirar su fragancia, hará a Harmonía recordar su pasado: el laurel. Deberás
alejarla de cierta forma de todos los especímenes de esta planta− diciendo esto
Mab hizo un movimiento con su varita, volvió a su forma pequeña y voló hacia el
horizonte, recuperando pronto su posición estelar.
Cadmo comprendió entonces que debía hacer, se
dirigió hacia la cabaña del más fuerte de los hijos del dragón y lo despertó.
−
¡Equión, despierta!
− exclamó.
El soldado se inclinó ante su rey.
−
A sus
órdenes, Su Majestad. − respondió el guerrero.
−
Tengo una
misión para ti. Necesito que recorras el mundo y busques todos los árboles de
laurel, tálalos y llévalos a cenizas. No regreses hasta que esta dichosa mata
esté extinta en el mundo entero. Debes partir cuanto antes, no te duermas en
los laureles. − exclamó el rey de Tebas.
Elenco:
Emma Both− Harmonía
Ana de Armas−Dafne
Tom Hopper− Príncipe Cadmo
Isabel Lucas− Diosa Atenea
Bradley James− Dios Apolo
Toby Regbo− Dios Eros
Holliday Grainger− Mab
Zach McGowan− Equión
Con los niños:
Venus Ariel− Dafne niña
Lilly Aspell− Titania niña
Ever
Anderson− Harmonía niña
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Gracias.
HOLA tío aquiel que alegría otra historia aquí yo también gestando otra historia hasta noviembre jajajaja GRACIASSSS 💕💖😄
ResponderEliminarHola Mary:
EliminarMe alegra mucho que estés bien y que estés por aquí aún, fuiste mi primera lectora y la más fiel, has leído desde el primero hasta el último de mis fics lo cual para mi significa mucho.
Me alegra que pronto seas madre por partida triple, saludos para mis sobrinos y la que está por nacer, recuerda comentarme la opinión del fic.
Un aBrazo
Holaaaa tío Aquiel 😊😁
EliminarAquí voy
Bueno lo de harmonía pobre mujer ( bueno ese nombre eres psíquico, Pues deseamos ese nombre para baby oncer jajaja está en tercer lugar)
En fin seguimos aqui amorcito (mí marido) dice que más o menos se parece al señor de los anillos cosa que le fascina GRACIAS
Aahh y el tema de las hadas y las ninfas me encanta mucho así pienso decorar después la habitación de las nenas cuando sean grande
Saludos tío Aquiel gracias a tus fic los bebés oncers duermen (y nosotros descansamos 🤭😂😂)
Hola mi querida mosquetera Mary!!!!
Eliminar¿En serio lo del nombre? Me sorprende porque no es un nombre común y menos en su versión griega con H, me imagino que el utilizarlo yo en mi fic sea algo del destino y quizás los impulse a utilizarlo, algo que me encantaría; pero bueno, es una sugerencia no te estoy presionando con el tema.
Me alegro que sigas aquí y que mis fics sirvan de cuentos de cuna para los gemelos oncers; incluso para la princesita Harmonía que viene en camino (jaja, sin presión).
A Lou también le recordó al señor de los anillos, lo cual, aunque no fue la idea, me alegra, pues soy fan de Tolkien y de la fantasía heroica en general, hace tiempo me encantaba jugar WoW que tiene las mismas razas míticas.
Muchas gracias por tus comentarios y por ser una lectora siempre fiel
Un abrazo para toda la familia Silver
Hola Aquiel:
ResponderEliminarExcelente historia como siempre. Gran manejo del vocabulario, puntuación, redacción, etc. Me gusta la inclusión de Titania en la historia con su explicación de los origenes de las hadas y las driades. Otra cosa que me gustó mucho fue la historia de Apolo y Dafne, me gusta el giro que le diste con Harmonia y Dafne como pareja. Me gusta el casting aunque solo conozco a Ana y Tom, y pues ya esperando la segunda parte XD.
Un gran saludo.
Hola Enmanuel:
EliminarMuchas gracias por leer mi modesto fic y por tus comentarios. Me alegra que te gustara mi versión de la historia de Apolo y Dadne; así como la inclusión de Titania explicando el origen de las hadas y dríades, las primeras siempre estuvieron relacionadas con las ninfas, solo creé un mito que explicara dicha relación.
