Tras el final de la serie, seguimos con los fics creados por nuestro seguidor Peter Pan, que ha dedica esta nueva historia al personaje del Rey Midas.
Érase una vez un rey, uno algo cabeza loca que traía de cabeza al valido y la corte, que no deseaban que rigiese más de lo que les interesaba. Y al fin, abatido por la epidemia de peste que asolaba el reino, el monarca del corazón de oro escapó para consolar a los enfermos, ignorando que los pulgones pican hasta el vil metal y que los bubones no temen a la sangre azul.
El rey murió y todos temieron la invasión, porque hijos no tenía. Pero, oh, la reina estaba embarazada, así que, en dichoso luto, coronaron al vientre de la mujer. Cuando nació el niño, un varón, coronaron al bebé. Y la regente, que regentaba metiéndose en todo, temía que tanta opulencia hiciera del pequeño Midas un mimado avaro como su cohorte de lacayos, así que encomendó a un hada que fuera su preceptora. Gothel, que así se llamaba el hada, se llevó al pequeño a los bosques del sur, cerca de Tuscia, y lo llamó Darius, más para salvarlo de las reverencias que de atentados.
Darius era un niño grandullón y mazacote al que llamaban troll, troll de los bosques. El pobre terminó por encerrarse en casa sin querer saber del mundo, pero allí tampoco estaba tranquilo, pues le daban miedo los bichitos, bichos y animalazos del bosque, desde hormiguitas hasta perros en jauría. Era miedo y asco. Prefería los insultos y golpes de los demás antes que pensar en cuántas arañas se tragaría durmiendo.
Un día, mientras clavaba una serpiente en la puerta para alejar el mal de ojo, se paró por el lugar una bruja, Maggie la ciega, de pellejos podridos y manos de lagarto. Sonsacó sus cuitas al bueno de Darius y le ofreció una poción que lo haría valiente valiente, más que el héroe de un sainete. El hada Gothel, disgustada, le dijo que más eficaz sería si aprovechara su valentía innata. Y como toda magia conlleva un precio, por burro, al Miditas le crecieron dos orejotas peludas y grises. Dos nidos de pulgas.
Pero el pequeño rey tomó el camino fácil… otra vez; se recluyó en la cabaña, donde estudió todo lo que pudo. Aprendió varios idiomas y la historia de Misthaven, dominando el hablar general con el acento pausado y frío de Ellada, su reino, teniendo fluidez en la lengua de las hadas y dialectos varios de Skye y DunBroch. El agrabeh le suponía dificultades, pero lo compensó con sus estudios de geografía. Adquirió un conocimiento decente de sumas, aunque era negado en geometría. Además, Gothel lo enseñó en canciones, rimas y leyendas. Darius fue así un pequeño erudito, no muy talentoso, pero que sabría qué gobernaba. De modo que, apenas cumplidos los quince años y sin orejones, Gothel lo devolvió a su madre.
La coronación fue todo pompa y boato… por tercera vez. La reina regente, deseosa de soltar el cetro de mando, marchó en un navío para nunca volver. Y Midas, que ya no era Darius, al verse solo, se vio libre de obrar como le viniese en gana por una vez. Tenía un deje egoísta, así era, y atendió más a los regalos del festejo que a los invitados y sus consejos.
Entre los agasajos había una botella, la de un genio llamado Cyrus. Midas le pidió los tres deseos allí mismo, uno tras otro:
Primero, ser valiente. Cyrus lo convirtió en un temerario impetuoso.
Segundo, no ser perezoso. Cyrus lo convirtió en un impaciente que no paraba quieto ni atendía la misma tarea por largo tiempo.
Tercero, que todo lo que tocase se tornara en oro. Creía que eso acabaría con las estrecheces el reino, pero también lo hizo con sus ganas de vivir, porque ni comer podía.
Comprendiendo qué clase de maldición era esta, Midas encabezó un viaje a Agrabah para enterrar la botella y que nadie volviese a padecer ante un genio. Allí, en una taberna, conoció a una juglaresa, Dionysas, maestra de la lira y de la rima. La muchacha deleitaba siempre a todos con la canción sobre sus padres:
Tenía sus sentidos presos
un saco de piel y huesos.
Sus amigos lo advertían a todas horas:
¡Por la boca de esa moza
pasa un rey con su carroza!
Tomaban a Orfeo por tontorrón
al prendarse él de esa boquita de piñón.
Sus amigos lo decían cada tarde:
¡Será dama de raigambre,
mas tiene pelos de alambre!
