Fan fic: Operación Anaconda (Parte 5)

"Doble visión" es el título del quinto capítulo del fic de Amanda Celia, ¿te vas a perder cómo continúa la historia?


Abrió los ojos de golpe. Seguía estando en su habitación en el hospital de Storybrooke. Solo había sido un sueño, una pesadilla… ¿O no?

Aún no podría recordar nada, todo seguía siendo un gran agujero negro para ella. Pero tal vez ese sueño… ese sueño podría haber sido un recuerdo; todavía podía sentir el olor de laboratorio que había de él.

Miró el reloj. Las 3:16 am. Era muy tarde, o demasiado temprano. Fuese como fuese era algo que tendría que esperar al día siguiente para hablar con Archie. Se dio media vuelta y se acomodó para dormir.

Estaba por dormirse cuando le gritaron:

“¡No! Tú no puedes dormir, no tienes permitido hacerlo, tenemos órdenes de no dejar que duermas. ¡Despierta!”

Era la tercera noche sin poder dormir. Así era desde que la habían trasladado a ese nuevo lugar. Era diferente. La otra habitación tenía una cama, estaba bien iluminada y todo estaba pintado de blanco. Esta otra era más lúgubre. Tenía una sola lámpara que iluminaba muy poco, la pintura en las paredes estaba descascarada, tenía un espejo en una de ellas, por lo que sabía que estaba en una Cámara Gesell. También había allí una mesa y una silla en el centro, en donde la mantenían encadenada y no le permitían dormir.

“¿Hasta cuando me tendrán así?” Preguntó Regina en un suspiro.

“Hasta que nos digas lo que queremos saber. Así que o nos lo dices, o no vuelves a dormir en tu vida” Dijo uno de los guardias de turno.

“Ya les he dicho un millón de veces que no sé de qué hablan.”

“Por favor señorita Mills, no tenemos por qué pasar por esto” Dijo el jefe entrando. “¿Por qué no nos salteamos la parte en la que lo niegas todo? Tenemos en nuestro poder videos en los que sale haciendo magia. ¿Qué tal si pasamos directo a la parte en la que nos dice quién más puede hacerlo?”

Regina se puso seria y miró fijamente al hombre como si lo desafiara. Esbozó una sonrisa malévola y dijo: “Nunca les diré nada”

En la mañana siempre era la misma rutina: Whale despertaba a Ruby en su habitación del hospital con un nuevo ramo de flores, luego llegaba su abuela con el desayuno preparado en Granny’s para ella. Se quedaban discutiendo alrededor de 20 minutos de que si tenía que comer eso o no, que tenía que comer la comida del hospital, que eso no era comida, que debían obedecer las instrucciones del médico, que era su nieta y sabía cómo cuidar de ella y así hasta que Ruby los separaba y como siempre la discusión la terminaba ganando Granny, por lo que comía su desayuno.

Así eran todas las mañanas desde que había vuelto a Storybrooke. Las tardes en cambio solían cambiar, pero esa tarde sabía muy bien lo que ocurriría: tenía que hablar con Archie por su sueño.

Había soñado con una habitación, una sala llena de lo que parecían médicos, estaban todos alrededor de una mesa de quirófano. No podía ver nada de lo que hacían pero sabía que no era nada bueno. Ella estaba sobre una camilla acostada, no podía moverse, estaba asustada y mareada. Por alguna razón quería detener lo que estaba ocurriendo en ese lugar.

“Es curioso” dijo el pelirrojo cuando oyó el relato.

“¿Curioso?” respondió la chica “¡Es espeluznante!”

“Sí, lo es, eso no lo dudo. Pero también es curioso el modo con el que opera la mente. Eso bien pudo ser nada más que un sueño, pero tú pensaste enseguida que era un recuerdo. Estabas sugestionada con la información que daba la nota.”

“Sí, bueno al principio lo pensé pero ahora lo sé, estoy segura de que eso era un recuerdo” Dijo la muchacha con mucha ansiedad.