Bueno, espero terminar pronto la segunda parte y espero que te embulles a escribir algo más también.
Saludos
HOLA MI QUERIDO MOSQUETERO:
ResponderEliminarPara comenzar SIIII VOLVÍ JAJAJA, XD, XD.
Disculpa la demora, pero entre nosotros nos comunicamos. Ya te mandé un par de mail para decirte que pronto te hacía la review.
A ver estuve pensando luego de leer toda la historia, en varios puntos. Primero como te adelante, note en términos generales que la vi diferente a las demás. Y te voy a argumentar en qué aspectos.
1)La portada como últimamente venimos conversando en tus últimos fic, está muy linda y es acorde por supuesto ya que es imposible dada la temática que has tocado donde has tenido que inventar una. Ya no puedes encontrar una en particular como en tus primeros fics te quedo muy bien, la posición de quién es la protagonista y el alejamiento de los demás personajes de acuerdo a la importancia de los mismos en la historia.
2) El tema de el agregado de la nota del autor me pareció interesante también como complemento que es algo nuevo.
3) El nombre de Harmonía, que me daba vuelta la cabeza, ya que por un lado significa equilibrio, etc. Y no lo tenía en mente como un nombre, hasta que recordé la historia donde si recuerdo a OUAT la cual hice la review de frases pero pasaba más por el agregado de la H en el nombre y mi duda era "ESA", Justamente porque si bien puede ser un nombre me surgía la duda de, en ese momento me ocurrió lo mismo el tema de la, H. Si me puedes contestar. ¿Cual es la diferencia? O sea por qué se agrega la H a la palabra? Por ejemplo existe la palabra Domingo como nombre pero sigue escribiéndose Domingo. De hecho mi abuelo italiano se llamaba así y no es el único caso. Conozco varios. Lo mismo el mes Abril. Recuerda que soy profesora mira si de nombre escuche, jaja.
4) Aquí viene la parte donde o seguiría comentándote por qué digo que note una escritura o historia "diferente" a las demás historia. Ya que ahora también agregaste un sinfín de personajes relacionados con sus relaciones. Como lo de las ninfas, dríadas , hadas etc, Más lo de Apolo, etc. Reconozco que lo leí dos veces no porque no lo entendiera sino porque estaba como ah, claro a ver era como un puzzle por la cantidad de personajes involucrados y sus mitologías detrás que una debía recordar. Muy linda la historia ninfas, dríadas y hadas.
SIGO,
EliminarDe allí que me recordó el mundo, un poco de "El señor de los anillos", que cuando uno comenzaba a leerlo era la historia de los hobbys, luego que los elfos, hombres y enanos y así terminó creando todo un mundo medieval de la tierra.
Incluso entre sus manuscritos luego de Tolkien después de tanta fama se editaron tal vez sepas un libro llamado "la tierra media" donde explicaba con mapas donde estaba cada uno de los lugares a lo mapa mundi. Y en qué momento habían ocurrido las distintas guerras mencionadas en los distintos libros. Esta muy bueno!
Por eso al contar esta historia en particular más allá del conflicto, hiciste un buen agregado de historias entrelazadas entre los distintos grupos que existían en esa época. Eso me pareció algo NUEVO que tanto no habías profundizado.
5) La historia en sí, también fue novedosa por el agregado de la trama del romance lgtb pero no termino de entender si es su true love el de Harmonía con Dafne. Por la historia con el príncipe. Ahí mi querido mosquetero siempre con cariño si tengo que preguntarte algo es ese respecto. Porque no me termina de cerrar ese tema, ya que si era el true love de Harmonía, no le encontraba mucha lógica a Harmonía estar con el príncipe. O sea, podían estar ellos en una situación luego de tantos problemas si! Pero el tema fue lo del día siguiente cuando le dice Harmonía que iría a buscar a su verdadero amor, entonces no entendí si ella tomó la decisión por un tema de soledad, pero no me cuadro si lo hizo. Porque fue muy abrupto dejarlo al día siguiente. Si estaba tan enamorada de Dafne. Y tantos problemas pasaba por ella. O si la Maldición que pesaba sobre ambas tenía alguna relación sobre su situación entre ambas o sea tal vez las alejaba, no se, tal vez me puedas ayudar.
