Review del 1x19: The Return

Os traemos la review de uno de los capítulos más emocionantes de la temporada,el  maravilloso episodio 1x19 The Return. ¡Esperamos que os guste!

Amanece en la posada de la Abuelita, poco a poco se nos va mostrando la habitación en la que se aloja el huésped más intrigante de todo Storybrooke, August Wayne Booth, que inesperadamente cae de la cama aquejado de un fuerte dolor en su pierna izquierda. Rápidamente, recupera la compostura  y decide llamar a Henry para poner en marcha la ya retrasada operación Cobra.

August se reúne con Henry frente la tienda de Mr. Gold

y mientras el chico distrae al propietario con la excusa de estar buscando un regalo para Mary Margaret, el astuto Booth entra a buscar cierto objeto por la puerta trasera, que da directamente a la oficina. Pero, si no puede ocurrir nada en el pueblo sin que él lo sepa, mucho menos en su propia tienda, por lo que el mismo Gold es quien le interrumpe ofreciéndole su ayuda, provocando la inquietud de August que rectifica,  puesto que lo han pillado, diciendo que sólo buscaba unos mapas.

Emma acude al hospital para visitar a Kathryn con la esperanza, de que haya visto algo y pueda ayudarle así a indentificar a su captor. El Dr. Whale le informa con extraño gesto, de los interrogatorios que están teniendo lugar en el laboratorio, para ver quién ha sido sobornado para falsear las muestras de ADN. ¿Habrá sido él?

La siguiente escena es otra lucha de egos entre Gold y Regina, que ha ido a reclamarle lo que según ella, ha sido romper su trato. Pero no ha llegado el día aún en el que nuestro trajeado villano se quede sin palabras y es que este hombre tiene la respuesta apropiada para todo, por lo que con su gran ingenio, se ha ceñido lo más estrictamente posible a las condiciones del trato, que le han habilitado para que Kathryn desapareciera y no tuviera que matarla, siendo éste también un suceso de lo más trágico. 

Aunque a mi parecer hay algo sutil pero mucho más importante que todo lo anterior sobre ésta escena, y es que si Rumpel nunca pierde, tuvo que tener un motivo de peso para ayudar a Regina a provocar la maldición. Y otro, que es el que más me intriga, aún más importante, que le ha llevado a ponerse en su contra para ponerse ahora de la de Emma.

Estamos en el cuento ahora, en el  pueblecito donde viven Rumpel y Bae, en el que éste último cae ante un carro, distraído mientras jugaba con la pelota. Al principio el hombre se muestra algo enfadado y le ayuda a levantarse mientras le reprime por cruzar la calle de esa manera. Pero su tosco comportamiento no dura mucho, y cambia a una amabilidad extrema en cuanto se da cuenta con el hijo de quién está tratando, aunque ya es demasiado tarde pues lo ha presenciado todo su sobreprotector padre y no tarda en darse cuenta de por culpa de quién han herido y casi atropellan a su hijo. 

Me gustó la original forma en la que acaba con el hombre y no es que sea una desalmada, sino que me hace gracia ver al tan tranquilo y bromista Rumpel, realizando, siempre con una sonrisa en la cara, toda clase de fechorías, pero tiene que ser doloroso un pisotón de éste, más aún si antes te ha reducido a caracol.

En casa de Mary Margaret, está teniendo lugar su fiesta de bienvenida, en la que se encuentran presentes la mayoría de protagonistas, menos Regina, por supuesto, y el avergonzado David que aunque llame a la puerta no es bienvenido. Después de que Henry le comunique a la maestra el apoyo de toda la clase y de que le dé su regalo, el inteligente Gold se acerca a Emma para preguntarle lo que sabe sobre el extranjero, pero no consigue nada positivo. Por lo que decide forzar la cerradura de su habitación en el hostal para averiguar por su cuenta lo que pueda. Dentro encuentra la ya conocida máquina de escribir que August utiliza, y unos dibujos muy significativos de las páginas del libro de cuentos, entre el que se encuentra un croquis de la daga capaz de quitarle los poderes, que también lleva su nombre.

De vuelta al cuento, Rumpel intenta curar con magia la herida a su hijo, que se niega rotundamente, confesándole que él solo desea recuperar a su padre y que las cosas fueran como antaño. Sin embargo, su padre no opina lo mismo, y se muestra orgulloso de su nuevo poder, mientras le argumenta a su hijo que de esta forma, puede protegerle mejor. 

Pero Rumpel tiene un hijo muy poco fácil de desalentar y le hace prometer que estaría dispuesto a renunciar a sus poderes si Bae encuentra un modo. En medio de la conversación anterior, interrumpe para llevarles la sopa, la criada muda, algo que tendrá sus consecuencias más adelante.

En Granny's, Emma se reune con Sidney y le recrimina  que la estuviese espiando para Regina, mediante el micro que encontró en el jarrón que le regaló. Sydney le dice que Regina es una gran mujer, y es entonces cuando Emma entiende que está enamorado, pero aún así, le da la opción de rectificar poniéndose de su parte para que no se hunda con ella, algo a lo que él no accede.

Otra vez en el cuento, Rumpel sale acompañado de Bae a resolver algunos asuntos, y le anima a jugar con otros niños mientras él termina. Pero por desgracia, todos le temen debido a las terribles acciones de su padre. Todos menos Morraine, que cuando Bae le explica el problema que tiene con su padre, le comenta que hay un ser muy poderoso llamado Reul Ghorm que sería capaz de solucionarlo.
Cuando Rumpel vuelve, ella se va, y éste le pregunta a su hijo por qué su amiga no quiso acercarse a saludar, a lo que Bae responde que le tienen miedo. Después de que Rumpel vuelva a preguntarle por qué, Bae le dice que tiene la bota manchada de sangre 

y Rumpel reconoce que tendrán que buscarse una nueva criada, porque acaba de matar a la otra por exceso de información.

