miércoles, 2 de abril de 2014

Fan Fic: Once Upon a Time in Neverland 7


Regresamos a Neverland para conocer a un nuevo personaje cuya curiosidad asombrará al mismísimo Peter Pan.


Chapter 7: The star fall


NUEVA YORK, 31 DE DICIEMBRE DE 1982

L

as fiestas para despedir el año no llegaban hasta los barrios bajos de la gran ciudad de Nueva York. Un cielo oscuro defendido por nubes se cernía amenazante sobre los destartalados bloques de pisos entre los que caminaba un joven. Se encontraba mareado debido a las continúas farolas encendidas que se repetían una y otra vez coronadas por una aureola anaranjada que se agrandaba cuando enfocaba la vista. Comenzaron a caer unas gotas de agua que humedecieron más el ambiente de aquella última noche del año, podía sentir el frío pero estaba empapado en sudor, un sudor helado que le provocaba escalofríos bajo el jersey. Dos señoras se cruzaron en su camino y, a pesar del su visible mal-estado, el chico advirtió sus miradas de reprobación.

- Las comprendo, seguro que tengo toda la pinta de ser un yonki – Pensó el muchacho.
Llegó a un callejón y se adentró en él. Era bastante profundo por lo que pronto la única fuente de luz era la de un débil foco sobre la salida de incendios de un cine X. Miró el reloj, faltaba poco para la medianoche. Podía imaginarse a la gente en Times Square celebrando la llegada de 1983, para él no solo era el día de Año Nuevo, sino también el de su cumpleaños, el día en el que cumpliría diecisiete años.

- Me gustaría tener dieciséis para siempre – Dijo mirando al cielo.

Cogió su mochila y rebuscó entre las cosas que había reunido, sacó un espejo de mano con empuñadura blanca, una baratija de plástico que le servía para ver su aspecto.
La vida de fugitivo no le sentaba muy bien. Llevaba días sin ducharse, tenía el pelo sucio y grasiento y no se atrevía a tocárselo porque si se ensuciaba las manos no podría limpiarse los ojos que solían lagrimearle con la humedad debido a un accidente en su niñez que le había hecho valorar tener todos los órganos y apéndices. Mostró sus dientes blancos al espejo para comprobar si tenía aún su único hoyuelo en la comisura izquierda, temiendo haberlo perdido entre la mugre.

Sus tripas rugían pidiendo alimento, llevaba desde ayer sin comer y lo único que se había llevado a la boca el día anterior fueron una manzana y una pera que consiguió robar en la frutería, así que se abalanzó sobre el cubo de basura que había junto a él sin preocuparse de su dignidad. Estaba tan concentrado en su búsqueda que casi le dio un infarto cuando algo le tocó la pierna.

- ¡¿Qué narices?! –, se giró sobresaltado – mierda que susto, solo es un perro –. Era un San Bernardo, bastante bonito y sucio, como él – Lo siento chico – dijo acariciándole la cabeza – pero no tengo nada y de hecho, a ver cómo me limpio ahora la mano.

Prosiguió la búsqueda, volcó el cubo y rebuscó entre los desperdicios.

- ¡SI! – Gritó eufórico – lo encontré –. Era una lata de guisantes – parece que caducaron ayer pero a buen hambre no hay pan duro, eso me lo decía mi abuela que lo pasó muy mal en el 29 –. Le explicó al perro como si éste pudiese entenderle –. Ahora solo tengo que abrirla – sacó una navaja del bolsillo y procedió – Bon apetit.

Metió la mano en la lata y comenzó a comer, pero tan pronto lo hizo el perro empezó a aullar.