“Mira, te diré lo que haremos: de momento no nos preocuparemos demasiado, no tenemos pruebas contundentes de que lo que cuentas haya ocurrido realmente, has estado bajo un gran estrés últimamente, estaremos pendientes y alerta de cualquier otro sueño o recuerdo que puedas tener. Si no vuelve a ocurrir nada como esto no habrá que preocuparse, ahora si ocurre de nuevo… ya lo veremos en su momento.” Dijo el doctor tratando de no preocuparla “Por ahora trata de descansar que si todo sale bien, me han dicho que mañana te darían el alta.”

La observaban desde afuera, a través del vidrio unilateral que estaba en la pared. Se tambaleaba en la silla, se caía, cabeceaba, pero nunca dejaban que durmiera por más de 30 segundos. Estaba exhausta, necesitaba dormir, pero no dejarían que lo hiciera si no les daba lo que querían y no podía dejar que le sacaran la información que tenía. No podía dejar que alguien más pasara por lo mismo o más que ella, y estaba más que segura que ese “alguien” sería Gold, si se enteraban de él. Si bien a ella le importaba muy poco lo que a él le ocurriera, sabía que no dejarían que se fuera por más que les dijera todo lo que querían.

“¿Cuánto tiempo más crees que resista?” dijo la mujer morena que la observaba de afuera.

“No lo sé. No debería tardar mucho más, ya lleva tres días así.” Dijo el hombre que la acompañaba, el jefe.

“¿De veras crees que lograremos quebrarla de este modo?”

“Eso espero. No me gustaría hacerlo de otro modo y que luego no nos sirva para la siguiente fase del plan”

“Tal vez podemos probar con otros métodos” insinuó ella.

“Si llega a cuatro días sin dormir y sigue sin cantar nada, solo ahí dejaré que lo hagas con tus métodos. Hasta entonces quítenle la comida y que no beba ni una gota de agua ¡Y que no duerma!”

¿Cómo podía ser que Archie dijera que no tenían nada por lo que preocuparse? ¿Acaso no se daba cuenta de que si eso no era un sueño, era un recuerdo y que podrí estar pasándole lo mismo a Regina en esos momentos? ¡Quién sabe qué le estarían haciendo!

No podía dejar de pensar en eso, en su mente seguía rondando esa conversación, ese recuerdo o sueño. De pronto oyó una voz amiga que la trajo de vuelta a la realidad en la habitación del hospital desde sus pensamientos.

“¡Hey! Ruby…” decía por tercera vez.

“¡Eh! Chico… ¿qué haces aquí?”

“Nada, quería venir a verte, ver como estabas.”

“¿No viniste ayer por eso mismo también?”

“Bueno, sí…”

“¿Hay algo que quieras preguntarme, Henry?”

“¿De veras no recuerdas nada de nada?”

“Ya no sé…” dijo ella suspirando.

“¿A qué te refieres?”

“A nada, no te preocupes.”

“¿No recuerdas nada de mi madre?”

“Lamento no poder ser de más ayuda” dijo la muchacha negando con la cabeza.

“Está bien Ruby. Me alegro que estés bien.”

Había pasado ya la cuarta noche y como ya había ordenado el jefe, no le habían dado ni una miga de pan, ni una gota de agua.

“Por favor… ¡Ya déjenme dormir!” Dijo muy irritada Regina.

“Solo cuando nos digas lo que queremos saber”

“No les diré nada, nunca. Así que, ¿qué tal si nos saltamos la parte en la que tratan en vano de hacerme hablar y me matan de una vez?”

“¡Oh!, porque eres mucho más útil viva, al menos por el momento.” Dijo el jefe desde la puerta.

“Pero ¿po-”

“Llévenla a su habitación, ¡Ahora!” Gritó el hombre.

Habían dejado que durmiera, por fin luego de cuatro días podría dormir. No le importaba el hambre o la sed que sentía, en ese momento era mucho más fuerte su deseo por dormir.

El jefe se acercó a la mujer morena y dijo “En cuanto despierte… tienes mi permiso para hacer lo que prefieras y creas que es necesario para que hable.”

“Como ordene señor” dijo la mujer sonriéndo con una gran sonrisa malévola. Llevaba todo ese tiempo esperando el momento en que dijera eso.

“¡Ah! Y una cosa más… No me importa lo que le hagas, en tanto quede viva y sirva para la siguiente fase del plan, ¿Me entendiste Tamara?”



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