Orfeo, sin llegar a tosco,
les decía que necesitaban anteojos,
pues lo de Eurídice eran hilos de seda rojos…
Lo de Midas y Dionysas fue pura pasión desmedida, pero el rey siempre tuvo la pena de a su esposa no poder tocar, abrazar, bien fuerte y con sus dos manos, de acariciarla con amor y tomarla de la mano en sus paseos al sol.
Mas nada de eso impidió que tuvieran una hija, Abigail, y bien sabido fue esta cosa cierta: que recorrieron el reino los tres con lluvia o dolor de pies. De aquí para allá, sin prisas, en sus banquetes repartían versos y risas; y no es que los reyes estuvieran como cabras, es que adoraban los baños de masas.
Hasta que, un mal día, la joven Abigail y un campesino del pueblo cercano, jugando juntos, explorando los campos, se perdieron en el bosque y llegaron hasta una cabaña abandonada, un viejo molino que no giraba desde hacía años. Con la noche encima y el miedo y el frío en los huesos, entraron y encendieron un fuego y algunas velas para no andar más desangelados. Encendieron hasta la vela negra que mucho atrás había sido hechizada, la vela que traería de vuelta a tres brujas que asolaron el lugar hasta meterse con quien no debían. Y las hermanas, agradecidas, pensaron en darse un festín con ellos.
Gus, el muchacho, intentó defender a Abigail, pero las brujas lo convirtieron en ratón.
La princesa estaba perdida. ¡La iban a quemar viva! No sólo devorarían su carne, sino que de ofrenda en un ritual serviría esa tarde.
Pero su madre, que la buscaba por el norte mientras su padre batía el sur, llegó a tiempo de salvarla y dar batalla a las brujas. Que corriera y corriera dijo a la pequeña, que llorando histérica huyó de la escena.
Jamás se volvió a ver a la reina.
Tampoco se supo nada de Gus.
Y Midas volvió a su jaula de oro, ya nada rumboso, y mantuvo siempre cerca a su hija. Tendrían el valor de seguir su vida, de penar y pasar el luto, no como Orfeo, que dos veces se rindió.
Cada vez que lloraba, el rey se secaba las lágrimas con la mano desnuda. Cuando tuvo todo un llanto de oro se lo regaló a su hija. Un colgante para que recordase a su madre y se enorgulleciera de su sacrificio, para que lo portara con la cabeza bien alta ante los que la deshonrasen por lo acaecido, ante los mismos que en vida a su madre rebatían por su vida, de bacanal en bacanal.
Más allá del oro y de nada, el mayor tesoro de Midas era Abigail.
Y Abigail anduvo siempre ojo avizor, sabiendo que algunos no se detenían ante nada para destruir la felicidad de otros.
Mas nada de eso impidió que tuvieran una hija, Abigail, y bien sabido fue esta cosa cierta: que recorrieron el reino los tres con lluvia o dolor de pies. De aquí para allá, sin prisas, en sus banquetes repartían versos y risas; y no es que los reyes estuvieran como cabras, es que adoraban los baños de masas.
Hasta que, un mal día, la joven Abigail y un campesino del pueblo cercano, jugando juntos, explorando los campos, se perdieron en el bosque y llegaron hasta una cabaña abandonada, un viejo molino que no giraba desde hacía años. Con la noche encima y el miedo y el frío en los huesos, entraron y encendieron un fuego y algunas velas para no andar más desangelados. Encendieron hasta la vela negra que mucho atrás había sido hechizada, la vela que traería de vuelta a tres brujas que asolaron el lugar hasta meterse con quien no debían. Y las hermanas, agradecidas, pensaron en darse un festín con ellos.
Gus, el muchacho, intentó defender a Abigail, pero las brujas lo convirtieron en ratón.
La princesa estaba perdida. ¡La iban a quemar viva! No sólo devorarían su carne, sino que de ofrenda en un ritual serviría esa tarde.
Pero su madre, que la buscaba por el norte mientras su padre batía el sur, llegó a tiempo de salvarla y dar batalla a las brujas. Que corriera y corriera dijo a la pequeña, que llorando histérica huyó de la escena.
Jamás se volvió a ver a la reina.
Tampoco se supo nada de Gus.
Y Midas volvió a su jaula de oro, ya nada rumboso, y mantuvo siempre cerca a su hija. Tendrían el valor de seguir su vida, de penar y pasar el luto, no como Orfeo, que dos veces se rindió.
Cada vez que lloraba, el rey se secaba las lágrimas con la mano desnuda. Cuando tuvo todo un llanto de oro se lo regaló a su hija. Un colgante para que recordase a su madre y se enorgulleciera de su sacrificio, para que lo portara con la cabeza bien alta ante los que la deshonrasen por lo acaecido, ante los mismos que en vida a su madre rebatían por su vida, de bacanal en bacanal.