- ¿Tienes hambre? Siempre podemos compartirla – echó unos pocos guisantes en su mano y se los dio al perro, que ansioso volvió a aullar – Bueno está bien, te daré algo más – pero en cuanto volvió a bajar la mano el perro le atacó la otra, con la que sostenía la lata, arrebatándosela –. ¡Oye! Que yo también tengo hambre –, le gritó cogiendo la lata del suelo – te puedo dar… – El animal se abalanzó sobre él y le mordió la mano con saña, él gritaba de dolor mientras el perro ladraba y con rabia volvía a hincarle el diente –. ¡Suéltame! ¡SUÉLTAME! – Y por un segundo vio el peligro, el perro iba a morderle en el cuello y estaba seguro de que lo mataría, así que por puro instinto intentó apartarlo con la otra mano, con la que aun sostenía la navaja y sin querer, la hundió en su cuello del cual salió un chorro de sangre que dio justo en la cara.

El perro aulló y se alejó tambaleándose hasta caer muerto sobre un charco de sangre que crecía por momentos ante la horrorizada cara del chico.

- Yo no… – Afloraron las lágrimas en sus ojos y comenzaron a caer, mezclándose con la sangre del perro y con la suya propia que resbalaba de su mano. Recordó su herida y le echó un vistazo, le había dado un buen mordisco.

- Supongo que no me quedaba otro remedio – Se dijo a si mismo mientras cogía su mochila.

No tenía comida, pero antes de huir por los bosques de Maine se preocupó de coger algunos medicamentos para las heridas que pudiera sufrir. Aun tenia presente el encuentro con el oso cerca de Wellington. Cogió el bote de agua oxigenada y echó unas gotas en la herida, aguantando el dolor esta vez. Después cogió el pañuelo para todo y se la secó. Ahora venía lo difícil. Tomó aguja e hilo, enhebró y… Y estuvo seguro de que sus gritos delatarían su posición. Clavaba la aguja en su piel y pasaba el hilo por debajo de ésta para coser la herida, acción que tuvo que repetir varias veces para suturarla por completo. Quedó algo tosco pero era todo lo que se podía permitir. Después se aferró a la mochila, llorando desconsolado…

- Saldré de aquí, saldré de aquí – se repetía una y otra vez –. Sé que saldré de aquí y podré huir y… Yo lo sé, yo creo en ello.

Tan pronto como dijo esas palabras las luces se apagaron y todo quedó a oscuras, el frío se intensificó a la vez que su miedo. Al final casi se desmaya al ver unos brillantes ojos blancos en el aire.

- ¡¿CÓMO?! – Algo lo agarró y tiró de él hacia arriba – ¡NO! ¡NO! ¡¿QUÉ ES ESTO?! – Veía los altos rascacielos a sus pies, se movían a toda velocidad por el aire, ¡Estaba volando sostenido por una especie de sombra! De pronto el cielo se iluminó por los fuegos artificiales, había entrado el año nuevo. Sintió el vértigo de verse ante la inmensidad del cielo, sobre Times Square y temió chocar con un cohete, eso era lo que iba a pasar porque se acercaban a uno, iban a colisionar en 3, 2, 1… Cerró los ojos con fuerza y entonces… El ajetreo de la fiesta desapareció bajo él.
  
HACE MUCHO TIEMPO, EN EL BOSQUE ENCANTADO

Cuando llegaba el invierno a Hamelín, sus pequeñas casas de pizarra eran cubiertas de nieve, sus serrados olmos crujían en los fríos bosques y el agua del río se congelaba reflejando el añil del cielo del crepúsculo…Justo antes de que todo se volviera negro y oscuro.


El pueblo descansaba pero se divisaba un haz de luz entre tanta oscuridad por las viejas ventanas de la taberna. La nieve se acumulaba en el alféizar y una lechuza ululaba en la rama de un árbol cercano. Por la ventana se veía a un hombre de unos cuarenta años, de pelo cobrizo y canoso, barba abundante y descuidada, como la túnica remendada y arrugada de color gris. El maltratado por la vida, otrora rey, atractivo amante y feliz padre, el conocido entonces como el rey Ricardo no era más que un vulgar campesino de los bosques. Estaba sentado en la barra, alejado del resto del pueblo que había decidido reunirse allí para tratar un tema que estaba dando muchos quebraderos de cabeza en todos los reinos: La abundante desaparición de niños.

- Debemos descubrir quien se lleva a nuestros hijos e ir a buscarlos – decía un hombre enjuto con nariz de cerdo.