En Storybrooke, August visita a la Madre Superiora en el convento seguido por Mr. Gold. Cuando finaliza su conversación, Gold se acerca a ella para indagar, y le responde que, pese a haber  encontrado a su padre, no sabe como retomar su relación con él.

De nuevo en el cuento, Bae se adentra en el bosque en busca de Reul Ghorm, el poderoso ser que podrá ayudar a su padre. Pero quien aparece no es otra que el Hada Azul, que accede a ayudarle dándole una judía mágica capaz de llevarles a otro mundo, ya que esa sería la única solución para que perdiese sus poderes y volviera a ser el de antes.

Por las desiertas calles de Storybrooke, camina sola Mary Margaret, a la que David se acerca para pedirle perdón, aunque ella no quiera saber nada del tema, ya que no le mostró su apoyo cuando más lo necesitaba. David vuelve a proclamar su amor por ella, pero Mary Margaret afirma entre lágrimas que precisamente eso, es lo más triste de la historia.

Bae vuelve a su acogedora casa y le explica a su padre todo lo acontecido sobre la judía mágica, pero aunque al principio Rumpel se mostrase reticente, ya que la magia de las hadas no era compatible con sus poderes, acepta a intentarlo cuando Bae le recuerda su promesa.

En Storybrooke, Mr. Gold acude confundido a ver a Hopper

para su sorpresa, y le cuenta que aunque tenga un hijo, no sabe si será posible la reconciliación, porque en el pasado cometió muchos errores. Por ello cree que puede estar tan enfadado como para intentar matarle. Mr. Hopper le aconseja que sea honesto con él y que todo podrá arreglarse si le pide perdón de corazón. Al fin ambos, aparentemente padre e hijo se reúnen fuera, y es Gold quien da el primer paso comunicándole que lo sabe todo, a lo que August contesta que entonces, ya pueden dejarse de mentiras y termina por llamarle "Papá".

Nuevamente en el cuento, el intrépido muchacho lleva por la noche a su padre a un claro en el bosque, donde tira la judía mágica, que abre un portal hacia otro mundo. Rumpel, muy asustado, rompe por primera y única vez en su vida un trato y deja que el portal se lleve a Bae de su lado, mientras el chico le reprocha que rompió su promesa y le llama cobarde. Segundos más tarde, Rumpel comprende que cometió un error e intenta reabrir el portal de nuevo, ya que desea más que nada estar con su hijo, pero ya es demasiado tarde.

Siguiendo con el emotivo reencuentro en Storybrooke, Gold le ruega a August que le perdone y le confiesa que nunca quiso dejarle ir, que le ha estado buscando desde entonces y que lo único que ansía es que le perdone. August accede y ambos se funden en un tierno abrazo mientras Gold deja escapar sentidas palabras "Mi niño, mi precioso niño".

Juntos llegan al bosque para buscar la daga que Gold enterró allí poco después de que Emma llegase al pueblo para que Regina no la encontrara (lo cual es una gran tranquilidad, porque ya sabemos lo que estaba enterrando aquella noche) y se la entrega a August para que éste la destruya, pues sus intenciones son sinceras. Pero, para sorpresa de todos, August intenta utilizar, mediante un encantamiento, la daga contra Mr. Gold, algo que su verdadero hijo nunca haría, por lo que enfurecido, le empuja contra un árbol.

Gold consigue que August reconozca que pertenece al mundo del cuento, algo que ya sospechábamos, pero seguimos intrigados sobre cómo conoce la existencia de la daga hasta que nos revela que se enteró gracias a una pequeña hada. Por desgracia para August, Gold ya ha tenido suficientes desengaños por un día y está tan harto que amenaza con matarle, colocando la daga en su cuello mientras le mantiene prisionero contra el tronco del árbol. Es entonces cuando, in extremis, por fin cuenta la verdad: está enfermo y morirá sin remedio si antes no encuentra magia para remediarlo, por lo que ha intentado hacer creer a Emma, pero teme no tener el suficiente tiempo para ello.

Así, vuelve a recuperar la compostura nuestro inteligente Mr. Gold que decide dejarle vivir, ya que podría recibir algo a cambio y sobretodo porque sabe que morirá de todos modos.

Todavía en el bosque, Rumpel clama al Hada Azul sumido en la desesperación y en la rabia. Cuando aparece, él le pregunta iracundo si existe alguna otra forma de traer a Bae de vuelta a su mundo, pero como el Hada se niega a darle la respuesta, Rumpel se ve obligado a usar su ingenio para sacársela y de este modo averigua que podría ir al otro mundo mediante una poderosa maldición, aunque el Hada puntualiza que el precio a pagar sería tan alto que habría que destruir este mundo para poder llegar al otro. Algo que, como de costumbre, a Rumpel no le importa, por lo que asegura que encontrará la manera, mientras el Hada le dice que lo único que ha hecho ha sido alejar a su hijo de él.

En la comisaría, Regina se reúne con Emma bajo el pretexto de presentar una confesión, a continuación llama a Sydney que asegura haber sido el artífice de todo lo que le ocurrió a Kathryn y, aunque sepamos que él no tuvo nada que ver, la verdad es que la explicación de los hechos es bastante convincente. Emma, que ya conoce a Regina, le lleva al pasillo para hablar de forma privada y allí la conversación toma un giro inesperado, porque sabe perfectamente que sólo le ha echado la culpa a Sydney de sus propias acciones y furiosa, le asegura que como se llevó de su lado a alguien que amaba, ella se lo hará pagar con la misma moneda, y que además, conseguirá recuperar a su hijo.