Si se entiende completamente que el príncipe está enamorado de ella.
Esa es mi duda.
6) Me encantó lo de la frase de "No te duermas en los laureles".
jajaja Pregunta: De allí vino la historia de la frase porque ahí no la tenía la verdad. O sea conozco muy bien la frase pero no recuerdo de donde sale si de esa historia o tu decidiste darle una vuelta propia a este tema.
Excelente!!! Como siempre un honor poder leer tus fics. Y me alegra que sigas escribiendo!!!
Nos seguimos escribiendo!!
BESO!!!
HOLAAAAA tía Lou cómo estas un placer leerte 😊👏💖💖
EliminarAquí los bebés oncers y baby oncer están a full con sus travesuras baby oncer nacerá en noviembre jejeje se mueve mucho será nenita 💞
Saludos hasta pronto 💖😊
Hola Lou:
EliminarMe alegro mucho que volvieras, sí había visto tu email, sé que estás con mucho trabajo igual que yo.
Sobre los puntos que me mencionas.
1. La portada fue un problema para mí, esa no era la única opción, tenía también un montaje con una pintura que hace referencia a la leyenda de Cadmo, pero al final me quedé con esta, igual no encontré ninguna foto de Gothel con un vestuario más adecuado, pues la imagen del vestido con las mariposas muertas y el pelo verde estaba descartada, si te das cuenta la describí bastante diferente a como la representaron, al punto que no me imagino a la actriz en todas las situaciones que puse al personaje.
3. Harmonía es el nombre de una ninfa hija de Ares asociada el mito de Cadmo, de hecho es con quien el rey de Tebas al final se casa y tiene sus hijos. En griego es con H, en español es sin H, pero bueno, estoy metido en la mitología griega así que decidí dejarlo así, es lo mismo que ocurre con Helena, que la griega es con H y sin embargo en español se usa sin ella. Si lo deseas busca el mito de Cadmo para que veas que generalmente se la ponen. Cadmo es el primer héroe griego y uno de los mitos que más me gusta aunque no había podido incluirlo hasta ahora.
El uso del nombre tiene un doble significado asociado a la profecía del oráculo.
4. Me alegra que te gustara el híbrido de personajes y seres mágicos que hice, resulta que las hadas no existían en la mitología griega, pertenecen a la nórdica, aunque estos se basaron en las dichosas ninfas, nereidas, náyades, dríades y hamadríades. Se me ocurrió crear un mito que las relacionara basándome en los títanes originales, teniendo en cuenta que como puedes ver la madre Tierra (Gea, Gaya o Gaia) es un personaje esencial en mi historia.
Sobre lo que me comentas del Señor de los Anillos, recuerda que Tolkien era un experto en mitología clásica, imagino que haya tomado la misma fuente que yo para escribir sus historias, de todos modos, aunque no incluí los elfos, enanos y magos clásicos no dejé de pensar en ellos; de hecho la pelea entre Cadmo y Harmonía me recordó un poco cuando jugaba World of Warcraft. Quizás algún día lea ese libro, o las crónicas de Narnia de lewis.
Sabes, esa escena inicial de las tres niñas me vino de pronto a la mente y de un tirón la escribí, me alegra que te gustara que profundizara de ese modo.
5. Sobre Harmonía y Dafne, eso fue lo más problemático de escribir, aunque fue la idea original que me vino de gancho para enlazar los dos mitos. En la vida real el true love es un poco más complicado que los cuentos de hadas, Harmonía amaba a Dafne pero llevaba mucho tiempo sola y casi sin esperanza de encontrar una forma de volverla humana se encuentra con Cadmo en su misma situación, este desde niño salió a buscar a su hermanita con su madre y sus hermanos, los perdió a todos en el camino y sintiéndose también solo había perdido la esperanza, pues nunca encuentra a su hermana perdida, además, los hombres que deciden seguirlo son asesinados por el dragón. En el calor del momento, producto de todo lo vivido se enredan los dos jóvenes y después del momento de pasión Harmonía, con la cabeza más fría, recapacita y decide volver a salvar a Dafne.
Cadmo hace el trato con Mab sabiendo que va a perder a Harmonía.
Realmente la frase la adapté al tema en cuestión, aunque voy a averiguar su origen.
Muchas gracias como siempre por la lectura y tan genial review.
Un abrazo