- ¡Mi hijo desapareció una noche y no me queda nadie que vaya al campo a trabajar! – Gritaba una mujer pelirroja un tanto histérica.

- Mis dos gemelos desaparecieron hace dos años y nunca se ha sabido nada – complementaba otra.

- Por lo que sabemos – dijo un anciano – solamente desaparecen los varones. Ninguna niña ha desaparecido misteriosamente.

- ¿Y quién se puede estar llevando a nuestros hijos?

- La pregunta no es quien, sino qué – dijo Ricardo desde su asiento sin levantar la mirada.

- ¿Acaso vos lo habéis visto?

- Vi como llevaba a mi único hijo a un destino peor que la muerte – se levantó – quién se lleva a nuestra prole es una bestia sin corazón que sólo busca corromperlos. Un monstruo enfermo y perturbado, por eso su interés es exclusivo en los niños, las niñas no son… “Útiles” para él. Y también puedo aseguraros que es estéril buscarlos, ni ellos ni él aparecerán jamás.

- No me creo una palabra – Dijo el hombre enjuto.

- ¿Recordáis a Steel, el herrero? ¿Recordáis como encontraron su cuerpo? – Le preguntó el antiguo rey al hombre.

- ¿Fue él?

- Pondría mi brazo tatuado en el fuego – Aseguró mostrando un tatuaje de un león en su brazo izquierdo.

- ¿Nos estáis diciendo entonces que debemos olvidar a nuestros hijos?

- Ese ser se llevó a mi hijo hace muchos años, no lo he olvidado pero si mis posibilidades de encontrarlo.

- ¡Tonterías! – Gritó un hombre – Yo sé donde puede estar esa bestia, seguramente donde todas las demás se esconden.

- ¿Te refieres al Bosque Prohibido? Pero allí vive la que no debe ser nombrada – Dijo la mujer pelirroja.

- Por eso mismo, ¿Quién sino daría cobijo a un ser del averno? Allí ha de estar. ¡Abogo por tomar el bosque, acabar con todo el que more en él y matar a esa bruja! ¡¿QUIÉN ESTÁ CONMIGO?!

- ¡YO! – Gritaron los campesinos al unísono.

- Es un suicidio, ya es una locura intentar buscarlo pero ¿Enfrentarse a Maléfica? Ella acabó con el Ser Oscuro, suerte tenemos de que no consiguiese sus poderes.

- ¡Si no estáis con nosotros, estáis contra nosotros majestad!

- Si lo estuviera no os habría dicho lo que sé.

- Pues lo que sabe no nos ayuda. ¡HAY QUE MATAR A LA BESTIA!

- Esa bestia feroz cualquier día atacará – Gritó un hombre.

- Devorará a nuestros hijos con su instinto criminal – Dijo la mujer pelirroja.

- Nuestros hijos están perdidos si Luzbel vuelve, ¡Empuñemos las armas ya!

Los aldeanos salieron en tropel de la taberna y en poco tiempo todos los hombres estaban reunidos en la calle principal con azadas, hoces, antorchas, cuchillos… Cada uno con el arma que había podido encontrar en su casa. Las mujeres y los niños observaban desde las ventanas y despedían a sus maridos como si marchasen a la guerra.

- ¡LÍBRAREMOS A LA ALDEA DE ESA BESTIA QUE AL ALBA MORIRÁ!

La comitiva se encaminó a la salida del pueblo, avanzaron sin cesar entre nieblas y tinieblas a través de un negro bosque aterrador, el Bosque Prohibido.

- ¡No dudéis en disparar las salvas que sean necesarias si…! – Una voz que resonó por todo el bosque ahogó el final de la frase. Parecía salir de los mismos árboles, como si llevase siglos ahí, latente, como el monstruo que creían que había mandado.

- Sé qué os estáis preparando para luchar – Dijo una voz fría y clara.

Los campesinos gritaron y buscaron como locos el origen de aquella voz.

- Ha sido mucha vuestra osadía y pretensión que habéis demostrado, mas vuestros esfuerzos son inútiles, no podéis combatirme, dad la vuelta mientras podáis y olvidaos de mí y de éste bosque.