Más allá del oro y de nada, el mayor tesoro de Midas era Abigail.
Y Abigail anduvo siempre ojo avizor, sabiendo que algunos no se detenían ante nada para destruir la felicidad de otros.
Starring:
Alex Zahara - King Midas
Jeremy Ray Taylor - Tween Midas
Tracy Spiridakos - Queen Dionysia
Anastasia Griffith - Princess Abigail
Mira
Eden - Tween Abigail
Alejandro
Vera - Tween Gus
Peter Gadiot - Cyrus
Eve Gordon - Gothel
Patti Allan - Maggie the blind
David Mazouz - Orpheus
Camren Bicondova - Eurydice
Jennica McCleary - Winnifred Sanderson
Stephanie
Trilli - Sarah Sanderson
Jaimz
Dillman - Mary Sanderson
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Gracias.
Bueno, pues vamos a dejar la mini review sobre el fic que se nos acaba de presentar.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Es cortito, pero tampoco es que necesite mucho más. Me ha gustado que recurrieras a Cyrus para explicar los poderes de Midas. No hace falta inventarse MacGuffins cuando ya existe algo (o alguien) que se puede usar para dar una explicación de este estilo.
Luego también me ha parecido interesante que recurrieras a las Sanderson para contar lo de Gus, por el mismo motivo. Ya que tenemos a las Sanderson en los fics, está bien usarlas un poco, y ya aprovechamos que en la peli ellas transformaron a un humano en gato para hacer lo propio con Gus, pero en este caso siendo un ratón. He de admitir que cuando ha salido el nombre de Gus he pensado: "oh, veremos que las Sanderson lo transformaron en ratón, a ver cómo fue todo", y luego en la misma línea ya se ha dicho y me he quedado "Uh, qué rápido" xD. Pero entiendo que, al tratarse de un cuento cortito y no tener diálogo, no tenía sentido extenderse.
Y lo de la madre de Abigail me ha dado penita. Ay, si su hija no se hubiese metido ahí... Pero bueno, qué se le va a hacer. Nadie quiere ser la Abigail, sin duda: un amigo transformado en ratón y una madre desaparecida para siempre. Por no hablar de los poderes/maldición de su padre... Si es que a la pobre le han echado mal de ojo. Eso es por no clavar serpientes en la puerta XD.
El caso es que me ha parecido muy chulo. Hay personajes que necesitan esa historia que no nos dieron los Two, y aquí has aprovechado para explicar lo de Midas y dar por tanto un poco más de historia a Abigail y, además, contar lo de Gus. Y en unas pocas líneas, lo cual tiene más mérito. Los Two gastan capítulos de 40 minutos para nada xD.
Too-da-loo!
No hace falta inventarse McGuffins cuando ya tenemos un Mr. McGuffin (bueno, dos, que en DunBroch hay otro).
EliminarYa ves qué rápido; yo siempre vuelco la trama y subo la apuesta xD.
Los two gastan 40 hojas y muchos árboles para las babas de les carpeteres... o gastaban... o gastarán también con su serie nueva.
Lo leo mañana pero guardo lugar.
ResponderEliminarBueno mi queridísimo Estafador, estuvo lindo y entretenido. Hadas criando niños en el bosque ya es un clásico, y para colmo es Gothel la que es más vieja que el mundo, eh digo, la que le dio hijos a Maura. Y Maggie la Ciega es la falsa madre de Maxiboom.
EliminarEstuvo bien buscado que fuera Cyrus el que le concedió a Midas su deseo que luego fue más una maldición, lo del romance con Dyonisas y que Gus usurpe al gato de las Sanderson jejeje. Y pues, tiene más sentido que hayan encendido la vela él o Abigail, que sí eran vírgenes XD.
El casting están todos perfectos, y la mejor Abigail niña. Sólo tengo dudas con el niño Midas. Sí, es muy parecido, pero muy gordito para un chico que vivía en el bosque. ¿Qué comía para estar tan relleno jeje? Salvo que Gothel con su varita le hiciera manjares.
Algo que no me gustó fue eso de "lengua de cada reino". De las hadas sí, porque se vio, pero en la serie se ve que tienen todos una lengua universal, que hablan inglés básicamente porque por algo se pueden entender bien con la gente de la LWM, y se ve que en todos los mundos hablan lo mismo. Es una cosa que ya tenía la serie por sí misma.
CALIFICACIÓN: 8
¡Besotes, lindo!
Hadas criando niños en el bosque... Una trope, que diría la baronesa.