- ¡No te tememos bruja! – Gritó el líder de los campesinos – Observa el temor que nos causas – Y con su antorcha empezó a quemar los árboles –  ¡Pronto tú y esa bestia no seréis más que cenizas!

- Idiota, esa bestia no se esconde aquí y ¿De verdad creéis que podéis vencerme? ¡A MÍ LA EMPERATRIZ DEL MAL! Y además con fuego…

Las estrellas se ocultaron tras las nubes que comenzaron a formarse, el viento helado golpeó con fuerza a los campesinos y las llamas de los árboles que ardían pasaron del naranja ardiente al verde turbador.

- ¡Una selva de mortales espinos será vuestra tumba! ¡Atravesad el cielo en una nube de perdición y sobre esa turba aulladora derramad mi maleficio! Esa será mi maldición.

El suelo comenzó a temblar y de la tierra emergieron zarzas afiladas cuyas ramas encantadas se dirigían a los campesinos, y cuyas púas eran disparadas hacia los cuellos de los mismos.
  
NEVERLAND

Tenía los ojos cerrados, por lo que no vio como atravesaba una estrella llevado por la sombra, pero aún así, advirtió el olor a salitre del mar que sobrevolaban de camino a la isla. No los abrió hasta que cayó sobre la tierra húmeda del interior de la selva.


- ¿Pero qué…? – Miró a su alrededor muy sorprendido –. Es imposible, yo estaba en ese callejón y un fantasma me, ¿me ha traído volando a la jungla? Debo de estar soñando, sí, eso debe ser, seguramente me desmayé por el hambre o por el dolor o por las dos cosas y esto es producto de mi imaginación. Aunque parece muy real – Añadió al ver que la fea mordedura del perro seguía en su mano junto al dolor.

Se acomodó contra un árbol tomando su mano, acariciándose la herida con los dedos, pasando las yemas sobre la cicatriz con mucha suavidad.

- Será mejor que descanse, y cuando despierte estaré de nuevo en Nueva York… Y así se quedó dormido.
Cuando despertó comprobó que estaba amaneciendo, al igual que cuando se había dormido.

- Me quedé sobado, pero no creo haber dormido durante todo un día.

- No lo has hecho – Respondió un chico sentado a su lado.

- ¿Quién eres tú? – Preguntó ¿Y por qué vistes así? – Añadió al ver los agrestes ropajes del otro.

- ¿Así como? – Reclamó mirando el atuendo del muchacho con curiosidad, nunca había visto ropajes así.

- Pareces un salvaje, como Víctor de Aveyron.

- No sé quién es, yo soy Peter Pan – se presentó tendiéndole la mano con alegría.

El muchacho levantó una ceja con escepticismo – Claro, Peter, y supongo que esto es Neverland ¿No?

- Exacto.

- El dolor de la mano me ha trastornado o eso o… Y de repente, una almohada apareció junto a ellos ¿¡Qué ha sido eso!!

- Has hecho aparecer una almohada ¿Mas cómo? – Preguntó Pan tomando el objeto.

- Yo… sólo pensaba que estoy soñando.

- No estás soñando, esto es real, Neverland existe.

- ¿Existe? – Miró a su alrededor Pero… Oh Dios mío, es… Es increíble, pero ¿Cómo? ¿Y tú eres real? – Puso su mano sobre la mejilla de Pan, que le cogió la mano y le miró la herida.

- ¿Tú te has curado esto solo?

- Sí, mi abuelo me solía cantar una canción cuando me hacía heridas – acarició la abertura suturada Decía: Brilla linda flor. Dame tu poder… Vuelve el tiempo atrás, torna lo que ya fue. Cura el daño ya, cambia el azar, el sino trúncalo… Torna lo que ya fue… Y como por arte de magia la herida cicatrizó ante la estupefacción del muchacho Pero ¿cómo?

- ¡¿Cómo has hecho eso?! – Preguntó Pan sorprendido.

- No lo sé ¿Qué he hecho?

- Magia, mas… No es posible, vienes de una tierra sin ella. 

- Todos estos años he deseado que fuese real y… Y siempre pensé que eran simples fantasías – Dijo mirándose las manos con emoción.

- ¿Cómo puedes poseer magia? – Peter cogió la mano del chico y unió su palma con la de él 
– La siento – dijo llevando la mano a su pecho.

- Yo también – lo secundó el otro.

- Es increíble.

- Pues si es increíble para ti que eres Peter Pan imagínate para mí.

Pan se echó a reír.

- Hacía siglos que no reía, de hecho creo que nunca me he reído de esta forma.

- Me alegra haber sido yo quién lo ha provocado – afirmó el chico.

Peter sonrió.

- Me llamo James por cierto, James Hargreaves.
 

BOSQUE ENCANTADO
 
- Jocelyn aprisa, despierta – Ricardo estaba fuera de sí.


- ¿Qué ocurre? – Preguntó su esposa aún medio dormida en el camastro, el único mueble de la humilde choza en la que vivían – Vas a despertar a Gwyn – le dijo acariciando la cabeza de la niña que descansaba a su lado.


- Es lo que pretendo, tenemos que irnos ya.


- ¿Qué ha pasado?


- Los campesinos han entrado en el bosque, quieren matar a Maléfica, tenemos que irnos antes de que el fuego de esa bruja nos alcance, van a quemar el bosque.


- ¿Pero a dónde iremos?


- A cualquier sitio, rápido prepara un hatillo con lo imprescindible, Gwyn mi amor – Cogió a la niña pequeña en brazos Descansa con padre, todo va bien.


Revolvieron lo poco que había en la choza y salieron, no habían dado siquiera dos pasos cuando alguien habló tras ellos.


- ¿A qué tanta prisa?


No era la voz de Maléfica, sino la de un niño.


- Malcolm – Musitó Ricardo con rabia.


- Cuanto tiempo, fíjate, hasta has sustituido a tu familia – Dijo Pan acercándose a Gwyn.

Ricardo se abalanzó sobre Pan y lo empujó contra el muro de la choza – No se te ocurra tocarla.


- No te preocupes, las niñas no me interesan, aunque siempre podría asfixiarla – Susurró Peter arqueando las cejas, sabía que Ricardo captaría la indirecta sobre Clara.

- Estás enfermo.


- Mírate Ricardo, te sienta tan mal no llevar corona sobre la cabeza ni ordenar latigazos.

– Y Pan lanzó al antiguo rey por los aires con un movimiento de su mano. 

- ¡Jocelyn huye! – Gritó Ricardo.


Jocelyn comenzó a correr pero Peter hizo que las ramas de los árboles la retuvieran, dejando a Gwyn caer al suelo.


- ¡DÉJALAS! Tu deuda es conmigo.


- Qué cobarde, prefieres morir antes que ellas para no sufrir de nuevo.


- No voy a morir porque haremos un trato.


- Gwyn corre, huye – Susurró Jocelyn a la niña pequeña.


- Creo que te equivocas de persona – Respondió Peter al rey.


- Lucharemos en un duelo a espada – Siguió Ricardo ignorando a Pan Sin magia, sin volar, solos tú y yo, hombre a hombre.


- Oh, pero es que yo soy un niño.


- ¿Niño? Si debes tener un par de años menos que yo.

NEVERLAND


Peter y James caminaban por la selva hacia el Árbol del Ahorcado, mientras el primero le explicaba al entusiasmado recién llegado todo lo que le preguntaba.

- James tú ¿Tenías padres? – Preguntó Pan.

- Sí pero… Preferiría no haberlos tenido.

- ¿Por qué?

- Ellos eran… eran unos yonkis – Respondió con dudas de cuanto debía contar.

- ¿Qué es un yonki?

- Una persona adicta a una sustancia perjudicial que hay en mi “mundo” – Le resultaba extraño referirse a la Tierra con ese término, y más aún hablar con alguien que no sabía lo que eran las drogas Mis abuelos me criaron, pero cuando murieron tuve que volver con mi madre y ella… Ella… No sé cómo decirlo.