EliminarAhí tienes la backstory de tu suegra.
Bueno, estar gordo no tiene por qué tener que ver con comer más o menos, depende del metabolismo de la persona. Y que vivieran en el bosque no quiere decir que vivan en la miseria, vivían sin el boato de la corte, pero no les faltaba de nada.
Y una cosa son lenguas y otra cosa son dialectos, que es de lo que hablo yo. No hablan el mismo "inglés" en DunBroch que en Agrabah... mmm...
OMG esta clase de fan fic a mi y mi marido nos ENCANTA GRACIAS PETER 👏😊❤❤
ResponderEliminarMuchas gracias, Mary y Señor Mary :) espero que vaya todo bien.
EliminarBuenas genio, ya sé que es cortito pero no doy más, hoy en el trabajo me reventaron. Mañana sin falta, abrazo grande.
ResponderEliminarAhí lo leí. Me quedé sorprendido de pasar de capítulos tan largos a un cuento tan cortito. No tengo mucho para decir, estuvo entretenido y me causa gracia ver a las Sanderson de la peli pochoclera esa en todo ésto, por más que ya las había visto. Interesante lo de Cyrus, pero Midas para pedir esos deseos era casi como si le hubiera hecho caso a Maggie la ciega, de mucho no le sirvió Gothel. Y la hija igual de boluda que él encendiendo la vela jaja, qué raro que siendo princesa no supiera la leyenda, pero el meter a Gus estuvo bueno.
Eliminar¡Abrazo grande!
Hola, Maxi, ¿cómo andas? Bueno, esto lo he hecho porque Dragon's Variant me está quedando taaan largo que no sé cuándo saldrá (espero que antes de irme de Alemania, porque en verano no sé qué disponibilidad tendré), así que pensé en poneros este cuentecito, porque la historia me daba pereza desarrollarla en fic como está mandado (y tampoco es tan importante). Con lo de los deseos intento demostrar una cosa, pero no la voy a decir, claro xD.
EliminarY sobre "qué raro que siendo princesa no supiera...", tú y Laura, por lo que he visto en las reviews, tendéis a sobrevalorar a los príncipes y princesas. No son o no tienen por qué ser cultos, instruidos, educados... En el pasado eran ellos los más analfabetos. La reina de Reino Unido, Isabel II, no tiene ni el graduado escolar. Frerot fue la representación más fiel de un príncipe medieval que he hecho aquí.
No soy Maxi pero casi, compartimos corazón XD.
EliminarNo es tanto que los tengamos sobrevalorados porque se nos antoja sino porque así lo hemos visto en la serie con casi todos los de la realeza, Abigail incluida. Que Frerot es otro cantar, eso seguro, pero hasta ahora fue el primero que vimos.
Bueno Peter Don Peter. No se si has visto los Dm. Hay está mi review y otras cosas más. Pero voy agregar lo siguiente a mi review ha hecha, cuando puedas revisa el Dm y me dices que opinas de lo que mande.
ResponderEliminarTiene mucha rima, parece una nana de mama ganso.
PD: saludos a todos y a laura esperando saber que fue de Nefazia.
Hola Scandal, gracias por la mención. Entre que AMT3 es largo, entre el trabajo, preparar un viaje y una boda y que el señor Maximiliano siempre me acapara en los ratos libres, me está costando terminar. Pero trataré de ser más firme, no sólo por ustedes sino por mí misma. Besos y gracias, no quito más espacio.
EliminarBueno,Peter,he hecho trampas,y he leído este fic primero que es mas corto,antes del fic navideño.
ResponderEliminarMe ha gustado bastante eatw fic. Tanto el estilo de cuento,sin diálogos,como la trama.
En cuanto a Gothel siendo el hada madrina de Midas,se mascaba la trágedia,jajaja.
Me ha parecido muy acertado que unieras lo de la maldicion de Midas,con el deseo de Cyrus.
Aunque me descolocó un poco lo de que Midaa concibiera a Abbigail después de tener esa maldición. Creo que habría sido mas fácil decir que,una vez concibió a su hija,pidio el deseo.
La referencia a Gus y a laa Sandersin,esta muy bien hilada.
Y que pena lo de la madre de Abbigail,qie final mas triste. Desaparece sin mas.
En fin,un fic entretenido y bueno,en el que sale un personaje que me gusto mucho en la t1 (Abbigail). En mi opinión,no tiene nada de malo ser la Katryn xD Tuvo su HE con Frederick,y fue valiente y fuerte para darse cuenta de que David y ella no se amaban,aun estando malditos. Ya me dirás si las sanderson tendrán fic propio,o no. Saludos!