- No hace falta que lo hagas si no quieres.

- Gracias.

Hubo un silencio bastante incómodo.

- Oye Peter, ¿Quiénes son tus padres? – Tenía curiosidad, ¿Cuánto se parecería ese Pan al de Barrie?

Peter le miró a los ojos, fue una mirada un tanto extraña que James enseguida supo comprender En el fondo pensó que no era más que un lost boy más.

- Tuve unos mas me vendieron a un herrero para el que no fui más que un esclavo.

- Lo siento.

- No tienes por qué, creo que es más doloroso convivir con alguien que no te quiere como tú tuviste que hacerlo.

El silencio de James animó a Peter a continuar.

- Nunca tuve nada y durante la niñez, mientras los otros niños jugaban yo solo podía trabajar, y cuando los demás crecieron y conocieron el amor, yo solo albergaba sentimientos de rabia, resentimiento, odio y…

- Y deseos de venganza – Completó James.

- ¿Cómo lo sabes?

- Mi madre no podía pagar mi escuela, embargaron nuestra casa, no tenía para vestirme… Podría haber intentado suplir todo eso con su amor pero prefería humillarme y reírse de mis sueños, prefería burlarse de mi imaginación y… Y ahora me consuela que finalmente recibiera su merecido, el bien siempre gana – Dijo moviendo la cabeza repetidamente con un ligero temblor en el labio – Perdona, sólo me pasa cuando hablo de ella.

- Yo me preguntaba lo mismo día tras día. ¿Por qué me vendieron? ¿Acaso no me querían? Me aferré a que tuvieron que hacerlo por necesidad pero finalmente descubrí la triste realidad, no eran más que unos desgraciados.

- ¿Los encontraste?

- Y los maté – Dijo Pan fríamente Cuando descubrí quien era mi madre fui hacia ella y la castigué hasta que murió. Acabé con todos ellos.

James puso una mano en el hombro de Peter Yo hubiera hecho lo mismo, no merecían otra cosa pero, no tuve ocasión. No creo que haberlo hecho me hubiese convertido en alguien malo pues, ellos eran los malos.

- ¿Sabes? Ningún lost boy sabe mi historia, bueno sí, Felix la sabe, él fue el primero, sin embargo contigo es distinto, tenemos una conexión especial.
James sonrió extrañado.

- Mira – señaló Peter Hemos llegado – Se acercó al árbol y golpeó con los nudillos como quien llama a una puerta ¡Vamos muchachos! – Gritó.

Entonces los lost boys aparecieron como salidos de la nada.

- Hoy recibimos a un nuevo miembro – Peter colocó su mano sobre el hombro de James que lo miró de reojo, medio molesto, medio abrumado Cuyo nombre es…

- Rufio – Dijo James Soy Rufio.


                                                    BOSQUE ENCANTADO



Peter y Ricardo estaban frente a frente, ambos mirándose con odio.


- Hoy vengaré a mi hijo y a mi esposa.


- Hoy morirás – Dijo Pan con tranquilidad.


Ambos se movían trazando un círculo ante la entrada de la choza hasta que finalmente el antiguo rey se decidió a atacar.


Golpeaba su espada contra la hoja de Pan, era increíble pero el chico tenía una gran destreza en la batalla.


- Muy mediocre para ser un rey – Se burló Peter.


Ricardo volvió a embestir. Pan se echó al suelo y rodó hasta la puerta donde consiguió volver a ponerse en pie, ahora le tocaba atacar a él. Ricardo usó su espada de escudo mientras él golpeaba la hoja una y otra vez con los ojos desorbitados y una sonrisa endiablada en su boca. Ricardo dobló la rodilla y cayó al suelo.


De pronto, Jocelyn le gritó algo. Peter quitó la vista del rostro de su contrincante por un segundo y miró hacia abajo. Levantó la mirada justo a tiempo para ver como la hoja de la espada contraria se clavada en su estómago. Tocó el filo sonriendo. Entonces, cogió la hoja con firmeza y tiró de ella.


- ¿De verdad crees que puedes matarme? Yo soy inmortal mas tú no – Dijo haciéndole un pequeño arañazo a Ricardo en la mejilla.


- ¿Qué haces? – Preguntó Ricardo.


- La hoja de mi espada está… envenenada, con la sombra de los sueños.


- ¿Has hecho trampas?


- Soy novato en esgrima, ¿Cómo iba a enfrentarme a ti sin una ligera ventaja ponzoñosa?

- ¡Bastardo!


- No eres el más indicado para decirlo. Guarda tus energías, pronto tu piel arderá, tus venas explotarán y cuando el veneno llegue a tu corazón, morirás. Tal cual lo hizo tu viejo subordinado, el capitán Jones.


- ¿Qué?


- Sí, vinieron a Neverland  por la planta.


- La planta de oro, la necesitábamos para curar a nuestro ejército y a mi esposa que no podía tener más hijos – Ricardo cayó al suelo, arrodillado ante Pan.


- ¿Y crees qué te la iba a dar? No, los engañé – Pan disfrutaba de ese momento, le encantaba tenerle a sus pies Les dije que buscaban una planta distinta y ese idiota se envenenó para probar su lealtad hacia ti.


Momentos después Peter cogió la espada y la clavó en el vientre del rey.


- ¿Recuerdas los cien latigazos que el Caballero Negro me dio? Fue una tortura atroz, por lo que me encargaré de que lo sientas.


Pan hizo que los árboles soltaran a Jocelyn.


- ¡NO DÉJALA!


Peter metió la mano en el pecho de la mujer y le arrancó el corazón, ella corrió hacia Ricardo pero cayó al suelo en cuanto Pan comenzó a estrujarlo.


- ¡NO!


Muriendo a escasos metros de su marido.


- Ahora morirás solo, y cuando el fuego de Maléfica llegue hasta aquí tu cadáver se cremará y nadie recordará a Ricardo Corazón de León – Peter nunca había sentido tanto placer como en ese momento.

NEVERLAND



- ¿Cómo es el nuevo? – Preguntó Felix a Peter.

- Diferente, no es como los demás.

- ¿En qué sentido?

- No sabría decirte – Mintió Pan a propósito Mira lo que tenía en su mochila – Dijo enseñándole un yo-yo Curioso ¿Verdad? Jamás vi uno de estos.

- ¿Qué más tiene? – Preguntó Felix jugando con el yo-yo.

- Un retrato, va vestido muy extraño, todo de blanco y con una especie de sartén en la mano, mira detrás hay una inscripción: “California, Junio 1980, Campeonato Nacional de Tenis.

- ¿Qué es el tenis? – Preguntó Felix.

- Se lo preguntaré – Dijo Pan rebuscando en la mochila para sacar un recorte de periódico ¿Y esto? – Su expresión cambió radicalmente.

- ¿Qué ocurre?

Sobre la foto en blanco y negro de James podía leer el titular condenatorio: “James Hargreaves escapa del Hospital Psiquiátrico Infantil St. Norbert, Maine”.

- ¿Qué es eso? – Preguntó Felix.

- Nada, no es nada – Le dijo Pan ocultando el recorte, demasiado consciente de lo que acababa de ver.


                                                    BOSQUE ENCANTADO


Gwyn caminó toda la noche, no miró hacia atrás ni una sola vez. Cuando llegó el alba siguió caminando y solo cuando el sol sofocante estuvo en lo alto y sus fuerzas se agotaron por completo, se dejó caer en el camino.


Dos hombres que pasaban por allí la vieron.


- Está deshidratada – Dijo uno de ellos.


- Debemos llevarla al campamento – Dijo el más joven.


- ¿Estás seguro Michael?


 - Mírala, es sólo una niña.


- Lleva un tatuaje – Dijo el otro Es un león ¿No?
 

Michael cogió a Gwyn y se internó junto a su compañero en el bosque obviando el cartel que tenían a pocos metros, en el que se podía leer “Bosque de Sherwood”.

11 comentarios:

  1. Hola primera en comentar !!! me eennccaannttoo!!! fue la fan fic de Neverland que más me gusto hasta ahora .Es que adoro cuando peter pan se pone taaan! villano!! je!je. y la parte que dice ¿De verdad crees que puedes matarme? yo soy inmortal más tú no.Bueno como siempre te pasaste peter un gran trabajo te mandaste sigue así ;D

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    1. También es mi preferido por el momento, tenía que venir alguien a alegrar el cotarro xD. ME alegra que te guste Anna :)

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  2. Me ha gustado muchísimo!! Cada capítulo me sorprende más. Me encanta este fan fic ya que Peter Pan era mi personaje favorito y me dio pena que muriera (sé que era necesario porque era demasiado perverso) y esta es una forma de que siga con nosotros. Me encanta como estás desarrollando la historia y ya estoy con ganas de más.

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    1. Me gusta que te guste Blanca Luna xD. La historia va a dar muchas sorpresas a partir de ahora y Pan puede que también...

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  3. Una aclaración curiosidad:
    Gwyn, la hija del rey Ricardo Corazón de León, es también la bisabuela de Robin Hood O.o

    También hay una película llamada "La princesa de Sherwood" cuyo personaje principal es Gwyn, la hija de Robin Hood, de ahí saqué el nombre. Sólo que en vez de hija es bisabuela.

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  4. Amo a Peter pan incluso en su faceta de chico malo lo amo, me dolió mucho cuando murió pero debía morir fue una pena, esta súper genial el fan fic me emociono demasiado cuando vi de regreso a Peter pan aunque me gustaría verlo actuando claro. Pero aun que se por escrito lo seguiré.

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    1. Muchas gracias por engancharte sakurita-chan xD. Y vaya susto me has dado cuando he visto 18 comentarios O.o!!!

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    2. Lo siento es que hubo un error con mi compu y se mando el mismo mensaje un buen de veces

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  5. ¡Qué raro, qué sorpresa! ¡Qué raro muertes sangrientas en el relato de mi amigo Peter Pan juajuajuajua!

    Me imaginé todo con la misma claridad de siempre, sobretodo lo del perro violento y su muerte, qué impresión. Muy trágico también lo de la familia del pobre Ricardo, y muy original el giro de que el mentiroso no era el Rey sino Peter, no lo esperaba.

    Cada vez que aparece Maléfica disfruto mucho, y por si no te has dado cuenta, convertiste a Peter Pan en un hombre de acción que actúa, en lugar del eterno charlatán de la serie, que al final no mató a nadie más que a Félix. ¡Te felicito por eso! Y como siempre, destacan todas las Frases Disney.

    Al principio creí que el chico era mi Amor Baelfire, pero no tardé en darme cuenta de que era Rufio. No entendí por qué le cambiaron el nombre si se llama James.

    Esta vez tardé demasiado, pero sabes que nunca fallo, igual que Peter Pan jeje. ¡Muchos besos, señor Macabro!

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    1. Laura Laura!!! xD. Pensé que te habías olvidado de mi.
      No te preocupes que ha sido la penúltima muerte macabra del fic, te lo prometo como la trucha al mero xD.

      ¿Qué el rey no era Ricardo sino Peter? Ay no me digas que me he equivocado al escribir O.o No Peter no tiene nada que ver con la realeza O.o (aunque vamos a ver pronto a su madre).

      Y Maléfica nos acercamos mucho a ella, y dentro de pocos capítulos la vamos a ver con Aurori.

      Me tendrás que ir contando que te parece Rufio que se puede decir que va a ser co-protagonista...

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    2. ¿Cómo me voy a olvidar de mi dulce hermanito? ¡Jamás! Pero me cuesta tener tiempo seguido para leer, y encima tardo jeje.

      Tranquilo que no escribiste mal, sólo entendiste mal. Dije "el mentiroso no era el rey sino Peter" porque en el 3x05 parece que el rey de Hook le mintió y Peter dijo la verdad, y aquí tú demuestras lo contrario.

      Rufio me cae bien, NO ME MATA TAMPOCO, pero me cae bien.

      ¡Besotes!

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